El corazón humano es un órgano muscular localizado entre
los pulmones, en el centro del tórax. Es el responsable de bombear la sangre a
todo el cuerpo, aportando oxígeno y nutrientes a las células y tejidos. Para responder
a las demandas energéticas del cuerpo, el
corazón debe latir más de 100.000 veces al día.
Gran parte de las enfermedades del corazón pueden ser
evitadas si mantenemos un buen estilo de vida y si tenemos en cuenta algunos cuidados que
podrían ser claves para nuestra salud. En los tiempos que corren, el estrés es
un mal que debe de ser eliminado ya que es uno de los mayores enemigos de nuestro
corazón. El estrés se produce según la intensidad de un estímulo exterior y la
capacidad de respuesta ante él. Éste es sólo uno de los muchos motivos por el que la práctica de la
actividad física es fundamental. Al
proporcionar una alteración del metabolismo por vía de los ejercicios físicos, estaremos preparando nuestro corazón para los
posibles estímulos negativos que podamos recibir durante el día, y estaremos
así mas resistentes ante las adversidades agobiantes que pueden originar reacciones psicosomáticas e incluso trastornos psicológicos, muchas veces graves.
El estrés es un factor de riesgo cardiovascular, pues
según la adaptación de la persona a un estímulo
negativo, el corazón se podrá ver
seriamente afectado. Los individuos con un perfil exigente, competitivo, apegados al trabajo y al éxito, son el
público diana para la producción de problemas de corazón ocasionados por el
estrés. Mucha velocidad en hacer las cosas, impaciencia, irritabilidad,
personas dominantes y autoritarias,
dificultad para expresar emociones, personas con actitud hostil o competitiva,
personas que se implican de una manera enfermiza en el trabajo y que creen que
el descanso y el ocio es pérdida de
tiempo. Personas que no disfrutan de las actividades mientras las desarrollan y,
sin embargo, en desarrollo de estas mismas actividades, se preocupan sólo por
el rendimiento y por los resultados finales. Poco interés por las relaciones
personales fuera del trabajo.
Como el resto de los tejidos del cuerpo, el corazón
necesita oxígeno y nutrientes para su funcionamiento. La sangre que fluye por el corazón pasa demasiado rápido para
nutrirlo, así que tiene su propio sistema de vasos: las arterias coronarias,
que le suministran oxígeno y nutrientes.
Dentro del corazón hay cuatro cavidades. Las superiores
se denominan aurículas; son muy pequeñas, con una capacidad aproximada de 50 ml
de sangre. Las inferiores se denominan ventrículos; algo más grandes que las
aurículas, tienen una capacidad de 60 ml. Este asombroso conjunto de
pequeñas cavidades es capaz de bombear unos 7.000 litros de sangre al día. En
la parte superior de la aurícula derecha hay un tejido cardiaco especializado
conocido como nodo sinusal. Es el
marcapasos del corazón y se encarga de iniciar y estabilizar el latido
cardiaco. Este tejido indica al corazón que aumente los latidos al correr o al hacer
ejercicio y que disminuya los latidos al dormir o descansar.
Cada mitad del corazón funciona como una bomba
independiente. La derecha es responsable del retorno de la sangre pobre en
oxígeno hacia los pulmones, donde se elimina el dióxido de carbono y se reoxigena.
Las cavidades derechas del corazón reciben sangre de la vena cava. La sangre es
propulsada a través de la válvula tricúspide al ventrículo derecho. Cuando éste
se contrae, la sangre se dirige con fuerza hacia los pulmones por la arteria
pulmonar. La arteria pulmonar es la única arteria que transporta sangre
pobre en oxígeno.
La mitad izquierda del corazón recibe sangre recién
oxigenada desde los pulmones y la distribuye a todo el cuerpo. La sangre rica
en oxígeno llega a la aurícula izquierda por las cuatro venas pulmonares. Éstas
son las únicas venas del organismo que transportan sangre rica en oxígeno.
Desde la aurícula izquierda, el flujo hacia el ventrículo izquierdo se controla
con la válvula mitral. Las paredes del ventrículo izquierdo son tres veces más
gruesas que las del ventrículo derecho. El mayor grosor del músculo cardiaco da
al ventrículo izquierdo la potencia para impulsar la sangre al resto del
cuerpo, desde la cabeza a los pies y viceversa.
