jueves, 13 de febrero de 2014

LA EFECTIVIDAD DEL EJERCICIO FÍSICO EN EL TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES

Una de las grandes preocupaciones que tenemos los médicos es la utilización indebida de fármacos por parte de las personas que se automedican. Es un hecho que ocurre habitualmente y que parte de la sociedad ve como algo normal. Se da el caso de que un médico receta un  determinado fármaco para una situación concreta, y cuando se repite dicha situación, ya sea con la persona en cuestión o bien con algún familiar, infelizmente la automedicación es la primera opción que se contempla antes que la de consultar de nuevo al profesional sanitario. La cultura de los fármacos está muy arraigada en una gran cantidad de lugares, sobretodo en los países denominados de primer mundo. Esto es un tremendo contrasentido, puesto que los fármacos no son alimentos y deben ser tomados con mucho cuidado y conocimiento.
Más de una vez he escuchado expresiones como:”he tomado una aspirina para no sentir dolor en la clase de gimnasia”, o “cuando llegue a casa tomaré un antiinflamatorio para que mis músculos no me duelan.” La carencia de sentido común afecta a mucha gente. Las situaciones donde los fármacos deben ser utilizados de manera preventiva han de ser muy puntuales, además de que son los médicos los que tenemos que prescribir la necesidad de los mismos. De no ser así, la utilización de los fármacos de forma preventiva e/o indebida sólo propiciará problemas, muchos más de los que provocaría la propia enfermedad prevenida. Es importante recordar o informar que ninguna parte de nuestro cuerpo  trabaja de manera aislada, todo está relacionado. En presencia de alguna enfermedad, al tomar un fármaco, éste no actúa solamente en la zona donde se le requiere, sino que también interviene en  otras partes que están sanas y que no tienen nada que ver con la afectada en la anomalía fisiológica: es lo que llamamos efecto secundario.

En el caso de que uno tome una pastilla sin la necesidad de la ingesta de dicho fármaco, éste actuará de manera muy perjudicial en el organismo. Es importante recordar que los fármacos son drogas que tienen como objetivo ayudar a solventar situaciones que nuestro sistema inmunitario no consigue solucionar de una manera natural, en la mayor parte de los casos debido  a factores externos; pero antes de recurrir a los fármacos, existen otras alternativas que no son químicas y que,  en ausencia de un desequilibrio  fisiológico  más importante, pueden ser una opción bastante más interesante e inteligente.

Practicar ejercicio físico.

Desafortunadamente  hay mucha desinformación acerca de los beneficios de la práctica de la actividad física dentro de las enfermedades. Al contrario de lo que la mayor parte de las personas piensan, practicar actividad física es muy positivo dentro de un proceso de tratamiento y de recuperación de una enfermedad. Si nos enfocamos al tratamiento del cáncer,  por ejemplo. Cada día cientos de billones de células mueren y otros cientos de billones se producen y se reproducen. En medio de un tratamiento de quimioterapia, el pelo cae y es natural que ocurran problemas en la digestión debido a que el sistema digestivo normalmente renueva sus células cada 3 días y a que ese proceso es interrumpido en los casos de tratamiento de quimioterapia a causa de su agresividad. Dicha interrupción  seguirá ocurriendo hasta que la persona en cuestión se recupere. De otra parte, ante una enfermedad importante, las personas se preocupan y, en muchos casos, se estresan, desarrollan ansiedad, se entristecen, se deprimen, y todos estos síntomas que pueden o no haber sido consecuencia de la enfermedad sufrida, son muy perjudiciales, pues además de también  ser considerados enfermedad, facilitan un retraso en el proceso de recuperación en el tratamiento de la enfermedad principal que supuestamente habrá generado los desarreglos. Es importante recordar que el estrés inhibe el sistema inmunológico y hace que todo el proceso de renovación celular se bloquee. Por este motivo, el tratamiento químico de una enfermedad por medio de fármacos no se completa totalmente si concurren además  estrés, ansiedad o depresión.

