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miércoles, 10 de julio de 2013

LA FALTA DE CREATIVIDAD EN LA EDUCACIÓN

Es muy curioso cómo en los días de hoy, debido a la gran aceleración en los procesos  de avance tecnológico y a la ingente cantidad de información que recibimos, nos vemos obligados a actualizar periódicamente nuestros  ordenadores y teléfonos móviles ya que cambian su configuración casi  cada día, y tenemos que ponernos al tanto pues, de lo contrario,  dejaríamos de poder comunicarnos con nuestros interlocutores, o de trabajar con nuestros ordenadores, cosa que sería inviable en la actualidad. Algunas áreas profesionales  tienen que ponerse al día con las informaciones tecnológicas, como es el área de la medicina por ejemplo. Cada día vemos nuevas maravillosas herramientas para un tratamiento más efectivo, eficiente y rápido de los pacientes por medio de la tecnología. Lo que está pasando es realmente genial pero, en mi opinión, hay un problema  que se incrementa cada vez más y que afecta al campo de la educación. Como he dicho anteriormente, los avances tecnológicos son de una tremenda magnitud y velocidad, pero en la mayor parte de los países los niños siguen siendo educados  como hace treinta o cuarenta años. Es inexplicable que los mismos problemas, carencias, y necesidades que teníamos en la educación   cuando éramos niños sigan vigentes hoy en día, pero con una  diferencia: hace treinta años  nunca estábamos dentro de casa, salvo que fuera para estudiar, dormir, comer, o ver en televisión  las series de dibujos animados educativos, que en ningún momento hacían alusión a la violencia. Los ordenadores eran cosa de ciencia ficción y, en muchos casos, ni siquiera se tenía teléfono fijo en casa y los dispositivos móviles no existían todavía. Eran pocos los niños que tenían walkman, hoy conocidos como ipod, mp3, mp4, o las próximas versiones que vengan. En aquella época, el único modo que teníamos de relacionarnos con los demás era de una manera directa, en primera persona, cambiando y compartiendo impresiones.
Desde luego, tanto en el estilo de vida de los ochenta como en el de la actualidad, hay algo que desgraciadamente muchos niños siguen compartiendo: un sistema educativo que inhibe totalmente el desarrollo de la creatividad. Desafortunadamente todavía existe una enorme falta de conocimiento referente a la hiperactividad, a la genialidad, y a muchos comportamientos que son caracterizados como trastornos, y por infelicidad se cataloga a muchos niños como poseedores de dificultades de aprendizaje, sobretodo porque en gran parte de los casos sus notas son bajas. Infelizmente por desinformación, muchos niños son  medicados sin haber necesidad de ello.
En la mayor parte de estos casos, eso ocurre no por tener dificultades en aprender lo que se enseña, sino por el desinterés que sienten por el tema. Los hiperactivos tienen que estar en movimiento para desarrollar su inteligencia; los genios muchas veces son catalogados como personas con problemas de aprendizaje  debido a su falta de atención hacia sus profesores, pues en gran parte de estos casos, ya saben lo que se quiere enseñar. Eso les proporciona una profunda frustración y les hace actuar con apatía frente a los estudios, hasta el momento en el que son verdaderamente estimulados de manera que su cerebro pueda actuar dentro de los cánones de su intelectualidad.      
El tema es conseguir llegar hasta estos niños.
Todos hemos nacido creativos y con las mismas capacidades, lo que nos diferencia son los estímulos que son facilitados a cada niño hasta la adolescencia. De otra parte, mientras no exista un cambio real en la manera de enfocar la educación, estaremos sacrificando a muchos grandes profesionales y a verdaderos genios, privándoles de la oportunidad de ejercer su profesión o de regalarnos momentos mágicos. Imagine si los  padres de Pelé hubieran querido que fuera médico, o que los padres de Rafa Nadal que su hijo fuese  dentista. Puedes imaginar si los padres de Yo-Yo Ma le hubiesen privado de tocar su violonchelo para que estudiara matemáticas, o que los padres de Rudolf Nureyev quisiesen que su hijo no bailase y que fuera a la escuela de  ingeniería. No tengo nada en contra de las profesiones, que de paso soy profesor de educación física y médico, pero sí estoy en contra del pensamiento clasista que todavía valora a algunas profesiones  más que a otras, y que al mismo tiempo provoca que en la educación todavía se valoren las clases de matemáticas más que las de educación física o las de artes. Dentro de este contexto, desafortunadamente todavía son mejor valorados los alumnos que tienen más facilidad para las matemáticas que los que muestran mayores dotes para las artes o la educación física, disciplina esta última que ni siquiera  se contempla en exámenes  en muchos países.
El cuerpo no está hecho solo para trasportar la cabeza; además cuanto más estimulemos nuestro cuerpo por vía de los movimientos, más se incrementarán  las capacidades de nuestro cerebro para la creatividad, ampliando nuestras facultades para la resolución de problemas y, en consecuencia,   aumentando  la inteligencia.  
Desde luego, está más que comprobado que el bombardeo de información de la manera en la que siempre se ha hecho en las escuelas no es la forma más eficiente para mantener la atención de los alumnos y obtener los mejores resultados, puesto que por la naturaleza de las primeras edades y de la adolescencia, la fórmula de mantenerlos sentados durante gran número de horas no es la más eficiente, aunque existan intervalos de descanso. Recibir información no es desarrollar la inteligencia, sino ampliar el abanico de posibilidades. Gran parte de la información que recibimos a lo largo de nuestras vidas no la usamos, quedándose almacenada, incluyendo la de la escuela. La inteligencia es verdaderamente utilizada cuando uno tiene que buscar solución a los problemas, y es en este momento cuando  todo lo que se ha aprendido  y que se quedó retenido en el cerebro viene a flote y es empleado, haciendo que las sinapsis entre las neuronas se produzcan de manera abundante. Es ahí cuando se estimula la creatividad y, por defecto, se desarrolla la inteligencia. Si en las escuelas nos enseñaran a solucionar problemas desde un punto de vista práctico desde pequeños por vía de la creatividad, nuestra eficiencia en las edades adultas se vería extraordinariamente mejorada en todos los sentidos.  Cuando las empresas  necesitan cubrir algún  puesto de trabajo vacante, en la mayor parte de los casos, siempre buscan personas creativas, proactivas, con actitud positiva, que sean capaces de tomar rápidas decisiones, que tengan la capacidad de resistencia al estrés, y un montón de  cosas más.


