lunes, 27 de julio de 2015

SEDENTARISMO Y ACIDEZ, UN CAMINO ABIERTO HACIA LAS ENFERMEDADES.

Uno de los mayores problemas dentro del mundo de las enfermedades es la acidez. Es la acidez que ocasiona las infecciones y que proporciona fuerza a la vida de los virus, bacterias y células malas.  Entre los mayores estimuladores para que se consiga una degradación de la salud están el sedentarismo y la mala alimentación. Dentro de este contexto, el estrés es una enfermedad que está conectada con todas las demás, y es capaz de fomentar un ambiente completamente ácido en nuestro organismo. En la presencia de una enfermedad las personas se preocupan, en algunos casos tienen miedo, y eso es tremendamente negativo, pues al existir este miedo el estrés se desencadena de una manera muy importante haciendo que el sistema inmunológico se bloquee. La hipófisis envía órdenes a las glándulas suprarrenales, éstas estimulan la ACTH que a su vez empujan el cortisol, que libera una tremenda cantidad de azúcar en el organismo.

Son muchos los casos de estrés y del desarrollo de la acidez que se dan en los niños ya en las primeras edades, sin que los padres se den cuenta de ello. La falta de equilibrio en la educación de los niños es uno de los mayores desencadenantes del estrés en las primeras edades. Las personas que piensan que los niños no se estresan de manera crónica, están muy equivocadas. Hay niños que padecen un estrés crónico tan descontrolado que están siempre enfermos, y en estos casos, muchas veces los tratamientos médicos se alargan por mucho más tiempo de lo que debería ser lo normal debido a que su sistema inmunológico no consigue recuperarse; esta falta o demora en dicha recuperación se da porque que el estrés bloquea por completo su sistema inmunológico. Un niño estresado se convertirá en un adolecente y un adulto estresado.  Cosas como no respetar sus horas de sueño, hablar demasiado alto con ellos o en su presencia, estar lejos de los padres por mucho tiempo aunque esté en la compañía de los abuelos, la falta de respeto hacia su individualidad mismo que todavía sean niños que están en las primeras edades, cambiarles con frecuencia de su entorno, etc. Si añadimos todo eso a la mala alimentación (dulces, gusanitos, chuches, refrescos, etc…), además del estrés, se empieza a presentar la manera más rápida de debilitar su calidad de vida.

El estrés es capaz de fomentar una tremenda situación ácida en el organismo, pudiendo facilitar una gran cantidad de enfermedades no importando la edad. Desde luego, cuando me refiero a estrés y enfermedades, estoy hablando del estrés crónico, que es aquél tipo de estrés que perdura en el organismo por un largo período de tiempo.    
La acidez facilita la presencia de una gran cantidad de invasores extraños al organismo como las bacterias, toxinas, virus, etc. Ante una situación de peligro como ésta, el organismo reacciona para defender la integridad del cuerpo humano iniciando un proceso de inflamación. Frente a la acidez orgánica y con la ingesta de alimentos poco saludable para el organismo, ya que éste no está preparado ni diseñado para procesar ciertos alimentos (azúcar refinado , harinas refinadas , alcohol ☠, etc.), se podría desarrollar una inflamación crónica. Y si hablamos de las células de grasa provocadas por el sobrepeso o la obesidad, éstas son capaces de derramar grandes cantidades de proinflamatorio (moléculas que promueven la inflamación).

Los glóbulos blancos son los que se encargan de limpiar todo el terreno biológico donde se encuentran los glóbulos rojos, aspirando de manera muy impresionante las bacterias, levaduras, proteínas no digeridas, ácidos, toxinas, etc. Una vez que un glóbulo blanco se llena de basura, deposita todo lo que recogió en el líquido linfático para que todo ese desperdicio sea eliminado por medio del sudor, de la orina y las heces fecales; por esto es importantísimo cuidar las microvellosidades del intestino, ya que si las dañamos con una dieta inadecuada, una de las cosas que sucede es que estas microvellosidades se inflaman y entonces se tapa una vía fundamental de eliminación, dando inicio a un ciclo de desequilibrios que más adelante producirá un caos en nuestra salud..
Una mala alimentación unida a la falta de ejercicio físico, proporcionará un nivel elevado de acidez orgánica, y podrá tener como producto final el desarrollo de enfermedades como la hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades degenerativas como el alzheimer, cáncer…

