Resumen
La membrana intestinal
constituye una protección muy importante para la salud. De entre varias
funciones, actúa en la absorción de los nutrientes, la producción de enzimas digestivas
de algunas vitaminas, funciona como barrera protectora y está en la primera
línea de defensa contra factores peligrosos, bacterias nocivas o compuestos
tóxicos. El consumo excesivo de hidratos de carbono simples como el azúcar, los
productos elaborados con harinas refinadas, los refrescos, etc., puede
ocasionar graves problemas de salud. Si lo unimos al estrés generalizado que
hoy sufre la sociedad mundial, nos daremos cuenta de que las personas, además
de tener una alimentación deficiente, comen con una extremada rapidez
dificultando así la absorción de los nutrientes , hecho que podrá acelerar
cualquier proceso patológico, pues dificultará el trabajo de la barrera
protectora del intestino. La combinación del sedentarismo junto a una elevada
ingesta de hidratos de carbono simples y productos refinados, puede
proporcionar consecuencias muy negativas para nuestra salud.
Introducción
Una dieta inadecuada, con una
ingesta excesiva de hidratos de carbono simples, y un estilo de vida
sedentario, pueden proporcionar una importante alteración de la Microbiota
Intestinal (mezcla de bacterias benéficas y patogénicas), facilitando la inflamación
y proporcionando importantes daños al intestino. Nuestro organismo tiene unos
2kg de bacterias y la mayor parte de ellas se encuentran en el intestino. Es la
llamada Flora Intestinal, Microbiota o Microbioma.
Es importante recordar que es
fundamental tener en el organismo más bacterias benéficas que patogénicas.
Nuestro cerebro tiene 100
billiones de neuronas, y nuestro intestino 100 milliones. Algunos investigadores afirman que tenemos dos cerebros, uno dentro del cráneo y otro en el intestino. Estos
dos órganos están creados del mismo tejido, siendo que en el desarrollo del
feto, una parte se destina al sistema nervioso central mientras que la otra se
desarrolla en el sistema nervioso entérico. Estos dos sistemas están conectados
por medio del nervio vago (el nervio craneal que va desde el tronco cerebral
hasta el abdomen). Este eje es lo que conecta a los dos cerebros y lo que
explica por qué notamos tanta tensión en el estómago cuando estamos nerviosos.
Nuestro
intestino posee cierta autonomía en su funcionamiento debido al núcleo neuronal
que tiene, al igual que el corazón. Este núcleo se conecta directamente con el
sistema límbico del cerebro. Hay algunos casos en los que una ingesta
descontrolada de hidratos de carbono simples unida a una mala absorción de los
mismos, puede favorecer la aparición de una bacteria intestinal llamada
Clostridium Difficile. La ingesta de los nutrientes necesarios para el correcto
funcionamiento del organismo es de suma importancia, pero igual de importante
es la buena absorción de los mismos. El Clostridium Difficile perjudica
enormemente el intestino. De otra parte el hongo llamado Cándida Albicans, que
es la responsable de las candidiasis, tan frecuentes en las mujeres en la zona
genital. Estas cándidas viven en nuestro intestino, y si su cantidad es
excesiva, éstas pueden llegar a penetrar sus paredes. Es fundamental llamar la
atención sobre la utilización del aspartamo como endulzante, pues la Cándida
adora el aspartamo. La unión de la Cándida Albicans con el aspartamo forma una
enzima llamada Aspartato Proteasi, que tiene la fuerza necesaria para atravesar
la pared intestinal penetrando en la sangre y elevándose hasta el cerebro. Ésta
puede llegar a hacer un agujero en la barrera hematoencefálica, entrando en el
cerebro (trasmutación bacteriana), e impidiendo la producción de Serotonina y
de Dopamina, pudiendo ocasionar la depresión.
La relación obesidad/depresión
es muy directa, pues las personas obesas y sedentarias normalmente tienen un metabolismo
muy lento y en muchos casos le acompaña una mala absorción de los nutrientes. Eso facilita el trabajo de la
Cándida Albicans en su peregrinación hacia el cerebro y como resultado tenemos
la disminución de dopamina y de serotonina. De ahí una de las causas de la
relación obesidad/depresión. Por ese motivo es de suma importancia controlar la
Cándida Albicans en nuestro organismo, y una de las maneras más efectivas de
hacerlo es mediante el control de la ingesta de productos refinados, pues una
mala absorción de hidratos puede propiciar muchos problemas.