¿Hemos sido preparados para tamaña cantidad de exigencias?

    

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martes, 25 de junio de 2013

APRENDER JUGANDO, UNA DE LAS PRINCIPALES CLAVES PARA EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA DE LOS NIÑOS. (parte II)

Aquellas niñas, que eran catalogadas como “sociedad desfavorecida” y que asistían a una escuela en los suburbios de una ciudad de Brasil, fueron capaces de hacer algo asombroso. Con objetivo de desarrollar esa investigación tanto en los países considerados desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, hemos solicitado a una profesora de matemáticas de Finlandia (país que figura en el ranking de educación en los primeros puestos) que nos facilitase  su programa de enseñanza, junto con el examen  y la mejor nota obtenida por su clase. Una vez traducido el programa, hemos contratado a una profesora de matemáticas en Brasil para preparar no solo a aquellas niñas, sino a toda su clase durante solamente dos semanas, para después aplicarles la misma prueba que a los niños finlandeses de la misma edad. Es importante señalar que la profesora finlandesa en cuestión había aplicado la misma prueba tras 4 semanas. Durante estas dos semanas, las niñas seguirán con sus actividades normales, incluyendo el juego de saltar a la comba; ellas y sus compañeros de clase tendrán  1 hora extra de matemáticas en el sistema finlandés. Una vez celebrado el examen, para sorpresa de todos, la media general de la clase fue muy parecida a la de los alumnos finlandeses, pero las niñas en cuestión sacaron mejores notas que sus compañeros, y que los niños finlandeses, siendo que una de ellas superó la mejor nota de la clase europea dentro del curso que hacía. Es muy importante recordar que el sistema educativo finlandés, considerado el mejor del mundo, contempla la actividad física como algo fundamental para el desarrollo cognitivo de los niños. Los resultados del examen  han dejado bastante claro que los estímulos externos, por medio del movimiento y el aprendizaje basado en la necesidad de aprender son fundamentales para el incremento de la inteligencia de los niños. 

El córtex o corteza cerebral  es la parte más importante del cerebro y controla tanto el ejercicio intelectual de estudiar matemáticas, como  el desarrollo de los  movimientos, como por ejemplo bailar. Es la parte pensante del cerebro, y la que nos permite razonar. Es sabido que la mitad derecha del cerebro controla la parte izquierda del cuerpo, y la mitad izquierda del cerebro controla la parte derecha; al mismo tiempo que el lado derecho del cerebro se dedica a controlar la emoción, mientras que el izquierdo, que es la parte más analítica, controla la razón, el discurso y el pensamiento lógico, como por ejemplo el estudio de las matemáticas. El área motora del cerebro incorpora las dos mitades, tanto la derecha como la izquierda, y controla los músculos voluntarios del cuerpo. Al analizar estas informaciones nos damos cuenta de que tanto el estudio de las matemáticas, como los movimientos de nuestro cuerpo y  la actividad física, y el desarrollo de la creatividad, provienen de partes del cerebro que se relacionan directamente, siendo que una puede ayudar al desenvolvimiento de la otra. El gran problema es la falta de sincronía  para conseguir ese hecho, cosa que los finlandeses sí han logrado. Esta es una de las explicaciones por las que aquellas maravillosas niñas consiguieron alcanzar tan alta puntuación en el examen de un contenido programático tan complejo y en tan poco tiempo. Es importante recordar que los compañeros de clase de aquellas niñas también pasaban varias horas del día en la calle desarrollando los más distintos juegos y compartiendo el tiempo con los amigos. También es sabido que el cambio de ideas por medio de la comunicación directa (conversar con los amigos) es una importante vía para el incremento de nuestra inteligencia. Hemos de encontrar el equilibrio. No se trata de abandonar a los niños en la calle, ni desligarse de ellos dejándolos solos jugando con una videoconsola;  tampoco  tenerles olvidados en las actividades extracurriculares. Estas últimas son importantes, pero hay que saber respetar los límites de cada niño, sin olvidar  lo esencial: que sigan siendo niños.

Disminuyamos la tele, el ordenador y las videoconsolas, y facilitemos a los niños los medios necesarios para que incrementen su inteligencia por medio del movimiento y de la creatividad.           
Algunos padres  sabiamente recurren al deporte como una manera de fomentar diferentes estímulos a los niños, pero no es suficiente. Los niños deben jugar con otros niños sin la necesidad de cumplir objetivos. En un entrenamiento supervisado por un entrenador,  que siempre va a exigir resultados aunque  sean niños pequeños,  la presión de saber que si no juegan bien se quedarán  fuera del partido, les supondrá  un factor de estrés; unos se lo toman mejor que otros. Y en muchos otros casos, un tipo deporte puede no ser la mejor opción para determinado niño, y éste lo practicará a disgusto creándole un  estímulo negativo en vez de positivo. Por el contrario, jugar al aire libre con los amigos siempre sacará lo mejor de cada niño.

