Todavía se desconoce la causa exacta de la artritis, pero
en términos generales es un estado inflamatorio que produce anquilosamiento y dolor en las
articulaciones.
La palabra artritis significa literalmente inflamación de
la articulación (artr = articulación; itis =
inflamación). Se refiere a más de
100 enfermedades o condiciones distintas que afectan a las articulaciones y a los
tejidos que las rodean, tales como los músculos y tendones. Algunas formas
de artritis, como la artritis reumatoide o el lupus, también afectan a otras
partes del cuerpo, incluyendo la piel y los órganos internos.
La herencia y la tensión en las articulaciones y huesos
parecen ser los factores principales del desarrollo de la artritis. Las lesiones
mal curadas en las articulaciones y en los cartílagos que las rodean
generalmente derivan en un estado artrítico.
Aunque todos hemos
sentido alguna vez anquilosamiento o dolor en las articulaciones, las personas
con artritis sufren dolor casi constantemente y el estado de sus articulaciones
tiende a empeorar. En los casos más graves, un estado artrítico puede originar
invalidez y deformidad. Las estadísticas dicen que al superar los 75 años de edad,
el 85% de la población sufrirá de algún grado de artritis. Miles de personas en
el mundo padecen esta enfermedad o enfermedades relacionadas. Sólo en Estados
Unidos son alrededor de 50 millones de personas, pero afortunadamente existen
diversas maneras de solventar el desafío
de encararla con éxito.
Aunque no hay cura o prevención para la artritis existen
varios tratamientos que reducen el dolor y las consecuencias de este
estado. Los tratamientos médicos ayudan
a reducir el dolor y la inflamación. La
terapia física y el ejercicio ayudan a fortalecer los músculos que rodean a las
articulaciones y reducen la tensión acumulada.
Mediante una terapia ocupacional las personas que padecen estados graves de artritis aprenden a trabajar
y a vivir con esa condición de la mejor manera posible. El soporte psicológico mediante terapias de
grupo o el asesoramiento ayudan a que las personas que padecen artritis hagan
frente a las dificultades psicológicas asociadas a su enfermedad. Para los casos muy graves de incapacidad
originada por la artritis, existe la opción de una intervención quirúrgica que
sustituye las articulaciones afectadas.
Se recomienda la
práctica de ejercicios visualizando no aumentar la tensión sobre las articulaciones
con objetivo de no incrementar el dolor
y la inflamación. Y evitar el sobrepeso, pues un exceso de peso incrementará la tensión en las articulaciones. Por ese
motivo muchas veces se recomienda la utilización de aparatos como bastones o
"andadores" para reducir la presión en las articulaciones que soportan
el peso del cuerpo. Esa acción puede
reducir el dolor producido por la artritis y aumentar la movilidad.
La actividad física es uno de los tratamientos más
efectivos para la artritis o enfermedades relacionadas, pero tiene que ser bien
aplicada. Anteriormente se imaginaba que la práctica de ejercicios por parte de los pacientes con artritis era
perjudicial, pues se pensaba que con ello se lesionarían las articulaciones.
Hoy sabemos que eso es más bien lo contrario. Para personas con artritis y
enfermedades relacionadas la actividad física es muy importante, pues: mantiene la flexibilidad de
las articulaciones, fortalece los músculos que rodean las articulaciones
aumentando su resistencia, retarda el deterioro del tejido óseo y de los cartílagos,
intensifica la fuerza de los huesos, refuerza la capacidad de desarrollar las
actividades diarias, mejora el estado de ánimo, proporciona energía para el
individuo y hace que este pueda estar
más activo /a físicamente, ayuda a dormir
mejor, ayuda a controlar el peso, fortalece el corazón, disminuye la
depresión, mejora la autoestima y el bienestar. Si la práctica de actividad
física en estos casos es inexistente, los músculos se encogerán, se debilitaran
y se fatigarán fácilmente. Otro de los motivos por los cuales es importante hacer
ejercicio es que con la artritis las personas tienen la tendencia a doblar las
articulaciones que le duelen, pues
buscarán la posición más cómoda para su cuerpo intentando esquivar así el
dolor. Si estas articulaciones se quedan
en estas mismas posiciones por un largo espacio de tiempo, es posible que
pierdan la capacidad de ser corregidas.
En el caso de artritis es fundamental que exista un
trabajo en conjunto entre médico, fisioterapeuta y profesor de educación
física, y en muchos casos terapeuta
ocupacional, pues el programa de entrenamiento más adecuado irá de acuerdo con
el tipo de artritis que tenga el paciente. El grado de movimientos articulares
del paciente que permite la artritis también será determinante en la confección
de un programa de ejercicios.
