Uno de los mayores problemas
dentro del mundo de las enfermedades es la acidez. Es la acidez que ocasiona
las infecciones y que proporciona fuerza a la vida de los virus, bacterias y
células malas. Entre los mayores
estimuladores para que se consiga una degradación de la salud están el
sedentarismo y la mala alimentación. Dentro de este contexto, el estrés es una
enfermedad que está conectada con todas las demás, y es capaz de fomentar un
ambiente completamente ácido en nuestro organismo. En la presencia de una
enfermedad las personas se preocupan, en algunos casos tienen miedo, y eso es
tremendamente negativo, pues al existir este miedo el estrés se desencadena de
una manera muy importante haciendo que el sistema inmunológico se bloquee. La
hipófisis envía órdenes a las glándulas suprarrenales, éstas estimulan la ACTH
que a su vez empujan el cortisol, que libera una tremenda cantidad de azúcar en
el organismo.
Son muchos los casos de estrés
y del desarrollo de la acidez que se dan en los niños ya en las primeras
edades, sin que los padres se den cuenta de ello. La falta de equilibrio en la
educación de los niños es uno de los mayores desencadenantes del estrés en las
primeras edades. Las personas que piensan que los niños no se estresan de manera
crónica, están muy equivocadas. Hay niños que padecen un estrés crónico tan
descontrolado que están siempre enfermos, y en estos casos, muchas veces los
tratamientos médicos se alargan por mucho más tiempo de lo que debería ser lo
normal debido a que su sistema inmunológico no consigue recuperarse; esta falta
o demora en dicha recuperación se da porque que el estrés bloquea por completo
su sistema inmunológico. Un niño estresado se convertirá en un adolecente y un
adulto estresado. Cosas como no respetar
sus horas de sueño, hablar demasiado alto con ellos o en su presencia, estar
lejos de los padres por mucho tiempo aunque esté en la compañía de los abuelos,
la falta de respeto hacia su individualidad mismo que todavía sean niños que
están en las primeras edades, cambiarles con frecuencia de su entorno, etc. Si
añadimos todo eso a la mala alimentación (dulces, gusanitos, chuches,
refrescos, etc…), además del estrés, se empieza a presentar la manera más
rápida de debilitar su calidad de vida.
El estrés es capaz de fomentar
una tremenda situación ácida en el organismo, pudiendo facilitar una gran
cantidad de enfermedades no importando la edad. Desde luego, cuando me refiero
a estrés y enfermedades, estoy hablando del estrés crónico, que es aquél tipo
de estrés que perdura en el organismo por un largo período de tiempo.
La acidez facilita la
presencia de una gran cantidad de invasores extraños al organismo como las
bacterias, toxinas, virus, etc. Ante una situación de peligro como ésta, el
organismo reacciona para defender la integridad del cuerpo humano iniciando un
proceso de inflamación. Frente a la acidez orgánica y con la ingesta de
alimentos poco saludable para el organismo, ya que éste no está preparado ni
diseñado para procesar ciertos alimentos (azúcar refinado ☠, harinas refinadas ☠, alcohol ☠, etc.), se podría desarrollar una inflamación crónica. Y si
hablamos de las células de grasa provocadas por el sobrepeso o la obesidad, éstas
son capaces de derramar grandes cantidades de proinflamatorio (moléculas que
promueven la inflamación).
Los glóbulos blancos son los
que se encargan de limpiar todo el terreno biológico donde se encuentran los
glóbulos rojos, aspirando de manera muy impresionante las bacterias, levaduras,
proteínas no digeridas, ácidos, toxinas, etc. Una vez que un glóbulo blanco se
llena de basura, deposita todo lo que recogió en el líquido linfático para que
todo ese desperdicio sea eliminado por medio del sudor, de la orina y las heces
fecales; por esto es importantísimo cuidar las microvellosidades del intestino,
ya que si las dañamos con una dieta
inadecuada, una de las cosas que sucede es que estas microvellosidades se
inflaman y entonces se tapa una vía fundamental de eliminación, dando inicio a
un ciclo de desequilibrios que más adelante producirá un caos en nuestra
salud..