Con el juego al aire libre, el cerebro del niño se relaja y saca la mejor parte de su estado creativo estimulando el cerebro primitivo de una manera muy positiva y equilibrada, haciendo que tanto el lado derecho como el izquierdo de su  cerebro trabajen en perfecta sintonía; en otras palabras, un niño equilibrado.    De todas formas, estos niños no solo se benefician de los efectos positivos de la actividad física por medio del juego, también son agraciados por el aprendizaje que se les es proporcionado por el desenvolvimiento de la creatividad. Dentro de este aprendizaje podemos añadir: el desarrollo del respeto, de la responsabilidad, el saber  compartir, el desarrollo del liderazgo, de la amistad verdadera, del autocontrol, de la bondad, carácter más tranquilo y, sobre todo, el desarrollo de la inteligencia. Vivir en sociedad es algo muy positivo para los niños, pues desde las primeras edades se fomentan varios principios importantes que serán fundamentales para el resto de sus vidas.  


  

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miércoles, 19 de junio de 2013

APRENDER JUGANDO, UNA DE LAS PRINCIPALES CLAVES PARA EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA DE LOS NIÑOS. (Parte I)


En este artículo quiero compartir una pequeña parte de una interesante  investigación que hice sobre el impacto positivo de la activa física y del juego al aire libre en el desarrollo cognitivo de los niños en edades comprendidas entre los 7 y los 10 años. Las conclusiones de esta investigación estarán en mi próximo libro.
Actualmente existe una preocupación mundial por la obesidad infantil, por la mala alimentación basada en la ingesta de grandes cantidades de calorías unida a la  inactividad  de los niños y los malos hábitos de vida. Son hechos reales dignos de una gran inquietud. Ya se ha  levantado la voz de alarma para que busquemos soluciones a este problema, y por fortuna muchos países se han puesto en marcha para intentar solventarlo; no obstante, existen muchos otros problemas de los que muchas personas ni  siquiera se han percatado. El exceso de actividad diaria que muchos padres imponen a sus hijos es uno de ellos. 
Desafortunadamente, desde un punto de vista científico, hay mucha equivocación acerca  del concepto de vida activa. Si nos enfocamos a los niños, vemos cómo muchos padres insisten en estresarlos con ingentes cantidades de actividades diarias que más bien sirven para mantenerles ocupados, pero no por ello no quiere decir que vayan surtir el efecto esperado en su desarrollo cognitivo. Algunos de  estos padres están preocupados en cuadrar su agenda para que los hijos no estén solos, pero se están olvidando de lo más importante: las necesidades reales de sus hijos, como por ejemplo ser niños y disfrutar de esa niñez (jugar). Es fundamental fomentar el aprendizaje a los niños, pero desde un punto de vista de la necesidad y no de la imposición, es decir, que ellos sientan la necesidad de aprender.     
En uno de mis viajes a Brasil, me dediqué a visitar algunas sociedades desfavorecidas y  a evaluar el comportamiento de los niños y su relación con el aprendizaje y el desarrollo de su inteligencia. En esta maravillosa experiencia, una de las situaciones que más me llamaron la atención para este estudio fue observar a cinco niñas a las que les encantaba saltar la comba. Estas niñas saltaban a la comba bailando a la vez. Dos de ellas movían las combas, y digo “las” porque jugaban con dos largas combas a la vez, una en cada una de las manos, moviéndolas  en sentido contrario; es decir, una la movían hacia la derecha y la otra hacia la izquierda,  al mismo tiempo que las otras tres niñas  saltaban. Era simplemente genial, pues había una música y las dos niñas que movían las combas estaban tremendamente coordinadas, y aceleraban la marcha al mismo tiempo que la disminuían, todo en función del ritmo de la música. Las chicas que saltaban, que eran tres, no podían equivocarse, pues si una de ellas fallaba se tenía que volver a empezar y tenía que cederle el puesto  a una de las que estaban moviendo las combas anteriormente. Era un juego, pero al mismo tiempo todas ejercían una enorme  responsabilidad de trabajar en equipo, pues si fallaba una fallaban todas, rompiendo el ritmo del juego. Era fantástico presenciar la enorme habilidad biomecánica que tenían aquellas pequeñas y me llenaba de satisfacción contemplar la alegría con la que disfrutaban de un juego tan simple, al mismo tiempo que lo tomaban con una tremenda responsabilidad. ¿Tenéis una remota idea de la cantidad de estímulos que recibían todas aquellas niñas?  Con aquel juego trabajaban intensamente su coordinación motora, recibían una ingente cantidad de estímulos  auditivos, de estímulos visuales, de estímulos nerviosos,  a la vez que eran estimulados muchos neurotransmisores. Además se producía la estimulación de la ACTH (hormona del estrés), al mismo tiempo que se la inhibía. Trabajaban su sistema cardiovascular, estimulaban la inhibición de la AMPK (la hormona de la pereza), quemaban calorías, eran estimuladas varias clases de inteligencias, como la espacial, la musical, la inteligencia interpersonal  e incluso la inteligencia matemática. Con aquel sencillo juego, se desarrollaban  en aquellas niñas varios protocolos existentes en la vida en sociedad, pues tenían que compartir las experiencias de los errores y las de los aciertos; tenían que ponerse de acuerdo para que todo el equipo funcionase de una manera óptima. Todas debían estar muy centradas en lo que hacían, pues en el éxito de una estaría la victoria de todas; además, una de las cosas que más me llamaron la atención era el compañerismo que había entre ellas.

