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miércoles, 13 de noviembre de 2013

¿HAY QUE IR AL GIMNASIO SOLAMENTE PARA ESTAR BIEN POR FUERA?

La actividad física es algo que ya forma parte de la vida de muchas personas en gran parte del mundo; pasó a ser un negocio con un mercado creciente que genera millones al año. Sin embargo,  en la mayor parte de estos mismos  países donde tanto dinero produce esta industria,  todavía no se han dado cuenta de la importancia del ejercicio físico para el tratamiento de una tremenda cantidad de enfermedades. Infelizmente, ir al gimnasio o a un centro deportivo para entrenar  todavía tiene un enfoque más de estética que propiamente de salud. Una persona con sobrepeso  u obesa, habitualmente  busca ayuda profesional no por el riesgo de padecer enfermedades, sino porque no se ve estéticamente aceptada por la sociedad. Normalmente, y por desgracia, muchas de esas personas no visitan a su médico antes de empezar un programa de entrenamiento y se presentan directamente en el gimnasio para que se les haga un programa de entrenamiento.
Soy el primero en defender la importancia del trabajo del profesor de Educación Física, pero es fundamental que antes de que una persona en estas condiciones empiece un programa de entrenamiento  pase por su médico, pues antes de comenzar a hacer ejercicio es de suma importancia saber cómo uno está por dentro, además de tener los parámetros pertinentes para que se sepa hasta dónde se pueden llegar en la primera fase de entrenamiento. Esto sirve tanto para la obesidad, como para cualquier otro caso, habiendo anomalía o no.
De otra parte, antes de comenzar un programa de ejercicio es fundamental que se haga una evaluación física, pues hay muchos casos de personas que no saben que padecen enfermedades, y eso pasa porque desafortunadamente una gran parte de la población no tiene  la costumbre de ir al médico para hacerse revisiones de salud.
Cuanto más avanzan los estudios sobre el tratamiento de enfermedades por medio del ejercicio físico, más nos damos cuenta de la importancia de la actividad  física en nuestras vidas. Una buena actividad física promueve una tremenda cantidad de reacciones químicas en nuestro organismo que son capaces  de interactuar  de manera muy positiva.  Lo mismo pasa con la  alimentación sana  y  los buenos hábitos; pero esta clase de tratamiento, por medio del ejercicio físico, es bastante más efectiva en las primeras  fases de una enfermedad, ante la existencia de la misma. Por este motivo es muy importante mantener el  control de la salud por medio de exámenes preventivos. 
De otra parte,  las personas no tienen la costumbre de ir al médico  salvo  que estén enfermas, y en algunos otros casos necesitan estar muy enfermas para buscar la ayuda de un especialista.  Es fundamental que los exámenes preventivos sean tomados en serio, no importando la edad de las personas en cuestión, y que éstas no esperen a ponerse enfermas para buscar ayuda.
Hoy en día mucho se habla de prevención de las más distintas enfermedades, y ese es uno de los puntos clave para que podamos fomentar una vida verdaderamente sana, pero es fundamental hacer uso del sentido común. Por otro lado, hay muchas personas  asiduas a los gimnasios que presentan una buena forma,  luciendo en muchos casos una figura más que aceptable, pero que por dentro su estado es verdaderamente preocupante. El hecho de frecuentar un gimnasio no quiere decir que una persona esté sana. El lado estético nos puede proporcionar varias pautas sobre cómo una persona puede encontrarse interiormente, pero ello no quiere decir que una persona esté con salud sólo por el hecho de estar delgada o musculada. Es cierto que al practicar actividad física un individuo puede mejorar mucho su estado de salud, incluso inhibir la manifestación de muchas enfermedades; por este motivo es importante acompañar la actividad física con una alimentación balanceada, horas de descanso pertinentes para que se pueda hacer una buena recuperación,  un buen aporte hídrico, que se fomente la eliminación de los malos hábitos en el caso que existan  y, muy importante, una previa evaluación del estado físico de la persona  antes de empezar el programa de entrenamiento. El control de la salud debe ser un hecho, tanto en los casos de personas sedentarias como en aquéllos en los que la práctica de la actividad física sea constante.  Esta máxima debe ser extendida a todas las situaciones que impliquen el inicio de la práctica del ejercicio físico, incluyendo a la gran cantidad de nuevas técnicas de entrenamiento que hoy están en el mercado, siendo que muchas de ellas carecen de un estudio científico que compruebe su efectividad. Desafortunadamente esto es un hecho real. Por este y por muchos otros motivos, es de gran importancia que sepamos cómo estamos por dentro.    
Hoy en día, hay mucha gente estresada debido al ritmo de vida que llevan. He conocido muchos casos de personas que han soportando esta situación hasta que, en el día menos pensado, han dicho basta y, en la búsqueda de una mejor calidad de vida y de tener más tiempo propio,   han resuelto cambiar de estilo de vida, de trabajo, y de actividades diarias. De los casos que he conocido, la mayor parte eran ejecutivos de grandes empresas que pasaron a enfocar su vida de una manera muy diferente.  Algunos se iniciaron en la práctica del yoga y la meditación; otros cambiaron la ciudad por el  campo, etc., pero muchos de ellos tuvieron problemas para superar esa adaptación pues,  como suele pasar, las personas piensan que es sólo cambiar y ya está,  pero se olvidan de algo fundamental:  su cerebro.  Aquellas personas no se habían dado cuenta de que seguían estresados, pues lo único que habían hecho  era cambiar de actividad, pero no de actitud.  Después de un cambio como éste, normalmente lo que suele ocurrir al principio es que las personas sigan teniendo prisa por hacer las cosas: si el profesor se retrasa para empezar la clase se enfadan;  no se relacionan de manera tranquila con los compañeros de la clase de yoga o de estiramientos; y si  se van a vivir  al campo no consiguen entender que tienen todo el tiempo del mundo para hacer  lo que quieran.  Lo anterior también pasa con muchas personas que se jubilan.
Es normal que estas cosas ocurran, pues su cerebro está acostumbrado a trabajar bajo la constante liberación de la ACTH (hormona del estrés), y han  estado toda una vida gestionando  su organismo bajo esa situación. Después de estar muchos  años funcionando con una actividad fisiológica negativamente al límite, de golpe y de forma inconsciente intentan cambiar el funcionamiento de su cerebro fomentando estímulos positivos que raramente habían experimentado  antes. Su corazón estaba adaptado a ingentes esfuerzos, pues el estrés camina de manos de la hipertensión. Aunque esta clase de personas estén acostumbradas a frecuentar los gimnasios con normalidad, la mayoría  busca actividades fuertes, de entrenamiento intenso,  como una manera de compensar el estrés que sufren  y también de ganar calidad de vida, pero sus malos hábitos fuera del gimnasio hacen que su cerebro se mantenga siempre en estado de alerta a los estímulos nerviosos. Y éste es uno de los numerosos ejemplos que hacen referencia a lo anteriormente citado: personas que aparentemente lucen buena figura  pero que interiormente no están sanas.





