martes, 16 de abril de 2013

LA ADICCIÓN A LA ACTIVIDAD FÍSICA



Es sabido que practicar ejercicio físico es  fundamental para fomentar una buena calidad de vida. Estando libres de enfermedades importantes que puedan interrumpir los procesos naturales de la vida de un individuo, la actividad física acompañada de una alimentación balanceada son los cauces básicos  para que una persona pueda tener una vida sana  y disfrutar de una vejez saludable; pero no todo lo que brilla es oro.
Desafortunadamente, algunas personas  al empezar un programa de entrenamiento  se animan con los buenos resultados  y entrenan más y más, perdiendo la mesura y el equilibrio entre entrenamiento / alimentación / descanso / trabajo / vida personal / placer  y enfocan su vida al culto al cuerpo. Cuidar el cuerpo no es malo; lo malo es no saber dónde está la equidad, y es en este momento en el que aparece la adicción al entrenamiento. Cuando hablamos de adicción enseguida pensamos en los efectos de las drogas, pero hay algunos tipos de adicción que muchas veces  no  detectamos aun estando delante de nuestros ojos. En el caso de las personas que no son atletas, la adicción al entrenamiento es algo que debemos tener en cuenta. Son muchos  los  cambios bioquímicos que ocurren en el cerebro de las personas que padecen esta clase de adicción y, debido a ellos, podemos apreciar claramente el  descontrol de las mismas en las sesiones de entrenamiento, ya sea dentro de un gimnasio o  en la calle, debido a la excesiva cantidad de tiempo que pasan entrenando, normalmente careciendo de un plan y de la información de los profesionales.
No es lógico que una persona que no se dedique al deporte profesionalmente entrene diariamente  4,  5, o más horas. Este hecho es más habitual de lo que podemos imaginar. Muchas personas van al gimnasio y entrenan pesas durante hora u hora y media y, acto seguido, hacen varias clases de gimnasia seguidas. Si partimos desde el sentido común nos preguntamos: ¿qué necesidad hay de gastar tantas horas dentro de un entrenamiento descontrolado donde existe una clara falta de objetivos?
Con mucho menos tiempo es posible hacer un estupendo entrenamiento.
Normalmente, las personas que no se dedican al deporte y que entrenan de esta forma lo hacen por  desinformación y desconocimiento. El cerebro reconoce el sobreentrenamiento  como algo peligroso y se pone en guardia para que esa mala praxis no afecte la salud del cuerpo.
“En la existencia de sobreentrenamiento, el ejercicio físico cambia el núcleo  de las células. El resultado de ese cambio  puede ser la fatiga y la reducción del rendimiento físico. En el periodo de recuperación la parte más interna de las células recupera  su condición homeostática. Mismo después de esta fase el proceso de regeneración sigue, lo que da lugar a un reequilibrio celular. El entrenamiento siguiente no debería ocurrir hasta que ese reequilibrio acontezca, pero desafortunadamente no siempre  ocurre así.
El riesgo de fatiga crónica  aumenta cuando, en los deportes o en la actividad física, se trabaja con ingentes cantidades de entrenamiento y con intensidades muy importantes. Las cargas del trabajo deben ser aumentadas gradualmente con el tiempo, porque si no hay  respeto al principio de sobrecarga, puede producirse el sobreentrenamiento. Si la sobrecarga es alta y el atleta no pasa por un periodo de  adaptación ni de recuperación, es muy probable que éste se convierta en sobreentrenado. En todo ese proceso uno de los principales problemas es la acumulación de fatiga”. (1) Si esto pasa con atletas, en situaciones como estas, ¿qué  pasará con las personas que no se dedican al deporte?

