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jueves, 27 de febrero de 2014

¿POR QUÉ LOS GOBERNANTES NO VALORAN LA EDUCACIÓN FÍSICA ESCOLAR?

El cuerpo humano está diseñado para moverse. Esta maravillosa máquina, en  ausencia de alguna anomalía,  está programada para funcionar de forma inteligente y autónoma. Desde luego, tiene una fecha de caducidad que se hace visible con el tiempo; pero no nos equivoquemos, lo que se ve por fuera en muchos casos no representa lo que puede ser por dentro. Como cualquier otra máquina, puede funcionar mejor o peor. Y su buen funcionamiento estará supeditado a los cuidados que le demos desde los primeros momentos de vida, incluso estando todavía en formación. En el cuerpo humano todas las cosas están conectadas, y desde luego es un gran error enfocar la calidad de vida desde un sólo aspecto. La alimentación no puede y no debe funcionar sin la actividad física, al mismo paso que el ejercicio físico sin la alimentación equilibrada no servirá de mucho para lograr una buena salud. En el caso de los niños, los padres tienen claro que sus hijos deben alimentarse, pero por lo visto hay algunos padres que no tienen muy claro qué clase de alimentación es la más adecuada para sus pequeños. Basta ver los índices de obesidad infantil. En los días de hoy España supera a los Estados Unidos con un 19% de niños obesos, frente a un 16% en Estados Unidos. Los riesgos de la obesidad, tanto infantil como en adultos, son la hipertensión, el infarto, la diabetes, pero desafortunadamente las personas que padecen esta enfermedad, o los padres que tienen hijos con obesidad, piensan que no es tan serio y que cosas como estas nunca les ocurrirán ni a ellos ni a sus hijos. De otra parte, los gobiernos dicen que están preocupados con la salud y los resultados académicos de los niños y jóvenes, pero podemos ver en todas partes y en varios países del mundo, incluyendo España, la falta de respeto y de sentido común con en la área de Educación Física. Se eliminan horas de clases de educación física y de gimnasia enalteciendo otras áreas como matemáticas, lenguas, etc., que no son menos importantes, tampoco las más.

Seguir pensando así es un gran error.
 
Debemos fomentar desde las primeras edades la costumbre de practicar actividad física, pues la inactividad y el sedentarismo siempre caminan muy próximas al sobrepeso, la obesidad, y a todas las enfermedades resultantes. Es fundamental que los padres estén muy atentos a sus hijos y que, a la vez que les facilitan buenos ejemplos nutricionales y de vida,  les estimulen a practicar ejercicio físico. La práctica de actividad física es muy importante pues, cuando entrenamos, se pone en marcha una proteína llamada AMPK. Una de sus actividades es auxiliar el consumo de azúcar y de oxígeno en los músculos. En la falta de esos genes, los niveles de mitocondrias (la central energética de las células) bajarán, y ello ocasionará una mayor dificultad de absorción de glucosa por parte de los músculos en el momento del ejercicio físico. Al practicar actividad física con regularidad, los niveles de mitocondria en los músculos aumentan de manera muy significativa, pero ante la falta de ejercicio, estos niveles se reducen de forma alarmante.     
Los que piensan que la práctica de ejercicio físico es una pérdida de tiempo están muy equivocados, al igual que equivocados están los que creen que el ejercicio físico sirve únicamente para propósitos estéticos y para hacer que luzcamos una buena figura, cosa que también hace. Hay una gran cantidad de evidencias científicas que prueban que los niños que hacen más educación física tienen mejores resultados académicos.

Al aprender algo nuevo, como por ejemplo un movimiento, un ejercicio, o una coreografía, se produce una modificación bioquímica en el cerebro que es esencial para la producción de cambios en la conectividad de las neuronas. Y es en esa conectividad donde está la respuesta para el aprendizaje. Ese es el motivo por el cual nunca debemos dejar de aprender. Y en el caso de los niños, siempre deben recibir nuevos y diferentes estímulos, además de muy buenos ejemplos pues, sobretodo en estas edades, están tremendamente ansiosos por aprender, y en su caso, la manera más fácil de hacerlo es observando y copiando. En los seres humanos este tipo de mecanismos de espejo se cree que participan directamente en la comprensión de las conductas de los demás, intervienen en el aprendizaje por imitación y en el procesamiento del lenguaje. La capacidad de imitar es la base de la cultura humana y de la transmisión del conocimiento, por lo que constituye un importante recurso educativo. En eso se basa la educación moderna (o por lo menos debería basarse): que el alumno no sea un mero espectador, sino que participe activamente en su propio aprendizaje, sea en casa o en la escuela. Es la activación de las neuronas espejo.
En todo ese proceso de aprendizaje también es fundamental destacar que en una clase de educación física, o al empezar la práctica del ejercicio físico, la circulación de la sangre aumenta de velocidad, alterando así el metabolismo. El cerebro va tomando medidas de acuerdo con la subida de presión de sangre en el corazón. Esta situación de estrés es solventada con la liberación de una proteína llamada BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro). El BDNF contiene elementos reparadores y a la vez protectores para las neuronas, sobre todo las encargadas de la memoria, y actúa como una llave de reinicio. [1] Es una respuesta al estrés desde un punto de vista molecular.

¿Tenéis idea de la cantidad de estímulos que una buena clase de Educación Física puede generar en los niños, principalmente en las primeras edades?

