martes, 29 de mayo de 2012

EL EJERCICIO FÍSICO COMO MEDICINA PREVENTIVA EN NUESTRA VIDA LABORAL


En muchas circunstancias nuestra vida laboral puede no estar en consonancia con la salud de nuestro cuerpo. Desafortunadamente estamos constantemente repitiendo movimientos que muchas  veces son antianatómicos y pueden traer consecuencias muy importantes. Si analizamos las más variadas profesiones, en cada una de ellas podremos encontrar un punto de reflexión  que deberíamos tener  en cuenta para la mejoría de nuestra calidad de vida. La autodefensa postural debe  ser uno de los puntos álgidos de esa reflexión.  En un día laboral trabajamos muchas horas, y dentro de éstas actuamos de las más distintas maneras con nuestra musculatura, pero a medida que nuestros músculos se empiezan a cansar, pierden fuerza para ejercer el soporte de la sobrecarga de las posturas físicas que asumimos a cada momento, además de su  flexibilidad. Es cuando surgen los problemas.
Como los dentistas por ejemplo. Estos profesionales suelen repetir constantemente los movimientos de  los brazos haciendo una contracción isométrica en los trapecios  para poder ejecutar los tratamientos en los pacientes. La  sobrecarga en los  trapecios puede  hacerse  muy intensa. Hay una gran cantidad de personas  de esa área que a consecuencia  de las malas posturas en su  trabajo, consiguen una descompensación muscular que en muchos casos puede derivarse en una escoliosis, y hasta  una rectificación de las  vértebras cervicales que les producirá un tremendo malestar y sobre todo en  el último caso, mareos, adormecimiento en manos, etc..
Estando en sexto de medicina, desarrollé un programa de ejercicios direccionado a los cirujanos. Aprovechando mis conocimientos por mi formación  en el área de la Educación Física, me fijé en las necesidades de esa población, de la que ya hacía parte en estos momentos. Me di cuenta de que los profesionales que nos dedicamos a ese tipo de trabajo, sufrimos un estrés muscular muy importante debido a la gran cantidad de horas que muchas veces tenemos que invertir en una operación y  muchas veces repitiendo las mismas posiciones una y otra vez. Un cirujano puede estar más de 5 horas operando a un paciente ejecutando la misma posición. Después de 20 a 30 minutos es muy difícil seguir  en la misma postura y mantener la efectividad muscular, debido a que las contracciones isométricas producen estrés muscular con tremenda rapidez, principalmente cuando dichos músculos  no están entrenados. Es en este momento  cuando el malestar empieza a dominar nuestra musculatura. Por ese motivo enseñé a mis compañeros algunos trabajos de calentamiento para ser utilizados antes de entrar en quirófano. Les enseñé también algunos ejercicios de estiramientos de trapecios, esternocleidomastoideo, deltoides, lumbares, dorsales, pectorales, femorales, cuádriceps, gemelos. El éxito de la idea  y la aceptación de los ejercicios  por parte de mis profesores fue  tan grande, que  hace poco me he enterado que pasados 17 años siguen utilizando mis técnicas en mi Universidad,  y en algunos hospitales de Estados Unidos  hasta hoy.
Según la vida laboral que tenemos, es interesante dar a nuestro cuerpo un  entrenamiento físico condecente a nuestro estilo de vida. De ahí la importancia de hacer ejercicios para sentirse bien. Ejercitar la musculatura no es solo un hecho importante para la estética, sino para la salud. Cuanto mejor entrenado está nuestro cuerpo, mejor será la preparación de los músculos ante las adversidades del día a día, incluyendo las del trabajo; mayor será el rendimiento y menor serán las bajas laborales por enfermedad.               