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martes, 10 de enero de 2012

LA SAUNA: BENEFICIOS Y RIESGOS

Son muchas las personas  aficionadas a la sauna. Algunas de ellas acuden todos los días, independientemente de la estación del año en  que nos  encontremos. Otras  son practicantes de actividad física  en  gimnasios y, sin importarles  la clase de entrenamiento que han practicado en el día, siempre se personan en la sauna al término del mismo: dicen que les resulta relajante. Hay   casos de personas que aprovechan que ya  están sudados del entrenamiento y se meten en la sauna sin ni siquiera  darse una ducha antes.
La desinformación con respecto al uso de la sauna es muy grande y a la vez tremendamente preocupante. Son muchos los beneficios terapéuticos que nos proporciona,  pero a la vez son muchos los riesgos.
En la mayor parte de los casos las personas que tienen la costumbre de ir a una sauna no son cocientes de su condición física, aunque  entrenen en un gimnasio.
Tener una buena forma física no es lo mismo que tener salud.
Infelizmente no son todos los gimnasios o centros deportivos que  hacen a sus clientes  la tan importante evaluación física, y me atrevería a decir que en España son muy pocos los sitios que la practican a los alumnos en el momento en que pagan su matrícula. He conocido gimnasios que sí  realizan la evaluación física, pero sólo a las  personas con más de 30 años de edad.
La evaluación física debe  ser hecha a todas las personas sin distinción de edad o sexo.
Muchas de esas personas pueden  padecer de problemas de tensión,  problemas cardiacos importantes, problemas circulatorios, sin contar de los típicos problemas de anomalía de curvatura fisiológica (escoliosis, lordosis, cervicales), etc. Lo más preocupante de todo eso es que en muchos de los casos esas mismas  personas  tampoco son  conscientes de su condición de salud por la falta de costumbre de hacer un chequeo médico.
¡El riesgo de trabajar sin una evaluación física previa a la práctica de actividad física es muy alto, pero pocas personas son conscientes de ello!  
Desafortunadamente el que corre el riesgo es el profesor, monitor, instructor o entrenador. Empezar un programa de  entrenamiento con un alumno  sin tener una clara visión del estado de salud del mismo es una verdadera locura. Tengo que pintar la cosa de una manera muy mala, pues pensar que no existe esa necesidad (la de evaluar un alumno antes de empezar un programa de ejercicios) es un tremendo error.
En países como Estados Unidos o Brasil, existen profesionales especializados en la evaluación física. No hace falta ser médico para hacerla, basta tener la carrera de Educación Física, o el entrenamiento y la condición  técnica pertinente. 
Por otro lado,  para empezar a utilizar la sauna,  da igual donde sea o en el país que sea, es de suma importancia  consultar su médico, independiente de que haya hecho una evaluación física o no, o que sea una sauna externa a las instalaciones deportivas. Es fundamental  tener claro si  se   padece de alguna anomalía cardíaca, problemas de presión, problemas en la piel, etc.
La temperatura de una sauna oscila entre los 80 y los 100 grados centígrados. En las saunas secas se combina  con una humedad muy baja.
En la sauna, debido al abundante sudor  provocado  por las altas temperaturas, los fluidos corporales se concentran y hacen que la sangre se torne más densa. Esa situación  es un verdadero peligro para las personas que padezcan de alguna enfermedad  cardíaca, pues ese hecho  puede provocar un ataque al corazón. Es siempre recomendable que personas con hipertensión o con cualquier  clase de cardiopatía, busquen un médico antes de practicar la sauna.