El ritmo cardíaco, la temperatura corporal, y el volumen de sangre son algunos pocos ejemplos de los cientos de situaciones que el cuerpo tiene que regular para mantener un balance homeostático. Si además añadimos los desequilibrios metabólicos provocados por una mala dieta y el sedentarismo, el cuerpo tendrá muchas más dificultades para controlar el pH en sangre. Toda enfermedad puede tener una relación directa con un desequilibrio homeostático. Todos los sistemas orgánicos del cuerpo contribuyen a la homeostasis, pero el cardiovascular, el corazón y los vasos sanguíneos, son especialmente importantes. El cerebro es el centro de control de todos los procesos homeostáticos del cuerpo. Si el sistema cardiovascular falla en proporcionarle oxígeno al cerebro, el cuerpo no puede mantener su equilibrio. Dentro de la práctica del ejercicio físico por ejemplo, el sistema cardiovascular ayuda a mantener la homeostasis aportando continuamente oxígeno y glucosa al sistema nervioso central, al cerebro y a la espina dorsal,  para que el organismo pueda aguantar un entrenamiento, al mismo tiempo que  eliminar los radicales libres ayudando a que se haga la  homeostasis en el organismo.

El azúcar es uno de los grandes problemas de los tiempos modernos. Es un producto muy adictivo, que no tiene ningún valor nutritivo y que, además, es un gran impulsor de muchas enfermedades. En el siglo XIX el consumo de azúcar en Estados Unidos era de 4 kilos por persona/año. En 2009 ese consumo se incrementó hasta la cifra de 69 kilos por persona/año, junto con el incremento del sedentarismo. La glucosa es un potente alimento para las células cancerígenas, pues en la presencia de un tumor, algunos genes dejan de funcionar, o funcionan de manera incorrecta, se inhiben los receptores de glucosa que están en la superficie de las células y que eliminan esa glucosa del torrente sanguíneo, y esto hace que los tumores se alimenten insaciablemente y que se desenvuelvan. En condiciones normales esta célula estaría activa y degradaría el receptor de glucosa, pero en estos casos ocurre lo contrario: hay una superaceleración del receptor de glucosa que resultará en una multiplicación tumoral. El exceso de azúcares aumenta la actividad de una proteína llamada b-catenina, íntimamente relacionada con la progresión tumoral. En poblaciones donde los niveles de azúcar son muy elevados en sangre, como en los obesos o diabéticos, los casos de ciertos tipos de cáncer pueden verse multiplicados.  
Se ha demostrado que las mutaciones que transforman a una célula normal en cancerosas acaban provocando cambios en el metabolismo que hace que su metabolismo energético sea diferente al de las células sanas.

Recordemos que dentro de nuestro organismo, las células utilizan uno de los 2 tipos de combustible: o queman glucosa (azúcar) o queman grasa.

El Premio Nóbel llamado Dr. Otto Warburg (1883-1970) demostró que las células malignas viven casi completamente de glucosa. No pueden degradar la grasa eficientemente. Él demostró que las células malignas crean ácido láctico 4 veces más de lo normal, a una velocidad anormalmente elevada, y con independencia del suministro de oxígeno debido a mudanzas en su desarrollo genético y son estimuladas por hipoxia crónica. Es sabido que el ácido láctico no es producido cuando la célula quema grasa; eso solo ocurre cuando la célula quema azúcar (glucólisis).

Se cree que la glucólisis aeróbica, es decir la fermentación del azúcar, tal como lo observó Warburg, podría ser responsable de conferir resistencia a la apoptosis (muerte celular programada) en las células cancerosas.

Si quieres recuperar tu salud, no alimentes tu enfermedad.
Si quieres mantener una buena salud, utiliza como fármacos tus alimentos y el ejercicio físico.

Las células tumorales se identifican por su crecimiento descontrolado, y necesitan mucha energía. Para lograr ese hecho, estas células malas atraen toda la glucosa que pueden. Además de la captación de glucosa, esta clase de células son anaeróbicas, viven en ambientes con ausencia de oxígeno en un entorno químico, así que una buena idea sería practicar ejercicio físico, reducir la ingesta de azúcar, sus derivados, y de harina refinada,  así como de sal, leche, refrescos, etc.    