Otro ejemplo de vida laboral muy preocupante desde un punto de vista traumatológico, es el de los butaneros (repartidores de gas). Éstos más que nadie necesitan ciertos cuidados para el desarrollo de su profesión, pues de no ser así, en un corto espacio de tiempo su cuerpo podrá padecer algunas molestias muy importantes. En este caso en concreto hay una preocupación translúcida, pues hemos de tener en cuenta que estas personas llevan en los hombros una  carga importante de peso una y otra vez, subiendo y bajando bombonas de butano en el camión durante muchas horas del día y lo que es peor, empiezan a trabajar  muy temprano, y sin previo calentamiento, se ponen a cargar peso sobre la espalda. De otra parte son muy pocos los que practican actividad física con un entrenamiento direccionado al fortalecimiento muscular generalizado, además de los pertinentes estiramientos.
De seguir así, con el paso del tiempo un gran número de estas personas podrán sufrir  hernias discales que a la larga les imposibilitará en  la realización de su trabajo. Además de la actividad física como una manera de fortalecer la musculatura de estos profesionales, en los cursillos de formación para la ejecución de esa clase de tarea, también deberían ser abordadas las técnicas para levantar y bajar un peso del suelo de una manera que puedan  proteger su espalda fomentando sobre todo la utilización de las piernas con las pertinentes flexiones de rodillas. Todo con el objetivo de quitar tensión de la zona lumbar provocando así la adecuada transferencia de sobrecarga. Dentro de esa población es verdaderamente preocupante la cantidad de incidencias relacionadas con el dolor de espalda.
De una manera un poco distinta, pasa algo parecido con las personas que se dedican a la construcción. Son trabajos físicos que se desarrollan con constantes sobrecargas que afectan a los músculos de una forma significativa: de no tomarse los debidos cuidados, el cuerpo puede resultar perjudicado de una manera muy importante. En una inmensa cantidad de casos similares, estas personas argumentan que demasiado cansancio llevan encima como para ponerse a entrenar en un gimnasio después de un día  de trabajo. Por un lado llevan razón, pero todo es una cuestión de empezar. El cuerpo funciona por estímulos y tiene una capacidad de asimilación y respuesta impresionante. No importa la actividad que realizamos,  somos todos atletas del día a día y necesitamos dar a nuestro cuerpo mucho más de lo que le pedimos, al igual que hacen los atletas del mundo deportivo. Ese “más” está relacionado con la alimentación,  la  actividad física  y el descanso.   
Independiente de la actividad que uno desenvuelva, es fundamental tener calidad de vida, pero igual de importante es estar siempre un paso por delante de las situaciones. La prevención es una condición imprescindible para que se puedan evitar futuros problemas como los que anteriormente he citado. Si paramos para pensar, la solución para casos como estos es más simple de lo que imaginamos; basta con un poco de información y buena voluntad.  En los caso donde se aprecia la existencia de anomalías ocasionadas por estos trabajos de sobrecarga (hernias discales, aplastamientos de vértebras, artrosis, etc.) es fundamental buscar ayuda de un médico para que éste pueda evaluar la situación y prescribir la mejor manera de  tratar la lesión evitando así las molestias físicas que siempre son acompañadas por el dolor y el malestar.            
En los ejemplos anteriores hice mención a  la ayuda que la actividad física puede proporcionar a los problemas relacionados con las  anomalías  ocasionadas en los aspectos musculares, pero esa ayuda va mucho más lejos que esto. La actividad física y el deporte contribuyen de manera significativa  al  mantenimiento de la buena salud y la prevención de enfermedades en todos los aspectos. Por ese motivo los profesionales de la salud son de relevante transcendencia para el sustento de ese proceso, pero nunca podemos dejar de reconocer la importancia de los  profesionales  de la   Educación Física,  pues  sin quitar peso a los demás  profesionales, éstos son y siempre serán los arquitectos del bienestar.

