Es muy curioso cómo en los días
de hoy, debido a la gran aceleración en los procesos de avance tecnológico y a la ingente cantidad
de información que recibimos, nos vemos obligados a actualizar periódicamente
nuestros ordenadores y teléfonos móviles
ya que cambian su configuración casi cada día, y tenemos que ponernos al tanto pues,
de lo contrario, dejaríamos de poder comunicarnos
con nuestros interlocutores, o de trabajar con nuestros ordenadores, cosa que sería
inviable en la actualidad. Algunas áreas profesionales tienen que ponerse al día con las
informaciones tecnológicas, como es el área de la medicina por ejemplo. Cada día
vemos nuevas maravillosas herramientas para un tratamiento más efectivo,
eficiente y rápido de los pacientes por medio de la tecnología. Lo que está
pasando es realmente genial pero, en mi opinión, hay un problema que se incrementa cada vez más y que afecta al
campo de la educación. Como he dicho anteriormente, los avances tecnológicos
son de una tremenda magnitud y velocidad, pero en la mayor parte de los países
los niños siguen siendo educados como
hace treinta o cuarenta años. Es inexplicable que los mismos problemas,
carencias, y necesidades que teníamos en la educación cuando éramos niños sigan vigentes hoy en día,
pero con una diferencia: hace treinta
años nunca estábamos dentro de casa,
salvo que fuera para estudiar, dormir, comer, o ver en televisión las series de dibujos animados educativos, que
en ningún momento hacían alusión a la violencia. Los ordenadores eran cosa de
ciencia ficción y, en muchos casos, ni siquiera se tenía teléfono fijo en casa
y los dispositivos móviles no existían todavía. Eran pocos los niños que tenían
walkman, hoy conocidos como ipod, mp3, mp4, o las próximas versiones que vengan.
En aquella época, el único modo que teníamos de relacionarnos con los demás era
de una manera directa, en primera persona, cambiando y compartiendo
impresiones.
Desde luego, tanto en el
estilo de vida de los ochenta como en el de la actualidad, hay algo que desgraciadamente
muchos niños siguen compartiendo: un
sistema educativo que inhibe totalmente el desarrollo de la creatividad.
Desafortunadamente todavía existe una enorme falta de conocimiento referente a
la hiperactividad, a la genialidad, y a muchos comportamientos que son
caracterizados como trastornos, y por infelicidad se cataloga a muchos niños
como poseedores de dificultades de aprendizaje, sobretodo porque en gran parte
de los casos sus notas son bajas. Infelizmente por desinformación, muchos niños
son medicados sin haber necesidad de
ello.
En la mayor parte de estos
casos, eso ocurre no por tener dificultades en aprender lo que se enseña, sino
por el desinterés que sienten por el tema. Los hiperactivos tienen que estar en
movimiento para desarrollar su inteligencia; los genios muchas veces son
catalogados como personas con problemas de aprendizaje debido a su falta de atención hacia sus profesores,
pues en gran parte de estos casos, ya
saben lo que se quiere enseñar. Eso les proporciona una profunda frustración
y les hace actuar con apatía frente a los estudios, hasta el momento en el que
son verdaderamente estimulados de manera que su cerebro pueda actuar dentro de
los cánones de su intelectualidad.
El tema es conseguir llegar
hasta estos niños.
Todos
hemos nacido creativos y con las mismas capacidades, lo que nos diferencia son
los estímulos que son facilitados a cada niño hasta la adolescencia. De
otra parte, mientras no exista un cambio real en la manera de enfocar la
educación, estaremos sacrificando a muchos grandes profesionales y a verdaderos
genios, privándoles de la oportunidad de ejercer su profesión o de regalarnos
momentos mágicos. Imagine si los padres
de Pelé hubieran querido que fuera médico, o que los padres de Rafa Nadal que
su hijo fuese dentista. Puedes imaginar
si los padres de Yo-Yo Ma le hubiesen privado de tocar su violonchelo para que
estudiara matemáticas, o que los padres de Rudolf Nureyev quisiesen que su hijo
no bailase y que fuera a la escuela de ingeniería.
No tengo nada en contra de las profesiones, que de paso soy profesor de educación
física y médico, pero sí estoy en contra del pensamiento clasista que todavía
valora a algunas profesiones más que a
otras, y que al mismo tiempo provoca que en la educación todavía se valoren las
clases de matemáticas más que las de educación física o las de artes. Dentro de
este contexto, desafortunadamente todavía son mejor valorados los alumnos que
tienen más facilidad para las matemáticas que los que muestran mayores dotes
para las artes o la educación física, disciplina esta última que ni siquiera se contempla en exámenes en muchos países.
El
cuerpo no está hecho solo para trasportar la cabeza; además cuanto más estimulemos
nuestro cuerpo por vía de los movimientos, más se incrementarán las capacidades de nuestro cerebro para la
creatividad, ampliando nuestras facultades para la resolución de problemas y,
en consecuencia, aumentando
la inteligencia.
Desde luego, está más que
comprobado que el bombardeo de información de la manera en la que siempre se ha
hecho en las escuelas no es la forma más eficiente para mantener la atención de
los alumnos y obtener los mejores resultados, puesto que por la naturaleza de
las primeras edades y de la adolescencia, la fórmula de mantenerlos sentados
durante gran número de horas no es la más eficiente, aunque existan intervalos
de descanso. Recibir información no es desarrollar la inteligencia, sino ampliar
el abanico de posibilidades. Gran parte de la información que recibimos a lo
largo de nuestras vidas no la usamos, quedándose almacenada, incluyendo la de
la escuela. La inteligencia es verdaderamente utilizada cuando uno tiene que
buscar solución a los problemas, y es en este momento cuando todo lo que se ha aprendido y que se quedó retenido en el cerebro viene a
flote y es empleado, haciendo que las sinapsis entre las neuronas se produzcan
de manera abundante. Es ahí cuando se estimula la creatividad y, por defecto,
se desarrolla la inteligencia. Si en
las escuelas nos enseñaran a solucionar problemas desde un punto de vista práctico
desde pequeños por vía de la creatividad, nuestra eficiencia en las edades
adultas se vería extraordinariamente mejorada en todos los sentidos. Cuando las empresas necesitan cubrir algún puesto de trabajo vacante, en la mayor parte
de los casos, siempre buscan personas creativas, proactivas, con actitud
positiva, que sean capaces de tomar rápidas decisiones, que tengan la capacidad
de resistencia al estrés, y un montón de cosas más.
¿Hemos
sido preparados para tamaña cantidad de exigencias?
Ahora
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