El consumo de grandes cantidades de harina refinada y de azúcar junto con la falta de la práctica de ejercicio físico, llevan a desórdenes metabólicos y producen una combinación explosivamente perfecta para que se fomente la pérdida de salud y de calidad de vida en las personas, además de ser capaz de dificultar bastante la homeostasis en el organismo.

No podemos encontrar células cancerosas nadando en un terreno biológico alcalino. Esa clase de células son anaeróbicas y sobreviven en la ausencia de oxígeno. Si eliminamos el ambiente ácido transformándolo en alcalino, además de iniciar una práctica regular de ejercicio físico, las células se volverán alcalinas o morirán, y la enfermedad posiblemente dejará de existir.

La causa más básica del cáncer es que llega muy poco oxígeno a la célula. Glucólisis significa funcionar sin oxígeno, y respiración celular significa funcionar con oxígeno. Las diferencias entre los tumores benignos y malignos están en el contraste en el grado y la duración en que está comprometida la respiración celular (o sea el déficit de oxígeno) más que el tipo de tumor.

Cuanto más limpio es el terreno biológico, más alcalinas estarán las células. Nuestra sangre lleva nutrientes por todo organismo y debe tener un pH de entre 7.35 y 7.45, pero por desgracia se estima que el 90% de los habitantes de los países supuestamente desarrollados sufren acidosis, incluyendo a los niños. El factor determinante para una alteración negativa de este pH es el inadecuado funcionamiento o un trabajo excesivo de nuestros filtros corporales que se encargan de eliminar los ácidos del organismo (pulmones, riñones, hígado).

El pH es el índice principal que indica la alcalinidad o acidez de una sustancia. Indica el porcentaje de hidrógeno contenido en determinada sustancia, es decir, mide la cantidad de iones ácidos (H+) existentes, por eso sus siglas pH=potencial de hidrógeno.
La escala del pH va de 0 al 14.

pH = cero -> máximo de acidez;
pH = 7,00 -> neutro;
pH = 14 -> máximo de alcalinidad.

Cuando el pH baja de 7, se considera un pH ácido, y cuando aumenta de 7 se considera un pH alcalino.
Existen diferentes valores óptimos del pH para las diferentes sustancias de nuestro cuerpo, dependiendo de su función, así por ejemplo nuestra orina tendrá un pH de entre 5 y 8, el sudor de 5,5, el jugo gástrico de 1,5 o el flujo vaginal de 4,5 aproximadamente.

El pH es algo vital para nuestra existencia, y su equilibrio es extremadamente frágil: si el pH disminuye de 7,1 se producirá el coma y si llega al 6,9 se producirá la muerte. También tendríamos problemas como irritación extrema, espasmos, convulsiones pudiendo llegar a la muerte si la alcalinidad de nuestra sangre llegase al 7,8. Por ello, la alimentación adecuada junto de la práctica del ejercicio físico equilibrado son los mejores remedios para mantener  sanos nuestros filtros (pulmones, hígado, riñones) y poder así mantener las células en un terreno biológico limpio, siendo así capaz de mantenerlas alcalinas, y de prevenir y/o evitar enfermedades. Nuestras células están buceando dentro de la sangre, y cuanto más alcalina es, menor será la posibilidad de tener invasores como los virus, las bacterias, las toxinas, etc…, pues siendo así estas no tendrán como vivir en este ambiente, ni tampoco como alimentarse. De esta forma la posibilidad de que nos pongamos enfermos será drásticamente reducida.

De una manera general, desafortunadamente nuestro estilo de vida y nuestra alimentación favorece el desarrollo de muchas enfermedades y de la acidosis orgánica.
La ingesta excesiva de azúcar refinada, sal, harina refinada, etc. puede producir desórdenes metabólicos que generarán enfermedades y llevarán a la acidosis.

El gran problema es la acumulación de acidez que un estilo de vida inadecuado puede fomentar en el organismo a lo largo del tiempo.

