miércoles, 28 de noviembre de 2012

LA INTELIGENCIA Y EL APRENDIZAJE

Por fortuna, con el paso del tiempo todo evoluciona.  Cada día que pasa se dan a conocer nuevas investigaciones que nos facilitan la manera de vivir. Uno de los temas que actualmente despierta mucho la curiosidad de los científicos es el estudio del cerebro enfocado a la inteligencia humana. Desafortunadamente,  aún existe mucho desconocimiento a este respecto. Hemos sido criados y educados bajo el prisma del negativismo: infelizmente en nuestras vidas, aún destacamos más las cosas malas que las buenas, y siempre ponemos los errores en evidencia, pero nunca damos la real importancia a los aciertos. La inteligencia no puede basarse en etiquetas que se dan a ciertas habilidades de algunas personas. Todos somos capaces y todos somos inteligentes, la cuestión es la manera  cómo se aprende y la manera cómo se gestiona el error. Cada persona vive en su tiempo personal, que es diferente al de los demás, así que las cosas que son fáciles para unos no lo serán para otros, pero eso no quiere decir que exista incapacidad para aprender.
Recuerdo que en mis tiempos de cole, los listos eran los que aprendían matemáticas con facilidad. Muchos de los profesores de mi  época enfocaban una  mayor  atención a estos compañeros  pues, de una cierta manera, los pobres mortales como yo estábamos sentenciados al fracaso. En mi época de estudiante de primaria en Brasil, todavía se vivía la dictadura militar y el ambiente que se respiraba era el del autoritarismo, de la crítica negativa, los castigos, el aprendizaje basado en el miedo por parte de algunos profesores,  etc. Desafortunadamente,  el ser humano aprende a ser negativo desde pequeño. En las primeras edades, cuando un niño está aprendiendo a andar, muchos padres bromean con sus hijos cuando se caen al  suelo diciendo: “que torpe es mi niño”. Por qué no decirles “levántate campeón”. El “no” es de las primeras palabras que escuchamos en las edades iniciales y, si lo trasladamos a la inteligencia, el negativismo infelizmente sigue siendo algo natural.
¿Por qué? 
¡Menudo error!
Hay una gran cantidad de casos en los  que alumnos mediocres se volvieron grandes profesionales de la medicina, de la física, de la filosofía, de la psicología, grandes arquitectos, e incluso hay casos en que dejaron que saliera el genio que habitaba dentro de ellos. Como un ejemplo de ello: Albert Einstein, y muchos otros.
Afortunadamente el concepto de la inteligencia ha cambiado. La inteligencia es similar a un abanico que se puede abrir o mantenerse cerrado. Cuándo ese abanico se abre, se empieza a comprender cosas, a asociarlas, a crearlas.      ¿Cómo puede ser posible que supuestos alumnos torpes terminaran siendo grandes profesionales o genios? La respuesta es muy sencilla: esas personas consideradas menos capaces intelectualmente, en un dado momento  de su vida en que sintieron la necesidad de aprender y a la vez estimuladas por otras personas,  dejaron que  se abriera su abanico. Cuando existe la necesidad de aprender, el cerebro se pone en marcha y cambia su fisiología e incluso su anatomía. Esa misma necesidad cambia el cerebro no solo de los niños, sino también de los adultos. Con la afortunada decisión de querer aprender, aumentará el riego sanguíneo en la corteza prefrontal (parte del cerebro que se localiza por encima de los ojos y por detrás de la frente). Cuanto mayor la cantidad de riego sanguíneo, mayor la claridad de ver las cosas y de la toma de decisiones. Otra de las cosas interesantes que ocurren con la subida del riego sanguíneo, es el aumento de la neuroplasticidad, en otras palabras, una mayor conexión entre neuronas.