Es muy importante resaltar que
nuestra defensa inmunológica proviene del intestino, por ello debemos ayudar a
nuestro organismo a hacer bien su trabajo con la práctica de buenos hábitos. El
mal funcionamiento del intestino (DISBIOSIS – bacterias, levaduras, virus,
parásitos), generará un aumento de radicales libres que podrán ocasionar muchas
enfermedades, una de ellas el cáncer. La mayor parte de las enfermedades
autoinmunes comienzan en el intestino. Hay un proverbio chino que dice que “la
salud y la enfermedad inician y terminan en el intestino”.
Al tratar el intestino, las enfermedades
autoinmunes mejoran.
Una ingesta excesiva de hidratos
de carbono simples y su mala absorción, puede ocasionar una lesión en el
intestino involucrando directamente a la proteína Zonulina, que modula la permeabilidad
de las paredes digestivas. Cuando esto ocurre, el intestino se queda hiperpermeable
y deja pasar las proteínas que no debería. También ocurre con las cuestiones
relacionados al gluten. Al ingerir una proteína, ésta es desintegrada en el
aparato digestivo y absorbida en forma de aminoácido. Al existir una permeabilidad
intestinal aumentada, esa proteína entrará en la sangre sin ser adecuadamente
digerida, el sistema inmune la detectará como un cuerpo extraño y creará
anticuerpos para luchar contra esa proteína.
Es el fenómeno que se produce
también en la denominada Tiroiditis de Hashimoto. El organismo crea un
anticuerpo en contra de la proteína intrusa, pero ese anticuerpo también podrá
atacar a la proteína que está en la pared de la tiroide, la Triroglobulina
(TPO), por tener la misma cadena de aminoácido que la proteína intrusa. Es una
enfermedad autoinmune que puede ser ocasionada por una hiperpermeabilidad de la
pared intestinal. Estos casos son llamados de Mimetismo Molecular: anticuerpos
creados naturalmente para combatir a una proteína intrusa y extraña al cuerpo,
pero que tiene la misma cadena de aminoácidos de una otra ya existente. Una
ataca a la otra.
La buena salud física y
funcional del intestino es fundamental para el organismo. De ello depende que
los nutrientes sean absorbidos correctamente y que las moléculas tóxicas o
antigénicas causantes de patologías no sean captadas. La integridad funcional
por lo que respecta a la permeabilidad de la barrera intestinal es fundamental
para la salud.
Alteraciones de la
permeabilidad intestinal.
La permeabilidad intestinal
aumentada o el síndrome del intestino permeable (leaky gut syndrome) es una
patología que está comúnmente relacionada con la intolerancia alimentaria.
También se asocia a: síndrome celíaco, eczema atópico, giardiasis crónica,
enfermedad de Crohn y candidiasis intestinal. Se relaciona también con
enfermedades autoinmunes. Una hiperpermeabilidad constituye un factor
importante en la patogenia de la spondilitis anquilosante y la artritis
reumatoide.
El intestino delgado tiene
como función la digestión y absorción de nutrientes, y a la vez ser la barrera
de los compuestos tóxicos y macromoléculas. La alteración de estas funciones
puede tener efectos muy nocivos para la salud.
La permeabilidad intestinal
puede verse afectada por varios factores: infecciones intestinales, deficiencia
de IgA secretora, alimentos alergénicos, productos tóxicos, alcoholismo y
medicamentos principalmente antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). En los
pacientes con artritis, cuya patogenia puede venir originada por una alteración
de la permeabilidad intestinal, ésta podrá verse aún más acentuada por la
acción de los AINEs que suelen prescribirse en dicha enfermedad.
Hiperpermeabilidad intestinal
y patologías.
Aquí están resumidas las
principales patologías relacionadas directamente con un aumento de la
permeabilidad intestinal.
De origen digestivo: por lesión directa de
componentes de la dieta sobre las vellosidades y estructura de la pared
intestinal o deficiencias de dicha mucosa. Alergias alimentarias (IgE),
intolerancias alimentarias (IgG), deficiencia de secreción de IgA, IBS
(Irritable Bowel Syndrome), enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca.
Yatrogenia: antiinflamatorios no
esteroideos, abuso de alcohol, antibioterapia prolongada, estrés hiperosmolar,
quimioterapia, radioterapia.
Infecciones
gastrointestinales: disbiosis intestinal
(bacterias, levaduras, virus, parásitos), giardiasis crónica, candidiasis crónica,
tropical sprue.
Las infecciones agudas son de
causa transitoria, así que restablecen la normalidad una vez se solucione el
problema.
Por mecanismos indirectos
debidos a patologías extraintestinales: pancreatitis aguda, cirrosis
hepática, ictericia obstructiva.
Procesos no digestivos: estrés, artritis reumatoide y
patologías de las articulaciones, patologías dermatológicas crónicas (eczema
atópico), síndrome de Reiter, fibrosis quística, spondilitis anquilosante,
esquizofrenia.