No tengo muy claro si los gobernantes de algunos países realmente no son conscientes de la importancia de la educación física impartida en las escuelas desde las primeras edades, por un profesor preparado. La inopia que existe en estos casos me hace dudar entre sí realmente no actúan por ignorancia, o por miedo a que se formen cabezas pensantes y con muy buena salud además.
En el proceso de cognición, la parte del cerebro que utilizamos para aprender matemáticas, física o química, es la misma que utilizamos para aprender movimientos y para el desarrollo de la coordinación motora y la psicomotricidad. Se llama Corteza Cerebral  y tiene el 85% del peso del cerebro. En sociedades donde la educación está en los primeros puestos del mundo, las clases de Educación Física y las actividades prácticas y al aire libre tienen una importante relevancia desde las primeras edades. De otra parte, la práctica de actividad física estimula en los niños, y en todas las personas, la liberación de una gran cantidad de sustancias que sirven para bloquear el estrés, al mismo tiempo que les proporciona tranquilidad, alegría y bienestar. Un niño tranquilo y libre de estrés estudia mejor y aprende con mayor facilidad. El ejercicio físico es un gran estimulante para la prevención, mejoría de la salud, y en algunos casos para la recuperación de la misma. El aumento de la producción de las endorfinas ocasionada por la práctica de la actividad física nos produce mayor sensación de placer y bienestar facilitando así el control del estrés. También nos proporciona una subida importante de autoestima haciendo que la persona en cuestión se sienta genial. En el caso de los niños, esto es fundamental, tanto para el aprendizaje como para las relaciones sociales.
Los receptores sobre los que la adrenalina actúa son más sensibles a las moléculas debido a la actividad física; en otras palabras, con el ejercicio físico tendremos una  mejoría de la condición física del individuo, pero con un importante descenso de los niveles de adrenalina. Esto será  beneficioso para la disminución del estrés y también para reducir los factores de riesgo como la hipertensión arterial. La actividad física juega un papel fundamental en el rol de las enfermedades, puesto que es capaz de estimular el cerebro de manera que se haga posible el cambio de la naturaleza de las células, sobre todo por vía del gran flujo de oxígeno que pasa a circular por las arterias con la práctica del ejercicio físico. Eso promueve un ambiente totalmente alcalino en el organismo, haciendo mucho más difícil la propagación de muchas enfermedades y facilitando la recuperación de muchas otras.

Los niños que tienen clases de Educación Física desde las primeras edades, tienen una menor probabilidad de ponerse enfermos ya que el ejercicio físico inhibe la liberación de la ACTH (hormona del estrés), como se ha dicho anteriormente. Al contrario de lo que muchos padres piensan, los niños también pueden sufrir estrés no importando su edad, siendo que muchas veces los niveles pueden ser muy respetables. El estrés inhibe el sistema inmune y ocasiona la bajada de las defensas de la persona que lo sufre, aumentando de una manera desmesurada la posibilidad de tener enfermedades, y si se da el caso de que el niño en cuestión padezca sobrepeso u obesidad, las cosas pueden complicarse aún más. Los médicos recomendamos la práctica de actividad física de manera preventiva a todas las personas, y en los días de hoy, varias investigaciones han comprobado que podemos tratar algunas enfermedades por medio del ejercicio físico y de la alimentación equilibrada. Es de sentido común pensar que si hacemos ejercicio físico desde las primeras edades, fomentaremos una vida más equilibrada, con una gran posibilidad de que ésta esté libre de problemas de salud, tanto en la infancia, como en adolescencia o en las edades adultas.

Como médico, científico, y profesor de educación física, acabo de dar algunas POCAS RAZONES que pueden probar la importancia de la educación física en las primeras edades; y por las “poquísimas” razones que acabo de exponer, me resulta patético escuchar o leer a personas decir que la educación física en la primaria no sirve para nada. Me gustaría que me dieran algunas razones fidedignas, que aporten datos reales de parte de algún gobernante o político que pudiera probarme la lógica de la reducción de horas lectivas de educación física en los currículos escolares, o evidencias de que la educación física no es importante en primaria, o la explicación de afirmaciones que dicen que personas sin la debida formación pueden impartir clases a alumnos de  entre 3 a 5 años, o que cualquier persona pueda dar clases de actividad física y de deportes, aunque no tenga la debida preparación.
En mi vida siempre llevé conmigo una teoría, que es mi manera de pensar en todo lo que hago y que siempre será así:

“Si te propones hacer algo, que sea bien hecho; de no ser así, mejor no hacerlo”.

Ésta sería una estupenda máxima si nos referimos a algunos políticos, o mismo a la educación de un niño.




[1]El blog del Dr.Sergio Simphronio LOS CAMBIOS QUÍMICOS DEL CEREBRO EN EL EJERCICIO FÍSICO Y EL HIPOTIROIDISMO








