“La vida es una lucha
constante en contra de la acidez” (MENKEN)
Todo el funcionamiento de
nuestro organismo depende de las células, por ello, es de suma importancia que
mantengamos el entorno celular muy limpio. Al existir algún tipo de anomalía
celular en la que el producto final sea alguna clase de enfermedad, es muy
importante estar atentos a los niveles de acidez existentes en el organismo.
Además de la importancia de mantener limpios nuestros filtros (Pulmones, Riñones, Hígado),
es primordial que intentemos mantener dentro de nosotros un ambiente celular
alcalino. Pero estas recomendaciones también son importantes cuando nos
referimos a nuestro cerebro. El mejor momento para que nuestro cerebro efectúe
su limpieza eliminando los radicales libres existentes, es durante el sueño. Al
acostarnos el cerebro incita la liberación de la “Melatonina”. Ésta actúa en el
sistema nervioso central y se encarga de estimular nuestro somnífero natural
haciéndonos dormir.
Cuando nos acostamos tras un
día intenso de trabajo o de entrenamiento físico, el cerebro envía un mensaje a
la médula espinal para que nuestros movimientos sean paralizados, al mismo
tiempo que las células cerebrales se desconectan para repararse. Unas
sustancias químicas naturales limpian los desechos de la actividad de estas
células cerebrales, al mismo tiempo que se formarán otras. Sin estos servicios
de limpieza, análisis y reparación, el cerebro no podría funcionar a pleno
rendimiento; de ahí la importancia de dormir las suficientes horas para que nos
sintamos descansados y para que el cerebro pueda hacer su trabajo de
restauración. Por ese motivo se recomienda a las personas que tengan la
costumbre de dormir poco, de salir por
la noche con mucha frecuencia, de beber
de manera desmedida, y que además utilizan
drogas, que cambien sus hábitos
de vida, pues de seguir así estarán acortando su existencia. Con el descanso
dormimos, y al dormir soñamos. El sueño es una de las actividades más
importantes que el cuerpo realiza. Durante una vida normal, somos capaces de
pasar 6 años soñando. Dicen algunos expertos que la actividad cerebral es tan
intensa mientras dormimos que el sueño es mucho más que una distracción para el
cerebro, es parte de la acumulación de los recuerdos.
Margaret Tatcher se ponía en
marcha con sólo cuatro horas de sueño; en cambio Albert Einstein necesitaba
once horas. Esto se debe a que existe una variante genética, de nombre ABCC9,
que es la responsable de hacer que las personas portadoras de ese gen sientan
más necesidad de dormir que otras. Por ello, es importante tener en cuenta que
más que la cantidad, la calidad del sueño es lo que va nos facilitar una buena
renovación en todos los sentidos.
Si privásemos a nuestro cuerpo
del sueño y lleváramos esta situación al límite, el cerebro sencillamente nos
desconectaría. Mientras soñamos consolidamos el control que tenemos sobre
nuestros músculos. La fase del sueño en la que más aprendemos es la fase “MOR” (Movimiento Ocular Rápido). En esta fase del sueño hay tanta actividad
cerebral que el flujo sanguíneo se duplica en esta zona.
Es fundamental tener en cuenta
que durante el día nuestro cerebro tiene una actividad intensa, pero cuando
dormimos esa actividad se multiplica. Desde luego, dicha actividad se
intensifica debido a los desafíos que se nos presentan en nuestro día a cada
segundo. Ante cualquier situación que provoque estrés (ya sea en forma de
estrés fomentado por el de ejercicio físico, un estrés agudo en algún momento
de nuestro día, o bien un estrés crónico en el caso de alguien que ya esté
enfermo; bien en los trabajos de coordinación motora o en la danza, donde la
adaptación muscular y articular al movimiento deben ser efectuadas de una
manera muy rápida, etc.), el cerebro siempre buscará la mejor manera de
solventar ese desafío con el fin de mantener el cuerpo a salvo.
Un interesante estudio
realizado por dos Universidades americanas (Drexel y Northwestern), ha revelado
que existen líneas de actividad cerebral que funcionan antes de que nos
enfrentemos a un problema, y estos comportamientos están relacionados con
diferentes tipos de preparación mental que nosotros podemos ocasionar. Somos
capaces de prepararnos mentalmente para buscar soluciones utilizando diferentes maneras de pensar: analítica, intuitiva, imaginativa, creativa. Lo que
resulta interesante, es que nuestra elección hará que la actividad cerebral
varíe en función del tipo de pensamiento que desarrollemos. Como un ejemplo,
las personas que frente a un desafío piensan que no van conseguir superarlo, no
lo hacen.
