jueves, 13 de marzo de 2014

DEJAR DE FUMAR POR MEDIO DE LA ACTIVIDAD FÍSICA

Desde el siglo pasado, uno de los grandes problemas que afectan  a la salud de las personas es la adicción. Cualquier forma de adicción es muy perjudicial para la salud, pues fomenta cambios bioquímicos importantes en el cerebro haciendo que ocurran mudanzas importantes en el funcionamiento de nuestro organismo. Ya sea  una  adicción al ejercicio físico como una adicción al alcohol,  al tabaco,  al azúcar, etc.,  todas son negativas y traen malas consecuencias. En cuanto al tabaco,  es uno de los grandes problemas sanitarios de la vida contemporánea, sobre todo por ser una droga considerada legal en todo el mundo y porque su consumo es  desmesurado. No obstante, son muchas las  personas que sí quieren dejar de fumar, pero no son capaces de hacerlo debido a que la química del tabaco en su organismo les supera; otras simplemente no se plantean dejarlo a causa del placer que dicen que sienten cuando fuman. Es interesante recordar que cuando una persona fuma está ingiriendo una gran cantidad de sustancias químicas. El efecto de dichas sustancias es el que provoca la dificultad para dejar de fumar acentuando cada vez más la adicción, al mismo tiempo que son capaces de provocar grandes y graves anomalías en la salud de los que las consumen. Si realmente existiera una información clara de las autoridades con respecto a los efectos y consecuencias de todas las drogas, incluyendo el tabaco,  seguramente la cantidad de fumadores se reduciría de manera significativa en todo el mundo, al tiempo  que a muchas otras personas no se les ocurriría plantearse el iniciarse en semejante práctica. Gran parte de los  fumadores del mundo, en el momento de empezar a fumar, no son conscientes de lo que realmente están consumiendo, principalmente porque muchos de ellos comienzan a fumar cuando son muy jóvenes.

Éstos son sólo algunos de los ingredientes del tabaco:

La nicotina: tiene un efecto estimulante sobre los ganglios del sistema nervioso vegetativo en el caso de dosis  moderada, a la vez que si la dosis es elevada  tiene un efecto contrario; bloquea la trasmisión nerviosa a través de los ganglios, de ahí el efecto relajante que muchas personas dicen sentir. Cuando actúa  sobre el sistema nervioso central, la acción de la nicotina es la culpable de estimular  la dependencia psíquica del tabaco.
El monóxido de carbono. Es un gas que procede de la quema incompleta de la fibra del tabaco.
Gases irritantes. Afectan principalmente al aparato respiratorio,  aumentando la producción de mucosidad.
Sustancias cancerígenas. En el humo del cigarrillo existen diversas sustancias cancerígenas como el Benzopireno, que se forma durante la combustión  del tabaco o del papel de los cigarrillos.
Otros productos químicos. El humo del tabaco contiene cerca de 4000 productos químicos [1], entre ellos  unos 70 agentes carcinógenos, sustancias que pueden producir cáncer y otros venenos.  Estos productos se almacenan en los pulmones, acto seguido pasan a los vasos sanguíneos y de ahí a otras partes del cuerpo.

Algunos de estos productos son:

Alquitrán (utilizado para asfaltar), Arsénico (veneno mortal muy potente), Cadmio y Níquel(metales utilizados en las baterías), Cloruro de Vinilo (fabricación de PVCCleosota(componente de alquitrán), Formaldehído(conservante orgánico usado en laboratorios forenses y de anatomía patológica, sirve para conservar cadáveres), Polonio 210(elemento químico radiactivo), Uretano (utilizado para embalajes), Amoniaco (utilizado en los limpiacristales), Acetona (disolvente tóxico), Acroneleína (potente irritante bronquial y causa de enfisemas), Cianuro de Hidrógeno (veneno mortal utilizado como mata ratas), Metanol (utilizado como combustible), Tolueno (disolvente tóxico).

La industria del tabaco lleva años jugueteando con cerca de 600 adictivos diferentes con el objetivo de lograr dos cosas: aumentar la adicción a la nicotina y hacer el sabor del tabaco más  interesante; no obstante los fumadores no conocen la existencia de muchos de estos ingredientes.
Entre las sustancias propias de la planta del tabaco y las que son generadas en el proceso de combustión en los pulmones de los fumadores,  al final llegan a entrar en el organismo cerca de 400 compuestos muy dañinos para la salud.
En la hoja del tabaco se acumulan algunas  sustancias a través de los fertilizantes, tales  como el arsénico, el cloruro de vinilo, el elemento radiactivo polonio 210, o el benceno. [2]
El gerente de la Iniciativa Libre de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Armando Peruga, afirma que  “un fumador de un paquete y medio diario inhala cada año polonio  equivalente a la radiación producida por 360 radiografías de tórax”.

