En la actualidad vivimos en una sociedad de consumo agresivo que nos facilita una ingente cantidad de información nueva cada día. El abundante número de canales de TV y de programas, en su mayoría, más bien ayudan a la hibernación de nuestras neuronas que a estimularlas. En contrapartida, en lo referente a la salud parece que preferimos obviar la información: hay muchos casos de personas que prefieren operarse del estómago a hacer dieta acompañada de ejercicio físico; otras no escuchan los consejos de su médico a lo largo de toda una vida y siguen comiendo de manera inadecuada, ingiriendo grandes cantidades de grasa y, en el día menos pensado, inevitablemente tienen que pasar por el quirófano para una desobstrucción de arterias; otras personas consumen habitualmente grandes cantidades de alcohol sin importarles las consecuencias el día de mañana; y lo mismo pasa con los consumidores de otras drogas que están prohibidas.
Utilicemos el sentido común.
He conocido personas que tienen verdaderas farmacias dentro de su casa, y que se automedican a la mínima sospecha de algún desarreglo fisiológico sin ni siquiera dar tiempo a que el propio organismo reaccione a dicho desarreglo, pero: ¿de verdad sabrán lo que están haciendo?
Desafortunadamente he visto cómo muchas personas pasan habitualmente sus ratos de ocio con sus hijos en las terrazas de los bares, cuando estos niños en muchos casos todavía están tomando el biberón. No sería más inteligente que se fueran a caminar con sus hijos al parque, fomentando la salud para toda la familia, en vez de estimular la cultura de los bares a los niños desde tan pequeños. Eso sin contar que he visto a muchos padres fumando en esas mismas terrazas, junto a sus hijos.
Esa acción no merece calificativos.
Hay mucha gente que utiliza el coche para ir a comprar el pan, estando la panadería a dos manzanas de su casa. Es ésta una costumbre bastante extendida desafortunadamente, y muchas personas lo hacen con frecuencia, fomentando la pérdida de salud al mismo tiempo que contribuyen a que nuestro planeta esté cada vez más contaminado. Otras personas acuden al gimnasio diariamente, pero una vez allí lo único que hacen es subirse a una plataforma vibratoria durante 10 minutos, charlar e irse a casa.
Más de una vez he visto, en importantes revistas de varias partes del mundo, artículos donde se escriben verdaderas barbaridades en lo referente a la actividad física, que también es salud, con una total irresponsabilidad. Y una tremenda cantidad de personas aceptan esas informaciones, mismo aunque algunas de ellas rocen incluso el absurdo; quizás lo hagan para adherirse a las corrientes de la moda, pero la verdad es que el sentido común domina por su ausencia. De otra parte, ser responsable es algo fundamental, sobre todo cuando hablamos de la salud.
“Creer es más fácil que pensar, he ahí la razón de que existan más creyentes” Albert Einstein.
Por infelicidad, es lo que más pasa en los días de hoy. Muchas personas no se preocupan de analizar el porqué de las cosas pues, para ellas, es mucho más fácil recibir la información y asimilarla, no importando si dicha información es fidedigna o no. Una buena parte de la sociedad mundial se está volviendo tan absurdamente inactiva y comodona que, además de moverse el mínimo indispensable, están dejando de pensar (literalmente). Esto es algo muy preocupante, puesto que cuanto más utilicemos nuestro cerebro racional con operaciones intelectuales, más desarrollaremos nuestra inteligencia, y mejor control tendremos de nuestras emociones, además de conseguir eliminar el estrés.
Si disminuimos la actividad física, reduciremos los niveles de mitocondrias en nuestros músculos y haremos que nos cueste cada vez más movernos, o hacer ejercicio. (1)
Por este motivo siempre defenderé lo que ya está sobradamente comprobado científicamente, pero que mucha gente se resiste a aceptar: cuanto más nos movamos, proporcionaremos una mayor cantidad de estímulos a nuestro cerebro, más se fomentarán las acciones sinápticas y, en consecuencia, incrementaremos nuestra inteligencia. Al mismo tiempo que todo esto ocurre mejoraremos nuestra salud, pues practicar ejercicio físico es como “ducharse por dentro”.
1. El blog del Dr. Sergio Simphronio ¿PEREZA O COMODIDAD?
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