Consecuencias de la permeabilidad
intestinal aumentada.
Entre las muchas consecuencias
de la permeabilidad intestinal aumentada o leaky gut syndrome, éstas son las
más frecuentes.
Masiva entrada de antígenos,
masiva entrada de patógenos, masiva entrada de toxinas, entrada de alimentos
mal digeridos (péptidos, proteínas, disacáridos, polisacáridos, lípidos),
masiva entrada de antígenos (alimentos mal digeridos), enfermedades
inflamatorias, enfermedades autoinmunes, alergia alimentaria (IgE),
intolerancia alimentaria (IgG).
Masiva entrada de patógenos.
Infecciones sistémicas
bacterianas o por hongos, infecciones oportunistas en síndromes de
inmunodeficiencia, masiva entrada de toxinas, sobrecarga de la función de
detoxificación hepática (fase I y II), fatiga debido al alto consumo de ATP de
este proceso.
Nuestro intestino tiene una
importante relevancia para nuestra salud, pues además, es el mayor depósito de
radicales libres de nuestro cuerpo. Tenemos más bacterias en el intestino que
células en el cuerpo. Muchos estudios han confirmado que algunos Neurotransmisores son producidos en el intestino. Algunos autores afirman que la Serotonina es producida en un 90% en nuestro intestino, la Dopamina (placer)
es producida en un 50%, la Acetilcolina (memoria) también es producida en parte
en el intestino. Muchas sustancias que van hacer parte de la producción de los
neurotransmisores que luchan en contra de la depresión, dependen de otras
sustancias que el intestino tiene que absorber. No basta sólo la ingestión del
nutriente, éste debe ser bien absorbido. De ahí la necesidad de la disminución
de una ingesta excesiva de hidratos de carbono simples, de productos refinados,
y también la importancia de practicar ejercicio físico como acelerador
metabólico.
La Melatonina (sustancia
natural producida en la Glándula Pineal), actúa directamente sobre el sueño. Es
la sustancia natural que determina el ciclo de sueño-vigilia.
Está absolutamente comprobado
que la Melatonina mejora nuestro sistema inmunológico incrementando nuestras
defensas naturales y resguardándonos de las enfermedades en general,
principalmente de aquellas típicas del envejecimiento: cáncer, patologías
cardiovasculares y autoinmunes. Además, es el mejor limpiador de radicales
libres en el cerebro. La Melatonina es producida a través de la Serotonina en
presencia de total oscuridad. Es transformada en Melatonina en la Glándula
Pineal. Un mal funcionamiento del intestino podrá influir directamente en la
producción de Serotonina y en consecuencia de Melatonina pudiendo afectar
negativamente la calidad del sueño y en la eliminación de los radicales libres
incrementando la posibilidad de aparición de importantes enfermedades.
Intestino y Ejercicio Físico
El ejercicio físico tiene una
importante relevancia en el mantenimiento del, sistema inmunológico. Una interesante
publicación en British Medical Jornal demostró que un grupo de deportistas de
Rugby tenían una mayor variedad y cantidad de bacterias intestinales,
especialmente una especie de bacteria perteneciente al género Akkermansia, que
está asociada a menores tasas de obesidad. Es una importante relación entre el
ejercicio físico, la microbiota, la inmunidad del huésped y el metabolismo.
Una otra investigación comprobó
que períodos de ejercicios repetitivos con intensidad relativamente moderada
puede tener efectos protectores sobre el tracto gastrointestinal. Existen fuertes
indicios de que el ejercicio físico reduce el riesgo de cáncer de colon hasta
en un 50%. Hay evidencias menos convincentes para la colelitiasis y el
estreñimiento. La actividad física puede reducir el riesgo de diverticulosis,
hemorragia gastrointestinal, y la enfermedad inflamatoria intestinal, aunque
esto todavía no puede ser demostrado con firmeza. Hasta ahora, los mecanismos
subyacentes son poco conocidos a pesar de la disminución del flujo sanguíneo
gastrointestinal, alteraciones neuroinmunoendocrinas, aumento de la motilidad
gastrointestinal, y los rebotes mecánicos durante el ejercicio. Las
investigaciones futuras sobre los procesos digestivos de ejercicio asociado
deberán dar más información sobre la relación entre el ejercicio físico y la
función del tracto gastrointestinal.
Es importante tener en cuenta
que la relación ejercicio físico/estrés es muy relevante para el buen
funcionamiento del intestino y como resultado, la mejoría de la salud. La
práctica regular del ejercicio físico es capaz de controlar los niveles de ACTH
y de Cortisol disminuyendo drásticamente los efectos nocivos del estrés en todo
el organismo.
