Hace muchos años atrás gran
parte de las informaciones relacionadas con la actividad física eran muy difusas,
pero con el tiempo se han realizado muchas investigaciones con el objetivo de sacar
a la luz una gran cantidad de conocimientos que nos están facultando la
posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida. Dichos conocimientos nos están
permitiendo ser cada vez más específicos en la búsqueda de soluciones para la
consecución de los mejores resultados en las acciones deportivas. Desde luego
no me estoy refiriendo solamente a las mejores técnicas para entrenar sino, y
también, al incremento de los
conocimientos direccionados a los cambios bioquímicos que ocurren en nuestro
organismo, resultado de procesos metabólicos complejos conseguidos con la unión
del entrenamiento físico, la alimentación y el descanso.
Existen matices que son muy
relevantes, principalmente cuando fomentamos cambios metabólicos importantes
como por ejemplo los que ocurren cuando
practicamos ejercicio físico. El ejercicio físico es un antioxidante
natural al igual que el sueño (dormir). Tal es la importancia de ambos, que son
capaces de reponer el ADN celular, mejorar el sistema inmunológico y producir
una notable mejoría en nuestra salud.
Los antioxidantes son como “recogedores
de basura” que se encargan de eliminar los radicales libres de nuestro
organismo. Al mismo tiempo, también existen los antioxidantes exógenos, que podemos encontrar en algunos alimentos que
ingerimos. En las verduras y frutas se denominan “Fitoquímicos”.
Estamos acostumbrados a oír
hablar del estrés oxidativo en los temas referentes a la alimentación o la
vejez, pero es importante saber que según la manera en la que una persona
entrene físicamente, ésta también podrá fomentar en su organismo el estrés
oxidativo.
El ejercicio físico origina
naturalmente y de manera importante los radicales libres de oxígeno que
colaboran en la acción del daño a
distintas moléculas en el organismo. En los alimentos existen numerosos compuestos
orgánicos y químicos. Debido al metabolismo, nuestro organismo realiza procesos
de oxidación donde el combustible, que es la glucosa (azúcares), es oxidado con
moléculas de oxígeno que resulta en la liberación de energía y desechos
denominados radicales libres. Estos radicales libres pueden producir destrucción tanto a nivel intracelular en el
ADN, como a nivel sistemático, arterial,
cerebral, etc.
Para solventar esa situación
el organismo tiene varios protocolos de
procedimiento para estimular su defensa, entre ellos, los sistemas
antioxidantes no enzimáticos (la vitamina E y la vitamina C). El problema
ocurre cuando la producción de radicales libres supera la capacidad del
organismo en antioxidar, generando con
ello un desequilibrio que tiene como resultado el estrés oxidativo y, en consecuencia, el daño celular. Esto ocurre
con la práctica deportiva. Los últimos estudios han comprobado que la
ocurrencia del estrés oxidativo en el ejercicio físico es más común en los
entrenamientos de alta intensidad de esfuerzo que en los entrenamientos de
larga duración. Eso también puede ocurrir con mayor facilidad a los individuos
poco entrenados o que estén en baja forma física, pero no quiere decir que no les
ocurra a las personas que tengan un buen
nivel de entrenamiento físico. Además del nivel de esfuerzo en el
entrenamiento, puede existir una relación muy directa con la dieta, el aporte hídrico
y el descanso del individuo.
Los radicales libres también
están directamente relacionados con muchas enfermedades como la Fibromialgia,
el Cáncer, la Arteriosclerosis, etc., estando también directamente relacionados
con otros procesos biológicos como la vejez. Estos fenómenos de oxidación por radicales libres están en el
origen de muchas enfermedades.
Las personas que son
conscientes de que su entrenamiento es de alta intensidad, además de tener una buena dieta que sea
equilibrada y rica en antioxidantes, deben tener en cuenta que ésta sea capaz
de reponer el gasto energético causado
por el ejercicio físico. De no ser así, es fundamental tener una suplementación
que consiga mantener su organismo en un
estado óptimo, sobre todo que pueda fomentar la recuperación de los niveles
normales de los antioxidantes.
Los antioxidantes también
son fundamentales, pues son los que propician las respuestas de defensa al
existir una elevada concentración de radicales libres en el organismo. Inhiben o retardan la oxidación de las
moléculas, neutralizando estos radicales libres, evitando así las lesiones de
tejidos. En el caso de existir sobreentrenamiento, que es una situación de
oxidación continuada y es un contexto que produce una ingente cantidad de
radicales libres, tiene como resultado la fatiga crónica.
La expresión antioxidante se
refiere a las sustancias que consiguen evitar los daños producidos por los
radicales libres a las membranas celulares. Estos cambios se relacionan con
enfermedades degenerativas y el envejecimiento. La actividad física intensa
aumenta la tasa de oxidación celular aumentando, en consecuencia, la producción
de los radicales libres, y este hecho puede ser prevenido con el incremento de
la ingesta de antioxidantes como la vitamina C y E, sea vía suplememntación o
por medio de un incremento en la ingesta de verduras y frutas.
Es fundamental que seamos
conscientes de que la práctica del ejercicio físico es una de las mejores
acciones que uno puede realizar para la prevención de enfermedades, del
envejecimiento y para fomentar una vida sana, pero es fundamental que esa
acción sea desarrollada con conocimiento e inteligencia. Desde luego, no
podemos descuidar los importantes cuidados que debemos tener en la práctica del
ejercicio físico. La actividad física es una interesante vía para proporcionar
salud, y cuanto más conozcamos sus recovecos, mejores serán los resultados que
lograremos.
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