Esto también pasa con las personas adultas. Las neuronas no se reproducen, y sí se regeneran a partir de células madre pluripotenciales que se localizan en las cavidades del cerebro. Pueden migrar desde los ventrículos cerebrales hasta el hipocampo de 500 a 1000 neuronas. En 21 días las células madres se convierten en neuronas. El Hipocampo es importante no  solo para el aprendizaje, sino también  para controlar el pánico que procede del centro del núcleo de la amígdala y está muy conectada con la Dopamina (hormona que estimula la exploración y la curiosidad).      
Cuando una persona se siente animada y apoyada, su cuerpo segrega hormonas que son capaces de bloquear en las amígdalas cerebrales el núcleo del miedo que es capaz de paralizar una persona. El apoyo y la positividad en el aprendizaje son fundamentales.
En la actividad física o en el deporte pasa lo mismo. El proceso de aprendizaje puede ser fácil o difícil, según las habilidades de la persona en cuestión, pero sobre todo, según la psicología aplicada por el entrenador o por el profesor. Los bloqueos de rendimiento ocurren no solo por la condición física del atleta, sino que suceden principalmente por su condición  psicológica. En el deporte las sinapsis neuronales ocurren de una manera muy rápida, sobre todo en los deportes  con balón y en aquéllos donde el atleta debe dar rápidas respuestas a las situaciones de estrés que se le presenten, como es el caso de las artes marciales.  
Ha sido descubierto que hay varios tipos de inteligencia, más bien 8, lo que me produce una tremenda alegría, pues de ninguna manera se puede decir que una persona no es inteligente. En el aprendizaje es importante nivelar lo que se pretende enseñar en base a la capacidad de comprensión del interlocutor. De esta manera se puede mesurar el tipo de comunicación que se debe utilizar según el caso que se encuentre, para conseguir lograr el cumplimiento del objetivo que es hacer que la persona en cuestión aprenda.
Están las personas que entienden las cosas de forma lógica (inteligencia matemática); otras entienden de manera más rápida  viendo lo que se explica de una manera global (inteligencia visual espacial); las personas que entienden más fácilmente tocando cosas (inteligencia kinestésica);  las personas que aprenden  más rápido escuchando (inteligencia musical); las que tienen que estar en contacto con otras personas (inteligencia interpersonal); otras que tienen que reflexionar ( inteligencia intrapersonal); las que tienen que estar en contacto con la naturaleza ( inteligencia naturista); otras tienen que ver un propósito en las cosas (inteligencia transcendental).  Esto tampoco quiere decir que cada persona sea etiquetada con un tipo de inteligencia de los anteriormente citados, ya que estas inteligencias pueden existir simultáneamente en una misma persona.
Todas las personas son inteligentes y todas las personas son capaces, no importa la edad, la cuestión es saber gestionar el error. Hay un dicho que dice: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”. En mi opinión, el problema no está en tropezar dos veces en la misma piedra, el problema surge  cuando uno deja de moverse por miedo a tropezar por tercera vez.
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miércoles, 21 de noviembre de 2012