Intestino y Estrés
En la existencia de estrés, el
organismo prepara sus sistemas de defensa. Dicha situación hace que aumente el
flujo sanguíneo transportando así más oxígeno, que se incremente el tono
muscular y que estemos más alertas ante cualquier estímulo.
El corazón se dispara, los
músculos se tensan, el estómago se contrae, la presión arterial sube pudiendo
llegar a niveles muy altos, los niveles de adrenalina aumentan
considerablemente. En el intestino ocurre: la disminución en la absorción de
nutrientes, la disminución en la oxigenación del intestino, unas cinco veces
menos flujo sanguíneo en el sistema digestivo, lo que provoca una disminución
del metabolismo, una ingente disminución de la producción enzimática en el
intestino.
Con el objetivo de afrontar el
inminente peligro sea peleando o huyendo, nuestro cuerpo experimenta estos
cambios metabólicos dirigidos a aumentar la fuerza y la energía, pero si dicha
amenaza no existe, nuestro organismo sufre de una manera descomunal, pues todas
las herramientas de defensa que han sido preparadas para el amenazador peligro
no serán usadas. Al no ser utilizada, esta energía debe ser extravasada de
alguna manera. La práctica de ejercicio físico es una de las mejores maneras de
afrontar situaciones como éstas. En la ausencia del ejercicio físico, dicha
energía se acumula en forma de tensión, y las consecuencias son: presión alta,
taquicardias, dolor de cabeza, contracturas, dolor de espalda, falta de
concentración, desarreglos intestinales, etc… muchas hormonas son bloqueadas,
incluyendo las del bienestar, (dopamina, serotonina, acetilcolina, oxitocina,
etc…), y eso puede ocasionar ansiedad y depresión.
Si hablamos de la serotonina,
en presencia de estrés, la melatonina que es producida a partir de la serotonina
será directamente afectada dificultando así el sueño. La relación estrés /
intestino es muy grande.
Cuando existe un grado de
estrés muy elevado, o en situaciones dónde nos ponemos muy nerviosos o en
peligro, una de las reacciones extremas del organismo es hacer que vomitemos o
que defequemos. Es una manera que el cuerpo tiene de dejar el organismo libre
de cargas justamente para que podamos huir o afrontar el peligro peleando, una
reacción natural en los mamíferos que ocurre dentro de un estrés agudo, y que
tiene el objetivo de ponernos a salvo en situaciones de real peligro. El
problema ocurre cuando un individuo sufre de estrés crónico, y puede sentir las
mismas sensaciones de un estrés agudo, pero en ausencia de un peligro real. En
estas situaciones el organismo interpreta que el cuerpo está en peligro y
desarrolla los mismos protocolos de defensa.
Un gran problema para la salud
es cuando las personas se sientan a comer estando estresadas, cosa que
infelizmente es muy común que ocurra en los días de hoy. Comer con mucha
velocidad, las comidas de trabajo donde sólo se discute, comer sin disfrutar de
la comida, despertarse tarde y no tener tiempo de desayunar despacio, etc.
Comer de manera ansiosa es una
estupenda manera de provocar una mala digestión. Recuerda que en las situaciones
de estrés, el cuerpo se prepara para huir o para atacar, pero en ningún momento
para absorber los alimentos. El acto de comer es un placer necesario que
debemos disfrutar con tranquilidad. Nuestro intestino y nuestra salud lo
agradecerán.
Conclusión
El intestino tiene una
constante comunicación de ida y vuelta con nuestro cerebro a través del nervio
vago. El 90% de las fibras que contiene el nervio vago transportan información
desde el intestino hasta el cerebro. No sería anormal que dentro de algunos
años podamos anticipar y prevenir la aparición de enfermedades como la
Esquizofrenia, la enfermedad de Parkinson o la Demencia vía estudio de la
fisiopatología intestinal, o mismo la manipulación de la flora intestinal por
medio de alimentos de tipo probióticos. El ejercicio físico debería ser tomado
más en serio, no sólo como una manera de mantener los músculos en buena forma
física, más principalmente por los beneficios que es capaz de proporcionar a
nuestra salud. En lo referente al ejercicio físico, debemos investigar más para
tener la posibilidad de conocer mejor la influencia del ejercicio dentro de
toda la complejidad que resulta ser el trabajo intestinal. El ejercicio físico
es desde luego una estupenda herramienta que facilita la aceleración metabólica,
hecho que es tremendamente positivo para la microbiota intestinal.
Bibliografia
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Dr. Juan Sabater Tobella; Dra.
Gloria Sabater Sales
Permeabilidad intestinal
alterada e Inmunoestimulación
Medicina Biológica Europa
(2011)
Dr.Sergio Simphronio
El blog del Dr.Sergio
Simphronio – “La actividad física y el estrés: las señales que no vemos”(2014)