En la actualidad, son muchos los problemas que han surgido en función del estrés y de la manera en que vivimos nuestro día a día. En el caso del sexo masculino, la mala calidad del espermatozoide es un hecho preocupante. Son muchos los factores que contribuyen a ello: el estrés, el tabaquismo, las drogas, una mala dieta, el sedentarismo, el exceso de ejercicio físico en algunas modalidades deportivas, etc. La edad es algo fisiológico que es relevante para la pérdida de calidad del espermatozoide, pero algunas investigaciones han comprobado que tiene más calidad un espermatozoide de una persona de 50 años que mantiene una buena dieta y practica actividad física con regularidad y equilibrio, que una persona de 19 años que fuma compulsivamente y consume alcohol con regularidad. En el primer caso, el esperma superaba la media por encima del 15% en cuanto a calidad y, en según caso, el joven estaba por debajo de la media no superando el 4% de la producción de espermatozoides sanos. Menos de un 4% se considera infertilidad. Las dietas ricas en grasas saturadas y pobres en vegetales también disminuyen la calidad del esperma. En los días de hoy un 15% de las parejas del mundo sufren de problemas para tener hijos, de ellos un 30% es por infertilidad masculina. Estar expuesto a sustancias tóxicas como los fungicidas y herbicidas también puede ser altamente perjudicial para la salud del espermatozoide.
El consumo excesivo de alcohol permite que los radicales libres ocupen el organismo y cambien su funcionamiento, perjudicando la producción de espermatozoides y afectando a la secreción de las hormonas. Actúa directamente en los testículos disminuyendo los niveles de testosterona y aumentando los niveles de estrógenos (hormonas femeninas): por ese motivo el impulso sexual disminuye y la Espermatogenesis (producción de espermatozoides) se ve afectada negativamente. Si el alcohol es consumido de una manera excesiva, fomentará la impotencia y la infertilidad. Hay estudios que demuestran que en los hombres que consumen más de 20 unidades de alcohol por semana (lo que correspondería a casi tres unidades al día), haría disminuir el recuento espermático, aumentar la mala movilidad y afectar a su morfología, y como resultado se duplicaría el tiempo de la pareja en fecundar.
El uso de las drogas recreacionales también cumple un importante papel negativo. Los narcóticos pesados como la heroína, la cocaína, el PPC y las anfetaminas están asociados a una reducción del deseo sexual, con la disfunción eréctil y con problemas de eyaculación. La heroína, al igual que pasa con otras drogas, desregula la producción normal de las hormonas, lo que con el tiempo provocará la disminución de los niveles de HL y de testosterona; estas dos hormonas son fundamentales para la producción de esperma saludable. En el caso de los consumidores de cocaína la fertilidad se ve significativamente afectada y los efectos pueden llegar a ocasionar defectos de nacimiento en los bebés. Un bajo recuento espermático, la disminución de la movilidad espermática y un aumento de la cantidad de espermatozoides anormales, son algunos de los resultados más relevantes. De otra parte, los esteroides anabólicos también afectan a la producción de espermatozoides teniendo como consecuencia un bajo conteo espermático. La marihuana, la droga recreacional más utilizada, ha sido asociada igualmente con la escasa producción de espermatozoides y con la reducción del líquido seminal. Los fumadores de marihuana poseen espermatozoides más débiles y sus niveles de testosterona son anormalmente más bajos: fumar marihuana afecta directamente a la producción de espermatozoides.
Practicar deporte o actividad física en exceso también puede afectar a la calidad del esperma.
En el caso de los atletas de alta competición, la bajada de calidad del esperma también ocurre en determinados deportes. Algunos atletas de triatlón o de ciclismo que mantienen un entrenamiento riguroso son muy proclives a sufrir una bajada en la calidad de su esperma. En la competición olímpica de triatlón, la distancia recorrida es de 1500 m. a nado, 40 km. en bici y 10 km. corriendo. En las competiciones de “Iron man”, las distancias son de 3800 m. a nado, 180 km. en bici y 42 km. de carrera. Para conseguir superar estas duras competiciones, los atletas deben entrenar mucho durante la semana. En esta misma modalidad deportiva, en la natación y en la carrera no se ha apreciado evidencias de bajada de calidad de esperma; estas evidencias sí se hallaron en la valoración del tiempo con la bici y de la distancia recorrida encima del sillín. Este fenómeno ocurre de una manera importante en los triatletas. Varias investigaciones han sido realizadas a este respecto y, comparando con atletas de otros deportes, nos damos cuenta de que el volumen de entrenamiento que los triatletas tienen que hacer encima de la bici para mejorar sus resultados, tiene una relación muy directa con la bajada de los niveles de esperma. Asimismo, los atletas que practican ciclismo tendrán el mismo problema. Algunos factores son imprescindibles para que esto se produzca, tales como la irritación, la presión o aplastamiento ocasionado por el flote de los testículos en el sillín, el calor provocado por la ropa ajustada al cuerpo del atleta, los desequilibrios energéticos, etc. Por supuesto que no es una regla general, cada persona es un mundo diferente y no tienen por qué pasar en todos los casos. En el caso de estos atletas de alto nivel, muchos utilizan suplementos alimenticios basados en testosterona, lo que les puede ayudar para mejorar el rendimiento en el deporte, pero no está comprobado que mejore la calidad del espermatozoide.
En la Universidad de Córdoba se ha llevado a cabo una interesante investigación sobre este tema. Han comprobado que existe una relación directa entre la forma de la cabeza, de la cola y del cuerpo basal del esperma, y las horas dedicadas al ciclismo durante la semana. Investigaron a 15 triatletas y todos tenían menos del 10% de sus espermatozoides normales, algunos tenían menos del 4% (problema de fertilidad), siendo que lo normal es del 15%. Todos ellos entrenaban 300 km. por semana de manera metódica.
El deporte o la actividad física en exceso pueden bajar la calidad del esperma: la alta frecuencia del entrenamiento, el estrés al que se someten durante el mismo para la mejoría del rendimiento deportivo, las demasiadas horas encima del sillín, la mala alimentación o una dieta inadecuada al gasto energético, la ingesta de alimentos ricos en grasa, la deficiencia de vitamina C, antioxidantes en exceso, las dietas hipocalóricas…
De todas formas, no debemos hacer que cunda el pánico pues, en el caso de los triatletas, este problema suele afectar a personas con el perfil anteriormente descrito, que entrenan de una manera muy importante; y aun así, se supone que una vez dejaran de entrenar de esa manera, los niveles volverían a la normalidad.
Por otro lado, la actividad física y el deporte, practicados de una manera regular y moderada junto con una dieta equilibrada, pueden ser enormemente beneficiosos para la producción de espermatozoides sanos. Con la actividad física el sistema endocrino trabajará de una manera óptima, sintetizando las hormonas de una forma exitosa. La práctica de actividad física no sólo ayuda a prevenir algunas enfermedades, sino que mejora la calidad del esperma. Mejora el volumen de la eyaculación, mejora el recuento espermático, la movilidad y la morfología de los espermatozoides.
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