martes, 23 de octubre de 2012

EL CORAZON Y LAS ENFERMEDADES CADIACAS


El corazón humano es un órgano muscular localizado entre los pulmones, en el centro del tórax. Es el responsable de bombear la sangre a todo el cuerpo, aportando oxígeno y nutrientes a las células y tejidos. Para responder a las demandas energéticas del cuerpo, el corazón debe latir más de 100.000 veces al día.
Gran parte de las enfermedades del corazón pueden ser evitadas si mantenemos un buen estilo de vida  y si tenemos en cuenta algunos cuidados que podrían ser claves para nuestra salud. En los tiempos que corren, el estrés es un mal que debe de ser eliminado ya que  es uno de los mayores enemigos de nuestro corazón. El estrés se produce según la intensidad de un estímulo exterior y la capacidad de respuesta ante él. Éste es sólo uno de los muchos  motivos por el que la práctica de la actividad física  es fundamental. Al proporcionar una alteración del metabolismo por vía de los ejercicios físicos,  estaremos preparando nuestro corazón para los posibles estímulos negativos que podamos recibir durante el día, y estaremos así mas resistentes ante las adversidades agobiantes que pueden originar  reacciones psicosomáticas e incluso  trastornos psicológicos, muchas veces  graves. 
El estrés es un factor de riesgo cardiovascular, pues según la adaptación de la persona  a un estímulo negativo, el corazón  se podrá ver seriamente afectado. Los individuos con un perfil exigente, competitivo,  apegados al trabajo y al éxito, son el público diana para la producción de problemas de corazón ocasionados por el estrés. Mucha velocidad en hacer las cosas, impaciencia, irritabilidad, personas dominantes y autoritarias,  dificultad para expresar emociones, personas con actitud hostil o competitiva, personas que se implican de una manera enfermiza en el trabajo y que creen que el descanso y el ocio es  pérdida de tiempo. Personas que no disfrutan de las actividades mientras las desarrollan y, sin embargo, en desarrollo de estas mismas actividades, se preocupan sólo por el rendimiento y por los resultados finales. Poco interés por las relaciones personales fuera del trabajo.     
Como el resto de los tejidos del cuerpo, el corazón necesita oxígeno y nutrientes para su funcionamiento. La sangre que fluye por el corazón pasa demasiado rápido para nutrirlo, así que tiene su propio sistema de vasos: las arterias coronarias, que le suministran oxígeno y nutrientes.
Dentro del corazón hay cuatro cavidades. Las superiores se denominan aurículas; son muy pequeñas, con una capacidad aproximada de 50 ml de sangre. Las inferiores se denominan ventrículos; algo más grandes que las aurículas, tienen una capacidad de 60 ml. Este asombroso conjunto de pequeñas cavidades es capaz de bombear unos 7.000 litros de sangre al día. En la parte superior de la aurícula derecha hay un tejido cardiaco especializado conocido como nodo sinusal. Es el marcapasos del corazón y se encarga de iniciar y estabilizar el latido cardiaco. Este tejido indica al corazón que aumente los latidos al correr o al hacer ejercicio y que disminuya los latidos al dormir o descansar.
Cada mitad del corazón funciona como una bomba independiente. La derecha es responsable del retorno de la sangre pobre en oxígeno hacia los pulmones, donde se elimina el dióxido de carbono y se reoxigena. Las cavidades derechas del corazón reciben sangre de la vena cava. La sangre es propulsada a través de la válvula tricúspide al ventrículo derecho. Cuando éste se contrae, la sangre se dirige con fuerza hacia los pulmones por la arteria pulmonar. La arteria pulmonar es la única arteria que transporta sangre pobre en oxígeno.
La mitad izquierda del corazón recibe sangre recién oxigenada desde los pulmones y la distribuye a todo el cuerpo. La sangre rica en oxígeno llega a la aurícula izquierda por las cuatro venas pulmonares. Éstas son las únicas venas del organismo que transportan sangre rica en oxígeno. Desde la aurícula izquierda, el flujo hacia el ventrículo izquierdo se controla con la válvula mitral. Las paredes del ventrículo izquierdo son tres veces más gruesas que las del ventrículo derecho. El mayor grosor del músculo cardiaco da al ventrículo izquierdo la potencia para impulsar la sangre al resto del cuerpo, desde la cabeza a los pies y viceversa.