martes, 22 de mayo de 2012

¿PEREZA O COMODIDAD?


Cada día vemos casos de personas que se hunden en el sedentarismo y en muchos de estos casos se pierden en el sobrepeso o en la obesidad, fruto de la falta de actividad física y de la mala alimentación. En la mayor parte de estos  casos,  el motivo  es  la falta de interés  o de ganas de empezar un programa de entrenamiento acompañado de una dieta. El ser humano es un  animal de costumbres, así que siempre buscamos lo más cómodo e intentamos no complicarnos la vida. Desde las acciones más simples hasta las más complicadas, siempre buscamos la manera menos enredada de hacer las cosas.  Ser práctico no es lo mismo que ser perezoso.
Todos los días encontramos una tremenda cantidad de casos de personas que  se proponen  perder peso, justo después de las fiestas  o de haberse pegado unas vacaciones de órdago donde la inactividad y los excesos imperaban  las 24horas del día. Una vez de vuelta a la realidad, estas mismas personas se dan cuenta de las consecuencias de dicha inactividad, y mirándose al espejo notan  que se han  producido  algunos cambios en su figura. No les gusta lo que ven, y toman la actitud de recuperar la línea que tenían antes de que se produjera tan estrepitoso cambio. Sin pensar, dejan de comer no preocupándose por  las consecuencias de este hecho. En anteriores artículos he hablado justamente sobre los problemas que conllevan acciones de este tipo.
¿Por qué no se  plantean en  buscar ayuda y empezar un buen programa de actividad física y de alimentación?
Muchas de esas personas dicen que no tienen paciencia de seguir un programa de entrenamiento, otras comentan que no aguantan hacer ejercicios, otras que no soportan practicar actividad física  y que tampoco les gusta sudar. En  otros casos  atribuyen su inactividad a la falta de tiempo, pero lo cierto es que en cualquier de estas situaciones, la pereza se hace presente. Cuando uno quiere, uno saca tiempo y ganas de donde haga falta.
Muchas veces nos acomodamos en las situaciones que desarrollamos por osmosis y actuamos fuera de la lógica y del sentido común, todo ello con el objetivo de gastar lo mínimo de energía posible y de hacer la vida más descansada.
¿Pereza o comodidad?
Que sea una cosa o la otra, el cuerpo está concebido para moverse, pero en muchos casos los seres humanos  nos  olvidamos  de la existencia de esta realidad  y  hacemos exactamente  lo contrario. En muchas circunstancias  comunes, no  somos conscientes de los peligros que entrañan varias de las  acciones que  ejecutamos a lo largo del día. Como un ejemplo, sujetar el teléfono con los hombros: hablar por  teléfono practicando  una mala postura con el cuello,  subir el trapecio equilibrando el aparato en el hombro  puede ocasionarnos  graves problemas, y por increíble que pueda parecer es una situación frecuente que todas las personas ven como normal. Si preguntamos a cualquier  persona que tenga esta costumbre, nos contestaría: “a veces tenemos que apuntar algo que nos comentan por teléfono y no nos queda otra que utilizar esa postura.”
¡Menuda excusa y tremendo error!
Está comprobado que una acción como esta es peligrosa, además de que puede llegar a ser letal. En una publicación científica del diario médico británico “Neurology”,  cuenta que un psiquiatra francés  estuvo durante  una hora hablando  con el teléfono entre la cabeza y el hombro izquierdo.  Al colgar la llamada,  sufrió una ceguera temporal  acompañado de dificultad en el habla, y acto seguido se le produjo un derramen cerebral.
Eso  puede ocurrir, pues el individuo al utilizar esa posición para hablar por teléfono, sin darse cuenta va presionando cada vez más la cabeza hacia abajo  y a la vez subiendo el hombro de una manera involuntaria. Esa presión hace que un  minúsculo hueso,  a la vez puntiagudo situado debajo de la oreja izquierda y detrás de la mandíbula, vaya rompiendo  los vasos sanguíneos que conducen la sangre hasta el cerebro. Este huesito puntiagudo se llama “Apófisis Estiloide” y debe estar en una situación cómoda dentro de la circunferencia de su ubicación. Hablar por teléfono de esa manera es una práctica muy común en las oficinas, pues con el objetivo de minimizar el tiempo, las personas intentan hacer  tres cosas a la vez sin  preocuparse por su salud.     
¿Dónde termina la comodidad y dónde empieza la pereza?
Una interesante investigación llevada a cabo por la Universidad de McMaster (Canadá), concluyó que la pereza es ocasionada  por la pérdida de dos genes. En este estudio co-dirigido por el científico Gregory Steinberg (Profesor Asociado del Departamento de Medicina de la Universidad de McMaster), trabajaron con ratones que no tenían dos de los genes que controlaban la actividad de la proteína AMPK. Ésta se pone en marcha cuando hacemos ejercicios y una de sus actividades es auxiliar  el  aumento  del consumo de  azúcar  y de oxígeno en los músculos. Explica  el científico  que a los ratones les gusta correr, pero mientras los ratones normales corrían ingentes cantidades de kilómetros,  los que habían  perdido estos genes hacían carreras cortísimas. Su apariencia era sana al igual que los demás. Al carecer de dicho genes, estos animales tendrán un  menor nivel de mitocondrias (la central  energética de las células) y eso hace que sus músculos tengan mayor dificultad en absorber la glucosa mientras se ejercitan. Cuando practicamos actividad física y hacemos ejercicios con regularidad, los niveles de mitocondrias en los músculos suben significativamente y si la situación es inversa  pasa lo mismo, pero al revés, y la concentración de este componente se reduce. La enzima AMPK es la que controla esta producción. Si disminuimos la  actividad física, reduciremos los niveles de mitocondrias en nuestros músculos y haremos que nos cueste cada vez más hacer ejercicios.  
Por ese motivo cuando nos vamos de vacaciones y nos quedamos en la inactividad de ejercicios físicos, algunas veces nos cuesta volver a nuestro ritmo normal de vida dentro de la actividad física, pero eso nos pasa a todos los que practicamos ejercicio  y más aún a los que no lo practican.  A las personas a las que me refería al principio de este artículo,  un cambio de actitud no les vendría nada mal para su salud.
A veces nos acomodamos en las situaciones que desarrollamos de manera inconsciente  y  actuamos fuera de la lógica y del sentido común, todo ello con el objetivo de gastar el mínimo de energía posible.
¿Pereza o comodidad?