jueves, 22 de agosto de 2013

DOS HISTORIAS INTERESANTES

Cuando era pequeño  las cosas eran bastante diferentes de lo que son ahora, y en verdad, podría decir que soy afortunado por ello. Nos divertíamos en la calle, y solíamos jugar al fútbol en un pequeño campo que existía cerca de mi casa. Nos reuníamos varios niños,  amigos y conocidos, para jugar. Era genial, pues pese a la gran cantidad de críos que había (tantos que muchas veces teníamos que repartirnos en 3 ó 4 equipos),  reinaba un tremendo respeto y compañerismo entre todos. Unos jugaban mejor, otros peor, otros jugaban de pena, pero lo más importante era que había lugar para todos. Había dos amigos que participaban en estos partidos en la calle  que me llamaban mucho la atención. Uno de ellos era el crack de la calle, pues sus habilidades  despuntaban con mucha diferencia frente a los demás. Nuestro amigo jugaba tan bien al fútbol, que nos sorprendía que no se dedicara a este deporte de manera más seria, federándose y disputando competiciones importantes; en lo referente a los estudios, desafortunadamente,  no se llevaba muy bien con los libros.
Después de una gran insistencia por parte de los demás niños, el crack de la calle decidió hacer una prueba para acceder al único equipo de la zona para federarse y, a lo mejor, poder hacer carrera deportiva.  El día de la prueba, él estaba acompañado por otros chicos del barrio que compartían el mismo objetivo. La prueba era un sábado por la mañana, me acuerdo como si fuera hoy, debido a la tremenda expectación que despertó en la calle.
Mi hermano jugaba en este equipo, y yo todavía era muy pequeño para acceder a las pruebas, pero pude presenciar todo lo que pasó ese día. Había una gran cantidad de niños venidos de todas partes, pues se trataba de un club importante. Nuestro amigo, el crack de la calle, sólo debía hacer aquello que venía haciendo tan bien  desde siempre. Y jugaba tan bien que con imitar su actuación en un día malo de algún partido de los que habíamos presenciado, estaría dentro; pero para mi sorpresa y la de los demás, el chico no se movía, no corría, casi no participaba, no parecía el mismo.  
Al final, el gran crack de la calle tuvo un resultado negativo y no pudo entrar en el equipo y federarse; sin embargo, sorprendentemente, muchos de los chicos del barrio que también se presentaron a la prueba consiguieran aprobar.
Yo tenía casi 7 años de edad, y me sentí bastante confundido frente a aquella situación.     
 
El segundo caso me llama la atención por ser todo lo contrario: era un chico realmente pésimo jugando al fútbol. Todos los demás niños nos manteníamos dentro de los estándares normales de las habilidades para ese deporte, pero nuestro amigo se pasaba de malo; mas, una de las buenas cualidades que tenía  era su persistencia.  El fútbol le encantaba pero no era su deporte. En contrapartida, en el lado intelectual, era una “eminencia”. Le gustaba la lectura, era un as del ajedrez, hacía cálculos matemáticos muy avanzados para su edad con tremenda rapidez y exactitud, poseía un gran conocimiento sobre la historia mundial y, siempre que tenía la oportunidad, nos deleitaba con su sabiduría.
A mis casi 7 años de edad, yo pensaba que las personas extremadamente inteligentes no tenían habilidades deportivas.
Con el paso del tiempo esa persona fue incrementando su inteligencia, lo que era normal, debido a que estaba en fase de crecimiento y a que no paraba de estudiar. Además, era consciente de que el fútbol no era precisamente lo suyo, por lo que estaba constantemente probando nuevos estímulos. Y le pasó algo muy interesante. A sus 14 años empezó a probar otras clases de deportes. Haciendo caso a su gran inteligencia e inquietud deportiva,  probó gran cantidad de deportes, hasta que se decidió con el Taekwondo. Se aplicó en las clases y en los entrenamientos, y en muy poco tiempo estaba examinándose para adquirir los cinturones identificativos de cada nivel. Siguió entrenando de manera muy seria, haciendo que se convirtiera en su deporte número uno, aunque seguía teniendo una gran pasión por el fútbol. En algunos años, consiguió un alto nivel competitivo llegando a conquistar unas cuantas medallas.   
En aquél momento, este hecho me hizo entender que las personas extremadamente inteligentes también podían ser grandes deportistas. En los días de hoy, ese gran amigo de infancia sigue practicando Taekwondo, además de ser juez federal en Brasil.

En el primer caso, mi amigo el crack del fútbol, nunca dejó de ser un crack; lo que le pasó es que estaba acostumbrado a ser el mejor en un espacio reducido y en condiciones inadecuadas, además de que siempre jugaba entre conocidos y se sentía como en casa. Al jugar en la calle no sentía presión, ni tenía ninguna responsabilidad de tener que cumplir objetivos; por ese motivo su cerebro se relejaba y hacía que su inteligencia se divirtiera con el uso de la creatividad. De ahí salían las grandes jugadas que con frecuencia veíamos en la calle.  Pero de repente se encontró en un gran espacio verde, donde las condiciones eran las mejores  (algo a lo que él no estaba acostumbrado en absoluto),  había mucha gente desconocida, una gran presión por tener que aprobar la prueba, pues él era el crack de la calle, y esa situación de estrés era nueva. Se jugaba con un balón decente (oficial), cosa a la que  tampoco estaba acostumbrado.  Todos estos motivos han podido contribuir a que aquel chico suspendiera la prueba, pero el motivo que más le influyó negativamente  fue que su cerebro no estaba acostumbrado a hacer a su cuerpo moverse en tamaña cantidad de espacio. Ante tal desafío,  mi amigo se quedó completamente bloqueado. No se divirtió ese día, y el estrés que padecía se podía notar en su boca reseca; los nervios pudieron con él. Sin embargo, al  año siguiente, el crack de la calle volvió a hacer la prueba y fue el mejor de todos.
¿Habrá entrenado durante todo el año?
Rotundamente no, lo que sí pasó es que aquella situación ya la había vivido, ya conocía los protocolos, el campo en el  que se hacía la prueba, el inmenso verde ya no le asustaba, tampoco el balón oficial. Su cerebro tenía la situación registrada y controlada, y aquél día, el estrés fue inhibido por las endorfinas y la serotonina, que era lo que su organismo estaba acostumbrado a liberar en situaciones parecidas (fútbol de la calle). Ese día  jugó como lo había hecho siempre en la calle.    
El segundo caso  tiene una gran relación con el primero, pues mi otro amigo, al educar su cerebro con otras clases de estímulos, consiguió desenvolver habilidades que hasta aquellos momentos no conocía, al mismo tiempo que adaptó su cuerpo a dichas habilidades de una manera muy favorable.      
Es cierto que, en la mayor parte de las veces, las personas elijen la práctica deportiva en función de sus aptitudes para desarrollar dichos ejercicios, o de la pasión que sienten por determinado deporte o actividad física, cosa que muchas veces es algo inconsciente, puesto que cuando la adaptación mecánica a estos  movimientos se hace de manera rápida, el cerebro configura esa información biomecánica con velocidad; pero eso no quiere decir que un corredor no pueda hacer clases de baile, o que un adepto  a las clases de step no pueda acceder a sesiones de natación.

