¿Por qué siempre utilizamos la misma pierna para empezar a subir una escalera?
Si utilizamos siempre la misma pierna para esta clase de acción, desarrollaremos mayor fuerza y resistencia en los glúteos y femorales de ese lado.
Saber utilizar el lado derecho o el izquierdo del cuerpo es una cuestión de elección y de entrenamiento.
Me acuerdo de los tiempos en que me dedicaba a mi segunda profesión (Educación Física) dando clases en gimnasios en Brasil y en Estados Unidos. Cuando trabajábamos de frente a los alumnos, a los profesores se nos recomendaba que utilizásemos la pierna izquierda para empezar los ejercicios o coreografías. Lo mismo se hace en las convenciones. Eso hacía que los alumnos, que estaban de frente empezasen con la pierna derecha. Se piensa que de esa manera les facilitamos la vida.
Es esta una costumbre mundial que en la verdad no tiene ningún sentido, pues se inhibe una importante fase del desarrollo neuromuscular.
Mucho tiempo atrás hice una investigación con algunos alumnos. Seleccioné a los mejores de una clase de funk y hip hop, los más avanzados que había en este momento. Era gente muy buena, estaban listos para participar en cualquier espectáculo que se les plantease, de hecho muchos de ellos se dedicaban a ello. Les preparé una coreografía no muy difícil, pero bastante vistosa, con una música muy estimulante. Y nos pusimos a trabajar.
Era una coreografía que tenía la misma duración que las que se hacen en una clase normal. He empleado los mismos moldes y protocolos de los trabajos que se hacen en los gimnasios y escuelas de danza. Entre enseñar, corregir y limpiar la coreografía, hemos tardado 3 clases de 60 minutos.
Una vez terminado, dediqué una clase más para que los alumnos disfrutasen del baile. Aparentemente ya lo tenían en la cabeza y en el cuerpo, pues los movimientos ya estaban asimilados.
En la clase siguiente utilicé la misma música, les puse en la misma posición, marqué las mismas distancias, pero el ejercicio era el siguiente: con la misma coreografía, todos los movimientos que empezaran para la derecha, tenían que hacerse hacia la izquierda y al revés.
En el momento en que les planteé el desafío, escuché un silencio de defunción, a la vez que fui testigo de unas expresiones faciales de enorme desconsuelo. Al principio no se creían lo que les estaba pidiendo, cosa que yo no entendía, pues el único cambio que iban a experimentar con ese ejercicio era la reactivación del lóbulo frontal (movimiento y locomoción), del lóbulo temporal (memoria y audición), la reactivación del sistema vestibular (controla el equilibrio), y la reactivación del sistema extrapiramidal (controla la regulación fina del movimiento). En otras palabras solo tenían que transferir los estímulos que habían aprendido y entrenado anteriormente.
Ha sido muy interesante, pues el resultado de este magnífico experimento fue tener que tardar 4 clases más para volver a enseñarles lo ya aprendido (recuerdo que era una coreografía asimétrica).
Ocurrieron dos cosas muy curiosas: primero la inseguridad de desafiar la seguridad, es decir, ya tenían aprendida una coreografía que ya dominaban, y tuvieron que lidiar con las mismas informaciones, pero al revés. Esa inseguridad afloró por la falta de costumbre de entrenar la bilateralidad, cosa que en este momento me hizo darme cuenta de que estaba fallando como profesor y me alertó de las necesidades de mis alumnos. Hasta conseguir gozar de la misma seguridad que tenían con la pierna derecha, estuvieron pisando “en campo de minas”.
La segunda el rechazo a lo desconocido, la no aceptación de nuevos retos y nuevos desafíos sobre todo cuando estos ya habían sido conquistados.
En algunos centros suele ocurrir que los profesionales trabajan sus coreografías de una manera simétrica, es decir, lo que se hace para la derecha, luego se repite hacia la izquierda, y en actividades como es el caso del funk y hip hop las coreografías son asimétricas. El cerebro reconoce la pierna que sale primero como la de la dirección, y aunque se repita toda la coreografía hacia el otro lado, la primera sigue siendo la que marca el control. He citado la pierna, pero podría referirme a los brazos.
Para el cerebro el lado que empieza es el referente. Marca la dirección y proporciona los cánones del desplazamiento, estando en formato de coreografía o no.
El movimiento nada tiene que ver con ser diestro o zurdo. El cerebro reconoce el desplazamiento como bilateral, así que el hecho de empezar los movimientos hacia la derecha o izquierda es una mera cuestión de preferencia. En el caso de los gimnasios, escuelas y centros, sería estupendo que los monitores planteasen su trabajo de una manera que pudiesen intercambiar los lados en que empiezan sus coreografías: un día con la derecha y otro con la izquierda. Desde un punto de vista Neuromuscular estarán ayudando al desarrollo de sus alumnos de una manera extraordinaria. En cuanto a la utilización de la “Inteligencia Muscular”, invito a las personas a que entrenen sus cerebros a la utilización consciente de los dos lados del cuerpo por igual. Una manera interesante de hacerlo es plantearse empezar los movimientos cada día por un lado diferente. Si empiezas a subir la escalera con la pierna derecha el lunes, el martes empezarás con la izquierda. Puede parecer algo inusual, pero es una manera muy inteligente de equilibrar el cuerpo a la vez de mejorar la coordinación motora y la sincronía de los músculos.
El lado izquierdo del cerebro humano controla el discurso y el lenguaje mientras que el derecho controla las emociones. En el caso de los zurdos, estos suelen intercambiarlos. Esta fue una investigación realizada por científicos de Oxford, quienes descubrieron el primer gen relacionado con el uso de las manos, el LRRTM1. Este gen modifica la simetría del cerebro.
Dicho esto, quiero hacer incapié en las posibilidades que tiene el cerebro de readaptar situaciones neuromusculares. Un gran ejemplo de ello es el tenista Rafa Nadal, que a pesar de ser diestro fue entrenado para jugar con la mano izquierda.
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