martes, 15 de mayo de 2012

LA RESPIRACIÓN


Respirar es un acto de vida, es condición imprescindible para nuestra supervivencia, motivo por el cual es fundamental que tengamos los pulmones libres de impedimentos para la realización de su tarea, de no ser así, es  esencial que se busque la ayuda de un médico. Todos sabemos que respirar es algo importante, pero lo hacemos porque  hemos nacido con esta facultad, sin embargo gran parte de las personas no tienen muy claro cómo  ocurre.
La respiración es el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre la atmósfera y las células del organismo.  El oxígeno que se respira se mezcla en el organismo con el carbono y el hidrógeno  que  adquirimos  con los alimentos. El oxígeno es un gas  incoloro e inodoro  que ocupa un 21% del aire atmosférico y es esencial para la mayoría de las formas de vida. El dióxido de carbono es un gas incoloro e inodoro  que se forma  en los tejidos  corporales y es eliminado por los pulmones 
Estas reacciones producen calor y energía  fundamentales  para muchos procesos del organismo.  El dióxido de carbono que se genera durante la respiración se elimina con las espiraciones.  Si  el dióxido de carbono se acumulara  en el organismo,  podrían ser  alteradas  muchas de sus funciones.
Al  describir  el “proceso” de la respiración, podemos hablar de respiración interna y respiración externa. Un proceso es el  desarrollo sostenido que implica distintos cambios. En anatomía, un proceso es el crecimiento hacia fuera de un hueso o de cualquier otra parte del cuerpo.
La respiración externa es el intercambio del oxígeno y del dióxido de carbono entre los alvéolos de los pulmones y la sangre pulmonar.  La respiración interna es el intercambio del oxígeno y del dióxido de carbono entre la sangre circulante y las células de los tejidos.
Si examinamos  el acto de la respiración, vemos que hay dos tipos: la respiración costal  o respiración torácica, y la respiración diafragmática o respiración  abdominal.  La respiración costal se realiza con los músculos intercostales externos y con otros músculos accesorios, como los esternocleidomastoideos (cuello).  Se puede apreciar, pues el tórax se mueve hacia arriba y hacia fuera. Esta es la respiración que normalmente  utilizamos  cuando practicamos actividad física dinámica. Por defecto cuando elevamos nuestra frecuencia cardíaca sobre todo a través de los ejercicios aeróbicos, nuestros pulmones reciben una gran cantidad de oxígeno, acto seguido éstos   se expanden forzando la apertura del tórax y del trabajo de la musculatura localizada en esta zona.

Cuando  realizamos  ejercicios durante  más de uno o dos minutos, los músculos cogen la  mayor parte de su energía de los  “procesos” que requiere un aumento del aporte de oxígeno que son repartidos  entre ellos y los tejidos.  Estas actividades se denominan aeróbicas, que significan "con aire".  Las actividades aeróbicas incluyen correr, paseos rápidos, nadar, montar en bicicleta, remar, esquiar , la práctica de clases aeróbica, etc..
La actividad aeróbica es el elemento más importante para que tengamos una buena forma física. Se trata de la resistencia cardiovascular  que es la capacidad continuada del corazón, de  los vasos sanguíneos y de la sangre para llevar el oxígeno a las células. Es igual de importante  la facultad que las células  poseen para procesar el oxígeno y mensurar la suficiencia de  sangre para eliminar los residuos.  La resistencia cardiovascular se consigue mediante ejercicios que intensifiquen la autoridad del organismo para llevar siempre grandes cantidades de oxígeno a los músculos activos.  Para lograr un buen entrenamiento cardiovascular es importante utilizar grupos de músculos grandes, como los de las piernas, y lo más importante: este entrenamiento  debe prolongarse de manera que se consiga resistencia cardiovascular.
Con la realización habitual de ejercicios aeróbicos se ayuda a mantener la presión arterial en niveles normales, a reducir el riesgo de enfermedades del corazón y a controlar la subida  de peso. También hay indicaciones de que puede aumentar el nivel de colesterol HDL en la sangre ("colesterol bueno").  Un régimen de ejercicio aeróbico también puede aportar beneficios psicológicos como el aumento de la estima personal, la disminución de la ansiedad e incluso  aliviar los síntomas de la depresión.
Ya la respiración diafragmática se realiza por la contracción y la relajación del diafragma.  Se puede ver por el movimiento del abdomen. En la actividad física, normalmente se utiliza esta clase de respiración en trabajos donde la orientación se dirige a los ejercicios de relajación.