Una mala alimentación unida a
la falta de ejercicio físico, proporcionará un nivel elevado de acidez
orgánica, y podrá tener como producto final el desarrollo de enfermedades como
la hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades
degenerativas como el alzheimer, cáncer…
El ritmo cardíaco, la
temperatura corporal, y el volumen de sangre son algunos pocos ejemplos de los
cientos de situaciones que el cuerpo tiene que regular para mantener un balance
homeostático. Si además añadimos los desequilibrios metabólicos provocados por
una mala dieta y el sedentarismo, el cuerpo tendrá muchas más dificultades para
controlar el pH en sangre. Toda enfermedad puede tener una relación directa con
un desequilibrio homeostático. Todos los sistemas orgánicos del cuerpo
contribuyen a la homeostasis, pero el cardiovascular, el corazón y los vasos
sanguíneos, son especialmente importantes. El cerebro es el centro de control
de todos los procesos homeostáticos del cuerpo. Si el sistema cardiovascular
falla en proporcionarle oxígeno al cerebro, el cuerpo no puede mantener su
equilibrio. Dentro de la práctica del ejercicio físico por ejemplo, el sistema
cardiovascular ayuda a mantener la homeostasis aportando continuamente oxígeno
y glucosa al sistema nervioso central, al cerebro y a la espina dorsal, para que el organismo pueda aguantar un
entrenamiento, al mismo tiempo que
eliminar los radicales libres ayudando a que se haga la homeostasis en el organismo.
El azúcar es uno de los
grandes problemas de los tiempos modernos. Es un producto muy adictivo, que no
tiene ningún valor nutritivo y que, además, es un gran impulsor de muchas
enfermedades. En el siglo XIX el consumo de azúcar en Estados Unidos era de 4 kilos por
persona/año. En 2009 ese consumo se incrementó hasta la cifra de 69 kilos por
persona/año, junto con el incremento del sedentarismo. La glucosa es un potente
alimento para las células cancerígenas, pues en la presencia de un tumor,
algunos genes dejan de funcionar, o funcionan de manera incorrecta, se inhiben
los receptores de glucosa que están en la superficie de las células y que
eliminan esa glucosa del torrente sanguíneo, y esto hace que los tumores se
alimenten insaciablemente y que se desenvuelvan. En condiciones normales esta
célula estaría activa y degradaría el receptor de glucosa, pero en estos casos
ocurre lo contrario: hay una superaceleración del receptor de glucosa que
resultará en una multiplicación tumoral. El exceso de azúcares aumenta la
actividad de una proteína llamada b-catenina, íntimamente relacionada con la
progresión tumoral. En poblaciones donde los niveles de azúcar son muy elevados
en sangre, como en los obesos o diabéticos, los casos de ciertos tipos de
cáncer pueden verse multiplicados.
Se ha demostrado que las
mutaciones que transforman a una célula normal en cancerosas acaban provocando
cambios en el metabolismo que hace que su metabolismo energético sea diferente
al de las células sanas.
Recordemos que dentro
de nuestro organismo, las células utilizan uno de los 2 tipos de combustible: o
queman glucosa (azúcar) o queman grasa.
El Premio Nóbel llamado Dr.
Otto Warburg (1883-1970) demostró que las células malignas viven casi
completamente de glucosa. No pueden degradar la grasa eficientemente. Él
demostró que las células malignas crean ácido láctico 4 veces más de lo normal,
a una velocidad anormalmente elevada, y con independencia del suministro de
oxígeno debido a mudanzas en su desarrollo genético y son estimuladas por hipoxia
crónica. Es sabido que el ácido láctico no es producido cuando la célula quema
grasa; eso solo ocurre cuando la célula quema azúcar (glucólisis).
