A lo largo de nuestra
existencia vamos adaptando nuestro estilo de vida en función de los hábitos
adquiridos con el tiempo, de nuestro entorno social, nuestro entorno laboral,
etc. Es fundamental tener claro que nuestras acciones fomentarán una reacción, y
dicha reacción podrá beneficiarnos o perjudicarnos; todo dependerá de la manera
cómo enfocamos nuestras vidas. Nuestras actitudes, nuestros actos, nuestra
manera de pensar, los estímulos que proporcionamos a nuestro cerebro, nuestra
alimentación, la costumbre de practicar ejercicio físico y nuestros hábitos de
vida, la gestión del estrés del día a día, etc., todo influye.
En la mayor parte de los
casos, las enfermedades son producidas por nosotros mismos.
He conocido a personas
fumadoras que han padecido cáncer, lo han superado, y sin embargo siguen fumando. Si abusas del alcohol
probablemente desarrollarás una gran dependencia de esa droga, pudiendo tener
la posibilidad de desenvolver una cirrosis hepática. El que fuma fomentará un
gran deterioro en su salud con la posibilidad de desarrollar cáncer. Fumar hace
que disminuya la concentración de
colesterol bueno (HDL) promoviendo la concentración de colesterol malo (LDL) en la sangre. Además aumenta la
tendencia de coagulación de la sangre. Un fumador tiene un riesgo muy grande de
desarrollar una enfermedad en las arterias coronarias y este riesgo está
directamente relacionado con la cantidad de cigarrillos que fuma al día. Las
personas saben que fumar es muy perjudicial, pero siguen fumando. Todos
queremos estar sanos, pero muy pocos quieren cambiar su estilo de vida. ¿Qué
hay del sedentarismo?
El sedentarismo es capaz de
facilitar una gran cantidad de enfermedades (obesidad, problemas cardiacos,
hipertensión, estrés, problemas de espalda, diabetes, etc.). En España, según
el CIS (Centro de Investigación Sociológica), sólo cuatro de cada diez
españoles (38,6%) practican actividad física con regularidad. Las personas que no practican ejercicio
físico en este país argumentan que es porque no les gusta (27,3%), o porque se
lo impiden su edad (16,9%), otros porque su salud se lo impide (11,5%), y los
demás por la falta de tiempo (15,9%). De todas esas excusas, la que me ha
parecido más surrealista fue la del 16,9% de personas que atribuyen a la edad
la culpabilidad de no poder hacer ejercicio físico. Cada uno es libre de pensar
y hacer lo que le plazca, pero en el momento en el que las enfermedades se
manifiestan, las excusas ya no sirven.
Una buena parte de la sociedad mundial se está
volviendo tan absurdamente inactiva y comodona que, además de moverse el mínimo indispensable,
están dejando de pensar (literalmente). Esto es algo muy preocupante, puesto
que cuanto más utilicemos nuestro cerebro racional con operaciones intelectuales, más
desarrollaremos nuestra inteligencia, y mejor control tendremos de nuestras emociones, además de conseguir
eliminar el estrés que por sí sólo ya es dañino y que está presente en todas
las enfermedades . Por infelicidad muchas personas prefieren no pensar, no analizar
hechos, no razonar los problemas para poder solucionarlos. La inopia también es
una manera de estar enfermo. En la actualidad podemos encontrar una tremenda cantidad
de información que puede solventar muchas de las dudas e inquietudes de las
personas sobre temas relacionados con la salud. Que una persona haga acciones perjudiciales en su vida para su salud y bienestar careciendo de la debida información, puede ser considerado una equivocación; pero hacer
lo mismo teniendo información fehaciente, y siendo consciente de sus actos, es una
estulticia. El gran problema es que muchas personas no quieren parar y pensar
sobre qué les pasa. Muchos son conscientes de que tienen un gran problema, pero
son incapaces de utilizar el sentido común y de tomar una actitud que pueda
ayudarles a solventarlo. Un ejemplo de ello son algunas personas que padecen
obesidad. Conozco a unas cuantas personas que padecen esta enfermedad, que viven protestando sobre
su incapacidad de hacer cosas debido a las limitaciones que su peso les
proporciona, pero sin embargo no hacen nada para resolver el problema; otras están en la cola para operarse de reducción de
estómago, pero mientras esperan, siguen con los mismos hábitos, las mismas
malas costumbres, la misma ingesta calórica y el mismo sedentarismo. A algunas
de estas personas les he llamado la atención varias veces sobre la importancia
del desarrollo de un programa de
actividad física controlado junto con una dieta equilibrada previa a la
intervención que están esperando. Tengo casos documentados de personas que, mientras esperaban en la lista para operarse,
empezaron un programa de ejercicio físico y una dieta equilibrada diseñados especialmente para esta población. Después
de 18 meses, al llegar el momento de la intervención, habían perdido 35 kilos,
habían cambiado totalmente su estilo de vida del sedentarismo a una vida
activa, habían cambiado sus malos hábitos nutricionales, su actitud frente a la vida; ya no daban
escusas frente a los problemas, sencillamente los afrontaban con valor y coraje.