Escoger el ejercicio perfecto también viene al encuentro de las necesidades que uno tenga  en dado momento de su vida. Las personas que tengan la costumbre de practicar ejercicios aeróbicos  cada día podrían, en determinado momento, hacer clases de estiramientos, o de yoga, y seguro que les vendría muy bien; al mismo tiempo que a los que practican Pilates o Yoga, hacer algo de trabajo aeróbico seguro que les favorecería mucho. Pero como todo en la vida, es de suma importancia que exista un  momento óptimo para ello, al mismo tiempo de que se fomenten la necesidad y la curiosidad. Lo más importante de todo,  es que nunca nadie sea forzado a nada. Es importante dar la información y fomentar la necesidad de hacer  ejercicio por motivos lógicos (ganar salud), pero además del entrenamiento físico diario al  que uno esté acostumbrado, cuanto mayor sea el abanico de posibilidades de hacer diferentes ejercicios dentro de un entrenamiento, mejor. En otras palabras, la  persona que practique una actividad física de manera cotidiana, y que la acreciente con otras clases diferentes de ejercicios,  verá sus capacidades físicas e intelectuales gratamente incrementadas. Eso fue lo que hizo mi amigo, el protagonista de la segunda historia, pero en un primer momento con el objetivo de búsqueda  más que de entrenamiento. Y una vez descubiertas sus nuevas aptitudes  se dedicó a desarrollarlas.  
Cada persona vive en un mundo distinto, pero todos compartimos el mismo planeta.
Lo que sirve para unos, quizás no sirva para otros, y pensar que no es así es una tremenda insensatez. Cada persona disfruta de momentos de vida diferentes. Lo más interesante es que tenemos relojes diferentes, pero todos  marcan la misma hora. 




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martes, 25 de junio de 2013

APRENDER JUGANDO, UNA DE LAS PRINCIPALES CLAVES PARA EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA DE LOS NIÑOS. (parte II)

Aquellas niñas, que eran catalogadas como “sociedad desfavorecida” y que asistían a una escuela en los suburbios de una ciudad de Brasil, fueron capaces de hacer algo asombroso. Con objetivo de desarrollar esa investigación tanto en los países considerados desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, hemos solicitado a una profesora de matemáticas de Finlandia (país que figura en el ranking de educación en los primeros puestos) que nos facilitase  su programa de enseñanza, junto con el examen  y la mejor nota obtenida por su clase. Una vez traducido el programa, hemos contratado a una profesora de matemáticas en Brasil para preparar no solo a aquellas niñas, sino a toda su clase durante solamente dos semanas, para después aplicarles la misma prueba que a los niños finlandeses de la misma edad. Es importante señalar que la profesora finlandesa en cuestión había aplicado la misma prueba tras 4 semanas. Durante estas dos semanas, las niñas seguirán con sus actividades normales, incluyendo el juego de saltar a la comba; ellas y sus compañeros de clase tendrán  1 hora extra de matemáticas en el sistema finlandés. Una vez celebrado el examen, para sorpresa de todos, la media general de la clase fue muy parecida a la de los alumnos finlandeses, pero las niñas en cuestión sacaron mejores notas que sus compañeros, y que los niños finlandeses, siendo que una de ellas superó la mejor nota de la clase europea dentro del curso que hacía. Es muy importante recordar que el sistema educativo finlandés, considerado el mejor del mundo, contempla la actividad física como algo fundamental para el desarrollo cognitivo de los niños. Los resultados del examen  han dejado bastante claro que los estímulos externos, por medio del movimiento y el aprendizaje basado en la necesidad de aprender son fundamentales para el incremento de la inteligencia de los niños. 

