En los estados anímicos negativos, el estrés se apodera de las personas.
Ello es profundamente perjudicial para la salud, pues el organismo se ve
afectado de una manera muy negativa. Dentro del proceso de las enfermedades, por
infelicidad, el estrés está presente la mayor parte de las veces. Independientemente
de la enfermedad que sufran, las personas
suelen sentir miedo, y en muchos casos
se deprimen. Ese estado desencadena una serie de efectos negativos en el
organismo, muchos de ellos tan perjudiciales para la salud como la enfermedad
misma que padecen. En presencia del estrés o del miedo, el cortisol y el
glutamato elevan sus niveles, y esa subida ocasiona la muerte de una gran
cantidad de neuronas, en su mayoría, las que están en el hipocampo (parte del cerebro
que regula el estado anímico, el miedo y las zonas que comprenden la
coordinación motora; estos núcleos son capaces de reestructurar la memoria, motivo por el cual
el ser humano es capaz de modificarse constantemente).
Siempre es importante recordar que el cuerpo humano tiene una ingente
cantidad de sistemas de autodefensa frente a las más distintas adversidades que
puedan ocurrir; pero estas mismas defensas pueden inhibirse, y en muchos casos, dependiendo de
la enfermedad y sobre todo de los niveles de estrés que se padezcan, estos
sistemas pueden anularse.
El sistema inmunológico es el conjunto de procesos biológicos y estructuras
que están en el interior del organismo y que sirven para protegerle de las
enfermedades. Es la defensa natural de nuestro cuerpo frente a las infecciones.
Es fundamental hacer que el sistema inmunitario sea activo y trabaje dentro de
su normalidad. Siempre es bueno recordar que los trastornos del sistema inmunitario
pueden ocasionar más enfermedades.
El trabajo del sistema inmunológico es destruir organismos infecciosos
invasores, antes mismo de que puedan atacarnos y causarnos daño.
Debemos tener en cuenta, además de ser
conscientes de que dentro de la enfermedad
manifiesta casi siempre existe una enfermedad oculta que se llama estrés, y la
misma atención que damos a la enfermedad principal móvil del tratamiento debemos
dar al estrés. Si el estrés perdura puede llegar a afectar al sistema
cardiovascular, provoca hipertensión, aumenta el colesterol, los triglicéridos,
etc. Al
recibir un impulso negativo de miedo por alguna situación inesperada que
se nos cruce en el camino durante la sístole (contracción
miocárdica en la que el corazón expulsa la sangre de su interior), se percibe
la emoción de una manera más intensa que si fuera la misma situación en diástole
(cuando el corazón se relaja después de la contracción). Ello puede parecer
algo inverosímil y un detalle insignificante, pero en estas situaciones, el corazón
sufre una importante presión y se deteriora poco a poco.
En la ausencia del estrés, los sistemas
nerviosos simpático y parasimpático se conectan con los ganglios linfáticos y
estos producen linfocitos que sirven para combatir los tumores, virus y bacterias.
En presencia del estrés, ésta asociación cambia, pues éste se asocia con
el sistema nervioso simpático e inhibe
la producción de nuevos linfocitos en el sistema linfático, ocasionando un gran
desastre en las defensas del organismo.
Para que se pueda entender mejor la
relevancia que tiene el sentimiento de miedo y la importancia del estrés dentro de las
enfermedades, es fundamental tener en cuenta algunos conceptos. El cerebro se
divide en tres partes: El sistema nervioso central, el sistema nervioso
periférico y el sistema nervioso autónomo. Nos centraremos en el sistema
nervioso autónomo.
El sistema nervioso autónomo es el
responsable de los aspectos de autocontrol (funciones involuntarias) del
organismo, aunque está bajo el control de la corteza cerebral, el hipotálamo y
la médula oblongada. Trabajando en conjunto con el sistema nervioso central, el
sistema nervioso autónomo se divide en dos subsistemas que regulan las
funciones del organismo como los movimientos involuntarios de los músculos lisos
y el movimiento del corazón. Estos dos subsistemas son el sistema nervioso
simpático y el sistema nervioso parasimpático, cuyas funciones son opuestas, y
así producen un equilibrio entre las funciones corporales.
El SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO produce respuestas
de defensa y de lucha ante un estímulo, como por ejemplo el estrés, tales como
aumentar el ritmo del corazón, la producción de saliva y la sudoración. El
sistema parasimpático contrarresta estos efectos haciendo más lento el ritmo
del corazón, dilatando los vasos sanguíneos y relajando las fibras de los
músculos lisos involuntarios.