No fue necesario proceder a la intervención de reducción de estómago, pues ya
habían logrado su objetivo, y sin la necesidad de fármacos. Un tratamiento nada
agresivo, absurdamente más barato, sin efectos secundarios, capaz de fomentar
cambios metabólicos importantes, y capaz de prevenir problemas cardiacos y
otras enfermedades. Desafortunadamente la gran mayoría de las personas que
están en la lista de espera para una intervención quirúrgica de reducción de
estómago no se preocupan en prepararse, simplemente piensan que dicha operación será
la solución de sus problemas de sobrepeso, pero mismo después de la
intervención hay un largo recorrido hasta el éxito, y muchas de estas personas
se quedan en el camino y siguen siendo obesas. No estoy en absoluto en contra
de las intervenciones quirúrgicas de reducción de estómago, sólo faltaría; con lo
que no concuerdo es con que la intervención quirúrgica en estos casos sea la
primera opción, y para muchas personas la única.
Creer
es más fácil que pensar, he ahí la razón de que existan más creyentes” Albert
Einstein.
Si disminuimos la actividad física, reduciremos los niveles de
mitocondrias en nuestros músculos y haremos que nos cueste cada vez más movernos,
o hacer ejercicio, y eso es lo que pasa
con las personas sedentarias.
Gran parte de la sociedad es
consciente de lo que es correcto y de lo que no es bueno para su salud, pero se
empeñan en mirar para el otro lado y declinarse hacia las actitudes incorrectas.
Es sabido que si comes más de lo que necesitas, ganarás peso; si ingieres
demasiados dulces podrás desenvolver obesidad, deteriorar los dientes, fomentar
un ambiente muy ácido en el organismo y,
junto con la obesidad, la posibilidad del desarrollo de un cáncer, y el
sedentarismo se sincroniza perfectamente con todas esas malas costumbres. El
azúcar es uno de los grandes problemas de los tiempos modernos. Es un producto muy
adictivo, que no tiene ningún valor nutritivo y que, además, es un gran
impulsor de muchas enfermedades. En el siglo XIX el consumo de azúcar en
Estados Unidos era de 4 kilos por persona/año. En 2009 ese consumo se
incrementó hasta la cifra de 79 kilos por persona/año, junto con el incremento
del sedentarismo. La glucosa es un
potente alimento para las células cancerígenas, pues en la presencia de un
tumor, algunos genes dejan de funcionar, o funcionan de manera incorrecta, se
inhiben los receptores de glucosa que están en la superficie de las células y
que eliminan esa glucosa del torrente sanguíneo, y esto hace que los tumores se
alimenten insaciablemente y que se desenvuelvan. En condiciones normales esta
célula estaría activa y degradaría el receptor de glucosa, pero en estos casos,
ocurre lo contrario, hay una superaceleración
del receptor de glucosa que resultará en una multiplicación tumoral.
Las células tumorales se
identifican por su crecimiento descontrolado, y necesitan mucha energía. Para
lograr ese hecho, estas células malas atraen
toda la glucosa que pueden. Además de la captación de glucosa, esta clase de
células son anaeróbicas, viven en ambientes con ausencia de oxígeno en un
entorno químico, así que una buena idea sería practicar actividad física, reducir
la ingesta de azúcar, sus derivados, y de harina refinada, así como de sal, leche, etc. La utilización
de grandes cantidades de harina refinada
puede producir el mismo efecto, y la unión de grandes cantidades de harina
refinada con grandes cantidades de azúcar, junto con la falta de la práctica de
la actividad física, produce una combinación explosivamente perfecta para que
se fomente la pérdida de salud y de calidad de vida en las personas.
