Mantener una vida activa equivale a tener la llave para fomentar una existencia
libre de problemas de salud y con buena calidad. Por desconocimiento o no,
muchas personas todavía no se han percatado de la importancia de no ser
sedentario; gran parte de las enfermedades existen porque las fomentamos
nosotros mismos con nuestras acciones. El ejercicio físico y la alimentación
equilibrada juegan un papel fundamental en la consecución de una vida sana.
Nuestro cuerpo es capaz de facilitar todos los caminos para la obtención de la
salud. Por infelicidad, muchas personas aún están en la inopia, pues quieren
tener grandes resultados físicos sin esfuerzo, y buscan las más dispares
posibilidades para no tener que sudar ni moverse. Mucha es la gente que está
pagando grandes sumas de dinero en productos y las más diferentes técnicas, la
mayoría con fines estéticos. La X de la cuestión es que en el mundo existen muchas
personas que están enfermas y que no lo saben, y muchas otras que lo estarán en
un corto espacio de tiempo, pero que posen una apariencia inmejorable debido a
que cuidan mucho su estética.
Enfermedades como la hipertensión, el estrés, la diabetes, etc., no suelen presentar mudanzas físicas evidentes,
además de ser muy silenciosas, pudiendo llegar a ser muy dañinas en ausencia de
cuidados. Además, la mayor parte de las investigaciones sobre las enfermedades
se direccionan a la búsqueda de su cura siempre por vía de los tratamientos farmacológicos. Se invierte una absurda
cantidad de dinero en investigaciones, muchas de las cuales intentan obtener fármacos que simulen los efectos beneficiosos del
ejercicio físico en el organismo, como es el caso de algunas
investigaciones actuales sobre diabetes tipo 2.
En presencia de la diabetes tipo 2, el hígado, la grasa y
las células musculares no responden de manera óptima a la insulina, hecho que
llamamos “resistencia a la insulina”. Como resultado, el azúcar de la sangre no
consigue entrar en las células con el fin de ser almacenado como fuente de
energía. Cuando ello ocurre, se acumulan niveles anormalmente altos de azúcar
en la sangre, lo que se denomina hiperglucemia. Por lo general, la diabetes
tipo 2 se desarrolla lentamente y en silencio. Gran parte de las personas que
la padecen tienen sobrepeso, y el aumento de la grasa dificulta al cuerpo el
uso de la insulina de la manera correcta. La diabetes tipo 2 también puede
presentarse en personas delgadas y es más común en los ancianos.
Con la práctica de la actividad física, la enzima AMPK estimula el consumo de glucosa por parte
del músculo. Esto es importante porque el aumento de dicho consumo por los
músculos es uno de los efectos protectores del ejercicio, principalmente para
las personas con diabetes de tipo 2, que tienen un elevado nivel de glucosa en
la sangre. El ejercicio físico es perfecto para controlar estos niveles, tanto
de azúcar, como de colesterol y la presión arterial. Las personas que hacen
ejercicio físico de manera regular
pueden reducir a la mitad el riesgo de desarrollar alguna enfermedad.
Infelizmente, el porcentaje de personas que se ejercitan es muy pequeño.
¿No
sería más barato educar a la gente sobre la importancia de la práctica regular
de la actividad física y facilitar el acceso de las personas a los centros
deportivos que destinar miles de millones para crear fármacos que imiten sus
beneficios? Una buena medida en España, por ejemplo,
sería la reducción del IVA actual del 21% que soportan las instalaciones
deportivas, y establecer bonificaciones
fiscales para las personas que practican actividad física en una instalación, y
que serviría como un incentivo para reducir el sedentarismo en la población
general.
Vivimos en un entorno tremendamente hostil para la salud.
La proliferación de los “fast food”, las grasas polisaturadas, el excesivo
consumo de azúcar, de sal, los refrescos,
el ingente consumo de carne roja, la harina refinada, la combinación de la
harina refinada con el azúcar, el alcohol, el tabaco u otras drogas, la contaminación ambiental, la
contaminación acústica, el estrés, el sedentarismo, la contaminación del agua,
etc. En la existencia de una enfermedad,
curarse vía fármacos no es suficiente, pues si la persona sigue teniendo los
mismos hábitos perjudiciales que le llevaron a ponerse enferma, es casi que
seguro que con el tiempo volverá a tener recaídas o se fomentará la aparición
de otras enfermedades. De todos los fármacos conocidos hasta el momento, el
ejercicio físico, combinado o no con los fármacos químicos, es la única vía
capaz de tratar y de fomentar cambios
reales, mismo en presencia de dicho ambiente hostil en que vivimos.
Sería interesante que los gobiernos invirtieran las
mismas cantidades de dinero que se gastan en investigar fármacos químicos en
educar las personas sobre la importancia de moverse, en programas de incentivo para
la práctica de actividad física y en concienciar sobre la necesidad de tener
una alimentación sana. Con la educación podríamos tener resultados bastante más
efectivos tanto en la prevención como en
la cura de las patologías. Al encarar las enfermedades desde diferentes puntos
de vista ganamos todos y, sobre todo,
nos damos cuenta de que la prevención es uno de los pilares fundamentales para
la lucha contra la mayoría de las enfermedades.
