El tabaco es el responsables de una cantidad inusual de muertes en el mundo: ocho personas mueren cada segundo en el planeta a causa de alguna enfermedad relacionada con el tabaquismo, según datos divulgados durante la XI Conferencia Mundial sobre Tabaco y Salud.
Cuando una persona es consciente de lo que hace, también se debe atener a las consecuencias de estos actos. En los días de hoy tenemos muchísima información respecto al tabaco y lo perjudicial para la salud que es fumar. El tabaco es uno de los más efectivos estimuladores del estrés. Es un gran impulsor de los problemas cardíacos, un estupendo debilitador de la salud dentaria, y de entre varios atractivos, es el mayor causante de cáncer de pulmón.
Este pseudo placer también es el culpable de una enfermedad llamada EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). Ésta engloba una serie de enfermedades con un solo objetivo: limitar de forma permanente el flujo de aire a los pulmones. El enfisema, la bronquitis crónica o la llamada EVAP (enfermedad de la vías aéreas pequeñas) forman parte de este inventario asfixiante que es ocasionado por el tabaco. Las enfermedades respiratorias se sitúan como segunda causa de muerte en España, tras las enfermedades isquémicas del corazón y la insuficiencia cardíaca. En España cada año mueren 18.000 personas a causa del EPOC. Estas cifras convierten a esta patología en la primera causa de muerte evitable en este país.
La limitación crónica del flujo aéreo se relaciona con una inflamación anormal del pulmón, que está vinculada sobre todo con el humo del tabaco. Somos conscientes de que fumar es perjudicial, sin embargo mucha gente se empeña en rebatir el sentido común y se oponen a dejarlo.
Fumar es algo innecesario, además de ser una de las peores invenciones que el hombre ha podido idear. Aunque muchas personas estén atrapadas por esta adicción, como todos los demás vicios, puede ser tratada. Para ello hace falta actitud, buena voluntad y sobre todo querer dejarlo de verdad. Una buena razón para hacerlo son los hijos.
El respeto a los niños debe estar por encima de cualquier adicción.
Resulta chocante ver a padres fumando delante de sus hijos. Es una actitud ignominiosa además de desatenta, máxime cuando a los niños debemos cuidarles y protegerles. Salvaguardar la salud de los hijos debe ser uno de los cometidos más importantes de los padres, hecho que me resulta difícil entender cuando veo madres empujando coches de bebés con un cigarrillo en las manos, padres que llevan sus hijos en los brazos echando humo por la boca como si fuesen una chimenea o peor aún, mujeres embarazadas que siguen fumando en la gestación. Son situaciones verdaderamente surrealistas.
Con respecto a fumar en la gestación, el feto humano no dispone de capacidad hemática para acomodarse al hábito de fumar de sus madres, por ese motivo son muy sensibles a los efectos del humo durante el embarazo. Esta falta de adaptación eficaz a la exposición de CO2 puede ser la explicación del reducido peso al nacer que presentan los hijos de madres fumadoras.
El 15% de los partos prematuros se debe al consumo de tabaco durante el embarazo. Fumar también incrementa el riesgo de hemorragia, aborto, además del riesgo de muerte súbita del bebé.
El humo del tabaco dificulta el desarrollo de los pulmones del feto, y los niños expuestos al tabaco sufren más enfermedades agudas y crónicas de las vías respiratorias: asma, alergias, etc. Recientes investigaciones han comprobado que fumar durante el embarazo aumenta el riesgo de malformaciones congénitas. Además, los hijos de madres que han fumado durante el embarazo tienen un riesgo mayor de padecer algunos tipos de cáncer como de riñones y vejiga.
El 30 por ciento de las fumadoras sigue fumando en las primeras semanas de embarazo. De las que lo dejan, el 50 por ciento vuelve a fumar a los 6 meses de haber dado la luz, y un año después la cifra sube a un 80 por ciento. ¡Y encima dan el pecho siendo fumadoras!
Los niños no pueden elegir un entorno favorable para vivir, esto es tarea de los padres. Un entorno libre de humo le proporcionará una entrada limpia de aire a sus pulmones.
Hace poco tiempo, en la época en que todavía se podía fumar en los restaurantes de España, veía padres que no se cortaban al encender un cigarrillo en la mesa después de terminar de comer.
Los padres que fuman delante de sus hijos, hacen que sus pequeños ingieran este desagradable humo haciéndoles partícipes de su vicio, al mismo tiempo les inducen a ser fumadores pasivos. Igual que el tabaco afecta a un adulto con la ingente cantidad de enfermedades anteriormente citadas, también puede afectar nocivamente a los niños en el caso de haber una exposición directa a ese humo.
