Todos sabemos que la práctica deportiva es algo que nos ayuda a tener una
mejor calidad de vida, siendo una importante herramienta de medicina cautelar para la
prevención y tratamiento de
muchas enfermedades. Dentro de estas enfermedades se encuentran la depresión,
la ansiedad, el estrés, la obesidad, las cardiopatías, etc. Todas estas
enfermedades y muchas otras podrían ser evitadas si mejoramos nuestra actitud
frente a la vida.
En este artículo quiero plantear ese tema desde un punto de vista
diferente. Es sabido de la ingente cantidad de ayuda que la actividad física
puede proporcionar frente a muchos problemas que pueden ser perjudiciales como
es el estrés, la ansiedad, o la depresión. También sabemos que estos problemas
pueden provenir de la incapacidad de algunos individuos en gestionar sus emociones.
Ya sea de una manera o de otra, todo dependerá
del cerebro.
Al referirnos a los ejercicios físicos como herramienta para mejorar
nuestras capacidades físicas y emocionales, es importante tener en cuenta que
ese entrenamiento debe empezar antes de los movimientos destinados a los calentamientos físicos; es decir, si la
mente no está preparada para la práctica del ejercicio físico, el cuerpo no responderá
con total exactitud para el mejor rendimiento, además de que se podrá fomentar
una que otra lesión.
De otra parte, es importante que incorporemos a nuestra índole el
pensamiento positivo, la buena energía, y las ganas de vivir intensamente. Es
fundamental recordar que los músculos de nuestro cuerpo también son controlados
por nuestro cerebro (lóbulo frontal); por este motivo, una actitud positiva
antes de empezar una sesión de ejercicio físico nos proporcionará gran ventaja en
el camino del éxito dentro del entrenamiento. Esa positividad se extenderá a nuestro día a día y, de esa manera,
tendremos los medios fundamentales para inhibir algunas clases de enfermedades,
como la depresión, la ansiedad, el estrés, y muchas otras.La práctica de actividad física nos proporciona una gran liberación de
neurotransmisores que se encargan de inhibir el cortisol (hormona del estrés),
además de estimular otros neurotransmisores que nos ayudan a tener
tranquilidad, alegría y más ganas de hacer ejercicio y de movernos, pero estos neurotransmisores
también pueden ser estimulados en la ausencia de entrenamiento físico, por vía del pensamiento positivo y de la
buena energía. La química del cerebro
puede ser alterada por el pensamiento, tanto positivo, como negativo y, cuando
eso pasa, experimentaremos las mismas sensaciones que nos son proporcionadas
cuando hacemos ejercicio o cuando
estamos enfadados, deprimidos o desanimados.
Las personas que son negativas normalmente tienen la autoestima baja, se
deprimen fácilmente y pasan el día protestando por todo. Estas personas se
suelen quejar de pérdida de memoria,
pues la depresión propicia este hecho, además de provocar una pérdida de interés
por las cosas de la vida. Todo
ello desequilibra la química de nuestro
cerebro y desestructura nuestra morfología. Afortunadamente, la mayor parte de
las personas que practican ejercicio con regularidad son positivas y, en general, no padecen enfermedades.
Si queremos que nuestro rendimiento físico mejore, es fundamental que
mantengamos un buen equilibrio psicológico, también dentro de nuestras vidas; y esto
engloba tener una buena noche de sueño, despertarse temprano, tener una alimentación equilibrada,
hacer las actividades del día con ganas e interés, desarrollar acciones que nos
proporcionen placer, tener y estar con los amigos, aprender a compartir,
mejorar la autoestima, aprender a escuchar, no gritar para hablar y, una de las
cosas más importantes, nunca olvidarnos de sonreír. Al tener en cuenta todas estas
cosas, nuestra vida cambiará de forma positiva, nuestra salud mejorará y practicar
actividad física será bastante más fácil, además de que los resultados vendrán
de una forma inminente.
Para mejorar el rendimiento físico, ya sea dentro de un entrenamiento o no,
cuidar del cerebro es fundamental, al igual que a nuestro cuerpo. Los dos deben
estar siempre en consonancia y equilibrados. Es importante tener cuidado con
las bebidas alcohólicas, las drogas, con la desmesura en la alimentación, con
el abuso de las grasas, la falta de agua y de reposición de líquidos
(rehidratación), y tener un especial cuidado con todos los tipos de excesos,
incluso los de entrenamiento. Normalmente cuando nos referimos a los cuidados,
enfocamos la atención hacia la prevención de enfermedades conocidas o de
las lesiones; pero desde este texto, quiero enfocar esa atención hacia los cuidados que debemos tener con nuestro cerebro, pues es el
único órgano que no es reemplazable, además de ser “el gran jefe”.
De acuerdo con nuestras actividades diarias y nuestro estilo de vida, nuestro cerebro se adaptará en función de
los estímulos que le proporcionemos. Dichos estímulos ayudarán al encéfalo
a dibujar las líneas de actuación de nuestro organismo, proporcionándonos o no
una mejor calidad de vida; por este motivo, nuestras acciones pueden tener
consecuencias importantes, tanto positivas como negativas.
Cuando practicamos actividad física, el cerebro puede facilitarnos mejores
resultados en el entrenamiento por vía del pensamiento positivo y de conquista.
No es lo mismo empezar una sesión de entrenamiento estando estresado que
estando tranquilo. No es lo mismo entrenar con tiempo que estar con los minutos
contados. Tampoco es lo mismo empezar a entrenar estando feliz y con
pensamiento positivo, que estando enfadado manteniendo una gran negatividad en
el cuerpo.
También es cierto que, en algunas sesiones de entrenamiento con pesas, es
importante echar la “mala leche” hacia fuera, pero son cosas que hacen parte de
un entrenamiento y que son positivas
para ese momento del ejercicio, lo que no quiere decir que la persona en
cuestión sea nerviosa o estresada. De otra parte, para que los ejercicios
puedan ayudar a las personas en el combate
de las enfermedades, es fundamental que sepamos ocuparnos de nuestro
cerebro debidamente, de manera que podamos proporcionar a nuestro cuerpo los
mejores resultados de los estímulos que otorgamos al encéfalo por medio de los
pensamientos y de las acciones de nuestro día.
Mejorar nuestra calidad de vida por medio del ejercicio no es algo que
conseguiremos solamente dentro del gimnasio mientras entrenamos, sino que las
actitudes del día a día contarán mucho para que podamos tener éxito en esta
misión, al mismo tiempo que podamos lograr los mejores resultados en la lucha
contra las enfermedades y en la búsqueda de una mejor salud. Este es un hecho
que dominaremos más fácilmente ejercitando el control de nuestra mente con
buenos pensamientos y positividad frente a los hechos de la
vida.
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