Cuando el corazón se contrae, la sangre es enviada a través
de las válvulas semilunares hacia la aorta, la arteria más gruesa del
organismo, y se distribuye por el cuerpo a través de la red arterial.
Todo
este trabajo se dificulta muchísimo cuando se detecta la existencia de alguna
anomalía en los protocolos de funcionamiento de ese motor tan importante para
el cuerpo humano que es el corazón.
Además del
estrés, la arteriosclerosis es una de las enfermedades más comunes y que más
vidas se lleva. Estas dos enfermedades
pueden estar asociadas cuando se diagnostica un cuadro de arteriosclerosis
ocasionado por un mal estilo de vida, sobre todo referente a la alimentación,
seguido del estrés que puede estar relacionado con el mal estilo de vida del individuo de una manera
general.
La Arteriosclerosis es la enfermedad de los vasos
sanguíneos que se produce por la acumulación de colesterol, provocando que la
sangre circule con más dificultad por
las arterias, y aumentando así el riesgo de que se produzcan obstrucciones.
Es la causa de los accidentes cerebrovasculares y de los infartos de miocardio.
Si la arteriosclerosis se desarrolla en la
arteria carótida, que es la arteria que lleva la sangre al cerebro, se
puede producir una isquemia cerebral transitoria o un accidente cerebrovascular
(ictus, embolia o apoplejía cerebral). Si la arteriosclerosis se desarrolla en
la arteria coronaria, que es la
arteria que lleva la sangre y los nutrientes
al corazón, puede producirse una angina de pecho o un infarto de miocardio. Las
lesiones ateromatosas pueden romperse y se puede desprender un fragmento
(trombo) que normalmente llega a
obstruir la arteria fomentando la falta permanente de flujo sanguíneo,
ocasionando así la muerte del tejido (infarto).
Si la arteriosclerosis
ocurre en los vasos más alejados del corazón,
(brazos y piernas), se puede
ocasionar una enfermedad vascular periférica.
Ocurre cuando existe el depósito sistemático
de lipidio (colesterol, triglicéridos) en la pared de las arterias. Conjuntamente
se da una acumulación de células inflamatorias procedentes de la sangre
(leucocitos) y se desordenan las células
que componen la pared arterial,
ocasionando así una lesión ateromatosa. Se pueden encontrar en el interior de las
arterias cristales de colesterol y depósitos de calcio cuando se encuentra en
estados más avanzados.
Fumar hace que disminuya la concentración de colesterol bueno
(HDL) promoviendo la concentración de colesterol malo (LDL) en la sangre. Además aumenta la
tendencia de coagulación de la sangre. Un fumador tiene un riesgo muy grande de
desarrollar una enfermedad en las arterias coronarias y este riesgo está
directamente relacionado con la cantidad de cigarrillos que fuma al día.
Es una enfermedad que se desarrolla lentamente, que puede
empezar en las primeras edades y que progresa
a lo largo de la vida. Durante su desarrollo la sintomatología es nula y de una
manera general se manifiesta
clínicamente en las edades
mayores, pues la tensión arterial tiende
a subir debido a la pérdida de flexibilidad de los vasos, siendo más común
en los hombres. En las mujeres, esta enfermedad normalmente se manifiesta después
de la menopausia, pues los estrógenos ejercen un efecto protector para el
sistema cardiovascular.
Es la primera causa de muerte en los países occidentales
desarrollados y una de las principales causas de muerte en los países en vías
de desarrollo. En España casi la mitad de las muertes producidas están
asociadas a la arteriosclerosis.
La arteriosclerosis no tiene un tratamiento médico demostrado. Los fármacos, antihiperlipidémicos, antiagregantes o anticoagulantes sirven para
reducir sus implicaciones. El tratamiento quirúrgico es muy decisivo en la patología
isquémica.
La profilaxis es muy efectiva en estos casos. La práctica
de actividad física incrementa el colesterol bueno y disminuye o elimina el
malo, reduce la presión arterial, auxilia
en el control de la diabetes, disminuye la inflamación de las arterias, evita
los coágulos de sangre, colabora en el mantenimiento del peso corporal adecuado
y mejora la salud del corazón. La actividad física y la alimentación sana deben
ir dados de la mano. La exclusión de costumbres como fumar o beber es fundamental
para una mejoría de nuestra calidad de vida y de nuestras arterias.
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