Si enfocamos el tema desde otro punto de vista, saltar a la comba representa un importante entrenamiento aeróbico que produce una excelente  mejoría de las capacidades cardiovascular. Aquellas niñas practicaban este juego de dos a tres horas al día, y de una manera ininterrumpida. Utilizaban 6 músicas diferentes, pero todas con la misma intensidad, estilo y velocidad. Eran unas verdaderas atletas de la comba, y la edad de las cinco estaba comprendida entre los ocho y los nueve años. En definitiva, el cuerpo de aquellas niñas se ponía en marcha de una manera realmente asombrosa, y todo ello con un sencillo juego de calle, que  además  se ha utilizado desde hace mucho.
Si analizamos la preparación física que el ejercicio de saltar a la comba les proporcionaba, y si al mismo tiempo añadimos la colosal cantidad de estímulos que ese juego al aire libre les facilitaba, podemos concluir que estas niñas estaban incrementando su inteligencia de una manera descomunal, y eso se reflejaba en las notas que sacaban en el curso escolar. Las cinco amigas iban por delante de sus compañeros, pero con una tremenda ventaja. Participaban activamente en las actividades  escolares, y extracurriculares, cuando podían, pues  algunas de ellas tenían responsabilidades en sus casas que eran  impuestas por sus padres, pues éstos trabajaban y ellas tenían que ayudar a cuidar de sus hermanos menores. Al hablar con las profesoras de estas niñas, nos comunicaban que su comportamiento era ejemplar, que eran extremadamente educadas, responsables y, en palabras textuales de una de las profesoras: “Es un placer enseñar a estas personas, pues ellas quieren aprender, además de que es muy fácil enseñarles”.


Continuará…



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miércoles, 9 de enero de 2013

NEUROFISIOLOGIA DEPORTIVA: EL MOVIMIENTO Y EL APRENDIZAJE

Hace muy poco tiempo atrás fue espectador de una clase de tenis muy peculiar. Había  un señor que parecía ser el profesor o el padre de un niño que no tenía más de 4 años de edad. Era inverosímil la falta de psicología y de tacto deportivo que mostraba  aquél señor para lidiar con el reto de hacer  que el pequeño alumno devolviera la pelota de la manera que se le requería. Era evidente que el niño no estaba disfrutando de la clase, y se le notaba el estrés.  Se apreciaba claramente la falta de paciencia que el profesor  tenía con el pobre niño. A cada pelota perdida le gritaba, echándole unas broncas monumentales.
No  todas las personas sirven para enseñar.      
No importa de qué materia se trate; dar clases es un arte donde la persona que se involucra con ese reto debe  estar preparada y además  poseer los conocimientos pertinentes que se  propone enseñar. Es fundamental tener mucha psicología y saber cómo llegar hasta el alumno  sacando  el máximo rendimiento posible durante el tiempo que dura la sesión. Estoy convencido de que en el caso de ese pobre niño, su profesor tenía las mejores de las intenciones, pero los métodos que presencié no eran los más adecuados. En los niños, sobre todo con esas edades, los músculos, al igual que su cerebro, están en pleno desarrollo. Su psicomotricidad no es perfecta, motivo por el cual la coordinación motora en esas edades es escasa.  
Salvo que sea un genio del deporte, es meramente imposible que un niño de 4 años tenga una perfecta sincronía neuromuscular. Además, ese profesor lo que estará consiguiendo es hacer que este pequeño odie el tenis, pues la enseñanza basada en la coacción  no es de lo más efectivo. 
En el aprendizaje es fundamental fomentar la necesidad de aprender, sobre todo en los niños. “Cuando existe la necesidad de aprender, el cerebro se pone en marcha y cambia su fisiología e incluso su anatomía. Esa misma necesidad cambia el cerebro no solo de los niños, sino también de los adultos.” (2)
No somos verdaderamente conscientes del increíble funcionamiento del cuerpo humano. Pasamos nuestras vidas aprendiendo.  Con referencia al deporte, un atleta, no importa de qué edad, en la práctica  de su deporte proporciona una cantidad inusual de estímulos que a su vez su cerebro tendrá procesar y facilitar las respuestas adecuadas para que sus músculos y su organismo puedan responder  convenientemente a dichos estímulos.
La arquitectura de la máquina humana presenta la más perfecta estructura; infelizmente pocas son las personas que son consecuentes con este hecho. Ninguno de los  músculos que tenemos trabaja de una manera aislada, todos están interconectados, y cuando nos movemos necesitamos gran cantidad de estos músculos para concretar la acción. Al caminar, por ejemplo, solicitamos 200 músculos diferentes; para conducir un coche, 100 músculos; levantar una taza de café, 70 músculos.     
Los músculos de la parte posterior de las piernas, que son los más voluminosos, requieren las órdenes de  500 nervios. Son los músculos de mayor tracción. Lo que es realmente interesante no es la manera en que controlamos los músculos grandes, sino cómo  controlamos los pequeños. Los músculos más complejos, como es el caso  de los de las manos, necesitan de 4.000 nervios para el control de sus movimientos. Cada mano cuenta con 27 huesos, 39 diferentes músculos y más de 1.600 kilómetros de fibras nerviosas y vasos sanguíneos. La coordinación de ese trabajo supone una gran labor por parte del cerebro: el hecho de controlar nuestras manos ocupa casi la mitad de la parte de nuestro cerebro destinada al control del movimiento. ¿Podéis imaginar la frenética actividad cerebral que debería estar sufriendo el niño de 4 años que intentaba aprender a jugar el tenis, además de tener que lidiar con un profesor que le estresaba?
Una serie de conexiones de nuestras células cerebrales controla cada una de nuestras acciones; sin embargo, no hemos nacido con esas capacidades, tenemos que aprenderlas. Aprendemos y desarrollamos estas facultades a lo largo de nuestras vidas y desenvolvemos la posibilidad de dominar ese poder, incluso mientras dormimos. Como un ejemplo, cada vez que un jugador de fútbol  da una patada al balón, el cerebro registra y almacena la fuerza y la coordinación de sus músculos haciendo así que cada próximo intento sea cada vez más fácil y más perfecto. Con la repetición, sin ni siquiera pensarlo, las señales saldrán disparadas hacia los músculos a más de 10.000 cm. por segundo, y el movimiento se volverá    automático. Lo interesante del aprendizaje de los movimientos es que ese entrenamiento se mantiene por la noche mientras dormimos. El sueño no solo sirve para descansar: mientras uno duerme, las actividades que tenemos durante el día se ven reforzadas, pues las conexiones neuronales se consolidan en el cerebro. Nuestra actividad cerebral mientras dormimos es tan importante como la que tenemos cuando estamos despiertos. Durante el sueño es cuando más cosas aprendemos y,  cuanto más tiempo  dediquemos a enviar señales mentales a nuestro cuerpo, mayores capacidades conseguiremos para mejorar nuestras actividades deportivas o diarias,  aunque estemos durmiendo. “Mientras soñamos consolidamos el control que tenemos sobre nuestros músculos. La fase del sueño en la que más aprendemos es la fase MOR (Movimiento Ocular Rápido). En esta fase del sueño hay tanta actividad cerebral que el flujo sanguíneo se duplica en esta zona”. (1)
Es fundamental que seamos conscientes de que todos somos inteligentes y todos somos capaces de aprender, solo hay que respetar la individualidad de cada uno, pues somos diferentes y cada uno de nosotros hemos recibido estímulos desiguales. Por ese motivo, dentro del aprendizaje, es importante que fomentemos en todos los ámbitos una enseñanza basada en el respeto y en el desarrollo de la creatividad, sobre todo para los niños. En el mundo del deporte y de la actividad física, esto debería ser una norma a seguir.