El córtex o corteza cerebral  es la parte más importante del cerebro y controla tanto el ejercicio intelectual de estudiar matemáticas, como  el desarrollo de los  movimientos, como por ejemplo bailar. Es la parte pensante del cerebro, y la que nos permite razonar. Es sabido que la mitad derecha del cerebro controla la parte izquierda del cuerpo, y la mitad izquierda del cerebro controla la parte derecha; al mismo tiempo que el lado derecho del cerebro se dedica a controlar la emoción, mientras que el izquierdo, que es la parte más analítica, controla la razón, el discurso y el pensamiento lógico, como por ejemplo el estudio de las matemáticas. El área motora del cerebro incorpora las dos mitades, tanto la derecha como la izquierda, y controla los músculos voluntarios del cuerpo. Al analizar estas informaciones nos damos cuenta de que tanto el estudio de las matemáticas, como los movimientos de nuestro cuerpo y  la actividad física, y el desarrollo de la creatividad, provienen de partes del cerebro que se relacionan directamente, siendo que una puede ayudar al desenvolvimiento de la otra. El gran problema es la falta de sincronía  para conseguir ese hecho, cosa que los finlandeses sí han logrado. Esta es una de las explicaciones por las que aquellas maravillosas niñas consiguieron alcanzar tan alta puntuación en el examen de un contenido programático tan complejo y en tan poco tiempo. Es importante recordar que los compañeros de clase de aquellas niñas también pasaban varias horas del día en la calle desarrollando los más distintos juegos y compartiendo el tiempo con los amigos. También es sabido que el cambio de ideas por medio de la comunicación directa (conversar con los amigos) es una importante vía para el incremento de nuestra inteligencia. Hemos de encontrar el equilibrio. No se trata de abandonar a los niños en la calle, ni desligarse de ellos dejándolos solos jugando con una videoconsola;  tampoco  tenerles olvidados en las actividades extracurriculares. Estas últimas son importantes, pero hay que saber respetar los límites de cada niño, sin olvidar  lo esencial: que sigan siendo niños.

Disminuyamos la tele, el ordenador y las videoconsolas, y facilitemos a los niños los medios necesarios para que incrementen su inteligencia por medio del movimiento y de la creatividad.           
Algunos padres  sabiamente recurren al deporte como una manera de fomentar diferentes estímulos a los niños, pero no es suficiente. Los niños deben jugar con otros niños sin la necesidad de cumplir objetivos. En un entrenamiento supervisado por un entrenador,  que siempre va a exigir resultados aunque  sean niños pequeños,  la presión de saber que si no juegan bien se quedarán  fuera del partido, les supondrá  un factor de estrés; unos se lo toman mejor que otros. Y en muchos otros casos, un tipo deporte puede no ser la mejor opción para determinado niño, y éste lo practicará a disgusto creándole un  estímulo negativo en vez de positivo. Por el contrario, jugar al aire libre con los amigos siempre sacará lo mejor de cada niño.

Con el juego al aire libre, el cerebro del niño se relaja y saca la mejor parte de su estado creativo estimulando el cerebro primitivo de una manera muy positiva y equilibrada, haciendo que tanto el lado derecho como el izquierdo de su  cerebro trabajen en perfecta sintonía; en otras palabras, un niño equilibrado.    De todas formas, estos niños no solo se benefician de los efectos positivos de la actividad física por medio del juego, también son agraciados por el aprendizaje que se les es proporcionado por el desenvolvimiento de la creatividad. Dentro de este aprendizaje podemos añadir: el desarrollo del respeto, de la responsabilidad, el saber  compartir, el desarrollo del liderazgo, de la amistad verdadera, del autocontrol, de la bondad, carácter más tranquilo y, sobre todo, el desarrollo de la inteligencia. Vivir en sociedad es algo muy positivo para los niños, pues desde las primeras edades se fomentan varios principios importantes que serán fundamentales para el resto de sus vidas.  


  

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miércoles, 19 de junio de 2013

APRENDER JUGANDO, UNA DE LAS PRINCIPALES CLAVES PARA EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA DE LOS NIÑOS. (Parte I)


En este artículo quiero compartir una pequeña parte de una interesante  investigación que hice sobre el impacto positivo de la activa física y del juego al aire libre en el desarrollo cognitivo de los niños en edades comprendidas entre los 7 y los 10 años. Las conclusiones de esta investigación estarán en mi próximo libro.
Actualmente existe una preocupación mundial por la obesidad infantil, por la mala alimentación basada en la ingesta de grandes cantidades de calorías unida a la  inactividad  de los niños y los malos hábitos de vida. Son hechos reales dignos de una gran inquietud. Ya se ha  levantado la voz de alarma para que busquemos soluciones a este problema, y por fortuna muchos países se han puesto en marcha para intentar solventarlo; no obstante, existen muchos otros problemas de los que muchas personas ni  siquiera se han percatado. El exceso de actividad diaria que muchos padres imponen a sus hijos es uno de ellos. 
Desafortunadamente, desde un punto de vista científico, hay mucha equivocación acerca  del concepto de vida activa. Si nos enfocamos a los niños, vemos cómo muchos padres insisten en estresarlos con ingentes cantidades de actividades diarias que más bien sirven para mantenerles ocupados, pero no por ello no quiere decir que vayan surtir el efecto esperado en su desarrollo cognitivo. Algunos de  estos padres están preocupados en cuadrar su agenda para que los hijos no estén solos, pero se están olvidando de lo más importante: las necesidades reales de sus hijos, como por ejemplo ser niños y disfrutar de esa niñez (jugar). Es fundamental fomentar el aprendizaje a los niños, pero desde un punto de vista de la necesidad y no de la imposición, es decir, que ellos sientan la necesidad de aprender.     
En uno de mis viajes a Brasil, me dediqué a visitar algunas sociedades desfavorecidas y  a evaluar el comportamiento de los niños y su relación con el aprendizaje y el desarrollo de su inteligencia. En esta maravillosa experiencia, una de las situaciones que más me llamaron la atención para este estudio fue observar a cinco niñas a las que les encantaba saltar la comba. Estas niñas saltaban a la comba bailando a la vez. Dos de ellas movían las combas, y digo “las” porque jugaban con dos largas combas a la vez, una en cada una de las manos, moviéndolas  en sentido contrario; es decir, una la movían hacia la derecha y la otra hacia la izquierda,  al mismo tiempo que las otras tres niñas  saltaban. Era simplemente genial, pues había una música y las dos niñas que movían las combas estaban tremendamente coordinadas, y aceleraban la marcha al mismo tiempo que la disminuían, todo en función del ritmo de la música. Las chicas que saltaban, que eran tres, no podían equivocarse, pues si una de ellas fallaba se tenía que volver a empezar y tenía que cederle el puesto  a una de las que estaban moviendo las combas anteriormente. Era un juego, pero al mismo tiempo todas ejercían una enorme  responsabilidad de trabajar en equipo, pues si fallaba una fallaban todas, rompiendo el ritmo del juego. Era fantástico presenciar la enorme habilidad biomecánica que tenían aquellas pequeñas y me llenaba de satisfacción contemplar la alegría con la que disfrutaban de un juego tan simple, al mismo tiempo que lo tomaban con una tremenda responsabilidad. ¿Tenéis una remota idea de la cantidad de estímulos que recibían todas aquellas niñas?  Con aquel juego trabajaban intensamente su coordinación motora, recibían una ingente cantidad de estímulos  auditivos, de estímulos visuales, de estímulos nerviosos,  a la vez que eran estimulados muchos neurotransmisores. Además se producía la estimulación de la ACTH (hormona del estrés), al mismo tiempo que se la inhibía. Trabajaban su sistema cardiovascular, estimulaban la inhibición de la AMPK (la hormona de la pereza), quemaban calorías, eran estimuladas varias clases de inteligencias, como la espacial, la musical, la inteligencia interpersonal  e incluso la inteligencia matemática. Con aquel sencillo juego, se desarrollaban  en aquellas niñas varios protocolos existentes en la vida en sociedad, pues tenían que compartir las experiencias de los errores y las de los aciertos; tenían que ponerse de acuerdo para que todo el equipo funcionase de una manera óptima. Todas debían estar muy centradas en lo que hacían, pues en el éxito de una estaría la victoria de todas; además, una de las cosas que más me llamaron la atención era el compañerismo que había entre ellas.