Si direccionamos ese tema a un enfoque médico, cuando se examina la respiración de un  paciente, éste debe estar en reposo.  El ejercicio puede afectar la respiración  aumentando  su ritmo.  Se debe examinar  la frecuencia, la intensidad, el ritmo y las características de la respiración.  La frecuencia respiratoria es el número de respiraciones por minuto.  En los adultos, la frecuencia respiratoria es de 14 a 20 respiraciones por minuto.  Los niños tienden a respirar más rápido.  La intensidad de la respiración se detecta observando el movimiento del tórax.  Esa intensidad  puede ser normal, profunda o superficial.  Un adulto normal aspira unos 500 ml de aire durante una respiración.  La respiración profunda es aquella en la que se respira más cantidad de aire, por lo que se llenan más los pulmones.  La respiración pulmonar es aquella en la que se inspira muy poco aire.  El ritmo respiratorio se refiere a la regularidad de las espiraciones e  inspiraciones.  Las características de la respiración hacen referencia a su calidad y su sonido.  La calidad se refiere a la no existencia de alguna anomalía o dificultad para respirar.  El sonido de la respiración es muy importante.  La respiración normal es silenciosa, pero con la aparición de  algunas enfermedades respiratorias, ésta se hace oíble.

martes, 8 de mayo de 2012

¿DÓNDE ESTÁ EL LÍMITE?


