martes, 7 de mayo de 2013

LA FRUSTRACIÓN DEPORTIVA DE LOS PADRES DESCARGADA EN SUS HIJOS


Por fortuna, en todo el mundo hay una gran cantidad de niños que empiezan a practicar deporte desde las primeras edades, pero desafortunadamente vemos cómo muchos padres se dejan llevar por la pasión por el deporte que practican sus hijos y se comportan de una manera totalmente irresponsable desde un punto de vista deportivo y, sobretodo, educativo. Es muy normal que los padres acompañen a sus hijos a los entrenamientos o a los partidos, en el caso de los deportes de balón, pero lo que no es normal es verlos discutiendo con los entrenadores sobre la mejor táctica para determinado partido, o peor aún, echando monumentales broncas a sus hijos por no haber hecho una buena jugada o un buen partido, o por alguna otra cosa desde su inexperto y fanático  punto de vista. Respecto al  fútbol en concreto, recuerdo  la época en la que fui médico de un equipo de una ciudad de la Comunidad Valenciana, en España: el fanatismo por parte de todas las personas involucradas era tremendo, y no me refiero solo a la afición.
Algunos deportes despiertan verdaderas pasiones, pero ese tema lo dejaremos para que los antropólogos lo estudien; lo que es verdaderamente preocupante es que se ha perdido el norte, y  parece ser que la preocupación de algunos padres no es la formación moral y deportiva de sus hijos, que debería  estar basada en el respeto, la disciplina,  la responsabilidad,  la bondad,  el amor por el deporte que practican y el desarrollo del espíritu  deportivo (el que por cierto dura toda la vida, os lo puedo asegurar). 
Observando desde fuera, la sensación que me daba es que la preocupación de algunos padres se centraba en la victoria en los partidos, pero no en la del equipo, sino en la victoria personal de sus hijos; en definitiva, la gran preocupación era que sus pequeños hiciesen un buen partido y destacasen frente a los demás. Es importante recordar que el cuidado del rendimiento de los atletas debe ser tarea de los entrenadores, y es realmente inverosímil ver, en las categorías inferiores, el tamaño estrés al que están sometidos estos pobres niños, principalmente por parte de sus padres. Por parte del entrenador, las exigencias a los niños terminan con el fin del entrenamiento o del partido, pero los padres trasladan estas exigencias más allá. He conocido muchos casos en los que los padres, después del partido del domingo por la mañana, hacían entrenar a sus hijos la corrección de los errores de ese partido por la tarde, y me contaban que se tiraban horas dando patadas al balón. Estoy hablando de niños de 6 o 7 años de edad.
En aquella época de mi vida en la que trabajaba para el fútbol,  atendía en mi consulta a jugadores de todas las categorías, y lo que más me llamaba la atención era que, la mayor incidencia de casos de pubalgias (inflamación en el pubis que se da a acciones repetidas de los tendones involucrados; en el caso de los futbolistas, ocurre con mayor frecuencia en los abductores) se daba en niños de entre 7 y 10 años, y en cantidades alarmantes. Al hablar con los entrenadores sobre el tema, me decían que las cargas de entrenamiento eran las normales para los niños de esa edad; lo que efectivamente era cierto, pues que fui testigo de unos cuantos entrenamientos. Al hablar con los padres, nos hemos dado cuenta de que la carga de entrenamiento de los niños afectados extrapolaba  lo normal pues, por exigencia de éstos, los niños seguían entrenando durante muchas horas aparte de los entrenamientos en grupo. Además de que su alimentación no era la adecuada para el gasto energético que tenía, de ahí la procedencia de la inflamación que padecían.
La pregunta que les planteé fue: ¿Qué necesidad hay de que estos niños pasen por estas situaciones  límite a tan corta edad?

Es interesante fomentar el deporte en los niños desde las primeras edades, pero sobre todo, y lo más importante, es que ellos se diviertan. Aprender con la diversión es más sano y mucho más efectivo que con la imposición. Al mismo tiempo que el deporte es una incomparable  herramienta para desenvolver la inteligencia de los niños, si es mal aplicado, también es capaz de bloquearles a niveles inimaginables. Por este motivo, las personas más importantes para un  niño de esta edad, que son los padres, deben fomentar en ellos las buenas prácticas y darles la oportunidad de elegir el deporte que más les guste.  
Los elevados grados de presión y estrés en las primeras edades deportivas no son positivos. Tampoco es positivo ver a padres desequilibrados insultando a árbitros y gritando negativamente con el fin de reprender a sus hijos al final  del partido. Las acciones de los padres se les quedarán grabadas a los pequeños de por vida, ya sean buenas o malas, sobre todo debido a la activación de la proteína PKMZ,  que permite la creación de nuevos recuerdos y su transformación en recuerdos a largo plazo. Muchas veces los niños, al ganar un poco más de edad, dejan de practicar el deporte impuesto por  sus padres,  o cambian de actividad debido a la mala influencia de sus progenitores en determinado momento de sus vidas. Hay una tremenda cantidad de casos de niños a los que no les gusta practicar un deporte, pero lo hacen por la imposición de sus padres. Y a lo mejor, ocurre que estos niños son regulares en el fútbol, pero podrían ser estupendos atletas del tenis, o fantásticos gimnastas, o nadadores; o quizá el deporte no sea lo suyo, pero no tienen la oportunidad de elegir por la terquedad de sus padres.
Un padre o una madre nunca deben trasladar su pasión o su frustración a su hijo. Dar la mejor educación no siempre es seguir un camino recto; a veces hemos de enseñarles que la vida está compuesta de varios caminos, y que es fundamental saber elegir el que nos traiga más felicidad y realizaciones, pero es esencial dejar que ellos elijan su deporte. Es importante enseñarles que nunca podemos olvidar que hay que luchar a cada momento para conseguir el derecho a ser el vencedor, y que la derrota es parte de ese proceso. Y si les enseñamos a hacerlo con alegría y disfrutando de cada minuto, la lucha estará motivada y más bien será una diversión.    
       


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