martes, 31 de diciembre de 2013

LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EL ESTRÉS OXIDATIVO

Hace muchos años atrás gran parte de las informaciones relacionadas con la actividad física eran muy difusas, pero con el tiempo se han realizado muchas investigaciones con el objetivo de sacar a la luz una gran cantidad de conocimientos que nos están facultando la posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida. Dichos conocimientos nos están permitiendo ser cada vez más específicos en la búsqueda de soluciones para la consecución de los mejores resultados en las acciones deportivas. Desde luego no me estoy refiriendo solamente a las mejores técnicas para entrenar sino, y también,  al incremento de los conocimientos direccionados a los cambios bioquímicos que ocurren en nuestro organismo, resultado de procesos metabólicos complejos conseguidos con la unión del entrenamiento físico, la alimentación y el descanso.
Existen matices que son muy relevantes, principalmente cuando fomentamos cambios metabólicos importantes como por ejemplo los que ocurren cuando  practicamos  ejercicio físico. El ejercicio físico es un antioxidante natural al igual que el sueño (dormir).  Tal es la importancia de ambos, que son capaces de reponer el ADN celular, mejorar el sistema inmunológico y producir una notable  mejoría en nuestra salud. Los antioxidantes  son como “recogedores de basura” que se encargan de eliminar los radicales libres de nuestro organismo. Al mismo tiempo, también existen los antioxidantes exógenos,  que podemos encontrar en algunos alimentos que ingerimos. En las verduras y frutas se denominan “Fitoquímicos”.
Estamos acostumbrados a oír hablar del estrés oxidativo en los temas referentes a la alimentación o la vejez, pero es importante saber que según la manera en la que una persona entrene físicamente, ésta también podrá fomentar en su organismo el estrés oxidativo.
El ejercicio físico origina naturalmente y de manera importante los radicales libres de oxígeno que colaboran  en la acción del daño a distintas moléculas en el organismo.  En los alimentos existen numerosos compuestos orgánicos y químicos. Debido al metabolismo, nuestro organismo realiza procesos de oxidación donde el combustible, que es la glucosa (azúcares), es oxidado con moléculas de oxígeno que resulta en la liberación de energía y desechos denominados radicales libres. Estos radicales libres pueden producir  destrucción tanto a nivel intracelular en el ADN,  como a nivel sistemático, arterial, cerebral, etc. 
Para solventar esa situación el organismo tiene varios protocolos  de procedimiento para estimular su defensa, entre ellos, los sistemas antioxidantes no enzimáticos (la vitamina E y la vitamina C). El problema ocurre cuando la producción de radicales libres supera la capacidad del organismo en antioxidar, generando  con ello un desequilibrio que tiene como resultado el estrés oxidativo y, en consecuencia, el daño celular. Esto ocurre con la práctica deportiva. Los últimos estudios han comprobado que la ocurrencia del estrés oxidativo en el ejercicio físico es más común en los entrenamientos de alta intensidad de esfuerzo que en los entrenamientos de larga duración. Eso también puede ocurrir con mayor facilidad a los individuos poco entrenados o que estén en baja forma física, pero no quiere decir que no les ocurra a las personas que tengan  un buen nivel de entrenamiento físico. Además del nivel de esfuerzo en el entrenamiento, puede existir una relación muy directa con la dieta, el aporte hídrico y el descanso del individuo.
Los radicales libres también están directamente relacionados con muchas enfermedades como la Fibromialgia, el Cáncer, la Arteriosclerosis, etc., estando también directamente relacionados con otros procesos biológicos como la vejez.  Estos fenómenos  de oxidación por radicales libres están en el origen de muchas enfermedades.
Las personas que son conscientes de que su entrenamiento es de alta intensidad,  además de tener una buena dieta que sea equilibrada y rica en antioxidantes, deben tener en cuenta que ésta sea capaz de  reponer el gasto energético causado por el ejercicio físico. De no ser así, es fundamental tener una suplementación  que consiga mantener su organismo en un estado óptimo, sobre todo que pueda fomentar la recuperación de los niveles normales de los antioxidantes.     
Los antioxidantes también son fundamentales, pues son los que propician las respuestas de defensa al existir una elevada concentración de radicales libres en el organismo.  Inhiben o retardan la oxidación de las moléculas, neutralizando estos radicales libres, evitando así las lesiones de tejidos. En el caso de existir sobreentrenamiento, que es una situación de oxidación continuada y es un contexto que produce una ingente cantidad de radicales libres, tiene como resultado la fatiga crónica. 
La expresión antioxidante se refiere a las sustancias que consiguen evitar los daños producidos por los radicales libres a las membranas celulares. Estos cambios se relacionan con enfermedades degenerativas y el envejecimiento. La actividad física intensa aumenta la tasa de oxidación celular aumentando, en consecuencia, la producción de los radicales libres, y este hecho puede ser prevenido con el incremento de la ingesta de antioxidantes como la vitamina C y E, sea vía suplememntación o por medio de un incremento en la ingesta de verduras y frutas.

Es fundamental que seamos conscientes de que la práctica del ejercicio físico es una de las mejores acciones que uno puede realizar para la prevención de enfermedades, del envejecimiento y para fomentar una vida sana, pero es fundamental que esa acción sea desarrollada con conocimiento e inteligencia. Desde luego, no podemos descuidar los importantes cuidados que debemos tener en la práctica del ejercicio físico. La actividad física es una interesante vía para proporcionar salud, y cuanto más conozcamos sus recovecos, mejores serán los resultados que lograremos. 





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