Desde el siglo pasado, uno
de los grandes problemas que afectan a la
salud de las personas es la adicción. Cualquier forma de adicción es muy
perjudicial para la salud, pues fomenta cambios bioquímicos importantes en el
cerebro haciendo que ocurran mudanzas importantes en el funcionamiento de
nuestro organismo. Ya sea una adicción al ejercicio físico como una adicción
al alcohol, al tabaco, al azúcar, etc., todas son negativas y traen malas consecuencias.
En cuanto al tabaco, es uno de los
grandes problemas sanitarios de la vida contemporánea, sobre todo por ser una
droga considerada legal en todo el mundo y porque su consumo es desmesurado. No obstante, son muchas las personas que sí quieren dejar de fumar, pero no
son capaces de hacerlo debido a que la química del tabaco en su organismo les
supera; otras simplemente no se plantean dejarlo a causa del placer que dicen
que sienten cuando fuman. Es interesante recordar que cuando una persona fuma
está ingiriendo una gran cantidad de sustancias químicas. El efecto de dichas sustancias es el que provoca la dificultad para dejar de fumar acentuando cada
vez más la adicción, al mismo tiempo que son capaces de provocar grandes y
graves anomalías en la salud de los que las consumen. Si realmente existiera
una información clara de las autoridades con respecto a los efectos y
consecuencias de todas las drogas, incluyendo el tabaco, seguramente la cantidad de fumadores se
reduciría de manera significativa en todo el mundo, al tiempo que a muchas otras personas no se les
ocurriría plantearse el iniciarse en semejante práctica. Gran parte de los fumadores del mundo, en el momento de empezar
a fumar, no son conscientes de lo que realmente están consumiendo,
principalmente porque muchos de ellos comienzan a fumar cuando son muy jóvenes.
Éstos son sólo algunos de los ingredientes del
tabaco:
La nicotina: tiene
un efecto estimulante sobre los ganglios del sistema nervioso vegetativo en el
caso de dosis moderada, a la vez que si la dosis
es elevada tiene un efecto contrario; bloquea la trasmisión
nerviosa a través de los ganglios, de ahí el efecto relajante que muchas
personas dicen sentir. Cuando actúa sobre el sistema nervioso
central, la acción de la nicotina es la culpable de estimular la
dependencia psíquica del tabaco.
El monóxido de carbono. Es
un gas que procede de la quema incompleta de la fibra del tabaco.
Gases irritantes. Afectan
principalmente al aparato respiratorio, aumentando la producción de
mucosidad.
Sustancias cancerígenas. En
el humo del cigarrillo existen diversas sustancias cancerígenas como el Benzopireno,
que se forma durante la combustión del
tabaco o del papel de los cigarrillos.
Otros productos
químicos. El humo del tabaco contiene cerca de 4000
productos químicos [1], entre
ellos unos 70 agentes carcinógenos, sustancias que pueden producir
cáncer y otros venenos. Estos productos se almacenan en los
pulmones, acto seguido pasan a los vasos sanguíneos y de ahí a otras partes del
cuerpo.
Algunos de estos productos
son:
Alquitrán (utilizado
para asfaltar), Arsénico (veneno mortal muy potente), Cadmio
y Níquel(metales utilizados en las baterías), Cloruro
de Vinilo (fabricación de PVC) Cleosota(componente
de alquitrán), Formaldehído(conservante orgánico usado en
laboratorios forenses y de anatomía patológica, sirve para conservar cadáveres), Polonio
210(elemento químico radiactivo), Uretano (utilizado
para embalajes), Amoniaco (utilizado en los
limpiacristales), Acetona (disolvente tóxico), Acroneleína (potente
irritante bronquial y causa de enfisemas), Cianuro de Hidrógeno (veneno
mortal utilizado como mata ratas), Metanol (utilizado como combustible), Tolueno (disolvente
tóxico).
La industria del tabaco
lleva años jugueteando con cerca de 600 adictivos diferentes con el objetivo de
lograr dos cosas: aumentar la adicción a la nicotina y hacer el sabor del
tabaco más interesante; no obstante los fumadores no conocen la
existencia de muchos de estos ingredientes.
Entre las sustancias propias
de la planta del tabaco y las que son generadas en el proceso de combustión en
los pulmones de los fumadores, al final llegan a entrar en el
organismo cerca de 400 compuestos muy dañinos para la salud.
En la hoja del tabaco se
acumulan algunas sustancias a través de los fertilizantes,
tales como el arsénico, el cloruro de vinilo, el elemento radiactivo
polonio 210, o el benceno. [2]
El
gerente de la Iniciativa Libre de Tabaco de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), Armando Peruga, afirma
que “un fumador de un paquete y medio diario inhala cada año
polonio equivalente a la radiación producida por 360 radiografías de
tórax”.
Asimismo, es importante
recordar que la adicción, no importa de qué tipo, proporciona muchas perturbaciones
cognitivas. Los sistemas cerebrales, los neurotransmisores, los sistemas
de recompensa mesolímbico (principales vías del sistema nervioso central), son
cruciales en el desarrollo de las manifestaciones adictivas.
Los neurotransmisores son
las sustancias químicas naturales que se responsabilizan de la actividad
cerebral: de las emociones, de la motivación, de los instintos, etc. Son
sustancias fundamentales en el orden del estado de ánimo, pudiendo
provocar euforia o inapetencia. Los estados de excitación extrema, provenientes
de conductas de estimulación como practicar ejercicio físico de manera
desmesurada o la utilización de drogas, afectan a los neurotransmisores
de manera que el cerebro pasa a producirlos en exceso. Estos
cambios pueden ser nefastos y contribuyen de manera significativa a un
desequilibrio bioquímico.