Se cree que la glucólisis
aeróbica, es decir la fermentación del azúcar, tal como lo observó Warburg,
podría ser responsable de conferir resistencia a la apoptosis (muerte celular
programada) en las células cancerosas.
Si quieres recuperar tu salud,
no alimentes tu enfermedad.
Si quieres mantener una buena
salud, utiliza como fármacos tus alimentos y el ejercicio físico.
Las células tumorales ☠ se identifican por su crecimiento
descontrolado, y necesitan mucha energía. Para lograr ese hecho, estas células
malas atraen toda la glucosa que pueden. Además de la captación de glucosa,
esta clase de células son anaeróbicas, viven en ambientes con ausencia de
oxígeno en un entorno químico, así que
una buena idea sería practicar ejercicio físico, reducir la ingesta de azúcar,
sus derivados, y de harina refinada, así
como de sal, leche, refrescos, etc.
El consumo de grandes cantidades
de harina refinada y de azúcar junto con la falta de la práctica de ejercicio
físico, llevan a desórdenes metabólicos y producen una combinación
explosivamente perfecta para que se fomente la pérdida de salud y de calidad de
vida en las personas, además de ser capaz de dificultar bastante la homeostasis
en el organismo.
No podemos encontrar células
cancerosas nadando en un terreno biológico alcalino. Esa clase de células son
anaeróbicas y sobreviven en la ausencia de oxígeno. Si eliminamos el ambiente
ácido transformándolo en alcalino, además de iniciar una práctica regular de
ejercicio físico, las células se volverán alcalinas o morirán, y la enfermedad posiblemente
dejará de existir.
La causa más básica del cáncer
es que llega muy poco oxígeno a la célula. Glucólisis significa funcionar sin
oxígeno, y respiración celular significa funcionar con oxígeno. Las diferencias
entre los tumores benignos y malignos están en el contraste en el grado y la
duración en que está comprometida la respiración celular (o sea el déficit de
oxígeno) más que el tipo de tumor.
Cuanto más limpio es el
terreno biológico, más alcalinas estarán las células. Nuestra sangre lleva
nutrientes por todo organismo y debe tener un pH de entre 7.35 y 7.45, pero por
desgracia se estima que el 90% de los habitantes de los países supuestamente
desarrollados sufren acidosis, incluyendo a los niños. El factor determinante para una alteración negativa de este pH es el inadecuado
funcionamiento o un trabajo excesivo de nuestros filtros corporales que se
encargan de eliminar los ácidos del organismo (pulmones, riñones, hígado).
El pH es el índice principal
que indica la alcalinidad o acidez de una sustancia. Indica el porcentaje de
hidrógeno contenido en determinada sustancia, es decir, mide la cantidad de
iones ácidos (H+) existentes, por eso sus siglas pH=potencial de hidrógeno.
La escala del pH va de 0 al
14.
pH = cero -> máximo de
acidez;
pH = 7,00 -> neutro;
pH = 14 -> máximo de alcalinidad.
Cuando el pH baja de 7, se
considera un pH ácido, y cuando aumenta de 7 se considera un pH alcalino.
Existen diferentes valores
óptimos del pH para las diferentes sustancias de nuestro cuerpo, dependiendo de
su función, así por ejemplo nuestra orina tendrá un pH de entre 5 y 8, el sudor
de 5,5, el jugo gástrico de 1,5 o el flujo vaginal de 4,5 aproximadamente.
El pH es algo vital para
nuestra existencia, y su equilibrio es extremadamente frágil: si el pH
disminuye de 7,1 se producirá el coma y si llega al 6,9 se producirá la muerte.
También tendríamos problemas como irritación extrema, espasmos, convulsiones
pudiendo llegar a la muerte si la alcalinidad de nuestra sangre llegase al 7,8.