Vistos individualmente, el sistema
nervioso simpático está compuesto por una serie de nervios que surgen de la
médula espinal entre la primera vértebra torácica y la segunda vértebra lumbar.
Estas fibras nerviosas se unen en un largo tronco de fibras llamado el tronco
simpático, a cada lado de la médula espinal.
Siempre actúan juntos, equilibrándose,
pero en presencia de estrés ese equilibrio se deshace produciendo un gran caos
en el organismo.
Dentro o fuera de una enfermedad, la mejor y más efectiva manera de
combatir el estrés y el miedo, es a través de la alegría y la tranquilidad;
pero si nos estamos refiriendo a enfermedades, ¿cómo es posible estar alegres en
esa situación y dentro de un tratamiento médico? La única manera de conseguir
tan interesante hecho es por vía de la
elevación de los niveles de Dopamina (“hormona de la alegría y de la confianza”)
y, en situaciones parecidas a las que han sido planteadas, la mejor forma de
conseguir la elevación de esos niveles de Dopamina es por vía del movimiento y
de la actividad física, unidos al
tratamiento médico. Se ha podido
comprobar con una inmensa cantidad de evidencias científicas, que la
práctica controlada de ejercicio físico dentro de los tratamientos, además de
ocasionar una rápida elevación de los niveles de defensa del organismo,
reequilibra los niveles metabólicos fomentado la homeostasis. De otra parte, al
proporcionar una espectacular subida de los niveles de Dopamina, ayuda a
proteger el sistema cardiovascular haciendo que las aurículas del corazón
segreguen un péptido llamado Péptido
Natriurético Auricular, el cual tiene
como finalidad regular el tono cardíaco, protege de la hipertensión, reduce la
grasa, y proporciona tranquilidad al cerebro. Al mismo tiempo, se activa la
zona prefrontal izquierda, que es la zona de las emociones positivas del
cerebro, que a su vez estimula el sistema parasimpático. Con la liberación de
la Dopamina, los niveles de cortisol se inhiben disminuyendo o eliminando el
estrés, y se ralentiza la actividad
metabólica (ritmo Alfa). En algunos tratamientos, además de la utilización de
ejercicio físico, la danza también puede
ser una estupenda herramienta para acelerar la recuperación de los pacientes y
de inhibir la liberación del cortisol y del glutamato.
En enfermedades como el cáncer, por ejemplo, deberíamos tener en cuenta la
relevante ayuda que la actividad física es capaz de proporcionar a los
pacientes. Generalmente, muy pocas veces se tienen en cuenta la alimentación
alcalina y equilibrada y el ejercicio físico como partes de un tratamiento
integral del cáncer, y constituyen, sin embargo, ejes fundamentales para la
recuperación de la enfermedad.
De otra parte, la danza también
es capaz de involucrar varias zonas del cerebro que se encargan de ayudar a
nuestro estado de ánimo. Con la danza se estimula la liberación de
dopamina, de serotonina, de oxitocina, etc. Al bailar, se estimula el
hipocampo, se inhibe la depresión con la estimulación de endorfinas, se
fortalecen las pautas mentales y la creatividad, se incrementa
significativamente el flujo sanguíneo hacia el cerebro y, al mismo tiempo, los
niveles de oxígeno, beneficiando así la acción de los neurotransmisores, y se aumenta
la transmisión nerviosa. Además de ayudar en la prevención y combate de las enfermedades
cardiovasculares, también interviene positivamente en muchas enfermedades
neuromusculares; mejora las habilidades de atención, de memorización y de
comunicación, además de incrementar significativamente la coordinación motora.
El ejercicio físico y la danza son mucho más importantes de lo que se piensa.
Es fundamental evaluar las
enfermedades desde varios y diferentes aspectos. Todavía encaramos
las enfermedades desde un punto de vista muy simple, y nos olvidamos de la
complejidad que es el cuerpo humano y que son las enfermedades. La salud está
involucrada con varios campos de la ciencia, motivo por el que es de suma
importancia que fomentemos discusiones, cambios de impresiones, debates y,
sobre todo, que los profesionales del mundo de la salud nos aproximemos y que
aprendamos más los unos de los otros.
De ninguna manera nos podemos olvidar de
que lo más importante son las personas.
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