El sistema neuromuscular es la unión del sistema nervioso y los músculos del cuerpo. Dicha unión permite que podamos movernos y disfrutar de nuestro aparato locomotor de una manera plena y positiva.
Los seres humanos tenemos una inteligencia intrínseca y una creativa. El gran problema surge cuando la inteligencia creativa está poco desarrollada. Podemos calificar como inteligencia intrínseca todo aquello que hacemos de una manera innata. Todas las cosas que la naturaleza nos ha proporcionado nada más nacer y que hacemos de una manera natural e inconsciente: caminar, sentarse, tumbarse, levantarse, comer, la capacidad del lenguaje, etc.
La inteligencia creativa es la capacidad de sincronizar las emociones, la creatividad y la creación. Es todo aquello que hacemos de una manera consciente (toma de decisiones, acciones concretas, entrenamiento, etc.)
La cuestión es: ¿Estaremos desarrollando nuestra inteligencia creativa de una manera efectiva utilizando nuestra capacidad encefálica de una manera eficiente?
Desde de que somos niños nos enseñan que debemos ir a la escuela para aprender. Lo que no nos han dicho es por qué debemos aprender.
Recuerdo que cuando era niño, los profesores a los que más respetaba, más quería y con los que sacaba las mejores notas, eran los que me enseñaban a pensar. Cuando hablo de “Inteligencia Muscular” a eso me refiero. Nuestra vida se ha vuelto demasiado técnica: muchas veces hacemos cosas sin tener claro por qué las hacemos; otras veces nos preguntamos si hemos cerrado la puerta del coche después de llevar 3 horas dentro de la oficina. Hacemos las cosas sin pensar al igual que hacíamos cuando íbamos al colegio a estudiar. Sabíamos que debíamos sacar nota y no suspender, pero no teníamos conciencia de la importancia de aprender biología o matemáticas.
Si me preguntan qué es lo que más recuerdo de mi primera etapa educativa, contestaría que lo que más me marcó fue haber conocido al profesor de Educación Física Sr. Amaurí Oliveira Nunes. Él fue la persona que a mis 11 años de edad me enseñó a pensar de una manera racional y lógica. Aparte de transmitirme valores muy importantes para la vida, me enseñó a conocer e interpretar el cuerpo y su lenguaje a través de todo tipo de actividad física que se pueda desarrollar con niños de esta edad: ejercicios con balón (fútbol, volley, handball, etc.), ejercicios de psicomotricidad, de coordinación motora, ejercicios coreografiados, etc.; siempre de una manera didáctica y divertida, pero no menos seria. Éramos un grupo de 18 chicos y en esa época lo único que pensábamos era en jugar al fútbol, pero la manera inteligente de trabajar, la entrega, el respeto hacia nosotros y el conocimiento técnico y didáctico de ese profesor, superaba nuestras exigencias e incomprensión. Le queríamos además de tenerle mucho respecto. No me acuerdo verle levantando la voz a nadie, nunca. Su mirada era suficiente para ponernos firmes a todos. Hoy me doy cuenta que parte del respecto que teníamos hacia este señor se atribuía al respecto que él tenía por nosotros. La otra parte era por sus conocimientos. ¡Teníamos solamente 11 años! Y él llegaría a ser Vicesecretario de Educación de Brasil en el año 2000.
Después de estudiar Danza, Educación física, Medicina, Bioingeniería, de pasar 20 años estudiando el movimiento humano y de dedicar mis últimos 15 años a la medicina y a estudios biomecánicos, me doy cuenta de que mi viejo profesor de primaria era un genio de la educación, pues casi todos los conceptos y protocolos existentes en el mundo del movimiento, los cuales tuve la oportunidad de investigar, este señor los utilizaba de una manera educativa ya en estos tiempos. Aprendí que los resultados de las técnicas aplicadas por mi profesor eran más psicológicos que propiamente físicos. Al borde de una pre adolescencia, lo que él inconscientemente logró fue que nuestras células estuviesen revolucionadas debido a la gran cantidad de sinapsis neuronales que cada día de clase nos hacia tener. De una manera muy divertida nos proporcionaba desafíos cerebrales increíbles. En los días que alguno de nosotros no conseguía hacer los trabajos en la clase por no haber entendido o por falta de coordinación motora, la frustración era tremenda, pero ahí entraba el trabajo en equipo y el compañerismo. Así que nos ayudábamos unos a otros quedando en algún momento del día para repasar los ejercicios. Esa era otra de las cosas que nos enseñaba: “hoy por ti, mañana por mí”. La vida en sociedad y el respeto hacia los demás.
Cuando no consigues de ninguna manera entender y asimilar un proceso físico (neuromotor) como algún movimiento o coreografía, ocurre de una manera automática la disminución de la liberación de serotonina, que es uno de los neurotransmisores más importantes para la inhibición de la depresión. A su vez, en casos como este el cerebelo estimula la liberación de adrenalina. Los desafíos mentales en formato físico son de suma importancia para nuestro desarrollo psicológico, pues es una de las maneras más eficientes de intentar mantener el control de las diversas áreas del encéfalo. Cuando uno consigue sobreponerse a una frustración, la liberación de serotonina que se produce es el doble que cuando hay una inhibición de la misma debido a una frustración. Cuando ocurre esto las endorfinas y la oxitocina también son liberadas. Las endorfinas son neurotransmisores que inhiben el dolor. La oxitocina es una hormona que inhibe el miedo, entre otras funciones.
Esta es una de las principales aplicaciones del concepto “Inteligencia Muscular”: proporcionar desafíos al cerebro que hagan que las personas tengan que pensar sobre las actividades del día a día, y sean más conscientes de ello, y que sigamos desarrollando el cerebro con un mayor autocontrol y de una manera más eficaz.
(Bioingeniería Neuromuscular)
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