DONAR SANGRE ES IMPORTANTE

Cada día vemos a los hospitales recurrir a la caridad y a la buena voluntad de las personas para la recolecta de la sangre por vía de las donaciones. La mayor parte de las personas no son conscientes de la imperiosa necesidad de sangre que tienen la mayor parte de los hospitales en el mundo entero. La donación de sangre es primordial para el buen funcionamiento de éstos, pues permite atender  a las diferentes carencias  del día a día: auxilia en la prevención de sangrados, da soporte a los tratamientos de quimioterapias y radioterapias, ayuda en las intervenciones  quirúrgicas en las que se produzcan pérdidas hemorrágicas importantes, en partos y en situaciones de urgencias, en la atención  de accidentes graves, etc. Cada donación de sangre puede permitir que tres pacientes diferentes se beneficien de la bondad del donante, pues la sangre está compuesta de tres elementos (plasma, plaquetas y glóbulos rojos) que se destinan a distintos pacientes en vista de sus necesidades. Sin embargo es fundamental tener en cuenta que la sangre que se dona debe servir para un receptor en concreto, de ahí la necesidad de donación, pues existen algunos  grupos sanguíneos que tienen cierta particularidad.
La sangre es uno de los tres principales fluidos del cuerpo (los otros dos son el líquido extracelular y el líquido intracelular). Suministra oxígeno y transporta nutrientes, productos de desecho y mensajeros hormonales a cada una de las sesenta mil millones de células del cuerpo, y además defiende lo defiende contra los agentes extraños. Hay cerca de 30 billones de células de sangre en una persona  adulta. Cada milímetro cúbico de sangre contiene entre 4,5 y 5,5 millones de células rojas sanguíneas y un promedio total de 7.500 células blancas. La sangre tiene cuatro componentes principales: células rojas, células blancas, plaquetas y líquido plasmático. Ya que las células rojas y blancas  se destruyen continuamente, el cuerpo debe producir constantemente nuevas células. La tasa de destrucción de los glóbulos rojos es de aproximadamente  2,5 millones por segundo, y se  produce  al mismo tiempo la misma  cantidad.
La sangre está constituida por plasma (55%) y elementos formes que es la composición de la sangre (45%), en los que incluimos la serie roja de la sangre, la serie blanca y las plaquetas (células sanguíneas). La sangre varía según los individuos. Hay cuatro tipos principales de sangre, o grupos sanguíneos, mediante los cuales clasificamos a las personas. Éstos fueron descubiertos a principios de siglo por Karl Landsteiner y se conocen por el nombre de sistema ABO. Para la identificación del grupo sanguíneo (se clasifica de acuerdo con el sistema, O, A, B, AB de los glóbulos rojos en base a la presencia de ciertas proteínas sobre la superficie de los eritrocitos que son las células sanguíneas y su estructura), se examinan únicamente las células rojas y el plasma. La sangre de un grupo no puede darse con seguridad a personas de otro (salvo en el caso del grupo O). Cuando las células rojas de la sangre de una persona se mezclan con suero de otra, a veces se produce una reacción. Esta reacción, llamada  aglutinación (proceso por lo cual los glóbulos rojos forman grupos o combinados  celulares), ocurre porque los elementos químicos de los corpúsculos rojos de un tipo de sangre pueden ser incompatibles con los elementos químicos del plasma de la persona con un tipo de sangre diferente.
Si esta reacción ocurre, las células rojas se aglutinan.
 El suero es el líquido claro obtenido tras la coagulación de la sangre. El suero es plasma sin los elementos químicos que originan la coagulación (es la porción de fluido que queda después de la retirada de las células sanguíneas de la sangre). Los grupos sanguíneos se identifican mediante la comprobación de la reacción de la sangre con tipos conocidos de plasma o suero.