Siempre que hablamos de calidad de vida inmediatamente nos viene en la cabeza una situación de confort y bienestar. La cuestión es la manera cómo se mire. En muchos casos lo que es calidad de vida para algunos no lo es para otros. Hay que mirar lo que se busca en la vida. De todas formas lo que queremos es estar bien y disfrutar de una vida sana y equilibrada, pero el problema es encontrar ese equilibrio. Es imposible conseguirlo con las prisas, todo lleva su tiempo y lo mismo pasa con el bienestar físico.
Conozco gran cantidad de casos de personas que practican actividad física, se alimentan bien y en algunos de estos casos hasta se pasan de cautos por miedo a perder  su forma física. Cuidarse es fundamental, pero es muy importante saber dónde  está el límite. Hay una inmensa proporción de casos de personas que en un primer momento eran obesas o tenían sobrepeso  y que buscan incesantemente mejorar su calidad de vida con la pérdida de los kilos excedentes.  Una vez encontrada la ayuda profesional que necesitan, éste les prescribe una dieta acompañada de un buen entrenamiento físico, y consiguen lograr  bajar de peso. Siguen a rajatabla el programa y comienzan a notar los estupendos cambios de salud, de imagen,  de ánimos, y los demás cambios que les proporciona ese estupendo cambio de actitud en su vida. Se sienten mucho mejor y la autoestima se les sube por las nubes. Es en este momento, cuando en gran parte de estos casos, estos individuos creen que  dominan la situación, a la vez que  les entra el miedo de volver a la situación en que se encontraban anteriormente;  al mismo tiempo,   les entran las prisas de conseguir  resultados aún mejores y más rápidos. Rompen con la estructura del programa  de entrenamiento que seguían y también con la dieta. Sin una razón lógica  aparente, pasan  a entrenar desmesuradamente desmarcándose del programa prescrito por los especialistas. En muchos de estos casos disminuyen drásticamente el aporte calórico comiendo mucho menos de lo indicado y aumentan considerablemente el gasto energético dejando el cuerpo  constantemente en débito. Es normal encontrar estas mismas personas practicando 3 o 4 horas de trabajos aeróbicos durante el día(clases de spinning, clases dirigidas de aeróbica, salsa, etc..), además de los trabajos con pesas. En definitiva pueden tirarse 4 o 5 horas al día  entrenando en un gimnasio, a la vez que limitan la estupenda dieta que tenían para alimentarse de ensaladas de lechugas, sandías y melones.  
En una situación como esta, los músculos se estresan al mismo tiempo que se debilitan por no recibir la cantidad de nutrientes necesaria, de  manera que las fibras musculares disminuyen la efectividad en su trabajo. Los órganos internos tienen que  readaptarse a la situación de falta de energía óptima para el entrenamiento y su recuperación, y el cerebro tiene que reorganizar todo su planteamiento con el fin de proteger el organismo y mantener el individuo funcionando. Estos sujetos  piensan que gozan de una estupenda forma física y que su estado de bienestar es excepcional, pero es más bien lo contrario. Aunque estas personas se sientan bien, y que se encuentren felices con sus conquistas, desde un punto de vista médico, la calidad de vida de estos individuos se reduce de manera significativa, pues  las acciones desarrolladas por estas personas es desproporcionada, además de haber un importante  desequilibrio entre  la poca energía que entra y la gran energía  que se gasta. Por otro lado, un amplio número de personas con semejante comportamiento  han pasado gran parte de su vida ingiriendo abusivas cantidades de comida y disfrutando de un desmedido sedentarismo. De golpe y porrazo pasan de un comportamiento desmesurado a uno de débito.
Es muy importante estar atentos a lo que hacemos y ser conscientes de cómo se hace lo que nos proponemos hacer.  
Al igual que comer excesivamente sin control  y  mantener una actitud sedentaria, no comer y practicar horas abusivas de actividad física, aportará consecuencias negativas tan importantes como en el  primero caso. Es fundamental que no radicalicemos nuestras acciones, sobre todo las que se refieren a la salud. La actividad física es uno de los mejores fármacos que existen, y de los más eficientes, pero si además de hacer  "automedicación",  utilizamos este  fármaco de una manera desproporcionada, los  resultados  pueden ser devastadores. Los casos de personas que ignoran las informaciones de los especialistas como el anteriormente citado, son más normales de ocurrir de lo que podemos imaginar. Buscar calidad de vida sin preocuparse por  mantener un buen estado de bienestar es perder el tiempo. Desafortunadamente aún existe una tremenda cantidad de gente que no se ha dado cuenta de que una mala acción puede ocasionar consecuencias muy perjudiciales.
Mejorar la calidad de vida a través de la actividad física o del deporte  no debe consistir sólo en apuntarse al gimnasio o en empezar un programa de entrenamiento, sino en buscar las herramientas necesarias para que se  puedan  encontrar los tipos de ejercicios que más se adapten a las necesidades de uno en  dado momento. La paciencia y el sentido común deben ir cogidos de las manos. Con las prisas no se puede conseguir nada bueno. 
Refiriéndome a las prisas,  en los tiempos que corren las personas vamos  por la ciudad de una manera muy rápida, casi sin tener tiempo de nada. Vivimos nuestras vidas sin notar  pasar el tiempo, y en un día menos pensado nos damos cuenta de que hemos cumplido determinada  cantidad de años y nos asustamos por ello. Nos cuidamos, comemos bien, practicamos actividad física, pero muchas veces nos sentimos estresados, cansados, y en muchos casos nos encontramos en una situación en la que nada consigue levantarnos el ánimo. Cuando esto pasa, es momento de parar y cambiar el enfoque.
Cuando aparentemente hacemos todo muy bien, pero  aún así nos encontramos muy mal, es que estamos sobrepasando los límites de nuestras posibilidades, y el cerebro se encarga de frenarnos.
¿Cuándo te miras al espejo te ves?
La mejor definición del reflejo de los días en que vivimos es una reflexión de Dalai Lama que nunca podría ser más acertada.
“Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierden la salud para ganar dinero, después pierden dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca, y mueren como si nunca hubieran vivido”.
Dalai Lama