(1) Aprender durmiendo Blog del Dr. Sergio Simphronio  
(2) La Inteligencia Blog del Dr. Sergio Simphronio
(3) Los músculos, el estrés  y la ansiedad

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miércoles, 28 de noviembre de 2012

LA INTELIGENCIA Y EL APRENDIZAJE

Por fortuna, con el paso del tiempo todo evoluciona.  Cada día que pasa se dan a conocer nuevas investigaciones que nos facilitan la manera de vivir. Uno de los temas que actualmente despierta mucho la curiosidad de los científicos es el estudio del cerebro enfocado a la inteligencia humana. Desafortunadamente,  aún existe mucho desconocimiento a este respecto. Hemos sido criados y educados bajo el prisma del negativismo: infelizmente en nuestras vidas, aún destacamos más las cosas malas que las buenas, y siempre ponemos los errores en evidencia, pero nunca damos la real importancia a los aciertos. La inteligencia no puede basarse en etiquetas que se dan a ciertas habilidades de algunas personas. Todos somos capaces y todos somos inteligentes, la cuestión es la manera  cómo se aprende y la manera cómo se gestiona el error. Cada persona vive en su tiempo personal, que es diferente al de los demás, así que las cosas que son fáciles para unos no lo serán para otros, pero eso no quiere decir que exista incapacidad para aprender.
Recuerdo que en mis tiempos de cole, los listos eran los que aprendían matemáticas con facilidad. Muchos de los profesores de mi  época enfocaban una  mayor  atención a estos compañeros  pues, de una cierta manera, los pobres mortales como yo estábamos sentenciados al fracaso. En mi época de estudiante de primaria en Brasil, todavía se vivía la dictadura militar y el ambiente que se respiraba era el del autoritarismo, de la crítica negativa, los castigos, el aprendizaje basado en el miedo por parte de algunos profesores,  etc. Desafortunadamente,  el ser humano aprende a ser negativo desde pequeño. En las primeras edades, cuando un niño está aprendiendo a andar, muchos padres bromean con sus hijos cuando se caen al  suelo diciendo: “que torpe es mi niño”. Por qué no decirles “levántate campeón”. El “no” es de las primeras palabras que escuchamos en las edades iniciales y, si lo trasladamos a la inteligencia, el negativismo infelizmente sigue siendo algo natural.
¿Por qué? 
¡Menudo error!
Hay una gran cantidad de casos en los  que alumnos mediocres se volvieron grandes profesionales de la medicina, de la física, de la filosofía, de la psicología, grandes arquitectos, e incluso hay casos en que dejaron que saliera el genio que habitaba dentro de ellos. Como un ejemplo de ello: Albert Einstein, y muchos otros.
Afortunadamente el concepto de la inteligencia ha cambiado. La inteligencia es similar a un abanico que se puede abrir o mantenerse cerrado. Cuándo ese abanico se abre, se empieza a comprender cosas, a asociarlas, a crearlas.      ¿Cómo puede ser posible que supuestos alumnos torpes terminaran siendo grandes profesionales o genios? La respuesta es muy sencilla: esas personas consideradas menos capaces intelectualmente, en un dado momento  de su vida en que sintieron la necesidad de aprender y a la vez estimuladas por otras personas,  dejaron que  se abriera su abanico. Cuando existe la necesidad de aprender, el cerebro se pone en marcha y cambia su fisiología e incluso su anatomía. Esa misma necesidad cambia el cerebro no solo de los niños, sino también de los adultos. Con la afortunada decisión de querer aprender, aumentará el riego sanguíneo en la corteza prefrontal (parte del cerebro que se localiza por encima de los ojos y por detrás de la frente). Cuanto mayor la cantidad de riego sanguíneo, mayor la claridad de ver las cosas y de la toma de decisiones. Otra de las cosas interesantes que ocurren con la subida del riego sanguíneo, es el aumento de la neuroplasticidad, en otras palabras, una mayor conexión entre neuronas.
Esto también pasa con las personas adultas. Las neuronas no se reproducen, y sí se regeneran a partir de células madre pluripotenciales que se localizan en las cavidades del cerebro. Pueden migrar desde los ventrículos cerebrales hasta el hipocampo de 500 a 1000 neuronas. En 21 días las células madres se convierten en neuronas. El Hipocampo es importante no  solo para el aprendizaje, sino también  para controlar el pánico que procede del centro del núcleo de la amígdala y está muy conectada con la Dopamina (hormona que estimula la exploración y la curiosidad).      
Cuando una persona se siente animada y apoyada, su cuerpo segrega hormonas que son capaces de bloquear en las amígdalas cerebrales el núcleo del miedo que es capaz de paralizar una persona. El apoyo y la positividad en el aprendizaje son fundamentales.
En la actividad física o en el deporte pasa lo mismo. El proceso de aprendizaje puede ser fácil o difícil, según las habilidades de la persona en cuestión, pero sobre todo, según la psicología aplicada por el entrenador o por el profesor. Los bloqueos de rendimiento ocurren no solo por la condición física del atleta, sino que suceden principalmente por su condición  psicológica. En el deporte las sinapsis neuronales ocurren de una manera muy rápida, sobre todo en los deportes  con balón y en aquéllos donde el atleta debe dar rápidas respuestas a las situaciones de estrés que se le presenten, como es el caso de las artes marciales.  
Ha sido descubierto que hay varios tipos de inteligencia, más bien 8, lo que me produce una tremenda alegría, pues de ninguna manera se puede decir que una persona no es inteligente. En el aprendizaje es importante nivelar lo que se pretende enseñar en base a la capacidad de comprensión del interlocutor. De esta manera se puede mesurar el tipo de comunicación que se debe utilizar según el caso que se encuentre, para conseguir lograr el cumplimiento del objetivo que es hacer que la persona en cuestión aprenda.
Están las personas que entienden las cosas de forma lógica (inteligencia matemática); otras entienden de manera más rápida  viendo lo que se explica de una manera global (inteligencia visual espacial); las personas que entienden más fácilmente tocando cosas (inteligencia kinestésica);  las personas que aprenden  más rápido escuchando (inteligencia musical); las que tienen que estar en contacto con otras personas (inteligencia interpersonal); otras que tienen que reflexionar ( inteligencia intrapersonal); las que tienen que estar en contacto con la naturaleza ( inteligencia naturista); otras tienen que ver un propósito en las cosas (inteligencia transcendental).  Esto tampoco quiere decir que cada persona sea etiquetada con un tipo de inteligencia de los anteriormente citados, ya que estas inteligencias pueden existir simultáneamente en una misma persona.
Todas las personas son inteligentes y todas las personas son capaces, no importa la edad, la cuestión es saber gestionar el error. Hay un dicho que dice: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”. En mi opinión, el problema no está en tropezar dos veces en la misma piedra, el problema surge  cuando uno deja de moverse por miedo a tropezar por tercera vez.
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martes, 5 de junio de 2012