Es inverosímil que todavía
exista una gran resistencia por parte de muchas personas a aceptar la importancia
del ejercicio físico y del deporte en nuestras vidas, al mismo tiempo que
algunas malas costumbres están bien vistas y aceptadas en nuestra sociedad (fumar,
beber alcohol, etc.). También es muy importante destacar la gran adicción al
azúcar que muchas personas padecen, algo
digno de preocupación. Dicha adicción comienza
desde niños (en vez de comprar estas papillas dulces de las farmacias,
¿por qué no hacerlas en casa con frutas naturales y cereales?)
Por otro lado, es
fundamental recordar la importancia que tiene el pensamiento positivo en
nuestras vidas, principalmente dentro del mundo de las enfermedades, pues pensar
positivamente es como abrir una vía directa de ayuda a un tratamiento. Las personas que piensan positivamente
tienen mayor facilidad en librarse de
malas costumbres, una vez que son conscientes de ello.
No se puede mesurar el
pensamiento, tampoco su fuerza. El
pensamiento mueve una ingente cantidad de corrientes eléctricas en el
cuerpo afectando así a los nervios y,
como respuesta, ocasiona las sensaciones y los sentimientos. El pensamiento
tiene un poder que no se puede explicar, por este motivo es fundamental que
intentemos direccionar nuestro pensamiento de manera positiva y productiva.(1)
El pensamiento es capaz de
fomentar la liberación de una gran cantidad de sustancias químicas en el
organismo. Una persona que piensa de una manera negativa frente a la vida y
frente a las enfermedades, tendrá una gran posibilidad de inhibir la liberación
de serotonina, de oxitocina, de las endorfinas, etc., que son las sustancias
que nos hacen sentir bien. Y esto es debido a que las personas pesimistas normalmente se estresan con una
tremenda facilidad, principalmente cuando se trata de lidiar con las enfermedades.
Esa situación facilitará la liberación de ACTH (hormona del estrés), que a su
vez inhibirá la acción de las sustancias anteriormente citadas.(1) Al padecer una situación de estrés,
independiente de la manera en que se nos presente, la hormona del estrés,
cuando es liberada, se encarga de
bloquear gran parte de las demás hormonas responsables del bienestar como la
oxitocina, la serotonina, la endorfina y la dopamina, y cuando el cuerpo está libre de
estrés, ocurre lo contrario.(2)
Es
fundamental tener claro que el estrés, esa enfermedad tan bien aceptada por
todos, inhibe el sistema inmune facilitando así la proliferación de muchas
otras enfermedades.
El cuerpo humano está hecho
para moverse y todo aquello que hagamos por encima del sedentarismo, resultará
ser una buena estrategia para la mejoría de la salud. Nuestra salud depende única y exclusivamente de nosotros. Tener una
buena o mala salud es el resultado de nuestras acciones, de nuestra manera de
pensar, de nuestra manera de cuidarnos, de nuestra manera de vivir. Es imposible ser feliz en ausencia de
salud, por este motivo deberíamos volver a plantear nuestras
prioridades y evaluar la equidad de nuestro gasto energético para las cosas sin
importancia, y para las que nos hacen verdaderamente felices.
Antes de preocuparnos con el
futuro, hay que vivir el presente, y vivirlo de la mejor y más sana manera
posible. Lo que seremos en el futuro dependerá de las actitudes del presente.
El pasado ya se ha ido y no podemos cambiarlo, pero el presente cada día nos
invita a hacer algo bueno para nosotros y para los demás. No perdamos esas
oportunidades.
(1) El
Blog del Dr. Sergio Simphronio LA FUERZA
DEL PENSAMIENTO Y LA IMPORTANCIA DE PENSAR DE MANERA POSITIVA PARA NUESTRA
SALUD
(2) El Blog
del Dr. Sergio Simphronio EL ESTRÉS
SIN MOTIVONo dejes de leer
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