miércoles, 2 de mayo de 2012

"APRENDER DURMIENDO". NEUROFISIOLOGÍA DEPORTIVA: EL CEREBRO DE LOS DEPORTISTAS MIENTRAS DUERMEN


Todos sabemos de la importancia de dormir para la recuperación de las energías que gastamos durante el día. En algún artículo anterior  he escrito refiriéndome a la importancia del sueño en  los procesos  digestivos.
Dormir es sin duda una actividad primordial  para el buen funcionamiento de nuestro organismo. La expresión “sueño reparador” es del todo acertada, pero más que proporcionar descanso, durante el sueño ocurren acciones  muy interesantes en nuestro cuerpo. Cuando estamos durmiendo el cerebro sigue con su frenética actividad y se intensifican  las labores de configuración, codificación y descodificación de las  informaciones recibidas durante el día. Mientras dormimos el  cerebro incrementa su actividad. Todo lo que hemos visto y las cosas que  hemos vivido durante el día previo al descanso,  estarán almacenadas en el lóbulo temporal y serán trabajadas a lo largo del sueño, así que  cuando estamos durmiendo nuestras  experiencias son fortalecidas en el cerebro, pues las conexiones se consolidan.
Durante el sueño las sinapsis cerebrales seguirán ocurriendo de una manera casi  descontrolada.
En el caso de los atletas o de las personas que practican actividad física, el cerebro no desenvuelve solamente una función de control fisiológico respeto a la digestión, quema de calorías, separación de nutrientes, etc. Es el órgano más importante que tenemos y su capacidad va mucho más allá de lo que podemos imaginar. La Neurofisiología Deportiva se encarga de estudiar el  comportamiento del cerebro,  sus reacciones y aplicaciones  en los atletas y en los practicantes de actividad física. Como un ejemplo, en el proceso de aprendizaje de nuevos  ejercicios en un cambio de entrenamiento, en  principio el cuerpo no responde  como se espera; en esta fase casi siempre los resultados no son  del todo favorables. Con la repetición del entrenamiento y de los ejercicios, los músculos se adaptarán a estas nuevas solicitaciones, pero el tema principal de esta adaptación no está  solamente en la musculatura, sino en el trabajo de configuración de las informaciones que son recibidas por el cerebro, y que éste procesa  mientras dormimos.
Cuando el cuerpo está adaptado a las informaciones que recibe dentro de un entrenamiento, fisiológicamente hablando,  el organismo se adecua a las necesidades de ese cuerpo facilitándole  todo lo que necesita, tanto para mejorar su  rendimiento en el entrenamiento, como para auxiliar  la recuperación del  mismo en el cansancio, pero cuando nuevas informaciones son recibidas, el cerebro necesita recalcular y reprogramar todo el funcionamiento fisiológico del organismo con el fin de mantener el equilibrio. Esa reprogramación ocurre  mientras dormimos: la absorción de los nutrientes, la velocidad de la sangre   en venas y arterias, el control de la digestión, el control del nudo sinusal y los latidos del corazón, la liberación de las endorfinas y de los demás neurotrasmisores y hormonas, la refrigeración del organismo y control de la temperatura corporal, etc.
Por ese motivo cuando volvemos a hacer el mismo tipo de entrenamiento al día siguiente y en los días posteriores, el rendimiento es mejor. Lo que se suele decir vulgarmente es que los músculos se han adaptado a los ejercicios, pero en realidad lo que ocurre es que el cerebro recopila las informaciones ofrecidas por los nuevos estímulos anteriormente recibidos y reprograma el trabajo de los órganos internos y del flujo sanguíneo.
De otra parte la asimilación de nuevos aprendizajes, sea en forma de   movimientos dentro del deporte,  o de forma intelectual, también se procesa  mientras dormimos. En actividades coreografiadas o en las que la coordinación motora  prevalecen como por ejemplo las clases dirigidas que contengan  estímulos musicales y donde la bilateralidad de los movimientos es  constante,  en la mayor parte de los casos las personas consiguen  aprender  estos movimientos en el mismo  momento,  pero muy pocas los asimilan. Lo interesante  es que en el día siguiente después de haber  dormido, estas personas tienen la sensación de que las informaciones están  más frescas y les resultará más fácil  lidiar con las mismas. 