Todas las células sanguíneas tienen una membrana fina (capa fina u hoja). Los elementos químicos de esta membrana varían de persona a persona. Dos de los antígenos (sustancias raras, a veces carbohidratos, a veces proteínas, que se encargan de estimular el sistema inmune), más importantes son conocidos como A y B.
La ausencia o presencia de estos antígenos se hereda.
Las personas que poseen el antígeno A pertenecen al grupo sanguíneo A; aquéllas con sólo el antígeno B pertenecen al grupo B. La sangre de las personas debe pertenecer a uno de estos cuatro grupos: A, B, AB ó O. Un pequeño número de personas poseen ambos antígenos A, B y pertenecen al grupo AB. Una gran proporción no tiene ningún antígeno y se clasifican como grupo O. Todas las personas pueden dar o recibir sangre de su propio grupo. El grupo O puede donar sangre a cualquier grupo, por ello se conocen como donantes universales, ya que las células rojas pertenecientes al grupo O no aglutinarán a los otros grupos. Sin embargo las personas del grupo O únicamente pueden recibir sangre de un donante del grupo O. Las personas del grupo AB pueden recibir sangre de cualquiera de los cuatro grupos. El plasma de la sangre del tipo AB no contiene elementos químicos que aglutinen las células de los restantes grupos. El grupo AB sanguíneo se denomina el receptor universal,  sin embargo la sangre del tipo AB únicamente puede transfundirse a un receptor de su mismo grupo.
A pesar de la exigencia de mantener un peso óptimo por encima de los 50 kilos y de estar entre los 18 y 65 años, para la donar sangre, cada país tiene su imperativo para autorizar que se proceda con la acción, así que es importante estar atentos antes de proceder con la actividad. En Europa, algunos de los requisitos más importantes a tener en cuenta por el donante  antes de proceder a la donación  es estar exento de enfermedades como la Hepatitis, la Ictericia, la Tuberculosis, la Epilepsia, enfermedades del corazón, enfermedades del pulmón, anemias, extracción dentaria, tatuajes o acupuntura, perforación del pabellón auricular, Sífilis o enfermedades de transmisión  sexual, haber sido rechazado como donante de sangre, hemorragias o transfusiones en los últimos 12 meses, intervenciones quirúrgicas, partos o abortos en los últimos 6 meses, pérdida de peso imprevista, fiebre sin explicación, ganglios inflamados, haber vivido o viajado por el extranjero, enfermedades infecciosas en los últimos 15 días, haber recibido hormonas del crecimiento, fiebre de malta, Paludismo, Diabetes, mareos o convulsiones, enfermedades del riñón, enfermedades de la sangre, fiebre reumática, medicación continuada, estado gripal actual, alergias y vacunas recientes.
Otro grupo importante a tener en cuenta son las personas que incluyan prácticas de riesgo en sus relaciones sexuales: relaciones homosexuales, bisexuales o heterosexuales (parejas múltiples, relaciones con prostitutas, relaciones sin preservativos), Toxicomanía, drogadicción por vía intravenosa, relaciones sexuales con personas del grupo de riesgo de Sida en los últimos 12 meses, receptor crónico de productos sanguíneos.         
Es fundamental recordar que la sangre no se puede producir y que es un elemento imprescindible  para la vida. La única manera de obtenerla es gracias a la generosidad de las personas mediante las donaciones. Los hospitales siempre la necesitan y en muchos casos uno sólo se da cuenta de ello cuando alguien próximo la requiere. Seamos más solidarios y donemos sangre, pues este acto podrá salvar muchas vidas.    