En el caso del cáncer, como de cualquier otra enfermedad, la actividad física es de suma importancia no sólo para mantener o fomentar un buen estado físico, sino que es fundamental, puesto que proporciona una importante entrada de oxígeno al organismo facilitando un ambiente alcalino. Las células sanas necesitan un  entorno alcalino para vivir, al tiempo que las células malas precisan un ambiente ácido. Las células cancerígenas necesitan  acidez para vivir, y estando en un ambiente alcalino con la presencia de oxígeno mueren. Para conseguir una situación alcalina en el organismo es fundamental practicar ejercicio físico,  de preferencia aeróbico, y mantener una alimentación sana con predominancia de alimentos antioxidantes, y no ingerir los alimentos que puedan fomentar una situación de acidez en el organismo. Esta máxima no debe de ser aplicada sólo en los casos de cáncer.
Tanto en casos de tratamiento de las más distintas enfermedades como en los de recuperación de las mismas, es interesante intentar mantener una disciplina de actividad física, mismo que la resistencia física esté bajo mínimos, pues fomentar la entrada de oxígeno al organismo es de extremada  importancia para la recuperación de la salud, máxime si el tratamiento está basado en los fármacos.
Existen aspectos que son muy relevantes, principalmente cuando fomentamos cambios metabólicos importantes como por ejemplo los que ocurren cuando  practicamos  ejercicio físico. El ejercicio físico es un antioxidante natural al igual que el sueño (dormir).  Tal es la importancia de ambos, que son capaces de reponer el ADN celular, mejorar el sistema inmunológico y producir una notable  mejoría en nuestra salud. Los antioxidantes  son como “recogedores de basura” que se encargan de eliminar los radicales libres de nuestro organismo. Al mismo tiempo, también existen los antioxidantes exógenos,  que podemos encontrar en algunos alimentos que ingerimos. En las verduras y frutas se denominan “Fitoquímicos”.(1) También es importante recordar que una vez que el organismo metaboliza un determinado fármaco, al igual que los alimentos, el cuerpo utiliza lo que necesita, y aquello que no precisa lo descarta, que muchas veces son grandes cantidades de sustancias químicas, y  esas sustancias pasan a ser algo dañino para nuestra salud (efecto secundario). Éste es otro de los motivos por los cuales se debe practicar ejercicio físico durante  el tratamiento de enfermedades, aunque exista la necesidad de medicación. Por los motivos anteriormente citados, la actividad física servirá como antioxidante acelerando el metabolismo y ayudando a eliminar el fármaco excedente, además de fomentar un ambiente alcalino en el  organismo, de estimular la liberación de oxitocina, serotonina, de dopamina, inhibirá la liberación de la ACTH( hormona del estrés), y eliminará cualquier posibilidad de  que la persona se deprima debido a la enfermedad. El ejercicio físico actúa directamente en las células evitando “que se pongan enfermas”. En estos casos, si se añade una buena ingesta de agua y una dieta adaptada a la enfermedad que se padece proporcionada por los profesionales sanitarios, la recuperación será mucho  más rápida. Muchos hospitales en el mundo ya están implantando la actividad física como terapia. Uno de los pioneros fue el Instituto Curie de Paris, que en el tratamiento del cáncer de mama aplica programas de clases de step a sus pacientes post tratamiento de cáncer con el objetivo de evitar recaídas en la enfermedad, y los resultados están siendo geniales.  
De igual manera, es fundamental que seamos conscientes de que algunos alimentos también son muy dañinos para nuestra salud; pero al igual que ocurre con el alcohol, el tabaco y las demás drogas, y aun siendo conscientes de ello, muchas personas  sucumben a la adicción a dichos alimentos. Es el caso de la “comida rápida”, las frituras, los dulces, los refrescos, el azúcar, la sal, el café, etc. Todos estos alimentos y algunos otros, además de fomentar la aparición  de muchas enfermedades, propician un ambiente muy ácido en el organismo.
 
Las células cancerígenas son anaeróbicas y no pueden sobrevivir en presencia de altos niveles de oxígeno, pero sí sobreviven en ausencia de éste y ante la presencia de glucosa. (2)

Quiero centrarme en el azúcar.

El azúcar no tiene ningún valor nutricional y se la considera claramente nociva para la salud. Es un veneno para el metabolismo, además de ser altamente adictivo. En el siglo XIX, el consumo de azúcar en Estados Unidos  era en torno de 4,5 kg. por año y por persona. En esa misma época casi no se consumía  harina y no existían las comodidades que hoy existen, así que de una manera general, las personas se movían mucho más que en los días de hoy. En  2009 en este mismo país, las personas consumían una media de 64kg. de azúcar por año y persona. Además en los días de hoy existe un importante consumo de refrescos, y se incrementó el consumo de harina y de sus productos derivados de una manera desmesurada, al mismo tiempo que la vida moderna ha proporcionado estrés y mayor sedentarismo. Hoy en día existe un consumo desmesurado de azúcar, grasas,  harinas refinadas y sal, y ese descontrol, unido a la falta de ejercicio físico está ocasionando una enorme proporción de enfermedades (diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, estrés, etc.), que además en su gran mayoría, son tratadas con fármacos químicos. Los pacientes siguen siendo sedentarios y, aunque sea en  cantidades más reducidas, siguen consumiendo los alimentos que contribuyeron en parte a la aparición de la enfermedad.

Estos pacientes, si realmente quieren curarse, deben cambiar radicalmente su estilo de vida.

La actividad física es fundamental para la prevención de enfermedades y espectacularmente eficiente en el tratamiento de las mismas debido a que facilita reacciones metabólicas que los fármacos no consiguen desencadenar en  el organismo, además de que no tiene efectos secundarios ya que estamos hechos para movernos; sin embargo, los fármacos químicos sí que provocan efectos secundarios en el organismo.

Hay muchos casos en los que los fármacos son necesarios, pero hay muchos otros en los que no.

En el caso de las enfermedades cardiacas, las causas más importantes de su surgimiento son la inflamación,  el estrés oxidativo y la disfunción autoinmune de las arterias, y éstos componen los desequilibrios fisiológicos más relevantes en la presencia de dicha enfermedad. El colesterol, al contrario de lo que  mucha gente piensa, no es un indicador importante para casos como éstos, pero sigue siendo un desequilibrio  que merece toda atención. Un 60% de los pacientes con problemas importantes de corazón tienen niveles de colesterol normales. Desde luego, tanto en los casos de colesterol como en los de problemas cardiacos, la actividad física y la alimentación equilibrada son esenciales, tanto en la prevención como en el tratamiento.

¡La fórmula perfecta de vida es cuidarse con inteligencia!



(1) El Blog del Dr. Sergio Simphronio. La actividad física y el estrés oxidativo
(2) El Blog del Dr. Sergio Simphronio. Tratamiento de enfermedades por medio del ejercicio físico
(3) Nashville Hypertension Institute






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