Si enfocamos el tema desde otro punto de vista, saltar a la comba representa un importante entrenamiento aeróbico que produce una excelente  mejoría de las capacidades cardiovascular. Aquellas niñas practicaban este juego de dos a tres horas al día, y de una manera ininterrumpida. Utilizaban 6 músicas diferentes, pero todas con la misma intensidad, estilo y velocidad. Eran unas verdaderas atletas de la comba, y la edad de las cinco estaba comprendida entre los ocho y los nueve años. En definitiva, el cuerpo de aquellas niñas se ponía en marcha de una manera realmente asombrosa, y todo ello con un sencillo juego de calle, que  además  se ha utilizado desde hace mucho.
Si analizamos la preparación física que el ejercicio de saltar a la comba les proporcionaba, y si al mismo tiempo añadimos la colosal cantidad de estímulos que ese juego al aire libre les facilitaba, podemos concluir que estas niñas estaban incrementando su inteligencia de una manera descomunal, y eso se reflejaba en las notas que sacaban en el curso escolar. Las cinco amigas iban por delante de sus compañeros, pero con una tremenda ventaja. Participaban activamente en las actividades  escolares, y extracurriculares, cuando podían, pues  algunas de ellas tenían responsabilidades en sus casas que eran  impuestas por sus padres, pues éstos trabajaban y ellas tenían que ayudar a cuidar de sus hermanos menores. Al hablar con las profesoras de estas niñas, nos comunicaban que su comportamiento era ejemplar, que eran extremadamente educadas, responsables y, en palabras textuales de una de las profesoras: “Es un placer enseñar a estas personas, pues ellas quieren aprender, además de que es muy fácil enseñarles”.


Continuará…



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miércoles, 16 de enero de 2013