Los riesgos más frecuentes de hacer ejercicios en casos
como estos es el desequilibrio en el programa de entrenamiento. Se debe empezar
lentamente e incrementar las repeticiones, cargas e intensidad de una manera
gradual. Es importante no olvidar que el ejercicio es parte del tratamiento. Si
hablamos de artritis es fundamental un buen diagnóstico, la educación acerca de
la artritis, el uso correcto de las articulaciones, conservación de energía,
medicamentos, alimentación adecuada, descanso, cirugía(en algunos casos), uso
de férulas ( en algunos casos), tratamiento de frio o calor.
Dentro del programa de entrenamiento para las personas
con artritis, el enfoque debe ser dado a los ejercicios de movilidad articular
con estiramientos, a los aeróbicos y a los de fortalecimiento.
Los
ejercicios controlados de movilidad articular y estiramientos son
interesantes, pues reducen la rigidez y ayudan a mantener la flexibilidad
articular. Puede que las articulaciones estén doloridas e hinchadas, siendo así,
el rango de movimiento disminuirá y los cuidados deben ser redoblados.
Los
ejercicios de fortalecimiento sirven para mantener o
aumentar la resistencia y la fuerza muscular. Los músculos fortalecidos ayudarán a mantener las articulaciones
estabilizadas, disminuirá la fatiga y a la vez les proporcionarán la debida
protección. En el caso de ejercicios de fortalecimiento, los de isometría son
de los más recomendados, pues como las contracciones no entrañan movimiento,
las articulaciones no sufren. Los ejercicios isotónicos también son
bienvenidos, pues esta clase de
ejercicio involucra contracciones de grupos musculares contra una resistencia
baja de un largo recorrido: como un ejemplo el trabajo con banda elástica (rubber band). Este
ejercicio es apropiado, pues provoca el aumento de capacidad del corazón para
bombear sangre al mismo tiempo que estimula la creación de pequeños vasos para
llevar oxígeno a todos los músculos.
Los
ejercicios aeróbicos: De todos los ejercicios aeróbicos, los
más recomendados para los casos de artritis son los que mejor se adapten a las
debilidades del enfermo; de todas formas, ejercicios como caminar, las
actividades acuáticas o las actividades con la bici podrán ayudar mucho a las
personas con esa enfermedad. Para caminar es fundamental tener buenas zapatillas y ropas confortables.
Caminar es mejor que correr en estos casos, pues las articulaciones sufrirán
menos por la reducción de sobrecarga en el trabajo. Si la persona en cuestión tiene problemas graves en las caderas,
rodillas o en los pies, lo mejor es consultar a su médico. En casos como
estos caminar no sería lo más interesante.
La natación controlada y las actividades dentro del agua
son trabajos muy interesantes para personas con las articulaciones rígidas o
dolorosas. La temperatura ideal del agua debe estar entre 28ºC y 31ºC. El agua
ayuda a relajar la musculatura y a reducir el dolor. El trabajo dentro del agua
proporciona menos tensión en las caderas, rodillas, pies y la columna.
Los ejercicios con la bici, si es estática y en un
ambiente cerrado, mejor. Toda la sobrecarga del cuerpo se deposita en el
esqueleto de la bici, siendo así habrá menos presión sobre las articulaciones
de la parte inferior del cuerpo. Es muy
importante mesurar la resistencia de la bici de acuerdo con la capacidad
articular de la persona con artritis, igual de importante es tener cuidados con la altura del asiento para la
debida flexión de las rodillas al pedalear, etc.
En las personas con artritis es fundamental probar horas
diferentes para hacer ejercicios pues,
según la persona, resultará más efectivo hacer ejercicios de estiramientos
antes de dormir, reduciendo así la
rigidez matutina. En otros casos podrá ser más efectivo hacer cortas sesiones de estiramientos durante el
día. En estos casos es importante desarrollar la práctica de actividad física
en los momentos del día donde exista menor rigidez y dolor en las
articulaciones y con tiempo suficiente para entrenar.
Es importante consultar a un médico antes de utilizar cualquier producto o empezar
un tratamiento sin receta. El
médico aconsejará la forma adecuada de utilización y
administración, e informará de cualquier
efecto secundario o contraindicación que pueda presentarse. Es importante
recalcar que el ejercicio físico es parte del tratamiento de esa enfermedad,
pero otros cuidados son igual de importantes y también deben ser aplicados.
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