Asimismo, es importante recordar que la adicción, no importa de qué tipo,  proporciona muchas perturbaciones cognitivas.  Los sistemas cerebrales, los neurotransmisores, los sistemas de recompensa mesolímbico (principales vías del sistema nervioso central), son cruciales en el desarrollo de las manifestaciones  adictivas.
Los neurotransmisores son las sustancias químicas naturales que se responsabilizan de la actividad cerebral: de las emociones, de la motivación, de los instintos, etc. Son sustancias fundamentales en el orden del estado de  ánimo, pudiendo  provocar euforia o inapetencia. Los estados de excitación extrema, provenientes de conductas de estimulación como practicar  ejercicio físico de manera desmesurada o la utilización de drogas,  afectan a los neurotransmisores de manera que el cerebro pasa a producirlos en exceso. Estos cambios pueden ser nefastos y contribuyen de manera significativa  a un desequilibrio bioquímico.
En el proceso de la adicción, el cerebro puede dividirse en dos vías neurológicas: el cerebro racional y el cerebro primitivo, lo que en otras palabras se denomina el cerebro dual [3]. En los procesos de adicción, el cerebro dual hace más fácil la comprensión de la actividad neuroquímica en el transcurso  de la adicción. El cerebro racional corresponde a la corteza cerebral que desarrolla las funciones intelectuales. Se encarga del análisis racional. Esta área es afectada por el sistema delusional de la adicción, que es un conjunto de pensamientos adictivos que, junto con el cerebro primitivo, confabulan  para mantener el proceso adictivo (negación de la adicción). El cerebro primitivo controla las zonas mediadoras de las emociones, el estado anímico, la generación del instinto de supervivencia, la regulación corporal, etc. Es el área de las funciones vitales y está directamente implicada en el desenvolvimiento de la adicción, y es donde encontramos los desequilibrios bioquímicos responsables de la coacción, la memoria eufórica y los deseos inconscientes. Allí están las vías de dopaminas, de endorfinas, y el sistema de recompensa cerebral. El sistema de recompensa se encarga de intervenir en las contestaciones de las condicionantes  a los estímulos, produciendo retribuciones  bioquímicas para las repuestas adecuadas. La estimulación excesiva de ese sistema, afecta a las personas inclinadas a la adicción y les propicia  cambios bioquímicos permanentes de  manera que  se altera su actividad  y la respuesta a los estímulos ambientales.

Conociendo algunos de los ingredientes que componen el tabaco, al mismo tiempo que entendemos un poco más sobre qué ocurre con el cerebro en  presencia de un proceso de adicción, es natural entender la dificultad que encuentran las personas que quieren dejar de fumar y que no lo consiguen, pero eso no puede ser una excusa para no lograr hacerlo. Por medio de la actividad física he conseguido resultados muy significativos en la desintoxicación de personas fumadoras. Es un proceso largo, que está compuesto por varios factores sobre los que se debe trabajar al mismo tiempo: determinación de querer dejar de fumar; entrenamiento físico adecuado (juega un papel fundamental, pues en este caso, uno de sus beneficios es la entrada de oxígeno al organismo); alimentación alcalina balanceada; un incremento en la ingesta de agua; buenas horas de sueño; la adopción de un estilo de vida más equilibrado, libre de alcohol y de cualquier otro tipo de drogas; fomentar pensamientos positivos principalmente con respecto a la consecución del objetivo fijado; rodearse de personas sanas que no hagan volver a caer en las trampas del vicio; y , sobre todo, mucha paciencia. Con el paso del tiempo, el organismo se adaptará a la nueva situación metabólica, y una vez esté amoldado a la nueva situación, libre de los efectos químicos del tabaco en el organismo, el cerebro se familiarizará con la nueva situación haciendo posible cambiar el ADN de las células  y facilitando que la adicción al tabaco ya no haga parte del estilo de vida de la persona en cuestión. Hoy conocemos una infinidad de terapias para lograr dejar este vicio tan pernicioso, y una de las más efectivas es la terapia física, justamente por facilitar los cambios metabólicos anteriormente mencionados, además de provocar una importante subida de ánimo en las personas que se proponen utilizarla para lograr dejar el tabaco, debido a la gran cantidad de  sustancias químicas que son liberadas en el organismo mientras se practica actividad física, y que son capaces de inhibir el dolor, de bloquear la estimulación de la hormona del estrés(hormona que es estimulada con el tabaco), de mejorar nuestro bienestar disminuyendo la presión arterial, de hacer que  bebamos más agua, de mejorar el funcionamiento de los pulmones haciendo incompatible la práctica del ejercicio físico y el tabaco, de ayudar a eliminar la tremenda cantidad de elementos químicos dañinos para la salud que proporciona  el tabaco. De otra parte, muchas de las personas que se plantean dejar de fumar suelen ganar peso en los tres primeros meses de abstinencia. Generalmente se deprimen al  verse con más peso, y vuelven a fumar con el objetivo de recuperar su figura. Los expertos en tabaquismo dicen que esto es muy común, pues por un lado la nicotina calma el apetito y por otro reemplaza la costumbre de picar. Es importante tener claro que este efecto puede ocurrir, pero sólo al principio de haber dejado el tabaco, tanto en hombres como en mujeres; sin embargo, cuando uno utiliza la práctica de la actividad física como terapia para dejar el tabaco, no se producirá un aumento de peso, puesto que debido a los efectos anteriormente citados, además de la desintoxicación, el ejercicio físico también servirá para reducir la ansiedad y para compensar los niveles metabólicos proporcionando equilibrio al organismo.

Muchas personas han conseguido dejar de fumar.



Fuentes:
[1] The University of Arizona; United States Department of Health and Human Services; Iniciativa Libre de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
[2] Artículo publicado el 31 de enero de 2012 El blog del Dr.Sergio Simphronio Fumar delante de los niños.

[3] Artículo publicado el 16 de abril de 2013 El blog del Dr.Sergio Simphronio La adicción a la actividad física.



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