ESTUDIO COMPARATIVO DEL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EN LOS NIÑOS A TRAVES DEL MOVIMIENTO


Hace algunos años dirigí un estudio sobre  el incremento de la inteligencia en los niños por medio de estímulos neuromusculares. Es sabido que en el desarrollo del movimiento, el cerebro debe enviar una cantidad inusual de órdenes a los demás órganos para que la sincronía neuromuscular sea la esperada. De otra parte, cuanto mayor es la cantidad de estímulos que recibamos por medio de los movimientos (la actividad física o el deporte) y de otras herramientas como la música sincronizada con el movimiento (la danza), mejores serán las capacidades de nuestro cerebro, a la vez que aumentaremos las sinapsis neuronales e incrementaremos nuestra inteligencia.
Este estudio fue desarrollado en niños de países en vías de desarrollo y en países de los considerados de  “primer  mundo”. La idea era tener parámetros de comparación en el nivel de aprendizaje a través del movimiento y el desarrollo cognitivo de los niños de estas dos clases de países. Durante 4 años fueron estudiados 1.200 niños de edades comprendidas entre los 7 y los 12 años. Fijé estas edades por el motivo de que a los 7 años es la edad en la que  está casi consolidado el carácter del niño, y los 12 años por entrar en la  adolescencia. También tenía como objetivo estudiar la influencia de la  revolución hormonal que sufre el preadolescente en el desarrollo de la inteligencia.
Ha sido estudiado el rendimiento escolar de cada uno de los niños, junto con su nivel de atención en las clases, las actividades extraescolares, el número de clases de Educación Física que tenían en la escuela a la semana y su programa de ejercicios. También se medía la práctica de actividad física fuera de la escuela, su nivel de psicomotricidad, el número de horas que destinaban para estudiar en casa, si eran hiperactivos y, en caso afirmativo, el nivel de hiperactividad que tenían, si padecían estrés o ansiedad y, principalmente, si tenían una buena dieta.
La disparidad entre la ingesta calórica  y la falta de actividad física, es uno de los hechos responsables del estrés y  la ansiedad que padecen muchos niños en el mundo. En la existencia de esta desarmonía, el ser humano nunca gozará del equilibrio en su plenitud. Estos desequilibrios pueden ocasionar enfermedades, además de otros problemas que podrían ser fácilmente solucionados corrigiendo estas desigualdades. Ante tal desequilibrio, el metabolismo debe adaptarse a la situación con el fin de propiciar el mejor funcionamiento del organismo y el cerebro debe trabajar de una manera resolutiva para garantizar el mejor desempeño de todos los órganos y del flujo sanguíneo.  
La energía que adquieren los niños diariamente por medio de la alimentación no debe acumularse, sino que debe  ser consumida por medio de actividades que permitan ese hecho y que también les proporcione un incremento en su cognición por medio del fomento de nuevos y diferentes estímulos que les permitan aumentar el número  de  neuronas y  las sinapsis entre ellas. Entre las actividades más recomendables para ello están la práctica deportiva o de actividad física.
En ausencia de actividades que fomenten dicho estímulos y si además la ingesta calórica no es condecente con el gasto, aparte de los posibles problemas de salud que se pueden derivar, también pueden surgir inconveniencias para el desarrollo de un aprendizaje más efectivo. La actividad física o el deporte favorecen el aumento de flujo sanguíneo, y eso también ocurrirá en los vasos que se conectan con el cerebro; consecuentemente el cerebro recibirá más sangre y aumentará su capacidad de cognición, impulsando así  una mayor cantidad de sinapsis. Por otro lado, para los niños el deporte es muy interesante por  la inhibición que ocasiona en la hormona del estrés, la ACTH. Otro de los puntos importantes que hay que resaltar sobre la importancia de la actividad física o del deporte en los niños, es el incremento de la coordinación motora que se adquiere con su práctica: es un hecho incontestable el aumento de la psicomotricidad que se genera. También es sabido que la falta de ejercicio físico propicia el descontrol del peso corporal y la aparición de varias clases enfermedades, tanto  en los niños como en los adultos. 
Es interesante resaltar que la investigación comprobó que una gran parte de los niños de países desarrollados tienen importantes déficits en su dieta y que su calidad de vida no es la ideal. Infelizmente muchas personas mesuran el comer bien o mal por las cantidades y  por los excesos, y no por la calidad; pero eso es un error, puesto que el desequilibrio metabólico que presentaran muchos niños investigados en estos países, en su gran mayoría, son  dignos de una gran preocupación. De otra parte, al medir la calidad de vida, no nos hemos centrado en  la ubicación geográfica, sino en la manera en la que viven estos niños  y de qué forma se fomenta su salud.
En estos países los padres llevan sus hijos al colegio en coche, cuando no van en el autobús escolar. Hemos comprobado que   la mayor parte de estos niños no desarrollan ninguna actividad deportiva al volver de la escuela  y pueden estar más de 8 horas al día delante de una consola o viendo la televisión, además de que la gran mayoría  no tiene una disciplina nutricional. Esto es tremendamente preocupante.
Hemos de dar una especial atención no solo en prevenir la obesidad, sino sobre todo en combatir el sedentarismo. En muchos casos relacionados  con  niños o con adultos, al haber obesidad siempre se recomienda hacer dieta, pero está comprobado que la cosa no debe  terminar ahí: la actividad física es algo fundamental en estos casos.
De otra parte, al promover  el ejercicio físico en los niños, se fomentará la disminución de episodios de agresividad. Cuando practicamos deportes o actividad física, es sabido que ocurre la liberación de varios neurotransmisores que se encargan de disminuir el dolor, de fomentar el placer y, de entre varios efectos se produce, como ya ha sido citado anteriormente, la inhibición de la hormona del estrés. Por este motivo, los niños que practican actividad física son más tranquilos y tendrán  mayor predisposición al uso de la creatividad.      
Por desgracia, el sedentarismo está  muy presente en muchos de los países considerados de “primero mundo”.

Si queréis saber más sobre esta interesante investigación y conocer las conclusiones sobre cómo el ejercicio físico influye en el aprendizaje de los niños de países en vías de desarrollo y en países desarrollados, no dudéis en leer mi próximo libro.  

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miércoles, 5 de diciembre de 2012

COMO EL EJERCICIO FISICO PUEDE INCREMENTAR LA INTELIGENCIA DE LOS NIÑOS.