La conexión cuerpo movimiento es tan rápida que la manera de mensurar la velocidad de las señales enviadas por el cerebro a los músculos se hace por centímetro/segundo. Las señales que salen hacia los músculos tienen una velocidad de 10.000 cm por segundo. En esta velocidad el movimiento se torna automático. Cuanto más tiempo nos dediquemos a enviar señales mentales a nuestro cuerpo, en otras palabras, cuanto más pensemos en las acciones que desarrollamos en el entrenamiento, en una clase, o en nuestros quehaceres más  comunes, más aumentaremos las probabilidades de mejorar nuestras capacidades deportivas o del día a día. Mientras soñamos consolidamos el control que tenemos sobre nuestros músculos. La fase del sueño en la que más aprendemos es la fase “MOR” (Movimiento Ocular Rápido).  En esta fase del sueño hay tanta actividad cerebral que el flujo sanguíneo se duplica en esta zona.
Hablando de deporte y actividad física, una de las grandes incógnitas del cerebro es su sistema de refrigeración. Si no tuviese refrigeración, nuestro cerebro se sobrecalentería al igual que cualquier máquina. De ser así su temperatura interna subiría 1 grado a cada 5 minutos. A los 10 minutos sin refrigeración empezaríamos a sentir desorientación, a los 20 minutos daños permanentes, y al cabo de 50 minutos,  si la temperatura subiera 10 grados más, nos moriríamos. Por ese motivo, el cerebro siempre debe  trabajar a una temperatura óptima. De ahí la importancia del oportuno aporte hídrico durante  todo el día.   
Después de una descomunal cantidad de estudios realizados sobre este entrañable órgano, hemos  podido aprender que de camino al corazón la sangre se enfría  a través del sudor de la cara en la frente y se desplaza por las arterias abandonando la cabeza y disminuyendo así su temperatura y enfriándola. Tenemos más de 16.000km de vasos sanguíneos en el cerebro. Las investigaciones sobre la temperatura del cerebro y su refrigeración hasta el momento han llegado a este punto, por lo que quizás sea esta la manera que el núcleo tenga de conservar  su temperatura ideal.  Aunque nos encontremos practicando actividad física en altas temperaturas o compitiendo bajo un sol de 40 grados, el cerebro tendrá  una asombrosa capacidad de refrescarse. Éste es el único órgano con lo cual es imposible trasplantarlo. Su actividad es constante, sobre todo en los casos de estrés. Cuanto mayor la adrenalina, más el cerebro se pondrá en marcha y más significativa será la actividad cerebral. Siendo así, mayor será la cantidad de órdenes que el cerebro enviará al cuerpo. Por este motivo cuando nos encontramos en una situación de peligro  hacemos cosas inimaginables, y una vez superada la amenaza,  no damos crédito en la acción que acabamos de realizar. En deportes como el automovilismo el cerebro es capaz de enviar al cuerpo 100.000 órdenes por segundo,  sin embargo hay un ejercicio que  el  cuerpo nunca debe dejar de hacer, pues de ser así las consecuencias serían terribles al cerebro.
El ejercicio del descanso.
Al acostarnos el cerebro estimula la liberación de una glándula natural llamada “Melatonina”. Ésta actúa en el sistema nervioso central y se encarga de estimular nuestro somnífero natural  haciéndonos dormir.
 Al terminar un día intenso de trabajo o de entrenamiento físico  nos acostamos, y al dormir, el cerebro envía un mensaje a la médula espinal para que nuestros movimientos sean paralizados, al mismo tiempo que las células cerebrales se desconectan para repararse. Unas sustancias químicas naturales limpian los desechos de la actividad de estas células cerebrales al mismo tiempo que se formarán otras. Sin estos servicios de análisis y reparación el cerebro no podría funcionar a pleno rendimiento. De ahí la importancia de dormir las suficientes horas para que nos sintamos descansados y para que el cerebro pueda hacer su trabajo de restauración. Por ese motivo se recomienda a las personas que tengan la costumbre de dormir  poco, de salir por la noche con mucha frecuencia,  de beber de manera desmedida,  además de utilizar  drogas,  que cambien su hábito de vida, pues de seguir así estarán acortando su existencia. Con el descanso dormimos, y al dormir muchas veces  soñamos. El sueño es una de las actividades más importantes que el cuerpo realiza. Durante una vida normal, somos capaces de pasar 6 años soñando. Dicen algunos expertos que la actividad cerebral es tan intensa mientras dormimos que el sueño es mucho  más  que una distracción para el cerebro, es parte de la acumulación de los recuerdos.
Se privamos nuestro cuerpo del sueño y llevamos esta situación al límite, el cerebro sencillamente nos desconectaría, aunque estemos en una situación de riesgo, como por ejemplo  conduciendo un coche o encima de una moto. Eso sería desastroso.Por ese motivo los entrenadores muy sabidamente informan a sus atletas de la importancia de dormir las horas oportunas para conseguir  el descanso  necesario  para  la  recuperación de un entrenamiento, de una carrera o de un partido.