Nuestro organismo mantiene una lucha constante en contra de la acidez, todo con el objetivo de mantener el equilibrio celular, pero es fundamental tener en cuenta que las emociones juegan un papel fundamental en este partido. Todas las enfermedades están directamente relacionadas con las emociones. Si añadimos los alimentos hostiles al organismo que son capaces de producir una ingente cantidad de acidez y a la vez debilitar la salud, junto con una mala gestión de las emociones asociada a alguna enfermedad en desarrollo o ya desarrollada, la amígdala será accionada, se hipertrofiará estimulando el miedo, la ansiedad, la depresión y el estrés. Esta actividad es capaz de inhibir el sistema inmunológico mermando sus defensas. De ahí la explicación de casos de personas que se ponen enfermas y no consiguen recuperarse, aunque que se suba la dosis de los fármacos que están tomando.

Las enfermedades deben ser vistas desde un punto de vista muy amplio. La acidez es uno de los puntos claves para tratar una enfermedad.

De otra parte, no sirve de mucho tener una alimentación equilibrada en presencia del sedentarismo. La acidez también puede ser producida por la falta o poca eliminación de los radicales libres. El ejercicio físico bien orientado y equilibrado fomentará una gran entrada de oxígeno en el organismo, y si lo acompañamos de una dieta equilibrada, tendremos los dos pilares fundamentales para la consecución de una buena salud.

¡Hay que moverse! 

Sedentarismo = lenta eliminación de radicales libres + ACIDEZ ORGÁNICA + enfermedades.

Ejercicio Físico = + entrada de oxígeno - ACIDEZ ORGÁNICA + eliminación de radicales libres + salud – enfermedades.

Alimentación saludable = +alcalinidad en terreno biológico - ACIDEZ ORGÁNICA - enfermedades + calidad de vida.

Desafortunadamente cuando hablamos de acidez, alcalinidad, de enfermedades y sus tratamientos, en la mayor parte de los casos casi nunca se tiene en cuenta la importancia del ejercicio físico, y éste es una de las claves más importantes para la recuperación de la integridad del organismo. Más que una buena dieta equilibrada, es de suma importancia practicar regularmente ejercicio físico, pues dicha práctica ayudará a fomentar un equilibrio en las funciones orgánicas, será fundamental en el control del azúcar en sangre, reducirá los procesos inflamatorios, facilitará una importante entrada de oxígeno en el organismo, ayudará a mantener el organismo libre de acidez no importando que tipo de dieta tenga el individuo, además que de entre varios otros beneficios, auxiliará en la quema de grasa y en el mantenimiento del peso corporal, reduciendo la posibilidad de sufrir desórdenes metabólicos y procesos inflamatorios que conducen al desarrollo de muchas enfermedades.

“El cuerpo humano está diseñado para moverse, el cerebro no reconoce el sedentarismo”
Dr. Sergio Simphronio












viernes, 3 de julio de 2015

HACER EJERCICIO FÍSICO PARA GANAR SALUD, DORMIR BIEN PARA QUE EL CEREBRO ESTÉ EN FORMA.


“La vida es una lucha constante en contra de la acidez” (MENKEN)

Todo el funcionamiento de nuestro organismo depende de las células, por ello, es de suma importancia que mantengamos el entorno celular muy limpio. Al existir algún tipo de anomalía celular en la que el producto final sea alguna clase de enfermedad, es muy importante estar atentos a los niveles de acidez existentes en el organismo. Además de la importancia de mantener limpios  nuestros filtros (Pulmones, Riñones, Hígado), es primordial que intentemos mantener dentro de nosotros un ambiente celular alcalino. Pero estas recomendaciones también son importantes cuando nos referimos a nuestro cerebro. El mejor momento para que nuestro cerebro efectúe su limpieza eliminando los radicales libres existentes, es durante el sueño. Al acostarnos el cerebro incita la liberación de la “Melatonina”. Ésta actúa en el sistema nervioso central y se encarga de estimular nuestro somnífero natural haciéndonos dormir.