En el proceso de la
adicción, el cerebro puede dividirse en dos vías neurológicas: el cerebro
racional y el cerebro primitivo, lo que en otras palabras se denomina el cerebro
dual [3]. En los procesos de adicción, el cerebro dual
hace más fácil la comprensión de la actividad neuroquímica en el
transcurso de la adicción. El cerebro racional corresponde a la corteza
cerebral que desarrolla las funciones intelectuales. Se encarga del análisis
racional. Esta área es afectada por el sistema delusional de la adicción, que
es un conjunto de pensamientos adictivos que, junto con el cerebro primitivo,
confabulan para mantener el proceso adictivo (negación de la adicción).
El cerebro primitivo controla las zonas mediadoras de las emociones, el estado
anímico, la generación del instinto de supervivencia, la regulación corporal,
etc. Es el área de las funciones vitales y está directamente implicada en el
desenvolvimiento de la adicción, y es donde encontramos los desequilibrios
bioquímicos responsables de la coacción, la memoria eufórica y los deseos
inconscientes. Allí están las vías de dopaminas, de endorfinas, y el sistema de
recompensa cerebral. El sistema de recompensa se encarga de intervenir en las
contestaciones de las condicionantes a los estímulos, produciendo
retribuciones bioquímicas para las repuestas adecuadas. La
estimulación excesiva de ese sistema, afecta a las personas inclinadas
a la adicción y les propicia cambios bioquímicos permanentes de
manera que se altera su actividad y la respuesta a los
estímulos ambientales.
Conociendo algunos de los
ingredientes que componen el tabaco, al mismo tiempo que entendemos un poco más
sobre qué ocurre con el cerebro en presencia de un proceso de adicción, es
natural entender la dificultad que encuentran las personas que quieren dejar de
fumar y que no lo consiguen, pero eso no puede ser una excusa para no lograr hacerlo.
Por medio de la actividad física he
conseguido resultados muy significativos en la desintoxicación de personas
fumadoras. Es un proceso largo, que está compuesto por varios factores
sobre los que se debe trabajar al mismo tiempo: determinación de querer dejar
de fumar; entrenamiento físico adecuado (juega un papel fundamental, pues en
este caso, uno de sus beneficios es la entrada de oxígeno al organismo); alimentación
alcalina balanceada; un incremento en la ingesta de agua; buenas horas de sueño; la
adopción de un estilo de vida más equilibrado, libre de alcohol y de cualquier
otro tipo de drogas; fomentar pensamientos positivos principalmente con
respecto a la consecución del objetivo fijado; rodearse de personas sanas que no hagan volver
a caer en las trampas del vicio; y , sobre todo, mucha paciencia. Con el paso
del tiempo, el organismo se adaptará a la nueva situación metabólica, y una vez
esté amoldado a la nueva situación, libre de los efectos químicos del tabaco en
el organismo, el cerebro se familiarizará con la nueva situación haciendo
posible cambiar el ADN de las células y facilitando
que la adicción al tabaco ya no haga parte del estilo de vida de la persona en
cuestión. Hoy conocemos una infinidad de terapias para lograr dejar este vicio
tan pernicioso, y una de las más efectivas es la terapia física, justamente por
facilitar los cambios metabólicos anteriormente mencionados, además de provocar una importante subida de ánimo en las personas que se proponen
utilizarla para lograr dejar el tabaco, debido a la gran cantidad de sustancias químicas que son liberadas en el
organismo mientras se practica actividad
física, y que son capaces de inhibir el dolor, de bloquear la estimulación de
la hormona del estrés(hormona que es estimulada con el tabaco), de mejorar
nuestro bienestar disminuyendo la presión arterial, de hacer que bebamos más agua, de mejorar el funcionamiento
de los pulmones haciendo incompatible la práctica del ejercicio físico y el
tabaco, de ayudar a eliminar la tremenda cantidad de elementos químicos dañinos
para la salud que proporciona el tabaco.
De otra parte, muchas de las personas que se plantean dejar de fumar suelen ganar
peso en los tres primeros meses de abstinencia. Generalmente se deprimen al verse con más peso, y vuelven a fumar con el objetivo de recuperar su figura. Los expertos
en tabaquismo dicen que esto es muy común, pues por un lado la nicotina calma el
apetito y por otro reemplaza la costumbre de picar. Es importante tener claro
que este efecto puede ocurrir, pero sólo al principio de haber dejado el
tabaco, tanto en hombres como en mujeres; sin embargo, cuando uno utiliza la
práctica de la actividad física como terapia para dejar el tabaco, no se
producirá un aumento de peso, puesto que debido a los efectos anteriormente
citados, además de la desintoxicación, el ejercicio físico también servirá para
reducir la ansiedad y para compensar los niveles metabólicos proporcionando
equilibrio al organismo.
Muchas personas han conseguido dejar de fumar.
Fuentes:
[1] The University of
Arizona; United States Department of Health and Human Services; Iniciativa
Libre de Tabaco de la Organización Mundial de la
Salud (OMS).
[2] Artículo publicado
el 31 de enero de 2012 El blog del Dr.Sergio Simphronio Fumar delante de los niños.
[3] Artículo publicado
el 16 de abril de 2013 El blog del Dr.Sergio Simphronio La adicción a la
actividad física.
CONSULTE LA WEB DE SIMPH MEDICAL FITNESS INSTITUTE
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