Cuando el corazón se contrae, la sangre es enviada a través de las válvulas semilunares hacia la aorta, la arteria más gruesa del organismo, y se distribuye por el cuerpo a través de la red arterial.
Todo este trabajo se dificulta muchísimo cuando se detecta la existencia de alguna anomalía en los protocolos de funcionamiento de ese motor tan importante para el cuerpo humano que es el corazón.
 Además  del estrés, la arteriosclerosis es una de las enfermedades más comunes y que más vidas se lleva.  Estas dos enfermedades pueden estar asociadas cuando se diagnostica un cuadro de arteriosclerosis ocasionado por un mal estilo de vida, sobre todo referente a la alimentación, seguido del estrés que puede estar relacionado con el  mal estilo de vida del individuo de una manera general.
La Arteriosclerosis es la enfermedad de los vasos sanguíneos que se produce por la acumulación de colesterol, provocando que la sangre circule con más dificultad por  las arterias, y aumentando así el riesgo de que se produzcan obstrucciones. Es la causa de los accidentes cerebrovasculares y de los infartos de miocardio. Si la arteriosclerosis se desarrolla en la arteria carótida, que es la arteria que lleva la sangre al cerebro, se puede producir una isquemia cerebral transitoria o un accidente cerebrovascular (ictus, embolia o apoplejía cerebral). Si la arteriosclerosis se desarrolla en la arteria coronaria, que es la arteria que lleva la sangre  y los nutrientes al corazón, puede producirse una angina de pecho o un infarto de miocardio. Las lesiones ateromatosas pueden romperse y se puede desprender un fragmento (trombo) que normalmente  llega a obstruir la arteria fomentando la falta permanente de flujo sanguíneo, ocasionando así la muerte del tejido (infarto).
 Si la arteriosclerosis ocurre en los vasos más alejados del corazón, (brazos y piernas),  se puede ocasionar una enfermedad vascular  periférica.
Ocurre cuando existe el depósito sistemático de lipidio (colesterol, triglicéridos) en la pared de las arterias. Conjuntamente se da una acumulación de células inflamatorias procedentes de la sangre (leucocitos) y se desordenan  las células que componen la pared arterial,  ocasionando así una lesión ateromatosa.  Se pueden encontrar en el interior de las arterias cristales de colesterol y depósitos de calcio cuando se encuentra en estados más avanzados.
Fumar hace que  disminuya la concentración de colesterol bueno (HDL) promoviendo la concentración de colesterol  malo (LDL) en la sangre. Además aumenta la tendencia de coagulación de la sangre. Un fumador tiene un riesgo muy grande de desarrollar una enfermedad en las arterias coronarias y este riesgo está directamente relacionado con la cantidad de cigarrillos que fuma al día.      
Es una enfermedad que se desarrolla lentamente, que puede empezar en las primeras edades y  que progresa a lo largo de la vida. Durante su desarrollo la sintomatología es nula y de una manera general se manifiesta  clínicamente  en las edades mayores, pues la tensión  arterial tiende a subir debido a la pérdida de flexibilidad de los vasos, siendo más común en los hombres. En las mujeres, esta enfermedad normalmente se manifiesta después de la menopausia, pues los estrógenos ejercen un efecto protector para el sistema cardiovascular.
Es la primera causa de muerte en los países occidentales desarrollados y una de las principales causas de muerte en los países en vías de desarrollo. En España casi la mitad de las muertes producidas están asociadas a la arteriosclerosis.
La arteriosclerosis no tiene un tratamiento médico  demostrado. Los fármacos, antihiperlipidémicos,  antiagregantes o anticoagulantes sirven para reducir sus implicaciones. El tratamiento quirúrgico es muy decisivo en la patología isquémica.
La profilaxis es muy efectiva en estos casos. La práctica de actividad física incrementa el colesterol bueno y disminuye o elimina el malo,  reduce la presión arterial, auxilia en el control de la diabetes, disminuye la inflamación de las arterias, evita los coágulos de sangre, colabora en el mantenimiento del peso corporal adecuado y mejora la salud del corazón. La actividad física y la alimentación sana deben ir dados de la mano. La exclusión de costumbres como fumar o beber es fundamental para una mejoría de nuestra calidad de vida y de nuestras arterias.







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