Cuando nos acostamos tras un día intenso de trabajo o de entrenamiento físico, el cerebro envía un mensaje a la médula espinal para que nuestros movimientos sean paralizados, al mismo tiempo que las células cerebrales se desconectan para repararse. Unas sustancias químicas naturales limpian los desechos de la actividad de estas células cerebrales, al mismo tiempo que se formarán otras. Sin estos servicios de limpieza, análisis y reparación, el cerebro no podría funcionar a pleno rendimiento; de ahí la importancia de dormir las suficientes horas para que nos sintamos descansados y para que el cerebro pueda hacer su trabajo de restauración. Por ese motivo se recomienda a las personas que tengan la costumbre de dormir  poco, de salir por la noche con mucha frecuencia,  de beber de manera desmedida, y que además utilizan  drogas,  que cambien sus hábitos de vida, pues de seguir así estarán acortando su existencia. Con el descanso dormimos, y al dormir soñamos. El sueño es una de las actividades más importantes que el cuerpo realiza. Durante una vida normal, somos capaces de pasar 6 años soñando. Dicen algunos expertos que la actividad cerebral es tan intensa mientras dormimos que el sueño es mucho más que una distracción para el cerebro, es parte de la acumulación de los recuerdos.

Margaret Tatcher se ponía en marcha con sólo cuatro horas de sueño; en cambio Albert Einstein necesitaba once horas. Esto se debe a que existe una variante genética, de nombre ABCC9, que es la responsable de hacer que las personas portadoras de ese gen sientan más necesidad de dormir que otras. Por ello, es importante tener en cuenta que más que la cantidad, la calidad del sueño es lo que va nos facilitar una buena renovación en todos los sentidos.

Si privásemos a nuestro cuerpo del sueño y lleváramos esta situación al límite, el cerebro sencillamente nos desconectaría. Mientras soñamos consolidamos el control que tenemos sobre nuestros músculos. La fase del sueño en la que más aprendemos es la fase “MOR” (Movimiento Ocular Rápido).  En esta fase del sueño hay tanta actividad cerebral que el flujo sanguíneo se duplica en esta zona.

Es fundamental tener en cuenta que durante el día nuestro cerebro tiene una actividad intensa, pero cuando dormimos esa actividad se multiplica. Desde luego, dicha actividad se intensifica debido a los desafíos que se nos presentan en nuestro día a cada segundo. Ante cualquier situación que provoque estrés (ya sea en forma de estrés fomentado por el de ejercicio físico, un estrés agudo en algún momento de nuestro día, o bien un estrés crónico en el caso de alguien que ya esté enfermo; bien en los trabajos de coordinación motora o en la danza, donde la adaptación muscular y articular al movimiento deben ser efectuadas de una manera muy rápida, etc.), el cerebro siempre buscará la mejor manera de solventar ese desafío con el fin de mantener el cuerpo a salvo. 

Un interesante estudio realizado por dos Universidades americanas (Drexel y Northwestern), ha revelado que existen líneas de actividad cerebral que funcionan antes de que nos enfrentemos a un problema, y estos comportamientos están relacionados con diferentes tipos de preparación mental que nosotros podemos ocasionar. Somos capaces de prepararnos mentalmente para buscar soluciones utilizando diferentes maneras de pensar: analítica, intuitiva, imaginativa, creativa. Lo que resulta interesante, es que nuestra elección hará que la actividad cerebral varíe en función del tipo de pensamiento que desarrollemos. Como un ejemplo, las personas que frente a un desafío piensan que no van conseguir superarlo, no lo hacen.

Nuestra actividad cerebral es algo simplemente increíble, y según los estímulos que fomentemos, esa actividad se incrementará de una forma muy significativa, principalmente dentro de la práctica del ejercicio físico. Con la práctica del ejercicio físico la temperatura del cuerpo se eleva, pero la del cerebro también, y esa siempre fue una de las grandes incógnitas del cerebro: su sistema de refrigeración. Si no tuviese refrigeración, nuestro cerebro se sobrecalentaría al igual que cualquier máquina. De ser así su temperatura interna subiría 1 grado a cada 5 minutos. A los 10 minutos sin refrigeración empezaríamos a sentir desorientación, a los 20 minutos daños permanentes, y al cabo de 50 minutos, si la temperatura subiera 10 grados más, nos moriríamos. Por ese motivo, el cerebro siempre debe trabajar a una temperatura óptima. De ahí la importancia del oportuno aporte hídrico durante todo el día.  