miércoles, 14 de noviembre de 2012

NO DEBEMOS CRUZAR LAS PIERNAS MIENTRAS ESTAMOS SENTADOS


Son muchos los problemas de articulaciones  que se diagnostican en los pacientes ocasionados por  las malas posturas y los vicios posturales. Acciones como estas acarrean consecuencias desastrosas, pues producen un mal uso de las articulaciones debido a un  posicionamiento inadecuado de las mismas. En el caso de las articulaciones de las caderas, por ejemplo: de una manera general, la mayor parte de las personas, y en especial las mujeres, tienen la mala costumbre de cruzar las piernas mientras están sentadas. Es  una postura que brinda una falsa sensación de bienestar, pues en realidad el cuerpo no se encuentra cómodo. De otra parte, por el hecho de estar en una posición sedente, la musculatura se encuentra en estado relajado y los músculos que deberían estar en contracción para proporcionar la debida protección de la zona en cuestión, no actúan facilitando que se ejerza una  importante sobrecarga sobre la pelvis.   
La pelvis forma la base de la cavidad abdominal inferior.  Está compuesta de tres huesos diferentes que se unen: el ilion, el isquion y el pubis.  El primero es un segmento ancho y con forma de ala que representa las superficies anchas y ligeramente cóncavas de la parte posterior y lateral de la cintura pelviana.  El segundo forma una parte pequeña e inferior que soporta el peso del cuerpo mientas está sentado.  El pubis crea un arco en la parte frontal de la base que facilita el paso de la uretra, de los vasos sanguíneos y de los nervios desde la cintura pelviana hasta los genitales externos y la parte inferior del cuerpo.  La pelvis se articula con el sacro en la parte posterior (por lo tanto, conecta con el resto de la columna vertebral) y con las piernas mediante la articulación formada por los dos acetábulos de la pelvis (una cavidad circular y larga que se encuentra a cada lado de la pelvis), y por la cabeza de cada fémur. Debido a la relajación muscular que se produce mientras estamos sentados, se formará un espacio entre la cabeza del fémur y el acetábulo. Esta acción hace que la articulación salga del eje  permitiendo así que el muslo se desplace de la articulación.
Mientras estamos sentados, los músculos soportan una carga diferente de la que están preparados y no están  ejerciendo la debida contracción para mantener las articulaciones protegidas, motivo por el cual debemos sentarnos en la silla manteniendo la mejor postura posible. Si estamos sentados con las piernas cruzadas estaremos propiciando la ampliación de este espacio articular, pero la cosa no termina ahí, pues una vez nos hemos levantado, la musculatura necesita de un tiempo para su reactivación muscular, y casi nunca se lo proporcionamos. Como resultado  las piernas estarán desniveladas y una cadera estará más alta que la otra debido a que tendremos que ejercer una fuerza y tensión desequilibradas en la musculatura, cosa que dificultará que el muslo retorne a su situación normal  de igualdad y de división de sobrecargas. Es cuando las descompensaciones empiezan a actuar pudiendo llegar a ocasionar leves hipertrofias musculares en glúteos y lumbares. De otra parte, se puede provocar alguna inflamación en la zona de las caderas, problemas circulatorios, dolor y desniveles aparentes de la pelvis, etc.  Las personas que son conscientes acerca de este vicio  postural y que practican actividad física, deportes, o las que son muy jóvenes, deberían estar atentas, pues debido a la buena tonificación de su musculatura los posibles problemas que las malas posturas ocasionan podrían tardar en manifestarse, pero esto tarde o temprano va pasar. Por este motivo es fundamental que sigan practicando actividad física, pero que añadan en su entrenamiento programas de estiramientos, Pilates y de reeducación postural.
La cosa se complica en los casos de artrosis de caderas o en fracturas, donde hay que intervenir  e introducir una prótesis de cadera. En este último caso, cruzar las piernas al sentarse o mantener malas posturas  será correr verdadero riesgo, pues puede que la prótesis salga del sitio y se ocasione una luxación, que es una complicación grave que exigirá volver al quirófano para recolocar la prótesis, retrasando así la recuperación. 
Otro de los motivos por los cuales  no se recomienda cruzar las piernas, es que se dificulta la correcta circulación de la sangre,  siendo especialmente perjudicial si las personas en cuestión no tienen buena circulación, padecen obesidad, son hipertensas, tienen retención de líquidos, etc.  La trombosis  venosa se produce en situaciones en las que la circulación de la sangre en las venas es más lenta. Ocurre con mayor frecuencia en los miembros inferiores, cuando la persona permanece sentada o de pie por un largo espacio de tiempo, y si las piernas están cruzadas. Esto ocasiona una acumulación de la sangre en las venas de las  piernas dificultando así el retorno de la sangre al corazón. Una circulación de la sangre deficiente puede ocasionar dificultades respiratorias, taquicardias, dolor de pecho, pérdida del conocimiento, y también puede formar un  coágulo de sangre en el interior de una vena. En casos como estos es normal que se hinchen las piernas y que se produzca dolor en las mismas, preferentemente en los gastroctnemios (pantorrillas), pero ese trombo puede desprenderse y desplazarse hasta el pulmón obstruyendo el paso de la sangre, y provocando una embolia de pulmón. Las consecuencias podrían ser fatales.
Cruzar las piernas también puede ser un desencadenante de la aparición de las varices, puesto que si la circulación de la sangre en las piernas es buena, las venas no se dilatarán.
Para mantener  una buena calidad de vida, es fundamental que mantengamos una dieta equilibrada y que practiquemos actividad física. Es muy importante educar la musculatura para que puedan desempeñar bien su función, e igual de importante es preservar el buen funcionamiento de nuestros órganos internos, arterias y venas.


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miércoles, 7 de noviembre de 2012