Las respuestas metabólicas del ejercicio
físico son fundamentales para el mantenimiento de la buena salud. Esa
máquina tan maravillosa que es el cuerpo humano necesita moverse y, además,
también necesita ser bien gestionada, así que cuanto mayor es el control que
tengamos sobre nuestro cuerpo, mejores serán las posibilidades de tener una vida
con más calidad y libre de enfermedades.
El ejercicio físico es un fármaco tan potente que es
capaz de curar enfermedades y de prevenirlas, además de evitar las recaídas de las
mismas. Dentro de la práctica del ejercicio físico, el sistema cardiovascular
favorece el transporte de hormonas, nutrientes y oxígeno al organismo para que
pueda aguantar el entrenamiento, al mismo tiempo que elimina del cuerpo los
deshechos. Las hormonas como la epinefrina, el
glucagón, el cortisol, las tiroideas y la hormona del crecimiento,
desarrollan una interesante situación metabólica para mantener el ejercicio
físico en el marco de la homeostasis corporal (estabilización del cuerpo en los
procesos fisiológicos).
El sudor producido por la actividad física facilita la
eliminación de las toxinas y al mismo
tiempo controla la temperatura del cuerpo, eliminando el exceso de calor. Éste es uno de los motivos por lo que es importante sudar, al
contrario de lo que piensan muchas personas a las que no les gusta practicar
actividad física porque no quieren sudar.
El
ejercicio físico dentro de las enfermedades es capaz de eliminar el estrés, que
es uno de los “grandes villanos” dentro del proceso patológico. El sistema
inmunitario utiliza muchísima energía: cuando estamos enfermos, nos sentimos
muy cansados porque nuestras energías están siendo utilizadas por el sistema inmunitario. Las
hormonas del estrés inutilizan todo aquello que utiliza energía dentro del
organismo. Cuando una persona está bajo estrés, las células dejan de
regenerarse. A cada tres días el sistema digestivo renueva sus células, pero en
presencia de estrés, éste interfiere en ese crecimiento. Cuando hay estrés, el
sistema inmunitario se apaga. De ser así, el organismo estará expuesto a otras
enfermedades. El estrés es mucho más serio de lo que mucha gente piensa; ésta
enfermedad es muy dañina, tanto presentándose sola, como acompañando a otras
patologías. La única manera de erradicar el estrés de nuestras vidas es practicar
ejercicio físico regular y cambiar de
estilo de vida adoptando mejores hábitos.
Mismo dentro del proceso de una enfermedad, nuestro
cuerpo sigue desarrollando una frenética actividad. Al caminar, por ejemplo,
solicitamos 200 músculos diferentes; para conducir un coche, 100 músculos;
levantar una taza de café, 70 músculos. Los músculos de la parte posterior de
las piernas, que son los más voluminosos, requieren las órdenes de 500
nervios; son los músculos de mayor tracción. Lo que es realmente
interesante no es la manera en que controlamos los músculos grandes, sino
cómo controlamos los pequeños. Los
músculos más complejos, como es el caso
de los de las manos, necesitan de 4.000
nervios para el control de sus movimientos [1]. Cada mano cuenta con 27 huesos, 39 diferentes músculos y más de 1.600 kilómetros de fibras nerviosas
y vasos sanguíneos. La coordinación de ese trabajo supone una gran labor
por parte del cerebro: el hecho de controlar nuestras manos ocupa casi la mitad de la parte de nuestro
cerebro destinada al control del movimiento. La práctica del ejercicio
físico proporciona mucho trabajo al cerebro haciendo que éste esté muy ocupado
gestionando una gran cantidad de estímulos. Y ese hecho proporciona la
inhibición de la hormona del estrés.
Para desenvolver toda esa actividad, el cuerpo necesita mucha energía. Por ello, el sistema inmunitario siempre debe estar protegido, y la mejor manera de hacerlo
es a través de la práctica regular de la actividad física, aunque sea dentro de
una enfermedad.
Cuando una persona está bajo mucho estrés, enferma. Al debilitar el sistema
inmunitario, las células malas proliferan
y las enfermedades se expanden. Ése es uno de los motivos por los cuales algunos tratamientos con fármacos no funcionan
o tardan mucho más tiempo en hacer efecto. Ese estrés se asocia al miedo, a las
emociones, y a las enfermedades que se están tratando. Los tratamientos
farmacológicos son de suma importancia en muchos casos, pero es fundamental informar
a las personas de que el cuerpo humano está diseñado para moverse, así que es muy
importante mantener una vida activa mismo dentro de una enfermedad, pues hacer
ejercicio controlado podrá acelerar el
proceso de recuperación de una patología debido a que éste inhibe la liberación
del ACTH (hormona del estrés), evitando la aparición de estrés.
Enfocar la vida de una manera sana es la forma más eficaz
de ayudar a nuestro organismo a realizar
sus funciones vitales y mecánicas.
Practicar actividad física y mantener una dieta equilibrada y ecuánime al
entrenamiento físico y al gasto energético, propiciará una buena salud. Cuando
practicamos ejercicio físico nos sentimos más descargados de las tensiones, más
animados, más tranquilos, más “limpios” por dentro.
[1]
El blog del Dr Sergio Simphronio – EL MOVIMIENTOY EL APRENDIZAJE
Visita la web de SIMPH MEDICAL FITNESS INSTITUTE
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