EL CEREBRO Y LA INFORMACIÓN INDUCIDA EN EL APRENDIZAJE

Hace muy poco tiempo atrás posteé un interesante artículo sobre el cerebro que se titula “Aprender Durmiendo”, en el que hablo un poco sobre el funcionamiento del cerebro mientras dormimos. Trata de la capacidad que tiene el  cerebro de aprender  mientras descansamos y de la importancia del descanso en nuestras vidas. Es de fundamental relevancia recordar que se sabe muy poco de este órgano tan increíble, y de lo poco que se sabe, una de las cosas que han sido comprobadas es que apenas  lo utilizamos, y no tenemos idea de cuál puede ser  su capacidad real.
Dentro del aprendizaje  somos capaces de estimular  una incontable cantidad de facultades cerebrales que nos permiten  asimilar los contenidos que nos son  presentados, sean en la forma que sea. Según qué tipo de enseñanza, la memorización es una de las clases de estímulos que nos favorece de una manera muy positiva. En el deporte por ejemplo, el mítico piloto brasileño de fórmula1  Ayrton Senna, memorizaba los circuitos  curva a curva antes de entrar en su coche. La memorización es un ejercicio que cuando es practicado solicita la actividad del  lóbulo temporal y prepara el cerebro para posibles adversidades,  haciendo que sean más rápidas  las respuestas neuromusculares ante los inconvenientes estímulos  que puedan surgir  por el camino.
Cuando era atleta de competición de alto nivel, mi deporte era la Gimnasia Aeróbica. De entre las varias horas de entrenamiento, algunas de ellas la dedicábamos a la parte coreográfica. Una vez aprendida la coreografía, poníamos  la música para sonar una y otra vez  repasando la coreografía  entera en la cabeza, sin ejecutarla físicamente. Era una de las técnicas de memorización que utilizábamos en aquél momento.
Ejecutando este ejercicio de memorización, en los momentos en que nos olvidábamos de algún movimiento, seguramente se corresponderían a las posibles equivocaciones que cometeríamos si estuviéramos ejecutando la coreografía en la práctica. Me he  referido  en plural, pues competíamos por parejas.
En contrapartida, existen otras maneras de desafiar al cerebro con distintas  clases de comunicación y aprendizaje que son muy interesantes, además de eficientes. En  la información inducida, el cerebro tiene una curiosa manera de asimilar  los movimientos. En las clases dirigidas de gimnasia, esta es la principal comunicación que se utiliza dentro de las aulas.
Mirar el video del “Genio de la Música” Bobby Mcferrin:

En principio es importante destacar que un  buen profesor no necesita hablar demasiado, tampoco hacer cosas exageradas para que sus alumnos aprendan, basta saber qué desea transmitir y dónde  quiere llegar con la información  que  ofrece. En segundo lugar, es interesante apreciar los sonidos y la continuidad de los mismos, es decir: en el momento en que empieza con la música, sin previo aviso las personas se mantienen emitiendo los sonidos hasta que existe un cambio de nota musical ofrecido por el movimiento de Bobby Mcferrin hacia la derecha o hacia la izquierda. Es interesante recordar que hacia  la izquierda del espectador se hacían las notas graves y hacia la derecha las agudos. En este ejercicio musical, el cerebro de los participantes fue inducido a buscar  soluciones a una información que les incitaba a elegir registros graves y agudos, y les condicionaba a estar atentos a los movimientos del maestro para la elección de los mismos. De otra parte, las pocas pautas iniciales marcadas por el Sr. Mcferrin, daban los elementos necesarios para que las personas pudiesen desarrollar el ejercicio con total éxito. Al principio se repitieron de una manera muy escueta solamente dos notas y, sin previo aviso, a través del cambio de movimiento, pasó a la tercera nota, que fue asimilada  por las personas sin ningún problema, pero hay que recordar que en este momento no  les ha indicado nada para que emitiesen una nota más aguda y  sin embargo las personas lo hicieron. Esto pasó debido a las informaciones recibidas anteriormente  indujeron a sus cerebros a buscar una salida óptima al problema que  les había sido propuesto en este momento. Por la lógica de los movimientos la próxima nota tendría que ser más aguda, y eso  hicieron. 
También es interesante resaltar el bloqueo cognitivo de los presentes en el momento en que el maestro huyó de los patrones normales que les   había planteado  inicialmente, y  bromeando con las personas,  separó las piernas dejando a todos sin opción de reacción sonora.
Un interesante estudio realizado  simultáneamente por dos Universidades americanas (Drexel y Northwestern), ha revelado que existen líneas de actividad cerebral que funcionan antes de que nos enfrentemos a un problema, y estos comportamientos están relacionados con diferentes tipos de preparación mental que nosotros podemos ocasionar. Somos capaces de prepararnos mentalmente para buscar soluciones utilizando varios  tipos diferentes de maneras de pensar: analítica, intuitiva, imaginativa, creativa. Lo que resulta interesante, es que nuestra elección hará que la actividad cerebral varíe en función del tipo de pensamiento que desarrollemos.
Es igual de importante la manera en que una persona piensa, como el tipo de pensamiento que se necesita  para  lograr la resolución de un problema. En muchas situaciones nos adentramos en el descontrol y la rabia,  y no conseguimos encontrar las respuestas adecuadas a los problemas que tenemos, tampoco la solución de los mismos. Es cuando nos entra la desesperación, pero en  la mayor parte de las veces, estas respuestas están delante de nuestras narices y no conseguimos verlas  justamente porque en estos momentos  estamos colapsados por el estrés y los nervios.
En los gimnasios eso pasa con mucha frecuencia. Hay una gran cantidad de alumnos que se apuntan a determinadas clases y no se dan a sí mismos el tiempo necesario para la asimilación de  las informaciones transmitidas por el profesor a través de los movimientos. Es cuando el grupo va para un lado y la persona en cuestión para el otro. Si este mismo alumno se pusiera al fondo de la clase y  tuviera la tranquilidad de observar y la calma para trabajar sus sentidos, en pocas  clases  podría estar en la primera línea acompañando al profesor.    
Dicho esto es fundamental tener clara  la importancia del pensamiento positivo y de la cordura  en todas las situaciones, sobre todo en los procesos de aprendizaje.
   



