La cronobiología es la ciencia que estudia nuestro reloj biológico. Todos tenemos un reloj corporal que desarrolla importantes funciones en nuestro organismo, entre ellas la de alertarnos de que es hora de comer, o de dormir, etc. Cuanto más organizada es nuestra vida, mejor funcionará nuestro reloj biológico. Está comprobado que las personas organizadas se estresan menos y tienen una menor probabilidad de sufrir enfermedades.
Se sabe muy poco sobre el reloj biológico y su funcionamiento, pero lo que se ha investigado hasta el momento hace que nos demos cuenta de lo importante que es tener una vida equilibrada.
Desde pequeños nos acostumbramos a los horarios y hacemos que nuestro organismo se adapte a la agenda diaria. A lo largo de nuestra existencia vamos pasando por diferentes etapas en las que tenemos que readaptar nuestro reloj biológico en función de las circunstancias del momento: horario de trabajo, horas de sueño, horas de descanso, horas de alimentarse, cantidad de veces que comemos, cantidad de comida que ingerimos en cada alimentación, nuestro horario de ocio, nuestro horario de práctica de actividad física, etc. Adaptamos nuestras vidas a nuestro horario de trabajo y encajamos lo demás en la medida en que podemos. ¿Estaremos haciéndolo bien?
Lo que está claro es que cuando por alguna circunstancia tenemos que cambiar nuestro modo de vida, el organismo sufre. Cuando realizamos cambios importantes en nuestras vidas, alteramos nuestro funcionamiento interno. En la adaptación del cerebro a estas circunstancias sufrimos importantes cambios fisiológicos que en muchas situaciones pueden ser evidenciados de distintas maneras. Como un ejemplo práctico, cuando terminamos el instituto y accedemos a la Universidad, experimentamos una importante mudanza en nuestras vidas: horarios, compañeros, contenido programático de estudios, cambio de un cole a un campus universitario, etc. Lo que en muchos casos las personas clasifican como nervios, no es más que una remodelación orgánica en el estilo de vida del individuo. Hay casos en los que los estudiantes dejan la casa familiar para lidiar con el desafío de vivir solos, teniendo además que organizarse de una manera muy objetiva y optimizar muy bien sus horarios.
Uno de los mayores problemas que veo en casos como estos es que la alimentación se debilita y se pierde calidad por dos motivos: por esta optimización del tiempo para poder hacer tres cosas en el tiempo que antes se hacía una, y la falta de ganas, de interés o de conocimiento para cocinar alimentos con calidad. Por otro lado uno de los factores más preocupantes es la velocidad con la que muchas personas comen.
Comer no es solo una necesidad fisiológica, es una de las actividades más importantes que todos los animales existentes en la tierra tenemos que desarrollar. La cuestión es la manera con la que hacemos dicha actividad. Hay una tremenda cantidad de personas que mientras comen, apenas notan el sabor de los alimentos en la boca, casi no mastican, y para el cúmulo de los desastres digestivos no se sientan para comer.
En estos casos el estomago, después de recibir los alimentos que pasaron por el esófago (seguro que con cierta dificultad y en forma de bolo semi desecho), sigue con el proceso de la digestión aplicando movimientos peristáticos para continuar con la separación de los nutrientes. La digestión tardará mucho más de lo normal debido a la velocidad con que el sujeto ha ingerido los alimentos y a la mala masticación de los mismos. Hay que recordar que en el proceso digestivo, el encéfalo es el que da las órdenes haciendo que el organismo trabaje en perfecta sincronía, pero esto se torna muy difícil si no imponemos una disciplina digestiva controlando nuestras horas de comer y las cantidades.
Estos factores son como una bomba de relojería para la pérdida de calidad de vida, el estrés y otras enfermedades. Ya se trate de estudiantes o de personas que viven la situación que acabo de citar, intentar ganar tiempo acelerando acciones importantes para nuestra calidad de vida como es por ejemplo comer, es una agresión al organismo que además puede cambiar nuestro reloj biológico de una manera importante.
