El tratamiento de
enfermedades vía ejercicio físico es un hecho que se hace cada vez más real. Es
un camino que hasta ahora casi no se había planteado, pero afortunadamente hay
una gran cantidad de estudios que están comprobando que, además de los
fármacos, la actividad física no solo sirve como medicina preventiva, sino que
es una importante herramienta para la cura de muchas enfermedades. Igualmente,
los profesionales involucrados en las distintas
áreas de la salud (médicos, fisioterapeutas,
profesores de educación física, terapeutas, etc.) nos estamos dando cuenta de que
necesitamos unos de otros, y que debemos trabajar juntos para conseguir mejores
resultados que los que hemos logrado hasta ahora; al final, no podemos olvidar que nuestro objetivo es ayudar a las personas.
Hace
17 años que investigo el desarrollo de la inteligencia por medio del movimiento
humano y el tratamiento de enfermedades vía ejercicio físico.
Al estudiar el desarrollo de
la inteligencia por medio del movimiento humano y al adentrarnos en la
neurofisiología del mismo, podemos
observar las reacciones que sufre nuestro cerebro dentro de cada estímulo
ocasionado por el movimiento. Este hecho nos hace ver que nuestras
posibilidades son infinitas. Es posible incrementar nuestra inteligencia
por medio de los estímulos neuromusculares de una manera increíble, y la
actividad física es una de las más importantes herramientas para que se logre
tal fin. Con el conocimiento de la posibilidad de incremento de la inteligencia
vía ejercicio físico, todos los caminos nos llevan a la viabilidad de tratar
enfermedades por medio del movimiento. No existiendo ninguna anomalía congénita,
nuestro cuerpo está diseñado para
moverse y autodefenderse. Algunos de los grandes problemas en la actualidad
son el estrés de la vida urbana, el mal estilo de vida y las dietas inadecuadas,
que contribuyen a que se haga muy difícil no ponerse enfermo; pero aún así, la mitad
de los fármacos que se consumen en los días de hoy no serían necesarios si nos cuidásemos mejor.
He investigado, y continúo haciéndolo, muchas enfermedades neuromusculares, de entre
ellas la fibromialgia, que estudio desde hace 11 años. Es una enfermedad que se caracteriza por el dolor músculo
– esquelético y la fatiga. La persona que la padece no presenta ninguna clase
de alteración en tejidos, tampoco en las células; por ese motivo normalmente no
se la rotula como enfermedad, aunque sí lo sea. Aún se desconocen las causas que
la origina, pero algunos factores pueden desencadenarla: infecciones
bacterianas o virales, accidentes de circulación o laborales, enfermedades como
la artritis reumatoide, el lupus o el hipertiroidismo, etc. Por lo que se sabe,
a causa de alguno de estos desencadenantes se estimulan los receptores del
dolor, y éstos se quedan activados crónicamente. De otra parte, hemos observado
un importante descenso de los niveles de serotonina (1) y de la sustancia P (2)
en muchas personas que padecen esta enfermedad.
Esta enfermedad normalmente se desarrolla en situaciones de
estrés muy potentes. Sus síntomas son: dolor muy frecuente y rigidez que se
acentúan por las mañanas, y suelen doler con mayor intensidad los músculos que más
son solicitados, pero ese dolor puede manifestarse por todo el cuerpo. También
pueden surgir fatiga (mental o abatimiento general), trastorno del sueño (apnea
nocturna), síndrome del intestino irritable (estreñimiento o diarrea),
trastornos psicológicos (depresión). La diagnosis se hace mediante al
conocimiento de la sintomatología del paciente por vía de un cuestionario y la
exploración de los 18 puntos dolorosos a la presión, que se distribuyen en
diversas áreas del cuerpo. Los análisis de laboratorio son todos negativos.
Para esta enfermedad en
concreto, he desarrollado un programa de ejercicios específicos y actividades
enfocadas a paliar esta dolencia. Los
participantes de ese programa son personas de las más distintas edades, sexo,
profesiones y antecedentes. Se ha fomentado un cambio de actitud psicológica,
junto con un cambio drástico en su dieta y estilo de vida, que deben seguir con
mucho criterio. Una de las cosas más importantes es la educación, dar
información, y hacer que las personas que la padecen sean conscientes de lo que
conlleva la enfermedad.
Durante todos los años en
los que desenvuelvo el programa los resultados siguen siendo geniales, y sin la utilización de fármacos. Se ha conseguido una reducción notable del dolor en un 70% de las personas participantes, y la disminución del dolor en un 50% en el restante del grupo. Es un grupo de 30 personas que se compone de individuos de edades distintas, siendo 4 hombres y 26 mujeres. Todos los participantes han vuelto a hacer vida normal.
En el tratamiento de
enfermedades como la fibromialgia vía actividad física, todo mi trabajo está basado en cambiar la
actividad de las células nerviosas por medio de los neurotransmisores, en regular
la respuesta neuronal por vía de los neuromoduladores, y en la regulación de
las respuestas en extensas regiones y de manera más lenta por medio de las
neurohormonas; todo ello es posible generando diferentes estímulos musculares
de una manera intensa, de forma que pueda afectar a los receptores, a las vías
sensitivas o aferentes y a las vías motoras eferentes.
Receptores (transductores):
Son estructuras especializadas encargadas en convertir las diferentes clases de
energía de estímulo nervioso (mecánica, química, térmica) en potenciales
electrotónicos capaces de generar impulsos nerviosos que alcanzan centros
superiores y generan patrones neuronales que evocan una respuesta motora o
sensitiva.
Vías sensitivas o
aferentes (ascendentes): Son las que reciben la
información desde los receptores y la conducen hasta centros suprasegmentarios,
ya sea conscientes o inconscientes.
Vías motoras o eferentes (descendentes):
llevan información motora desde los centros integradores hacia los órganos
efectores (músculos, glándulas, etc.)
Otra gran herramienta que
utilizo desde hace años, que funciona de una manera inimaginable y que es un
excelente complemento en el tratamiento de enfermedades por vía de la actividad
física como en el caso de la fibromialgia, es la equinoterapia. El calor que desprende el animal actúa
como relajante muscular, mientras que la vibración de las galopadas favorece un
importante incremento sináptico, la
modificación de las conexiones neuromusculares proporcionando mudanzas en los
patrones posturales, mejorando el movimiento, la postura, e incluso la autoestima,
puesto que es capaz de elevar los niveles de serotonina. La interacción que
se produce entre la persona y el animal es muy interesante, incluso en los casos
de personas que nunca montaron a caballo en su vida. Son capaces de perder el
miedo en el momento, puesto que animales como los caballos o los perros tienen
sentidos emocionales innatos como la alegría o la tristeza, y las personas con
fibromialgia, que en su gran mayoría están dominadas por las emociones
(ansiedad, depresión, dolor, etc..), desenvuelven con gran facilidad la conexión con estos animales. La unión del
ejercicio físico con la equinoterapia está
reportado unos resultados muy esperanzadores en el tratamiento de esta
enfermedad.
1. Serotonina: es un
neurotransmisor cuya deficiencia en el organismo puede ocasionar depresión,
tristeza, irritabilidad, estallidos agresivos, ansiedad, problemas de sueño y
obsesiones.
2. Sustancia P: también llamada la sustancia del
dolor, es un neurotransmisor que estimula la vasodilatación, la contracción de
los músculos lisos, intestinales, etc.,
afectando al sistema nervioso central.
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