De otra parte la sauna ayuda a mejorar las funciones cardiovasculares en personas que no padecen  ninguna clase de enfermedad. Al dilatar los vasos capilares se ayuda  a bombear la sangre al corazón con más fuerza manteniendo así la presión sanguínea. Para los individuos  que tengan algún problema cardiovascular, es  aconsejable que  la sauna no supere los 65 grados de temperatura.
Hay estudios médicos que advierten sobre el abuso de las sesiones de  sauna tanto  de los hombres como  de las mujeres. Se fundamenta en que el calor de la sauna puede reducir drásticamente la cantidad y calidad del semen masculino y en el caso de las mujeres, puede ocasionar fuertes hemorragias menstruales y incluso interrumpir la ovulación. Otro importante estudio realizado en Estados Unidos ha comprobado  que  las mujeres que utilizaban la sauna con excesiva frecuencia, tenían doble posibilidad de que sus hijos nazcan con  espina bífida a consecuencia del excesivo calentamiento de su útero.     
Mientras utiliza la  sauna no es recomendable hablar, pues la circulación de la sangre es alterada debido al cambio de respiración. Nunca debemos ducharnos con agua caliente una vez terminada la sesión de sauna. La temperatura del agua debe  ser templada.
Es interesante hacer sauna, pues ayuda a eliminar toxinas,  aumenta las defensas y  abre los poros. También ayuda a eliminar el alcohol, la nicotina, el sodio y ayuda a combatir el colesterol. Las bebidas isotónicas son estupendas para fomentar la recuperación de los minerales que perdemos mientras se practica la sauna. Ayuda a liberar las endorfinas promoviendo así  una fantástica lucha contra el estrés. También es útil para  pacientes con enfermedades pulmonares obstructivas.
Es una equivocación pensar que con la sauna adelgaza. Es posible llegar a perder 2 litros de agua mientras  la practicamos. En consecuencia las personas bajan de peso al término de una sesión, pero de la misma manera que  lo perdemos, debemos  reponerlo. Así que el peso corporal que se elimina durante una sesión de sauna, lo recuperamos en seguida, además de que debe  ser de esa forma.
No nos confundamos: el agua es muy  diferente de la grasa. Para bajar de peso debemos perder grasa y para ello lo más recomendable es  hacer trabajos aeróbicos durante el entrenamiento: correr, bici, clases de spinning, etc.
Al acceder a la sauna debemos tomar algunas precauciones que son como un protocolo de seguridad e higiene. Ducharse con agua templada   y entrar con el cuerpo mojado  y limpio. Empezar sentándose en el banco inferior e ir adaptando el cuerpo  al calor poco a poco. Después de unos 15 minutos como mucho, salir de la sauna y ducharse con agua fría. Volver a entrar durante unos 10 minutos más. Salir, darse otra ducha fría  y como mucho entrar unos 5 minutos más.
Terminar la sesión con una ducha fría y frotar todo el cuerpo quitando el sudor y limpiando las impurezas de la piel. Acto seguido recuperarse despacio y no realizar ejercicios, hidratarse con bebidas isotónicas o agua.
Muy importante: siempre llevar encima una toalla mientras se practica la sauna. No se debe tomar más de 2 sesiones al día y nunca más de 3 sesiones semanales. Tampoco se recomienda ir a la sauna después de un   entrenamiento físico. También es importante tener en cuenta que se debe dar  una atención especial en casos de las personas que viven en países cálidos o en zonas donde la temperatura es alta. Después de practicar la sauna el  aporte hídrico debe ser abundante, al mismo tiempo que se debe dar una especial atención a los aspectos de bajada de temperatura(los intervalos de duchas frías)  mencionados anteriormente.
No podemos dejar de tener en cuenta los Spas y Termas, donde son  frecuentes  las bajadas de tensión,   debido  a la poca información que tienen muchas de las personas que frecuentan estos locales. Eso conlleva  un mal uso de esta clase de instalaciones. Por ello es siempre recomendable pedir información en estos centros antes de iniciar la actividad.




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