Desde mi punto de vista, fumar es deteriorarse por el afán de suplir una necesidad fisiológica ocasionada por el proprio tabaco.
Tragar humo hacia dentro plagando los pulmones de impurezas y sustancias químicas adictivas y perjudiciales para la salud, y acto seguido echar ese mismo humo hacia fuera una y otra vez durante todo el día contaminando el aire de las demás personas, es la acción más absurda que el ser humano puede realizar. Si paramos para pensar fríamente llegaremos a la conclusión de que esto es incoherente. Mires por donde mires, encontrar la lógica de esta acción es algo imposible.
Si el hecho de fumar produce efectos relajantes como afirman muchas personas, estoy convencido de que es posible reemplazar el tabaco por alguna otra clase de acción que produjera el mismo efecto, como por ejemplo hacer ejercicio de una manera regular. Tengo pleno convencimiento de que resultará bastante más barato, y por supuesto más sano. De otra parte, si una persona toma la inteligente actitud de efectuar un cambio como éste, ganará en salud y calidad de vida.
Me inclino a pensar que los fumadores no son verdaderamente conscientes de la cantidad de sustancias perjudiciales que componen el tabaco. Por si no son conocedores de lo que están introduciendo en su cuerpo, aquí les proporciono algunas informaciones sobre el tema:
La nicotina: tiene un efecto estimulante sobre los ganglios del sistema nervioso vegetativo en el caso de dosis moderada, a la vez que si la dosis es elevada tiene un efecto contrario; bloquea la trasmisión nerviosa a través de los ganglios, de ahí el efecto relajante que muchas personas dicen sentir. Cuando actúa sobre el sistema nervioso central, la acción de la nicotina es la culpable de estimular la dependencia psíquica del tabaco
El Monóxido de carbono. Es un gas que procede de la quema incompleta de la fibra del tabaco.
Gases irritantes. Afectan principalmente al aparato respiratorio, aumentando la producción de mucosidad.
Sustancias cancerígenas. En el humo del cigarrillo existen diversas sustancias cancerígenas como el Benzopireno, que se forma durante el encendido del tabaco o del papel de los cigarrillos.
Otros productos químicos. El humo del tabaco contiene cerca de 4000 productos químicos, entre ellos unos 70 agentes carcinógenos (sustancias que pueden producir cáncer) conocidos y otros venenos. Estos productos se almacenan en los pulmones, acto seguido pasan a los vasos sanguíneos y de ahí a otras partes del cuerpo.
Algunos de estos productos son:
Alquitrán (utilizado para asfaltar), Arsénico (veneno mortal muy potente), Cadmio y Níquel (metales utilizados en las baterías), Cloruro de Vinilo (fabricación de PVC) Cleosota (componente de alquitrán), Formaldehído(conservante orgánico usado en laboratorios forenses y de anatomía patológica, sirve para conservar cadáveres), Polonio 210 (elemento químico radiactivo), Uretano (utilizado para embalajes), Amoníaco (utilizado en los limpiacristales), Acetona (disolvente tóxico), Acroneleína (potente irritante bronquial y causa de enfisemas), Cianuro de Hidrógeno (veneno mortal utilizado como mata ratas), Metanol (utilizado como combustible), Tolueno (disolvente tóxico).
La industria del tabaco lleva años jugueteando con cerca de 600 adictivos diferentes con el objetivo de lograr dos cosas: aumentar la adicción a la nicotina y hacer el sabor del tabaco más interesante; no obstante los fumadores no conocen la existencia de estos ingredientes.
Entre las sustancias propias de la planta del tabaco y las que son generadas en el proceso de combustión en los pulmones de los fumadores, al final llegan a entrar en el organismo cerca de 400 compuestos muy dañinos para la salud.
En la hoja del tabaco se acumulan algunas sustancias a través de los fertilizantes, tales como el arsénico, el cloruro de vinilo, el elemento radiactivo polonio 210, o el benceno.
El gerente de la Iniciativa Libre de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Armando Peruga, afirma que “un fumador de un paquete y medio diario inhala cada año polonio equivalente a la radiación producida por 360 radiografías de tórax”.
Después de estas pocas informaciones acerca del tabaco, te planteo dos preguntas:
¿Seguirás fumando?
¿Volverás a fumar delante de tu hijo?
Fuentes: The University of Arizona; United States Department of Health and Human Services; Iniciativa Libre de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS).