Cada día vemos a los hospitales recurrir a la caridad y a la buena voluntad de las personas para la recolecta de la sangre por vía de las donaciones. La mayor parte de las personas no son conscientes de la imperiosa necesidad de sangre que tienen la mayor parte de los hospitales en el mundo entero. La donación de sangre es primordial para el buen funcionamiento de éstos, pues permite atender a las diferentes carencias del día a día: auxilia en la prevención de sangrados, da soporte a los tratamientos de quimioterapias y radioterapias, ayuda en las intervenciones quirúrgicas en las que se produzcan pérdidas hemorrágicas importantes, en partos y en situaciones de urgencias, en la atención de accidentes graves, etc. Cada donación de sangre puede permitir que tres pacientes diferentes se beneficien de la bondad del donante, pues la sangre está compuesta de tres elementos (plasma, plaquetas y glóbulos rojos) que se destinan a distintos pacientes en vista de sus necesidades. Sin embargo es fundamental tener en cuenta que la sangre que se dona debe servir para un receptor en concreto, de ahí la necesidad de donación, pues existen algunos grupos sanguíneos que tienen cierta particularidad.
La sangre es uno de los tres principales fluidos del cuerpo (los otros dos son el líquido extracelular y el líquido intracelular). Suministra oxígeno y transporta nutrientes, productos de desecho y mensajeros hormonales a cada una de las sesenta mil millones de células del cuerpo, y además defiende lo defiende contra los agentes extraños. Hay cerca de 30 billones de células de sangre en una persona adulta. Cada milímetro cúbico de sangre contiene entre 4,5 y 5,5 millones de células rojas sanguíneas y un promedio total de 7.500 células blancas. La sangre tiene cuatro componentes principales: células rojas, células blancas, plaquetas y líquido plasmático. Ya que las células rojas y blancas se destruyen continuamente, el cuerpo debe producir constantemente nuevas células. La tasa de destrucción de los glóbulos rojos es de aproximadamente 2,5 millones por segundo, y se produce al mismo tiempo la misma cantidad.
La sangre está constituida por plasma (55%) y elementos formes que es la composición de la sangre (45%), en los que incluimos la serie roja de la sangre, la serie blanca y las plaquetas (células sanguíneas). La sangre varía según los individuos. Hay cuatro tipos principales de sangre, o grupos sanguíneos, mediante los cuales clasificamos a las personas. Éstos fueron descubiertos a principios de siglo por Karl Landsteiner y se conocen por el nombre de sistema ABO. Para la identificación del grupo sanguíneo (se clasifica de acuerdo con el sistema, O, A, B, AB de los glóbulos rojos en base a la presencia de ciertas proteínas sobre la superficie de los eritrocitos que son las células sanguíneas y su estructura), se examinan únicamente las células rojas y el plasma. La sangre de un grupo no puede darse con seguridad a personas de otro (salvo en el caso del grupo O). Cuando las células rojas de la sangre de una persona se mezclan con suero de otra, a veces se produce una reacción. Esta reacción, llamada aglutinación (proceso por lo cual los glóbulos rojos forman grupos o combinados celulares), ocurre porque los elementos químicos de los corpúsculos rojos de un tipo de sangre pueden ser incompatibles con los elementos químicos del plasma de la persona con un tipo de sangre diferente.
Si esta reacción ocurre, las células rojas se aglutinan.
El suero es el líquido claro obtenido tras la coagulación de la sangre. El suero es plasma sin los elementos químicos que originan la coagulación (es la porción de fluido que queda después de la retirada de las células sanguíneas de la sangre). Los grupos sanguíneos se identifican mediante la comprobación de la reacción de la sangre con tipos conocidos de plasma o suero.
Todas las células sanguíneas tienen una membrana fina (capa fina u hoja). Los elementos químicos de esta membrana varían de persona a persona. Dos de los antígenos (sustancias raras, a veces carbohidratos, a veces proteínas, que se encargan de estimular el sistema inmune), más importantes son conocidos como A y B.
La ausencia o presencia de estos antígenos se hereda.
Las personas que poseen el antígeno A pertenecen al grupo sanguíneo A; aquéllas con sólo el antígeno B pertenecen al grupo B. La sangre de las personas debe pertenecer a uno de estos cuatro grupos: A, B, AB ó O. Un pequeño número de personas poseen ambos antígenos A, B y pertenecen al grupo AB. Una gran proporción no tiene ningún antígeno y se clasifican como grupo O. Todas las personas pueden dar o recibir sangre de su propio grupo. El grupo O puede donar sangre a cualquier grupo, por ello se conocen como donantes universales, ya que las células rojas pertenecientes al grupo O no aglutinarán a los otros grupos. Sin embargo las personas del grupo O únicamente pueden recibir sangre de un donante del grupo O. Las personas del grupo AB pueden recibir sangre de cualquiera de los cuatro grupos. El plasma de la sangre del tipo AB no contiene elementos químicos que aglutinen las células de los restantes grupos. El grupo AB sanguíneo se denomina el receptor universal, sin embargo la sangre del tipo AB únicamente puede transfundirse a un receptor de su mismo grupo.
A pesar de la exigencia de mantener un peso óptimo por encima de los 50 kilos y de estar entre los 18 y 65 años, para la donar sangre, cada país tiene su imperativo para autorizar que se proceda con la acción, así que es importante estar atentos antes de proceder con la actividad. En Europa, algunos de los requisitos más importantes a tener en cuenta por el donante antes de proceder a la donación es estar exento de enfermedades como la Hepatitis, la Ictericia, la Tuberculosis, la Epilepsia, enfermedades del corazón, enfermedades del pulmón, anemias, extracción dentaria, tatuajes o acupuntura, perforación del pabellón auricular, Sífilis o enfermedades de transmisión sexual, haber sido rechazado como donante de sangre, hemorragias o transfusiones en los últimos 12 meses, intervenciones quirúrgicas, partos o abortos en los últimos 6 meses, pérdida de peso imprevista, fiebre sin explicación, ganglios inflamados, haber vivido o viajado por el extranjero, enfermedades infecciosas en los últimos 15 días, haber recibido hormonas del crecimiento, fiebre de malta, Paludismo, Diabetes, mareos o convulsiones, enfermedades del riñón, enfermedades de la sangre, fiebre reumática, medicación continuada, estado gripal actual, alergias y vacunas recientes.
Otro grupo importante a tener en cuenta son las personas que incluyan prácticas de riesgo en sus relaciones sexuales: relaciones homosexuales, bisexuales o heterosexuales (parejas múltiples, relaciones con prostitutas, relaciones sin preservativos), Toxicomanía, drogadicción por vía intravenosa, relaciones sexuales con personas del grupo de riesgo de Sida en los últimos 12 meses, receptor crónico de productos sanguíneos.
Es fundamental recordar que la sangre no se puede producir y que es un elemento imprescindible para la vida. La única manera de obtenerla es gracias a la generosidad de las personas mediante las donaciones. Los hospitales siempre la necesitan y en muchos casos uno sólo se da cuenta de ello cuando alguien próximo la requiere. Seamos más solidarios y donemos sangre, pues este acto podrá salvar muchas vidas.
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