martes, 13 de diciembre de 2011

HACEMOS LO QUE VEMOS NO LO QUE ESCUCHAMOS

A la hora de analizar nuestro modo de aprender, tenemos que evaluar varios factores a tener en cuenta, pues recibir una información  visual o auditiva no quiere decir  que ésta sea  asimilada o  entendida. Cuando estamos viendo algo, las imágenes nos hacen testigos de una situación y éstas pueden o no quedarse  grabadas en nuestra memoria visual. Todo  depende de la atención,  interés y necesidad que tengamos en dicha información. Cuando escuchamos algo, elegimos las informaciones que nos interesan de  manera que hacemos una selección de lo que es pertinente o no  ser grabado.
Lo que está claro es que la información que nos llega  tanto a través de los estímulos visuales como de los auditivos,  terminará en el lóbulo temporal,  que es la parte del encéfalo que procesa la memoria.
Hace unos años participé en una investigación en el Departamento de Neurología de la Universidad de California en la que el objeto de estudio eran los efectos de las informaciones  recibidas  de manera auditiva y visual. Hicimos un experimento práctico con personas que practicaban actividad física.
Se trataba de una clase colectiva de tonificación muscular donde no había coreografías,  solo ejercicios, y en la que los alumnos ya conocían  los movimientos básicos de esa clase. Indicamos  a los monitores que  les explicaran estos mismos  ejercicios antes de ser realizados. Una vez terminada la explicación, tenían que proceder a su ejecución colectiva. Sin embargo, la instrucción para los monitores era hacer en la práctica una clase dirigida totalmente diferente de lo que había sido explicado a los alumnos, utilizando movimientos distintos que éstos no conocían. Los monitores tenían que hacer la clase conjuntamente con los alumnos.
Durante la primera  semana que duró esta parte del experimento, los protocolos fueron los mismos. Por parte de los alumnos no se planteó ninguna pregunta, además de que seguían disfrutando de la clase igual que antes como si nada hubiera pasado.
En la semana siguiente el reto cambió. Los profesores explicaban a los alumnos los ejercicios  y  acto seguido se dedicaban a su práctica, pero esta vez haciendo  lo mismo que habían  explicado y además los monitores no les acompañaba ni siquiera para empezarlos, solo intervenían en el momento de los cambios de ejercicios. Los alumnos tenían que hacer la clase solos.
 Muchos de ellos  paraban en la mitad del ejercicio y tenían que ser animados por el profesor a continuar el trabajo, otros paraban para preguntar si lo hacían bien, otros estaban constantemente en tensión por si cambiaba la pierna que se trabajaba. Eso sí, de manera unánime y sin previa comunicación entre ellos, toda la clase pasó a observar a uno de los alumnos y a utilizarlo como referencia. Era la alumna más aventajada del grupo,  la que nunca faltaba a las clases. Era la persona a la que la profesora siempre utilizaba como ejemplo de todas las explicaciones.  Esta alumna pasó  sin quererlo a ejercer un  liderazgo de emergencia en este momento.
En definitiva, la segunda parte del experimento generó una tremenda inseguridad en el grupo, lo que nos hizo comprobar que los alumnos hacen lo que ven no lo que escuchan.
Después de estos resultados, nos hemos  dedicado a analizar  el porqué de dicha reacción por parte del grupo.
En actividades grupales donde existe una línea  a  seguir,  las personas necesitan de un direccionamiento que les determine un patrón de comportamiento. Dicho patrón debe  facilitar al máximo las informaciones que son  emitidas  al grupo  para que la asimilación  sea   más rápida.  Tratándose de actividad física, el aprendizaje  a través del movimiento es tremendamente más rápido y dinámico que a través de la explicación verbal, aunque esta última también sea importante. Todo movimiento es una información visual, y el hombre piensa básicamente en imágenes. Por otra parte cuando nos están  explicando  algo, nuestro cerebro va traduciendo a imágenes esa información para poder procesarla.   
Por otro lado, las personas siempre necesitamos una referencia, y  tratándose de  una clase de gimnasia colectiva, existe la preocupación de estar dentro del grupo, de no ser diferente, de no desentonar, además de seguir el entrenamiento. En la primera parte de este experimento el profesor era el líder y la referencia a la vez.
En la segunda parte del experimento las informaciones no eran visuales, sino teóricas. Por otra parte, estos alumnos ya conocían el trabajo que debían hacer  y  en teoría no deberían  tener ningún problema para el desarrollo de la actividad solicitada, pero aún así de una manera inconsciente buscaron  un líder  que  les ayudase a cumplir  la tarea asignada.
En el proceso de aprendizaje, el imitar es  parte de la condición humana.  En los primeros años de vida utilizamos este patrón de comportamiento y a medida que nuestro cerebro se desarrolla, aprendemos a utilizar más patrones. Durante el proceso de aprendizaje, el lóbulo temporal se encarga de memorizar los estímulos visuales y auditivos que recibimos, y el córtex pre frontal se encarga de predecir cuándo esa información será necesitada.
El aprendizaje por imitación es el método básico que se utiliza en la enseñanza de coreografías.
Este  aprendizaje va asociado además  a la habilidad desarrollada por el sujeto. Si nos referimos a una clase de gimnasio, existirá un tiempo predeterminado para que se materialice dicha coreografía. Normalmente ese tiempo es de 60 minutos, que es la duración de una clase de ese tipo salvo excepciones. Se asocia la música a los movimientos, lo que facilita bastante el aprendizaje  pues la música además de ser el elemento  principal para que exista una coreografía, es capaz de hacer liberar emociones. 
En una coreografía las progresiones didácticas son de extremada importancia, pues es la herramienta que utilizan los profesores para que sea  más fácil y rápida la  enseñanza  para los alumnos. Se van añadiendo pasos de una manera didáctica para que los participantes vayan asimilando  los movimientos.
Evidentemente la asimilación de los movimientos será más fácil para unos que para otros, dependiendo de su habilidad, de su experiencia y de su interés.
Una vez terminada la clase y pasadas algunas horas,  muchos de estos alumnos no se acordarán de la coreografía en su totalidad; otros se acordarán de por vida.  Pero lo que sí está claro es que cada vez que estos alumnos escuchen la música de la coreografía  en la radio, se acordarán de la clase en cuestión, aunque  eso no quiere decir que se acuerden de los movimientos.
En estos casos en concreto, hablo de memoria selectiva. Hay personas que buscan las clases de baile porque les gusta  bailar, hay otras que quieren desconectar del estrés de su trabajo, otras que les gustaría tener un poco más de soltura pero tienen  claro  que  nunca subirán en un escenario, otras que se apuntan a esa clase de actividad porque sus amigos asisten. De todos estos ejemplos, los que seguramente nunca se olvidarán de las coreografías aprendidas en cada sesión son los del primer caso.
Elegimos para almacenar en nuestro banco de datos lo que verdaderamente nos interesa. No importa si recibimos la información por vía auditiva o visual, si la información es pertinente a nuestro interés, la guardaremos, y puede que no la olvidemos de por vida.  
Si hablamos  de un trabajo coreográfico a nivel de espectáculo, el enfoque puede cambiar, pero no el objetivo final.
Me acuerdo de mis tiempos como coreógrafo en los que utilizaba varias herramientas para el aprendizaje de las combinaciones de movimientos. Cuando empezaba una nueva coreografía, después de haberla enseñado a mis bailarines, desarrollaba con ellos un  trabajo de memorización de la misma. Éste consistía en escuchar la música  que utilizaríamos  repasando la coreografía en la cabeza, pero sentados y  sin ninguna clase de movimientos. Es una técnica de visualización inducida  muy útil para memorizar los movimientos y sincronizarlos con la música. Lo hacíamos una y otra vez hasta que todos los participantes de dicha coreografía tuviesen  los movimientos grabados en la cabeza. En este caso  utilizaba con ellos  un protocolo de imitación,  repetición y sincronización (movimiento / música). 
Cuando se aprende una coreografía, los sentidos auditivo y visual deben   estar en plena sincronía. Mientras se aprende  se recibe una cantidad inaudita de estímulos, pues el cerebro debe de descodificar cada movimiento que está siendo enseñado. Al mismo tiempo que existirá una música que será combinada con esa coreografía y sincronizada con los movimientos de todos los participantes. El encéfalo recibe estos estímulos que son analizados por el hipotálamo (sensaciones),  lóbulo occiptal (visión), lóbulo  parietal (visión y distancias), lóbulo frontal (músculos) y finalmente el lóbulo  temporal (memoria). Una vez procesada la información, ésta será enviada al cerebelo y éste la enviará al tronco del encéfalo, que a su vez devolverá estos estímulos a la médula y de ahí a los músculos, produciendo el movimiento.
Bailar es un extraordinario estímulo neuromuscular, al que además a través de la música se añade un estímulo auditivo.
Hemos tardado dos meses para preparar esta coreografía (movimiento / memoria / música / sincronización)