EL BUEN FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CIRCULATORIO


Para que el cuerpo se mantenga vivo, cada una de sus células debe recibir continuamente nutrientes y oxígeno. Al mismo tiempo, deben recogerse el dióxido de carbono y otros materiales producidos por las células para eliminarlos del cuerpo. El sistema circulatorio es una red de vasos que distribuyen la sangre bombeada desde el corazón.
Los vasos sanguíneos son tubos muy pequeños responsables de transportar la sangre por todo el cuerpo. El sistema circulatorio está compuesto por tres tipos de vasos sanguíneos: arterias, venas y capilares. Una arteria es un vaso sanguíneo grueso que transporta sangre rica en oxígeno desde el corazón hasta las células y tejidos. Las venas transportan sangre pobre en oxígeno y productos de desecho hasta el corazón. Los capilares son de tamaño microscópico, enlazan las arterias y las venas con los tejidos corporales. El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono se realiza a través de las finas paredes de los capilares.
Las arterias transportan sangre a alta presión; así que sus paredes son mucho más elásticas que las paredes de las venas. En las arterias la sangre fluye por pulsos. La presión aumenta y disminuye constantemente ya que el corazón bombea sangre hacia las arterias a un ritmo de unas 70 veces por minuto en un estado normal. El efecto produce el pulso que se siente con la yema de los dedos sobre las arterias de la muñeca y del cuello.
La sangre distribuye oxígeno, nutrientes y mensajes hormonales y recoge los deshechos de los 60.000 millones de células del organismo. Tiene cuatro componentes básicos: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma sanguíneo. Los glóbulos rojos transportan el 99% del oxígeno necesario. El plasma transporta el otro 1%. Los glóbulos rojos son las células más abundantes y constituyen alrededor del 45% de la sangre. Su principal función es la de transportar oxígeno a los tejidos y recoger dióxido de carbono. Los glóbulos blancos son parte del sistema inmune del organismo. Su principal acción es la de producir defensas contra los agentes infecciosos.
Las plaquetas son pequeñas células especializadas que se activan cuando es necesario reparar la integridad de los vasos sanguíneos. Cuando uno se rompe, las plaquetas van hacia él y se hinchan, con forma irregular, creando una especie de engomado que colapsa el corte. Si el corte es demasiado grande para ellas, envían señales para iniciar la coagulación mediante la liberación de serotonina, hormona que estimula la contracción de los vasos para reducir el flujo de sangre. El plasma sanguíneo se transforma en un entramado de células que forman un coágulo sólido a modo de armazón y esto permitirá al organismo la formación de nuevo tejido.
A través de los cientos de miles de vasos sanguíneos se conectan los órganos vitales y los tejidos. El funcionamiento del cuerpo depende del constante aporte de sangre y de sus componentes.
Todo este trabajo transcurrirá en condiciones adecuadas si hay  ausencia de obstrucciones que puedan interrumpir el flujo sanguíneo. Por este motivo es fundamental que no exista ninguna clase de problemas en el paso de la sangre  por las arterias o venas; de no ser así, se desencadenaría  un trastorno sanguíneo. Como un ejemplo, la arteriosclerosis, que es un depósito de colesterol, grasas y sustancias de desecho de la sangre  en las arterias, y una de las causas más comunes de los infartos de miocardio. De otra parte, si la sangre está muy densa, se pueden provocar coágulos que dificultarán la circulación de la sangre pudiendo así ocasionar una  trombosis. La mala circulación venosa puede derivar en un trastorno menos importante como las varices, la celulitis o las hemorroides, pero no menos preocupante.
Es imprescindible hacer ejercicios para activar la circulación: caminar, hacer flexiones de piernas (sentadillas), nadar, correr, ir en bicicleta o hacer clases de spinning, etc. El exceso de calor no es una buena idea para las personas que tengan problemas de circulación, pues con la alta temperatura se produce la vasodilatación de los capilares, lo que puede provocar hinchazón, pesadez, dolor y cansancio. Por este motivo es una buena idea evitar las saunas o las duchas calientes. Descansar con las piernas elevadas auxilia bastante la buena circulación de la sangre, sobre todo en los casos que presenten predisposición a tener mala circulación.  Es importante usar ropas cómodas, calcetines y medias que no compriman las piernas o utilizar medias especiales enfocadas a paliar la mala circulación, y zapatos confortables. Mantener una buena  alimentación es condición  sine qua non para conservar la buena salud de las venas y arterias.
El aporte de fibras favorece el tránsito intestinal y una defecación favorable y sin esfuerzo. Esto facilita que la presión abdominal no aumente,  no debilitando así las paredes de las venas y la pared del colon. De esta manera, el riesgo de padecer estreñimiento, varices y hemorroides es menor. Los antioxidantes dan protección ante a los radicales libres, sustancias que ocasionan el envejecimiento y el deterioro de las paredes de las arterias y venas. Propician el buen estado de los vasos sanguíneos, contienen una acción antiinflamatoria y vasoconstrictora.
El potasio favorece la eliminación de agua, lo que es favorable en los casos de tener piernas hinchadas o retención de líquidos. Los ácidos grasos poliinsaturados reducen el colesterol y los triglicéridos sanguíneos, lo que evita la arteriosclerosis: hacen que la sangre sea más fluida, reducen su viscosidad y actúan como antiagregantes, lo que disminuyen el riesgo de haber trombos y coágulos. El agua facilita la eliminación de toxinas y la depuración de la sangre, con ello la sangre circulará de una manera más fluida. La velocidad de la sangre puede verse seriamente afectada sin el aporte adecuado de agua.

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