Hace algunos años dirigí un estudio
sobre el incremento de la inteligencia
en los niños por medio de estímulos neuromusculares. Es sabido que en el
desarrollo del movimiento, el cerebro debe enviar una cantidad inusual de
órdenes a los demás órganos para que la sincronía neuromuscular sea la
esperada. De otra parte, cuanto mayor es la cantidad de estímulos que recibamos
por medio de los movimientos (la actividad física o el deporte) y de otras
herramientas como la música sincronizada con el movimiento (la danza), mejores
serán las capacidades de nuestro cerebro, a la vez que aumentaremos las
sinapsis neuronales e incrementaremos nuestra inteligencia.
Este estudio fue desarrollado en niños de
países en vías de desarrollo y en países de los considerados de “primer
mundo”. La idea era tener parámetros de comparación en el nivel de
aprendizaje a través del movimiento y el desarrollo cognitivo de los niños de
estas dos clases de países. Durante 4 años fueron estudiados 1.200 niños de
edades comprendidas entre los 7 y los 12 años. Fijé estas edades por el motivo
de que a los 7 años es la edad en la que
está casi consolidado el carácter del niño, y los 12 años por entrar en
la adolescencia. También tenía como
objetivo estudiar la influencia de la
revolución hormonal que sufre el preadolescente en el desarrollo de la
inteligencia.
Ha sido estudiado el rendimiento escolar de
cada uno de los niños, junto con su nivel de atención en las clases, las
actividades extraescolares, el número de clases de Educación Física que tenían
en la escuela a la semana y su programa de ejercicios. También se medía la
práctica de actividad física fuera de la escuela, su nivel de psicomotricidad,
el número de horas que destinaban para estudiar en casa, si eran hiperactivos
y, en caso afirmativo, el nivel de hiperactividad que tenían, si padecían
estrés o ansiedad y, principalmente, si tenían una buena dieta.
La disparidad entre la ingesta calórica y la falta de actividad física, es uno de los hechos responsables del
estrés y la ansiedad que padecen muchos
niños en el mundo. En la existencia de
esta desarmonía, el ser humano nunca gozará del equilibrio en su plenitud.
Estos desequilibrios pueden ocasionar enfermedades, además de otros problemas
que podrían ser fácilmente solucionados corrigiendo estas desigualdades. Ante
tal desequilibrio, el metabolismo debe adaptarse a la situación con el fin de
propiciar el mejor funcionamiento del organismo y el cerebro debe trabajar de
una manera resolutiva para garantizar el mejor desempeño de todos los órganos y
del flujo sanguíneo.
La energía que adquieren los niños
diariamente por medio de la alimentación no debe acumularse, sino que debe ser consumida por medio de actividades que
permitan ese hecho y que también les proporcione un incremento en su cognición
por medio del fomento de nuevos y diferentes estímulos que les permitan
aumentar el número de neuronas y
las sinapsis entre ellas. Entre las actividades más recomendables para
ello están la práctica deportiva o de actividad física.
En ausencia de actividades que fomenten
dicho estímulos y si además la ingesta calórica no es condecente con el gasto,
aparte de los posibles problemas de salud que se pueden derivar, también pueden
surgir inconveniencias para el desarrollo de un aprendizaje más efectivo. La
actividad física o el deporte favorecen el aumento de flujo sanguíneo, y eso
también ocurrirá en los vasos que se conectan con el cerebro; consecuentemente
el cerebro recibirá más sangre y aumentará su capacidad de cognición,
impulsando así una mayor cantidad de
sinapsis. Por otro lado, para los niños el deporte es muy interesante
por la inhibición que ocasiona en la
hormona del estrés, la ACTH.
Otro de los puntos importantes que hay que resaltar sobre la
importancia de la actividad física o del deporte en los niños, es el incremento
de la coordinación motora que se adquiere con su práctica: es un hecho
incontestable el aumento de la psicomotricidad que se genera. También es sabido
que la falta de ejercicio físico propicia el descontrol del peso corporal y la
aparición de varias clases enfermedades, tanto
en los niños como en los adultos.
Es interesante resaltar que la
investigación comprobó que una gran parte de los niños de países desarrollados
tienen importantes déficits en su dieta y que su calidad de vida no es la
ideal. Infelizmente muchas personas
mesuran el comer bien o mal por las cantidades y por los excesos, y no por la calidad; pero
eso es un error, puesto que el desequilibrio metabólico que presentaran muchos
niños investigados en estos países, en su gran mayoría, son dignos de una gran preocupación. De otra
parte, al medir la calidad de vida, no nos hemos centrado en la ubicación geográfica, sino en la manera en
la que viven estos niños y de qué forma
se fomenta su salud.
En estos países los padres llevan sus hijos
al colegio en coche, cuando no van en el autobús escolar. Hemos comprobado
que la mayor parte de estos niños no desarrollan
ninguna actividad deportiva al volver de la escuela y pueden estar más de 8 horas al día delante
de una consola o viendo la televisión, además de que la gran mayoría no tiene una disciplina nutricional. Esto es
tremendamente preocupante.
Hemos de dar una especial atención no solo
en prevenir la obesidad, sino sobre todo en combatir el sedentarismo. En muchos
casos relacionados con niños o con adultos, al haber obesidad
siempre se recomienda hacer dieta, pero está comprobado que la cosa no debe terminar ahí: la actividad física es algo
fundamental en estos casos.
De otra parte, al promover el ejercicio físico
en los niños, se fomentará la disminución de episodios de agresividad.
Cuando practicamos deportes o actividad física, es sabido que ocurre la
liberación de varios neurotransmisores que se encargan de disminuir el dolor,
de fomentar el placer y, de entre varios efectos se produce, como ya ha sido
citado anteriormente, la inhibición de la hormona del estrés. Por este motivo,
los niños que practican actividad física son más tranquilos y tendrán mayor predisposición al uso de la
creatividad.
Por desgracia, el sedentarismo está
muy presente en muchos de los países considerados de “primero mundo”.
Si queréis saber más sobre esta interesante investigación y conocer las
conclusiones sobre cómo el ejercicio físico influye en el aprendizaje de los
niños de países en vías de desarrollo y en países desarrollados, no dudéis en leer mi próximo libro.
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