Todas las primaveras oímos a cantidad de personas decir que se pondrán las pilas y se apuntarán a los gimnasios para bajar de peso con el objetivo de lucir su cuerpo dentro del bañador o del biquini de cara al verano. Algunos con muchos kilitos por encima del peso ideal y otros no tanto. Una vez en el gimnasio, la mayor parte de estas personas procuran hacer más de una clase al día, siendo una de ellas de spinning por ejemplo, al igual que afrontan con coraje los entrenamientos en la sala de pesas. En muchos casos se tiran diariamente media o una hora de bici estática aparte de los trabajos anteriormente mencionados.
¿Si ya habían hecho 45 minutos de spinning porque vuelven a hacer bici estática?
Lo que está claro es que estas personas no están muy preocupadas con el control de su entrenamiento, sino en bajar de peso a cualquier precio y de una manera muy rápida. Lo que debe ser importante, más que la estética, es el estado de salud en que se encuentran.
Desafortunadamente muchas de ellas no se mueven durante todo el año como es debido, no se preocupan en practicar ninguna actividad física y lo que es peor, no se interesan en controlar su salud eludiendo los controles médicos. Estos individuos no tienen idea de cómo se encuentran por dentro. Muchos de ellos pueden padecer importantes problemas de salud y no lo saben. La mayor parte de la gente piensa que la poca edad o la juventud son factores que imposibilitan la aparición de enfermedades. ¡Tremendo error! Un joven puede ser un cardíaco, o jóvenes aparentemente sanos pueden ser portadores de significativas enfermedades o anomalías y no saberlo. Como norma general, cuando esas personas se apuntan al gimnasio, quieren resultados muy, pero que muy rápidos, principalmente cuando empiezan la actividad física enfocándola a conseguir esos resultados de cara al incipiente verano. Dentro de este proceso, se amparan en una dieta radical descontrolada, habitualmente basada en las lechugas y en alimentos de bajísimas calorías que no suplirán las necesidades de este individuo, principalmente por haber más gasto energético debido a los entrenamientos. La pregunta del millón es: cómo es posible estar varios meses del año dando al cuerpo comidas opíparas en cantidades excesivas, variedades y calorías, además de hacer que el metabolismo esté acostumbrado a trabajar a un ritmo lento sobre todo por la ausencia de actividad física, y de la noche a la mañana interrumpir todo ese proceso cambiando drásticamente su estilo de vida. No es positivo que una persona, de golpe y porrazo, decida de una manera abrupta romper con su esquema estructural de vida y cambiar radicalmente las líneas fisiológicas y metabólicas a las que su organismo está acostumbrado.
Otra de las cosas negativas de todo este asunto es que estas personas, al término del verano en general vuelven a la vida que tenían antes, cambiando otra vez y de una manera radical su estilo de vida. Después de tres o cuatro meses de haber empezado el estricto proceso de entrenamiento y dieta, lo dejan y vuelven a la inactividad, ingiriendo alimentos grasos y calóricos, además del alcohol. En este momento empieza la fidedigna representación del tan famoso efecto acordeón. Todos los kilos anteriormente perdidos volverán con una tremenda facilidad: muchas veces se recuperan muchos más de los que han sido perdidos.
Antes de la práctica de la actividad física es fundamental que las personas pasen un control médico, independientemente de la edad o del sexo. Esta preocupación debe ser intensificada cuando se trate de sujetos que buscan entrenamiento por sólo unos pocos meses del año. Infelizmente hay una tremenda cantidad de personas que se empeñan en mantener ese curioso comportamiento.
El objetivo de estos individuos no es más que tener algo de estética corporal en las épocas del año donde se utilizan poca ropa o ropas leves debido a la llegada del verano. Muchas de estas personas no se preocupan en hacer nada respecto a su salud durante el invierno o en los meses más fríos. En muchos casos se pasan con las comidas, con las bebidas, y con los dulces siendo algunas de ellas incluso fumadores. La mayor parte de estas personas son sedentarias y reacias al ejercicio. Poner un chándal para salir a caminar les representa un tremendo esfuerzo y en muchos otros casos, salir a pasear con su perro les supone una penitencia. Su metabolismo está adaptado a la vida inactiva.
Cuanto mayor la cantidad de cambios proporcionados al organismo, mayor será la probabilidad de que se produzcan desequilibrios en el mismo. Por ese motivo siempre se recomienda entrenar durante todo el año y mantener una dieta equilibrada.
El cuerpo siempre busca la manera más eficiente de mantener la buena salud. Nuestro comportamiento del día a día reflejará de una manera decisiva cómo funcionará nuestro organismo. Los cambios radicales que uno proporciona a su cuerpo, a su estilo de vida, o a su salud, no son interesantes para nuestra calidad de vida. Estos cambios deben ser hechos con cautela, inteligencia, sentido común y conocimiento. Más que plantear la dieta del biquini o del bañador, uno debería fijarse en mejorar su calidad de vida en general aplicando las buenas costumbres, pero dando el tiempo apropiado al organismo para que tenga una eficiente adaptación a los cambios ofrecidos.
No me canso de decir que las cosas deben ser hechas con cabeza, inteligencia y paciencia. Cuando no dominamos algún tema debemos buscar ayuda. Es un verdadero peligro hacer las cosas de oídas. Nunca debemos utilizar la información de los demás referentes a la salud. Lo que sirve para otras personas puede que no sea lo ideal para nosotros, principalmente si dicha información no tiene un fundamento científico. En los temas que involucran dieta, entrenamiento y reducción de peso, lo ideal es siempre hablar con especialistas. Las personas no son conscientes de los peligros que entraña empezar programas desequilibrados para bajar de peso. La sensatez es una de las cosas más importantes en lo que se refiere a la salud. Es esencial mantener un buen equilibrio en el estilo de vida; seguir una dieta equilibrada y practicar actividad física es una de las mejores medicinas de prevención que uno puede tener. Este es uno de los pilares básicos de la buena salud. Con velocidad, nervios y desesperación no se consigue nada bueno.
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