En muchas circunstancias
nuestra vida laboral puede no estar en consonancia con la salud de nuestro
cuerpo. Desafortunadamente estamos constantemente repitiendo movimientos que
muchas veces son antianatómicos y pueden
traer consecuencias muy importantes. Si analizamos las más variadas
profesiones, en cada una de ellas podremos encontrar un punto de reflexión que deberíamos tener en cuenta para la mejoría de nuestra calidad
de vida. La autodefensa postural debe
ser uno de los puntos álgidos de esa reflexión. En un día laboral trabajamos muchas horas, y
dentro de éstas actuamos de las más distintas maneras con nuestra musculatura,
pero a medida que nuestros músculos se empiezan a cansar, pierden fuerza para
ejercer el soporte de la sobrecarga de las posturas físicas que asumimos a cada
momento, además de su flexibilidad. Es
cuando surgen los problemas.
Como los dentistas por ejemplo.
Estos profesionales suelen repetir constantemente los movimientos de los brazos haciendo una contracción
isométrica en los trapecios para poder
ejecutar los tratamientos en los pacientes. La
sobrecarga en los trapecios
puede hacerse muy intensa. Hay una gran cantidad de personas
de esa área que a consecuencia de las malas posturas en su trabajo, consiguen una descompensación
muscular que en muchos casos puede derivarse en una escoliosis, y hasta una rectificación de las vértebras cervicales que les producirá un
tremendo malestar y sobre todo en el
último caso, mareos, adormecimiento en manos, etc..
Estando en sexto de
medicina, desarrollé un programa de ejercicios direccionado a los cirujanos.
Aprovechando mis conocimientos por mi formación
en el área de la Educación Física, me fijé en las necesidades de esa
población, de la que ya hacía parte en estos momentos. Me di cuenta de que los
profesionales que nos dedicamos a ese tipo de trabajo, sufrimos un estrés
muscular muy importante debido a la gran cantidad de horas que muchas veces
tenemos que invertir en una operación y
muchas veces repitiendo las mismas posiciones una y otra vez. Un
cirujano puede estar más de 5 horas operando a un paciente ejecutando la misma
posición. Después de 20 a 30 minutos es muy difícil seguir en la misma postura y mantener la efectividad
muscular, debido a que las contracciones isométricas producen estrés muscular
con tremenda rapidez, principalmente cuando dichos músculos no están entrenados. Es en este momento cuando el malestar empieza a dominar nuestra
musculatura. Por ese motivo enseñé a mis compañeros algunos trabajos de
calentamiento para ser utilizados antes de entrar en quirófano. Les enseñé
también algunos ejercicios de estiramientos de trapecios,
esternocleidomastoideo, deltoides, lumbares, dorsales, pectorales, femorales,
cuádriceps, gemelos. El éxito de la idea
y la aceptación de los ejercicios
por parte de mis profesores fue
tan grande, que hace poco me he
enterado que pasados 17 años siguen utilizando mis técnicas en mi
Universidad, y en algunos hospitales de
Estados Unidos hasta hoy.
Según la vida laboral que
tenemos, es interesante dar a nuestro cuerpo un
entrenamiento físico condecente a nuestro estilo de vida. De ahí la
importancia de hacer ejercicios para sentirse bien. Ejercitar la musculatura no
es solo un hecho importante para la estética, sino para la salud. Cuanto mejor
entrenado está nuestro cuerpo, mejor será la preparación de los músculos ante
las adversidades del día a día, incluyendo las del trabajo; mayor será el rendimiento
y menor serán las bajas laborales por enfermedad.
Otro ejemplo de vida laboral
muy preocupante desde un punto de vista traumatológico, es el de los butaneros
(repartidores de gas). Éstos más que nadie necesitan ciertos cuidados para el
desarrollo de su profesión, pues de no ser así, en un corto espacio de tiempo
su cuerpo podrá padecer algunas molestias muy importantes. En este caso en
concreto hay una preocupación translúcida, pues hemos de tener en cuenta que
estas personas llevan en los hombros una
carga importante de peso una y otra vez, subiendo y bajando bombonas de
butano en el camión durante muchas horas del día y lo que es peor, empiezan a
trabajar muy temprano, y sin previo
calentamiento, se ponen a cargar peso sobre la espalda. De otra parte son muy
pocos los que practican actividad física con un entrenamiento direccionado al
fortalecimiento muscular generalizado, además de los pertinentes estiramientos.
De seguir así, con el paso
del tiempo un gran número de estas personas podrán sufrir hernias discales que a la larga les
imposibilitará en la realización de su
trabajo. Además de la actividad física como una manera de fortalecer la
musculatura de estos profesionales, en los cursillos de formación para la
ejecución de esa clase de tarea, también deberían ser abordadas las técnicas
para levantar y bajar un peso del suelo de una manera que puedan proteger su espalda fomentando sobre todo la
utilización de las piernas con las pertinentes flexiones de rodillas. Todo con
el objetivo de quitar tensión de la zona lumbar provocando así la adecuada
transferencia de sobrecarga. Dentro de esa población es verdaderamente
preocupante la cantidad de incidencias relacionadas con el dolor de espalda.
De una manera un poco
distinta, pasa algo parecido con las personas que se dedican a la construcción.
Son trabajos físicos que se desarrollan con constantes sobrecargas que afectan
a los músculos de una forma significativa: de no tomarse los debidos cuidados,
el cuerpo puede resultar perjudicado de una manera muy importante. En una
inmensa cantidad de casos similares, estas personas argumentan que demasiado
cansancio llevan encima como para ponerse a entrenar en un gimnasio después de
un día de trabajo. Por un lado llevan
razón, pero todo es una cuestión de empezar. El cuerpo funciona por estímulos y
tiene una capacidad de asimilación y respuesta impresionante. No importa la
actividad que realizamos, somos todos
atletas del día a día y necesitamos dar a nuestro cuerpo mucho más de lo que le
pedimos, al igual que hacen los atletas del mundo deportivo. Ese “más” está
relacionado con la alimentación, la actividad física y el descanso.
Independiente de la
actividad que uno desenvuelva, es fundamental tener calidad de vida, pero igual
de importante es estar siempre un paso por delante de las situaciones. La
prevención es una condición imprescindible para que se puedan evitar futuros
problemas como los que anteriormente he citado. Si paramos para pensar, la
solución para casos como estos es más simple de lo que imaginamos; basta con un
poco de información y buena voluntad. En
los caso donde se aprecia la existencia de anomalías ocasionadas por estos
trabajos de sobrecarga (hernias discales, aplastamientos de vértebras,
artrosis, etc.) es fundamental buscar ayuda de un médico para que éste pueda
evaluar la situación y prescribir la mejor manera de tratar la lesión evitando así las molestias
físicas que siempre son acompañadas por el dolor y el malestar.
En los ejemplos anteriores
hice mención a la ayuda que la actividad
física puede proporcionar a los problemas relacionados con las anomalías
ocasionadas en los aspectos musculares, pero esa ayuda va mucho más
lejos que esto. La actividad física y el deporte contribuyen de manera
significativa al mantenimiento de la buena salud y la
prevención de enfermedades en todos los aspectos. Por ese motivo los
profesionales de la salud son de relevante transcendencia para el sustento de
ese proceso, pero nunca podemos dejar de reconocer la importancia de los profesionales
de la Educación Física, pues
sin quitar peso a los demás
profesionales, éstos son y siempre serán los arquitectos del bienestar.