Sabemos que de camino al corazón, la sangre se enfría a través del sudor de la cara en la frente y se desplaza por las arterias abandonando la cabeza y disminuyendo así su temperatura y enfriándola. Tenemos más de 15.000km de vasos sanguíneos en el cerebro. Las investigaciones sobre la temperatura del cerebro y su refrigeración hasta el momento han llegado a este punto, por lo que quizás sea esta la manera que el núcleo tenga de conservar su temperatura ideal.  Aunque nos encontremos practicando actividad física a altas temperaturas o compitiendo bajo un sol de 40 grados, el cerebro tendrá una asombrosa capacidad de refrescarse.

Siempre que practicamos ejercicio físico, el equilibrio químico de la célula (la homeostasis celular) se rompe. La homeostasis es la estabilidad orgánica. Con el desequilibrio de la homeostasis, se produce un cambio en el medio químico de la célula alterando así su función fisiológica en el control de los órganos. Los órganos reaccionan en contra del estrés con el fin de conseguir la homeostasis y controlar las funciones orgánicas.

Éstos son los cambios homeostáticos durante la actividad física: elevación de la temperatura corporal, aumento de la acidez en la sangre, caída del oxígeno contenido en los líquidos corporales, incremento del dióxido de carbono, entre otros. Al recibir estos desórdenes, las células cambian sus funciones para adaptarse al ejercicio físico. Estos ajustes ocurren en el corazón, en los pulmones, en el páncreas, en los músculos, y los huesos. Todo este desequilibrio temporal ocurre constantemente en nuestro organismo, sobre todo con la práctica del ejercicio, y dentro de un proceso de enfermedad es beneficioso porque hace reaccionar a las células de manera muy positiva, una de las razones por las que es tan importante que las personas enfermas practiquen ejercicio.

En la práctica de ejercicio físico, siempre debemos ver el cuerpo desde dentro hacia fuera, y no desde fuera hacia dentro¹.

Los mecanismos de refrigeración del cerebro durante la práctica de ejercicio físico fomentan radicales libres, y ahí surge el importante papel del sueño. Estando libre de problemas de salud, toda la actividad desarrollada durante el día será procesada durante la noche mientras la persona esté durmiendo, momento en que se producirá la eliminación de los radicales libres del cerebro; pero surge un gran problema cuando las personas se preocupan demasiado con cosas que no merecen dicha relevancia. Mismo que hablemos de una enfermedad muy importante, ese estrés innecesario puede desencadenar ansiedad, depresión y miedo, y es justamente ahí cuando el cerebro tiene que buscar soluciones para intentar poner el cuerpo fuera de peligro, pues estos síntomas emocionales son capaces de inhibir por completo el sistema inmunológico, sea un practicante de deporte o no. Estas situaciones de estrés que están tan bien aceptadas socialmente, pueden ocasionar una gran cantidad de descontroles neurofisiológicos, entre ellos la falta de sueño, cambios en la actividad cerebral, alteración en la acumulación de los recuerdos, la posibilidad del desarrollo de acidez en el organismo y en el cerebro ocasionando una gran mudanza dentro de los procesos celulares y sinápticos, etc.

El ejercicio físico es una estupenda arma contra las enfermedades pero, al igual que los fármacos, si es mal empleado puede convertirse en algo muy dañino para nuestro organismo y para nuestra salud.

Para que podamos tener un estupendo rendimiento en nuestro día, sea en la práctica del ejercicio físico, sea en la recuperación de una enfermedad, o sea en las áreas intelectuales, debemos tener muy claro que, si no damos a nuestro cerebro las condiciones necesarias para que éste pueda desenvolver su trabajo de una manera óptima, estaremos abriendo las puertas a la posibilidad de tener una gran cantidad de problemas de salud a medio o largo plazo. Debemos equilibrar nuestras vidas en todos los sentidos, pero principalmente en lo que dice respecto a nuestra alimentación y nuestro descanso, pues dormir es mucho más importante de lo que mucha gente imagina.



1.EL BLOG DEL DR.SERGIO SIMPHRONIO - EL ENTRENAMIENTO CELULAR








20-21-22 Noviembre. São Paulo