miércoles, 19 de junio de 2013

APRENDER JUGANDO, UNA DE LAS PRINCIPALES CLAVES PARA EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA DE LOS NIÑOS. (Parte I)


En este artículo quiero compartir una pequeña parte de una interesante  investigación que hice sobre el impacto positivo de la activa física y del juego al aire libre en el desarrollo cognitivo de los niños en edades comprendidas entre los 7 y los 10 años. Las conclusiones de esta investigación estarán en mi próximo libro.
Actualmente existe una preocupación mundial por la obesidad infantil, por la mala alimentación basada en la ingesta de grandes cantidades de calorías unida a la  inactividad  de los niños y los malos hábitos de vida. Son hechos reales dignos de una gran inquietud. Ya se ha  levantado la voz de alarma para que busquemos soluciones a este problema, y por fortuna muchos países se han puesto en marcha para intentar solventarlo; no obstante, existen muchos otros problemas de los que muchas personas ni  siquiera se han percatado. El exceso de actividad diaria que muchos padres imponen a sus hijos es uno de ellos. 
Desafortunadamente, desde un punto de vista científico, hay mucha equivocación acerca  del concepto de vida activa. Si nos enfocamos a los niños, vemos cómo muchos padres insisten en estresarlos con ingentes cantidades de actividades diarias que más bien sirven para mantenerles ocupados, pero no por ello no quiere decir que vayan surtir el efecto esperado en su desarrollo cognitivo. Algunos de  estos padres están preocupados en cuadrar su agenda para que los hijos no estén solos, pero se están olvidando de lo más importante: las necesidades reales de sus hijos, como por ejemplo ser niños y disfrutar de esa niñez (jugar). Es fundamental fomentar el aprendizaje a los niños, pero desde un punto de vista de la necesidad y no de la imposición, es decir, que ellos sientan la necesidad de aprender.     
En uno de mis viajes a Brasil, me dediqué a visitar algunas sociedades desfavorecidas y  a evaluar el comportamiento de los niños y su relación con el aprendizaje y el desarrollo de su inteligencia. En esta maravillosa experiencia, una de las situaciones que más me llamaron la atención para este estudio fue observar a cinco niñas a las que les encantaba saltar la comba. Estas niñas saltaban a la comba bailando a la vez. Dos de ellas movían las combas, y digo “las” porque jugaban con dos largas combas a la vez, una en cada una de las manos, moviéndolas  en sentido contrario; es decir, una la movían hacia la derecha y la otra hacia la izquierda,  al mismo tiempo que las otras tres niñas  saltaban. Era simplemente genial, pues había una música y las dos niñas que movían las combas estaban tremendamente coordinadas, y aceleraban la marcha al mismo tiempo que la disminuían, todo en función del ritmo de la música. Las chicas que saltaban, que eran tres, no podían equivocarse, pues si una de ellas fallaba se tenía que volver a empezar y tenía que cederle el puesto  a una de las que estaban moviendo las combas anteriormente. Era un juego, pero al mismo tiempo todas ejercían una enorme  responsabilidad de trabajar en equipo, pues si fallaba una fallaban todas, rompiendo el ritmo del juego. Era fantástico presenciar la enorme habilidad biomecánica que tenían aquellas pequeñas y me llenaba de satisfacción contemplar la alegría con la que disfrutaban de un juego tan simple, al mismo tiempo que lo tomaban con una tremenda responsabilidad. ¿Tenéis una remota idea de la cantidad de estímulos que recibían todas aquellas niñas?  Con aquel juego trabajaban intensamente su coordinación motora, recibían una ingente cantidad de estímulos  auditivos, de estímulos visuales, de estímulos nerviosos,  a la vez que eran estimulados muchos neurotransmisores. Además se producía la estimulación de la ACTH (hormona del estrés), al mismo tiempo que se la inhibía. Trabajaban su sistema cardiovascular, estimulaban la inhibición de la AMPK (la hormona de la pereza), quemaban calorías, eran estimuladas varias clases de inteligencias, como la espacial, la musical, la inteligencia interpersonal  e incluso la inteligencia matemática. Con aquel sencillo juego, se desarrollaban  en aquellas niñas varios protocolos existentes en la vida en sociedad, pues tenían que compartir las experiencias de los errores y las de los aciertos; tenían que ponerse de acuerdo para que todo el equipo funcionase de una manera óptima. Todas debían estar muy centradas en lo que hacían, pues en el éxito de una estaría la victoria de todas; además, una de las cosas que más me llamaron la atención era el compañerismo que había entre ellas.

Si enfocamos el tema desde otro punto de vista, saltar a la comba representa un importante entrenamiento aeróbico que produce una excelente  mejoría de las capacidades cardiovascular. Aquellas niñas practicaban este juego de dos a tres horas al día, y de una manera ininterrumpida. Utilizaban 6 músicas diferentes, pero todas con la misma intensidad, estilo y velocidad. Eran unas verdaderas atletas de la comba, y la edad de las cinco estaba comprendida entre los ocho y los nueve años. En definitiva, el cuerpo de aquellas niñas se ponía en marcha de una manera realmente asombrosa, y todo ello con un sencillo juego de calle, que  además  se ha utilizado desde hace mucho.
Si analizamos la preparación física que el ejercicio de saltar a la comba les proporcionaba, y si al mismo tiempo añadimos la colosal cantidad de estímulos que ese juego al aire libre les facilitaba, podemos concluir que estas niñas estaban incrementando su inteligencia de una manera descomunal, y eso se reflejaba en las notas que sacaban en el curso escolar. Las cinco amigas iban por delante de sus compañeros, pero con una tremenda ventaja. Participaban activamente en las actividades  escolares, y extracurriculares, cuando podían, pues  algunas de ellas tenían responsabilidades en sus casas que eran  impuestas por sus padres, pues éstos trabajaban y ellas tenían que ayudar a cuidar de sus hermanos menores. Al hablar con las profesoras de estas niñas, nos comunicaban que su comportamiento era ejemplar, que eran extremadamente educadas, responsables y, en palabras textuales de una de las profesoras: “Es un placer enseñar a estas personas, pues ellas quieren aprender, además de que es muy fácil enseñarles”.


Continuará…



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