Nuestra actividad cerebral es
algo simplemente increíble, y según los estímulos que fomentemos, esa actividad
se incrementará de una forma muy significativa, principalmente dentro de la
práctica del ejercicio físico. Con la práctica del ejercicio físico la
temperatura del cuerpo se eleva, pero la del cerebro también, y esa siempre fue
una de las grandes incógnitas del cerebro: su sistema de refrigeración. Si no
tuviese refrigeración, nuestro cerebro se sobrecalentaría al igual que
cualquier máquina. De ser así su temperatura interna subiría 1 grado a cada 5
minutos. A los 10 minutos sin refrigeración empezaríamos a sentir
desorientación, a los 20 minutos daños permanentes, y al cabo de 50 minutos, si
la temperatura subiera 10 grados más, nos moriríamos. Por ese motivo, el
cerebro siempre debe trabajar a una temperatura óptima. De ahí la importancia
del oportuno aporte hídrico durante todo el día.
Sabemos que de camino al
corazón, la sangre se enfría a través del sudor de la cara en la frente y se
desplaza por las arterias abandonando la cabeza y disminuyendo así su
temperatura y enfriándola. Tenemos más de 15.000km de vasos sanguíneos en el
cerebro. Las investigaciones sobre la temperatura del cerebro y su
refrigeración hasta el momento han llegado a este punto, por lo que quizás sea
esta la manera que el núcleo tenga de conservar su temperatura ideal. Aunque nos encontremos practicando actividad
física a altas temperaturas o compitiendo bajo un sol de 40 grados, el cerebro
tendrá una asombrosa capacidad de refrescarse.
Siempre que practicamos
ejercicio físico, el equilibrio químico de la célula (la homeostasis celular)
se rompe. La homeostasis es la estabilidad orgánica. Con el desequilibrio de la
homeostasis, se produce un cambio en el medio químico de la célula alterando
así su función fisiológica en el control de los órganos. Los órganos reaccionan
en contra del estrés con el fin de conseguir la homeostasis y controlar las funciones
orgánicas.
Éstos son los cambios
homeostáticos durante la actividad física: elevación de la temperatura
corporal, aumento de la acidez en la sangre, caída del oxígeno contenido en los
líquidos corporales, incremento del dióxido de carbono, entre otros. Al recibir
estos desórdenes, las células cambian sus funciones para adaptarse al ejercicio
físico. Estos ajustes ocurren en el corazón, en los pulmones, en el páncreas,
en los músculos, y los huesos. Todo este desequilibrio temporal ocurre
constantemente en nuestro organismo, sobre todo con la práctica del ejercicio,
y dentro de un proceso de enfermedad es beneficioso porque hace reaccionar a
las células de manera muy positiva, una de las razones por las que es tan
importante que las personas enfermas practiquen ejercicio.
En la práctica de ejercicio
físico, siempre debemos ver el cuerpo desde dentro hacia fuera, y no desde
fuera hacia dentro¹.
Los mecanismos de
refrigeración del cerebro durante la práctica de ejercicio físico fomentan radicales
libres, y ahí surge el importante papel del sueño. Estando libre de problemas
de salud, toda la actividad desarrollada durante el día será procesada durante
la noche mientras la persona esté durmiendo, momento en que se producirá la
eliminación de los radicales libres del cerebro; pero surge un gran problema
cuando las personas se preocupan demasiado con cosas que
no merecen dicha relevancia. Mismo que hablemos de una enfermedad muy
importante, ese estrés innecesario puede desencadenar ansiedad, depresión y
miedo, y es justamente ahí cuando el cerebro tiene que buscar soluciones para
intentar poner el cuerpo fuera de peligro, pues estos síntomas emocionales son
capaces de inhibir por completo el sistema inmunológico, sea un practicante de
deporte o no. Estas situaciones de estrés que están tan bien aceptadas
socialmente, pueden ocasionar una gran cantidad de descontroles
neurofisiológicos, entre ellos la falta de sueño, cambios en la actividad
cerebral, alteración en la acumulación de los recuerdos, la posibilidad del
desarrollo de acidez en el organismo y en el cerebro ocasionando una gran mudanza
dentro de los procesos celulares y sinápticos, etc.
El ejercicio físico es una
estupenda arma contra las enfermedades pero, al igual que los fármacos, si es mal
empleado puede convertirse en algo muy dañino para nuestro organismo y para
nuestra salud.
Para que podamos tener un
estupendo rendimiento en nuestro día, sea en la práctica del ejercicio físico,
sea en la recuperación de una enfermedad, o sea en las áreas intelectuales,
debemos tener muy claro que, si no damos a nuestro cerebro las condiciones necesarias
para que éste pueda desenvolver su trabajo de una manera óptima, estaremos
abriendo las puertas a la posibilidad de tener una gran cantidad de problemas
de salud a medio o largo plazo. Debemos equilibrar nuestras vidas en todos los
sentidos, pero principalmente en lo que dice respecto a nuestra alimentación y
nuestro descanso, pues dormir es mucho más importante de lo que mucha gente
imagina.
1.EL
BLOG DEL DR.SERGIO SIMPHRONIO - EL ENTRENAMIENTO CELULAR
20-21-22 Noviembre. São Paulo
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