En estas situaciones  muchas personas se asustan y pasan a utilizar el sentido común buscando la información fidedigna de los entrenadores, y empiezan un programa de entrenamiento controlado y equilibrado; pero hay muchos otros casos en los  que, por no querer dejar de practicar estas actividades de la manera que tanto les gusta, buscan una ayuda equivocada y sucumben a las drogas (estimulantes, anabolizantes, etc.) como una fuente de auxilio, siendo más bien lo contrario. Con respecto a la actividad física, puede haber adicción con o sin la utilización de las drogas; la diferencia es que se producen efectos distintos, pero en ambos casos los efectos serán perjudiciales.
Es importante recordar que la adicción, no importa cual, proporciona muchas perturbaciones cognitivas.  Los sistemas cerebrales, los neurotransmisores, los sistemas de recompensa mesolímbico (principales vías del sistema nervioso central), son cruciales en el desarrollo de las manifestaciones  adictivas.
Los neurotransmisores son las sustancias químicas naturales que se responsabilizan de la actividad cerebral: de las emociones, de la motivación, de los instintos, etc. Son sustancias fundamentales en el orden del estado de  ánimo, pudiendo  provocar euforia o inapetencia. Los estados de excitación extrema, provenientes de conductas de estimulación como practicar  ejercicio físico de manera desmesurada o la utilización de drogas,  afectan a los neurotransmisores de manera que el cerebro pasa a producirlos en exceso. Estos cambios pueden ser nefastos y contribuyen de manera significativa  a un desequilibrio bioquímico.
Las personas adictas al ejercicio físico normalmente acuden a clases donde hay música alta, coreografías excitantes, etc., y eso ocurre debido a una ingente liberación de dopamina, que es un neurotransmisor predominante en las áreas del sistema de recompensa mesolímbico: respuestas de euforia y de la estimulación en el cerebro.
En su entrenamiento, estas personas nunca dejan de trabajar su sistema cardiovascular y son capaces de pasar mucho tiempo dentro de la sala de pesas con el fin de entrenar su musculatura. Esto facilitará una gran liberación de endorfinas, que son neurotransmisores que se producen en las áreas mesolímbicas (una de las vías dopaminenérgicas en el cerebro, principales vías del sistema nervioso central)  y mesocorticales (vía de neuronas que conectan el área ventral tegmental a la corteza cerebral, y principalmente el lóbulo frontal) mediante  las respuestas a los estímulos dolorosos, la regulación de la temperatura, y la ingesta de agua y alimentos. También se implican en las respuestas adictivas el acido gama amino butírico (GABA), la amígdala y el bulbo olfatorio, el telencéfalo ventral y el globo pálido.

En el proceso de la adicción, el cerebro puede dividirse en dos vías neurológicas: el cerebro racional y el cerebro primitivo, lo que en otras palabras se denomina el cerebro dual. En los procesos de adicción, el cerebro dual hace más fácil la comprensión de la actividad neuroquímica en el transcurso  de la adicción. El cerebro racional corresponde a la corteza cerebral que desarrolla las funciones intelectuales. Se encarga del análisis racional. Esta área es afectada por el sistema delusional de la adicción, que es un conjunto de pensamientos adictivos que, junto con el cerebro primitivo, confabulan  para mantener el proceso adictivo (negación de la adicción). El cerebro primitivo controla las zonas mediadoras de las emociones, el estado anímico, la generación del instinto de supervivencia, la regulación corporal, etc. Es el área de las funciones vitales y está directamente implicada en el desenvolvimiento de la adicción, y es donde encontramos los desequilibrios bioquímicos responsables de la coacción, la memoria eufórica y los deseos inconscientes. Allí están las vías de dopaminas, de endorfinas, y el sistema de recompensa cerebral. El sistema de recompensa se encarga de intervenir en las contestaciones de las condicionantes  a los estímulos, produciendo retribuciones  bioquímicas para las repuestas adecuadas. La estimulación excesiva de ese sistema, afecta a las personas inclinadas a la adicción y les  propicia  cambios bioquímicos permanentes de  manera que  se altera su actividad  y la respuesta a los estímulos ambientales. Este es el proceso más importante involucrado en el desarrollo de la adicción. El área ventral tegmental, el núcleo accumbens, la corteza prefrontal, y el hipotálamo lateral, son núcleos cerebrales  y están conectados entre sí por un circuito llamado circuito reforzador límbico-motor, que se relaciona con la motivación (límbico), y locomotor (motor). Estas son las partes del cerebro que forman el sistema de recompensa.
Cualquier clase de adicción es perjudicial y, según el tipo y el grado, puede empeorar. Es importante que sepamos algo de lo que pasa en nuestro cerebro cuando nos referimos a esa enfermedad, ya sea al tabaco, a las drogas, al alcohol, a los anabolizantes, a los estimulantes, al sexo, al juego, a la adrenalina, a la actividad física, o a cualquier otro elemento que nos produzca la adicción. Igual de importante es saber que la adicción tiene tratamiento, siendo fundamental que las personas que se dan cuenta de que algo raro está pasando en su vida, cambien de enfoque y busquen ayuda, pues  la adicción es cosa seria y necesita ser tratada.

 1. El blog del Dr. Sergio Simphronio (El corazón y el sobre entrenamiento)



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