Es sabido que el deporte  y la actividad física son de las mejores cosas que se recomiendan para fomentar una vida sana. Se recomienda el ejercicio físico por los varios efectos positivos que ejerce sobre nuestra salud y para la prevención de muchas enfermedades. La alimentación saludable va de la mano con la actividad física, y son el eje fundamental para que nuestro cuerpo pueda mantenerse sano. Por fortuna, en los días de hoy, existe una gran cantidad de campañas informativas que facilitan estos consejos a todas las personas,  en todas las partes del mundo. Estos consejos van en el sentido de proporcionar una evidencia científica a todas las personas para que abandonen la vida sedentaria y la alimentación  hipercalórica,  y asuman un estilo de vida más saludable.
En todo este contexto, una población muy importante y que carece de muchos cuidados y atención, se empieza a tener en cuenta: la de los niños.  Las campañas informativas enfocadas a la obesidad infantil y al sedentarismo que se hacen en todo el mundo aún son muy incompletas. Desafortunadamente una inmensa parte de la población no las  está tomando en serio. El sedentarismo infantil sigue subiendo y, a consecuencia de ello, la obesidad y muchas otras enfermedades asociadas. Son temas de extremada preocupación que no solo deben de inquietar a los educadores, sino, y sobre todo a los padres.
De otra parte, en muchos países la actividad física en los colegios disminuye a cada año, y en muchas situaciones los ejercicios físicos son relacionados con los  castigos, cuando debería de ser más bien al revés. A los niños no les gusta practicar actividad física, no les gusta moverse y, en muchas situaciones, prefieren quedarse dentro de casa viendo la tele. En los países desarrollados, un niño puede estar delante de la tele 8 horas al día, y mucho más que eso delante de un ordenador o de una consola de videojuego.
¿Qué hay de los libros?
Los padres llevan a los niños al colegio en coche, aunque muchas veces el centro esté a tres manzanas de su casa.
Varias investigaciones han determinado que la mitad de los críos en edades de preescolar y escolar no realizan una  adecuada y  habitual  actividad física en su tiempo libre, sobre todo las niñas. Nada más llegar de la escuela, se sientan delante de la tele, del ordenador, o cogen la consola y empiezan a jugar. Además del sedentarismo, otro problema que ya empieza a surgir en las consultas, son los dolores de espalda en la zona cervical de los niños, que en casos como estos, provienen de la mala utilización de las  posturas del cuello, delante de las consolas y de los ordenadores debido, sobre todo, a la gran cantidad de tiempo que permanecen en esa situación. Es asombroso el incremento de la reducción de la actividad física en los niños de hoy. Los paseos, los juegos al aire libre con los amigos, la bicicleta, parece que son cosas del pasado. El sedentarismo propicia la mala calidad de vida y, en consecuencia, enfermedades como el colesterol alto, diabetes, hipertensión arterial, depresión, problemas cardiacos y circulatorios. Es importante que los padres sean conscientes de que los niños sí pueden padecer estas enfermedades y la solución de este problema, por  vía de la prevención, incumbe en primer lugar a los padres y después  a los educadores. Es fundamental que padres y educadores infundan la idea a los pequeños de tener la costumbre de hacer ejercicio físico y les expliquen sus beneficios y la importancia para nuestra salud, en las primeras edades y para el futuro.     
Si enfocamos de una manera diferente a la práctica del ejercicio físico desde las primeras edades, nos damos cuenta de que solo existen beneficios. En lo que versa respecto al desarrollo de la inteligencia del niño, la práctica de la actividad física es algo fundamental.  Hay más de 14 estudios que han comprobado que los niños que hacen ejercicio tienen un mejor rendimiento académico.  Debido al aumento del flujo sanguíneo que llega al cerebro se mejora su  oxigenación; de otra parte, los factores de crecimiento se incrementan de una manera muy significativa, lo que favorece en los niños la creación de nuevas neuronas y potencia la flexibilidad sináptica del cerebro, lo que es fundamental en estas edades. Cuanto mayor la cantidad de redes y conexiones neuronales se creen en las edades comprendidas entre 12 y los 20 años, mayor será  la capacidad cognitiva de esta persona. Además, el ejercicio físico también aumenta las cantidades de dos neurotransmisores (noradrenalina y endorfina), que disminuyen el estrés, mejoran el ánimo y son importantes para conseguir un mejor aprendizaje. Con la disminución del estrés, la cognición mejora, pues el estrés es una respuesta de defensa del organismo frente a un posible peligro. Al someterse al estrés, el cerebro del niño estará pendiente de otras conductas de defensa, y se inhibirá la posibilidad de utilizar la creatividad.
 De otra parte, con la aplicación del ejercicio físico en los niños, ocurre la liberación de moléculas químicas que ayudan en el funcionamiento de las neuronas y sus redes (factores de crecimiento).
La actividad física también fomenta la mejoría de la coordinación motora.
Cuanto mejor es la coordinación motora mejores serán las respuestas neurofisiológicas de cara a los estímulos musculares.  La coordinación motora proporciona una mejor acción muscular y a la vez perfecciona la interpretación nerviosa del movimiento. Estando el cerebro en equilibrio con el cuerpo, cualquier clase de estímulos que recibamos  será rápidamente asimilada.  Las sinapsis cerebrales funcionarán de una manera bastante más acelerada y las respuestas musculares se harán de una manera inmediata. No existen niños patosos, sino aquéllos que no han sido estimulados neurofisiologicamente. Es importante tener en cuenta que el ser humano, en su mayoría, hace lo que ve y no lo que escucha, así que para los niños los ejemplos son más impactantes que las palabras. Un padre no puede pretender que su hijo diga por favor para pedir algo a los demás si no predica con el ejemplo. Al mismo tiempo, fomentar la práctica de la actividad física en los niños desde las primeras edades es algo inteligente, pero si los padres no le estimula enalteciendo el ejercicio físico practicándolo, puede que el niño en un dado momento no se sienta estimulado y lo deje. Los ejemplos de los padres son los más representativos e importantes.        
Si os interesa saber más sobre ese tema, fue publicado una interesante investigación en la revista  “Archives of Pediatrics & Adolecente Medicine”

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