Por ello, la alimentación adecuada junto de la práctica del ejercicio físico
equilibrado son los mejores remedios para mantener sanos nuestros filtros (pulmones, hígado,
riñones) y poder así mantener las células en un terreno biológico limpio,
siendo así capaz de mantenerlas alcalinas, y de prevenir y/o evitar
enfermedades. Nuestras células están buceando dentro de la sangre, y cuanto más
alcalina es, menor será la posibilidad de tener invasores como los virus, las
bacterias, las toxinas, etc…, pues siendo así estas no tendrán como vivir en
este ambiente, ni tampoco como alimentarse. De esta forma la posibilidad de que
nos pongamos enfermos será drásticamente reducida.
De una manera general,
desafortunadamente nuestro estilo de vida y nuestra alimentación favorece el
desarrollo de muchas enfermedades y de la acidosis orgánica.
La ingesta excesiva de azúcar
refinada, sal, harina refinada, etc. puede producir desórdenes metabólicos que
generarán enfermedades y llevarán a la acidosis.
El
gran problema es la acumulación de acidez que un estilo de vida inadecuado puede
fomentar en el organismo a lo largo del tiempo.
Nuestro organismo mantiene una
lucha constante en contra de la acidez, todo con el objetivo de mantener el
equilibrio celular, pero es fundamental tener en cuenta que las emociones
juegan un papel fundamental en este partido. Todas las enfermedades están
directamente relacionadas con las emociones. Si añadimos los alimentos hostiles
al organismo que son capaces de producir una ingente cantidad de acidez y a la
vez debilitar la salud, junto con una mala gestión de las emociones
asociada a alguna enfermedad en desarrollo o ya desarrollada, la amígdala será
accionada, se hipertrofiará estimulando el miedo, la ansiedad, la depresión y
el estrés. Esta actividad es capaz de inhibir el sistema inmunológico mermando
sus defensas. De ahí la explicación de casos de personas que se ponen enfermas
y no consiguen recuperarse, aunque que se suba la dosis de los fármacos que
están tomando.
Las enfermedades deben ser vistas
desde un punto de vista muy amplio. La acidez es uno de los puntos claves para
tratar una enfermedad.
De otra parte, no sirve de
mucho tener una alimentación equilibrada en presencia del sedentarismo. La
acidez también puede ser producida por la falta o poca eliminación de los
radicales libres. El ejercicio físico bien orientado y equilibrado fomentará
una gran entrada de oxígeno en el organismo, y si lo acompañamos de una dieta
equilibrada, tendremos los dos pilares fundamentales para la consecución de una
buena salud.
¡Hay que moverse!
Sedentarismo = lenta eliminación
de radicales libres + ACIDEZ ORGÁNICA + enfermedades.
Ejercicio Físico = + entrada
de oxígeno - ACIDEZ ORGÁNICA + eliminación de radicales libres + salud –
enfermedades.
Alimentación saludable = +alcalinidad
en terreno biológico - ACIDEZ ORGÁNICA - enfermedades + calidad de vida.
Desafortunadamente
cuando hablamos de acidez, alcalinidad, de enfermedades y sus tratamientos, en
la mayor parte de los casos casi nunca se tiene en cuenta la importancia del
ejercicio físico, y éste es una de las claves más importantes para la
recuperación de la integridad del organismo. Más que una buena dieta
equilibrada, es de suma importancia practicar regularmente ejercicio físico,
pues dicha práctica ayudará a fomentar un equilibrio en las funciones
orgánicas, será fundamental en el control del azúcar en sangre, reducirá los
procesos inflamatorios, facilitará una importante entrada de oxígeno en el
organismo, ayudará a mantener el organismo libre de acidez no importando que
tipo de dieta tenga el individuo, además que de entre varios otros beneficios,
auxiliará en la quema de grasa y en el mantenimiento del peso corporal,
reduciendo la posibilidad de sufrir desórdenes metabólicos y procesos
inflamatorios que conducen al desarrollo de muchas enfermedades.
“El cuerpo humano está
diseñado para moverse, el cerebro no reconoce el sedentarismo”
Dr. Sergio Simphronio
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