martes, 6 de diciembre de 2011

LOS MÚSCULOS FACIALES, LA SONRISA Y LA EMPATÍA

Estamos acostumbrados a oír que es importante trabajar los músculos de todo el cuerpo para tenerlos  educados y entrenados pudiendo así  aumentar  nuestra calidad de vida.  Esa  regla también deberíamos  aplicarla  a los músculos de la cara. 
Existen cerca de treinta músculos asociados a la expresión facial, que controlan los ojos, la cara y la boca. Estos músculos tienen su origen en los huesos del esqueleto facial y se unen a los tejidos blandos de la piel, como los párpados, nariz, mejillas y labios.  En total, hay diecisiete músculos risorios.  Algunos músculos abren mucho los orificios faciales; otros, poco, y otros los cierran.  Todos los músculos de la cara están recorridos por ramos de dos nervios principales: los nervios faciales derecho e izquierdo, que nacen en el tronco encefálico. Estos ramos del nervio facial controlan los movimientos musculares de la cara.
Como todo músculo del cuerpo que se debe entrenar, cuanto más ejercitemos esta musculatura más tono muscular estaremos proporcionando a esta zona del cuerpo. Al contrario que los demás músculos, no hace falta ir al gimnasio para que ese entrenamiento se produzca, basta que mejoremos nuestra expresión facial y que cambiemos  nuestra actitud frente a la vida.  A  veces es difícil mantener un  constante  estado de optimismo y positividad debido a los avatares de la vida, pero tampoco debemos tumbarnos ante el primer contratiempo que se nos presente. Ante cualquiera que sea la  situación, una sonrisa nunca vendrá mal.
La expresividad facial es algo que contribuye y  mucho a la calidad  de los  músculos de la cara debido a sus constantes movimientos.  Las personas expresivas son más  comunicativas  y  en muchas situaciones no  necesitan pronunciar palabras para comunicarse debido a su fácil lenguaje facial.  De una manera general las personas expresivas tienen la sonrisa fácil.
Si hablamos desde un punto de vista estético, las personas de risa fácil siempre aparentan menos edad y tienen mejor tono, además de que disminuye significativamente el riesgo de sufrir un ataque al corazón. Ejercitar los músculos faciales es una manera  inteligente de  hacer que la piel no pierda su flexibilidad. Es como  un “lifting” natural.
En cuanto al  funcionamiento del cerebro, mientras sonreímos los músculos de la cara son controlados por el sistema nervioso autónomo, más precisamente por los nervios parasimpáticos. Mientras desarrollamos esta clase de expresión facial, si la risa es sincera, se envía una información al encéfalo que a su vez bloquea los impulsos nerviosos  que viajan por  todo el cuerpo a través de los nervios hasta el cerebelo. Éste se conecta con el hipotálamo y esa información vuelve en forma de bienestar. Son liberados algunos neurotransmisores como la serotonina y las endorfinas, además de algunas hormonas como la oxitocina.  De ahí el sentimiento de relajación  y  tranquilidad  que  sentimos después de una buena risa o carcajada. La cosa no termina ahí, pues una buena carcajada puede ser  contagiosa.
Con una sonrisa sincera se pueden conseguir muchas cosas.
Por otro lado, la risa provoca el mismo efecto que el ejercicio físico moderado. Abre el apetito, además de reducir el estrés y mejora el funcionamiento del sistema inmune.
Un equipo de investigadores norteamericanos ha constatado en un estudio que la risa produce cambios en dos hormonas relacionadas con el apetito: la leptina y la grelina,  y que aumenta el hambre de la misma forma que lo hace el ejercicio físico moderado. La presente investigación se une a un amplio conjunto de estudios que demuestran el poder de la risa para mejorar la salud humana, tanto físico como mental.
Investigadores de la “Loma Linda University” de Estados Unidos han descubierto que las carcajadas pueden provocar el mismo efecto en el organismo que el ejercicio repetitivo.
Según los científicos, estos resultados sugieren que la risa puede causar ciertos cambios en nuestro organismo, lo que podría aprovecharse para el desarrollo de futuros tratamientos para personas que no pueden hacer ejercicio  físico, pero que tienen que aumentar el apetito.
Está comprobado que la risa es uno de los mejores inhibidores del miedo y del estrés. La risa estimula un estado fisiológico muy positivo, pues es capaz de relajar nuestra musculatura y de provocar un cambio inmediato en nuestro estado anímico. Mientras nos reímos  contraemos  el abdomen a la vez que trabajamos el diafragma de una manera muy efectiva. La risa incluso  es capaz de producir desbloqueos emocionales.
Un gran ejemplo de los efectos positivos de la risa es el trabajo que realizan los “Doctores de la risa”, que son los profesionales que se dedican a ir a los hospitales  de una manera altruista para animar a los niños que están enfermos. Ha sido comprobado que el resultado de ese proyecto es increíblemente satisfactorio para los niños. Mientras estos profesionales están en la  habitación del hospital, la sonrisa de estos pequeños es incomparable.  Después de la visita de los “Doctores de la risa”, los niños ingresados  disfrutan de una subida de ánimo indescriptible. Ello conlleva una recuperación mucho más rápida.    
La sonrisa también es capaz de producir empatía.  Está comprobado científicamente que cuando la sonrisa es verdadera, esta es capaz de  producir los mismos efectos neuronales tanto en las personas que sonríen como en las que reciben la sonrisa. Cuando entramos a comprar en una tienda y somos  recibidos con una sonrisa verdadera, nos sentimos casi como en casa y en muchos casos compramos más. Cuántas personas que conocemos  en un  momento dado de nuestras vidas,   que al principio no nos parecen  agraciadas  y después de la primera sonrisa nos hacen cambiar de opinión,  y  pasado  algún tiempo,  las vemos como las  personas más guapas del mundo.  
No es lo mismo sonreír desde de dentro que desde fuera.
La sonrisa verdadera tiene efectos mágicos.
Si hablamos del  medio  profesional, no es lo mismo trabajar en un entorno positivo que en  uno hostil.  Cuando se disfruta de un ambiente laboral con  buena comunicación,  el  rendimiento es más significativo. En el aprendizaje, si en el  ambiente  reinan  la calma y  la sonrisa, se pueden asimilar los conocimientos con mayor facilidad.
Gran cantidad de buenos negocios se cierran fuera de los despachos, muchas veces bebiendo una cervecita y echando unas buenas risas. Hemos descubierto que el ambiente libre de tensión es más saludable, además de  productivo.
Desde luego se consigue un mejor rendimiento ante la calma y la positividad que ante el estrés.
La sonrisa es el vehículo más rápido de la empatía.    
Ojo!!! Hay  otra clase de  sonrisa: la de las apariencias.  Con esta última los efectos empáticos son nulos, además de que los procesos neuronales que ocurrirían en el otro caso dejan de existir en éste.   
El ejemplo más claro de la fuerza de la sonrisa está en los bebes. La única expresión innata  del ser humano es la risa. Nos reímos mismo estando dentro de la barriga de nuestras madres.  La empatía que provoca la risa de un bebe es inexplicable.
Siendo así,  por qué nos complicamos tanto la vida con cosas innecesarias.

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