Se hizo una interesante investigación sobre los mecanismos bioquímicos que ocurren en el hígado cuando ajustamos relojes biológicos y su papel en los procesos de medición del tiempo, es decir, que este órgano debe estar de acuerdo con el cerebro para determinar horas óptimas para la asimilación de alimentos y distribuirlos.
Las últimas investigaciones han comprobado que los trastornos crónicos de estrés pueden propiciar el cáncer al modificar el reloj biológico. Si un individuo tiene un trabajo que implica estar sometido constantemente al estrés eso puede alterar su reloj biológico y hacer que su organismo responda, con mayor probabilidad de desarrollar cáncer. El padre de esta investigación señaló que hasta hace poco no existía conocimiento de estos fenómenos rítmicos, que están ligados al origen de varias enfermedades, y expresó que el reto será saber cómo se pueden corregir los trastornos de los relojes biológicos.
El investigador de Cronobiología Till Roennenerg, dice que en la actualidad muchas personas necesitan una alarma para despertar, y ello significa que despiertan antes de que sus horas de sueño hayan concluido, pues el cerebro necesita pasar por diferentes estadios mientras se descansa, y si ello no se logra, no es posible funcionar adecuadamente.
Reitera que dormir no es una pérdida de tiempo “como mucha gente cree”, sino que se trata de un fenómeno biológico. Sus investigaciones están dirigidas a reconciliar el reloj interno con el reloj social, para poder vivir de un modo más sano.
Con respecto a las personas que practican actividad física, el cuerpo emite respuestas cronobiológicas muy interesantes. Cuando se tiene la costumbre de hacer ejercicio en los mismos horarios, el rendimiento es más efectivo. Si estas mismas personas que entrenan, además tienen una buena disciplina en la manera de comer, los buenos resultados serán aún más rápidos. Cuando se practica actividad física en el mismo horario cada día, el cerebro educa y adapta los músculos al ejercicio de una manera que podemos decir que disciplina la musculatura y los órganos internos, a la vez que sincroniza la entrada de los nutrientes mediante la dieta. El encéfalo codifica al cuerpo y ajusta los tiempos de acción y respuesta de las funciones orgánicas. Por ese motivo cuando cambiamos nuestro ritmo de vida saltándonos nuestra dieta como por ejemplo en las fiestas de fin de año, el cuerpo se ralentiza y las respuestas musculares pasan a ser más lentas. Con ese hecho nuestro reloj biológico podrá alterarse y si no solucionamos este cambio en el debido tiempo y volvemos a nuestra dieta y actividad normal del día a día, la cronobiología de nuestro organismo podrá cambiar trayéndonos problemas inesperados.
Uno de los fenómenos en los que se pueden apreciar más los efectos de la alteración de nuestra cronobiología es el llamado “Jet Lag”, que ocurre en los largos viajes de avión.
Nuestro reloj biológico sufre una tremenda alteración, sobre todo si el viaje es hacia el Este. Está comprobado que cuando viajamos hacia el Este, distorsionamos más el ciclo día-noche, además estaremos viajando en el sentido opuesto a nuestro reloj corporal. En cambio, en un viaje hacia el Oeste la persona se confunde menos porque en este sentido se prolonga la experiencia del reloj biológico.
El Jet Lag es conocido como Descompensación Horaria, Disritmia Circadiana o Síndrome de los Husos Horarios. Es un desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona y el nuevo horario que se establece al viajar largas distancias en avión.
Entre los síntomas provocados por el Jet Lag se encuentran la fatiga, cansancio general, desorientación (la persona se confunde menos si viaja hacia el oeste que al este), problemas digestivos (vómitos y diarreas), confusión en la toma de decisiones o al hablar, falta de memoria, irritabilidad y apatía.
Hay estudios que sugieren que un ejercicio intenso por la mañana temprano el primer día tras un desfase horario puede acelerar la adaptación a la nueva situación de tiempo.
0 comentarios :
Publicar un comentario